Parashat Koraj 2 de
Tamuz 5785 No 1515
Confusión
espiritual
Rav
Ziv Rave (reimpresión)
Imaginemos
que algo parecido a la controversia de Koraj y su
congregación ocurriese en nuestros días: ¿Acaso
nos hubiésemos conmocionado
porque alguien discrepa con el más grande talmid jajam (erudito
del
estudio de
El argumento central de Koraj es la confusión del mundo
espiritual. “¡Demasiado es para ustedes! Pues en la asamblea
entera todos son
santos, y el Eterno está entre ellos, ¿y por qué
ustedes se señorean sobre la
congregación del Eterno?” (Bamidvar 16:3). La confusión
del orden interno de la
realidad no es solamente una tergiversación, sino que es el
borrado de los
órdenes Divinos de la realidad. Esos órdenes son
sustituidos por algo inventado
o parcial, obra del hombre. El argumento de Koraj que “la asamblea
entera todos
son santos” se desentiende de la esencia espiritual intrínseca
del sacerdocio,
de la elección Divina de Aharon y su descendencia, del nivel
espiritual que se
adquiere con la labor y el esfuerzo, como las virtudes y el nivel de kdushá
(santidad) de Aharon. Su argumento de “por qué ustedes se
señorean” es una
queja en cuanto a la posición que Moshé “le
acomodó” a su hermano. La premisa
básica es que todos son adecuados para ser Cohen Gadol
(Sumo Sacerdote).
En lo profundo, Koraj discrepa con toda
“Cuando D’s le dijo a Moshé (Bamidvar 8:6): ‘Toma a los leviitas
de entre los Hijos de Israel y purifícalos, y así les
harás para purificarlos…
y que pasen navaja sobre su carne’, enseguida le hizo así
también a Koraj.
Volvió Koraj al pueblo, y nadie lo reconocía. Le dijeron,
¿quién te hizo así?
Les contestó, Moshé así me hizo. Y no solo eso,
sino que también me tomó por la
mano y el pie y me elevó a los cuatro vientos, y me dijo que
ahora soy puro. Y
trajo a su hermano Aharon y lo adornó como una novia, y lo
sentó en el Oel
Moed (Tienda de Reunión). Enseguida comenzaron a agitar al
pueblo los que
odian a Moshé. Dijeron: Moshé es rey, su hermano Aharon
es Cohen Gadol,
y sus hijos son sacerdotes, y hay que traerle al Cohen
La confusión espiritual siempre genera quejas y controversias en
contra del que su mundo y su camino le son claros y absolutos. Hoy en
día, las
naciones del mundo gracias a la confusión espiritual fruto del
cristianismo se
presentan en contra nuestro con argumentos “Korajitos”, y
también logran
enrolar a los débiles de espíritu dentro nuestro. La
mayoría de los misiles del
enemigo dirigidos por satélites están orientados a
confundir la identidad
israelí original. Mucho dinero, presiones internacionales y
esfuerzos
diplomáticos, académicos, de prensa y similares son
invertidos en encaminar
nuestra identidad en direcciones ajenas.
Si no se reconoce que D’s “nos eligió de entre los pueblos, y
nos
entregó Su Torá”, entonces la alternativa
occidental tradicional invade
los corazones. Según su versión el mundo es un “pueblo
global pequeño”, “no hay
diferencia entre un pueblo u otro, entre un judío y un gentil”,
“una tierra es
sólo cuestión de símbolos” y similares. Cuando la
confusión se difunde, el
judaísmo se ve como “racismo”, Am Israel (el Pueblo de
Israel) es un
“conquistador opresor”, la lucha de los árabes es
“legítima”, Ierushalaim es
“santificada para las tres religiones”. Así, también
hechos que fueron
determinados en la práctica mientras estuvimos en el exilio, a
pesar de que son
críticos para la esencia de nuestra vida y nuestros lugares
santos, debemos
aceptarlos.
La confusión de Koraj volvió a aparecer por segunda vez
con el
cristianismo. Pero la influencia se difundió mucho más
allá que dentro de Am
Israel. Todas las bases del argumento de Koraj se encuentran en esa
religión, pero ahora en cuanto a la Sgula (esencia
espiritual
intrínseca) de Israel y el culto a D’s. Explica el Rav Kuk
(Israel UTjiato 15)
que “el llamado (de esa persona) a todos los pueblos, que se encuentran
sumergidos en todo el barro de la impureza, en todas las profundidades
de la
maldad y la ignorancia, en los abismos de la oscuridad más
horripilante: ‘Todos
ustedes son santos, todos ustedes son hijos del dios, no hay
diferencias entre
un pueblo u otro, no hay un pueblo santo elegido en el mundo, toda
persona es
igualmente santa’ – eso es el Korajismo en la humanidad, que es el
Kainismo
nuevo (de la raíz de Kain, que ofreció un sacrificio a
D’s cuando en su corazón
moraba la capacidad de asesinar), del que sufre el hombre, del que ‘la
tierra
se tambalea de un lado a otro como un borracho, y se columpia de
acá para allá
como una hamaca, y la trasgresión cometida le pesa, y
caerá y no volverá a
levantarse’ (Ishaya 24:20), hasta que sople el día y ‘el Eterno
castigará a las
huestes del alto cielo, y a los reyes de la tierra sobre la tierra’
(Ishaya
24:21)”.
A continuación surgió también la confusión
del islam, que inventó
una alternativa humana distinta (véase el comentario de Rasa”g a
Daniel 7:7).
Esas dos religiones pretenden acercarse a D’s por un camino que
Él no ordenó,
como Koraj que quiso ser Cohen Gadol. Pero “el hombre que el
Eterno
escoja, ése es el consagrado” (Bamidvar 16:7). Un culto
superficial como ese
sólo aumenta el deterioro interno, y las teorías
espirituales le proporcionan
legitimación práctica.
En un mundo en el que la verdad es escasa, la mentira levanta
cabeza. Frente a todos los intentos de confundir, nos fortaleceremos
con el
clamor de Koraj desde el Geinom (Infierno) al que
descendió: “Moshé es
verdad, y su Torá es verdad, y ellos (Koraj y su
congregación) son
mentirosos” (según Baba Batra 74A).
Hay muchas personas que
dicen: “La situación es difícil, tiempos malos. Casi
todos los días alguien es
asesinado. Es difícil seguir soportándolo”. En efecto,
“tiempos malos”, pero no
una mala época. La época es una muy buena, pero hay en
ella también días
difíciles. Como un firmamento celeste en el que brilla el Sol,
pero con una
nube. La nube no logra opacar el celeste del cielo, pero el cielo
tampoco anula
la nube. La muerte se pasea, es llevada por esos asesinos, la resaca
del género
humano. La muerte va de ciudad en ciudad, de calle en calle, de persona
a
persona. ¿Cómo seguir resistiendo?
En efecto, es muy duro. A veces la vida es dura. Este
mundo no es un parque de entretenimientos. Así está
escrito en el primer
capítulo del libro Mesilat Iesharim: Existen en este
mundo dificultades
de todo tipo – económicas, familiares, sentimentales, sociales.
También hay
dificultades morales-espirituales, con el Ietzer HaRrá
(mal instinto)
que hostiga y abusa.
Hay dificultades en el ámbito nacional: Económicas,
sociales, militares y de seguridad interna. La guerra es muy dura, pero
la
penuria más grande, que incluye en ella a todas, es la galut
(exilio).
Es una penuria terrible, indescriptible. La galut es la
dificultad que
incluye a todas: El Holocausto, Pogromos, persecuciones
económicas, terrible
pobreza. Ahora, gracias a D’s, ya no estamos en la galut:
Tenemos
dificultades, pero no dificultades de galut. La guerra es dura,
pero así
es este mundo – colmado de batallas. Las personas son insensatas:
¡Matan a sus
prójimos! Son violentas. En los últimos 50 años,
estamos en una etapa de
luchas. Hace 50 años no había guerra, pero había
algo mucho peor: Pogromos. Uno
de los bandos lucha, y el otro bando no puede defenderse en lo
más mínimo.
Guerra en vez de Pogromos es un gran avance. Nuestros
sabios dicen que en la época del Meshiaj (El Redentor)
habrá guerras
(Sanhedrin 97A), y explica Rashi: “Luchas entre nosotros y los
demás pueblos”.
La Guerra de la Independencia, la Campaña del Sinai, la Guerra
de los Seis
Días, la Guerra de Iom Kipur, el terror, la Guerra del
Líbano, la Guerra de
Desgaste, la Guerra del Terrorismo; todo tipo de guerras que son una
única y
gran contienda.
Guerra, es algo duro: Muertos, heridos, y heridos en
el corazón. Si uno es asesinado – 200 se transforman en
desgraciados: Familias,
amigos, conocidos...
La guerra cambia de aspecto. Hay guerras rápidas, de
un solo gran golpe, doloroso. Y hay guerras de continuidad, en las que
el dolor
es acumulativo. Esa es nuestra situación ahora, que desde cierto
punto de vista
es más difícil, y debemos procurarnos un mecanismo de
defensa psicológico.
Tenemos la esperanza que en el día de mañana el gobierno
decida poner fin al
terrorismo de una vez, y lo extermine totalmente. No es difícil
para nuestro
ejército, pero es necesario que sea dada la anhelada orden de
tres palabras: “¡Exterminar
al terrorismo!”.
Pero mientras tanto hay que estar listos, ya sea desde
el punto de vista práctico, tomando las precauciones necesarias
para evitar
atentados, y también desde el punto de vista psicológico:
Hay que estar listos
a resistir y soportar, en caso de atentados. Y por supuesto que no
consentimos
en lo más mínimo con la situación, D’s no lo
permita.
Nuestro gran Rav, el Rav Tzvi Iehudá HaCohen Kuk, en
su último año de vida, a la salida del Shabat
repetía la misma
expresión, con gran vitalidad: Después del Pecado del
Becerro de Oro, nuestro
Rav Moshé no pierde los estribos, sino que tiene “nervios de
acero”. Por lo
visto, él vaticinaba que vendrá una etapa en la que nos
harán falta “nervios de
acero”. Gracias a D’s, tenemos “nervios de acero”, sin ningún
lugar a dudas. Y
debemos tener más.
Las fuerzas para tener “nervios de acero”, emanan de
“nervios de alma”, “nervios de fe”. Fe en el Señor del mundo,
que no abandonó a
Su pueblo. Fe en Am Israel, que es una nación kdosha
(santa). Fe
en esta generación, que es una generación elevada y
excelente, con fuerzas
descomunales. Fe en la gueulá (La Redención). Fe
en que llegó el
momento, que la tercer gueulá ya comenzó, y no
habrá otra galut
(ver Orot, Pág. 77). Entonces, nosotros ahora estamos tomando
parte de la
última batalla del destino del género humano. Estamos
luchando por el
destino de Am Israel, de toda la humanidad, y por la
revelación del
Nombre de D’s en el mundo. Esa es la última batalla.
Por eso no hay que extrañarse que demonios de todo
tipo traten de confundir y corromper. No es extraño que estemos
presenciando
los últimos estertores agónicos de la maldad mundial. La
última batalla es la
más difícil, es la síntesis y el resumen de todas
las luchas anteriores. “¡Pero
entonces, es terrible!”. No. D’s nunca pone una persona en una
situación
difícil que ella no es capaz de enfrentar. Nosotros somos
capaces, nosotros
resistimos, y también resistiremos.
Si somos conscientes que se trata de la última
batalla, nos colmamos de valentía y fuerzas.
¡Cuántos judíos soñaron ser
partícipes de la última batalla! ¡Cuánto
habrían sido capaces de entregar por
eso! ¡El Ramba”m y Rashi habrían sido capaces de entregar
una fortuna para
participar de la última batalla!
Cuanto habrían dado los judíos en los campos de
concentración para participar de la última batalla. Ellos
eran valientes,
lograron escapar de esa pesadilla llenos de vigor y fe, y llegaron
aquí a
asentar Eretz Israel. Por lo visto, el Holocausto es parte de
la última
batalla. Hitler, maldito sea su recuerdo, vio que Am Israel
vuelve a
cobrar vida, y enroló a todas las fuerzas del mal para luchar
contra nosotros.
Pero como mencionamos anteriormente, en el Holocausto solo un bando
luchaba:
Eso fue una catástrofe, una vergüenza. Ahora, es una
batalla propiamente dicha:
Cuando nos atacan, les devolvemos.
Hay quienes dicen que no devolvemos, y así parece a
primera vista. Puede ser que lleve algún tiempo entender que es
perfectamente
moral devolverle al enemigo. “Toda cosa que tiene contacto con el
fuego, la
haréis pasar por el fuego” (Bamidvar 31:23). Somos un pueblo de
paz, que ama la
paz y la persigue. Tenemos la tendencia de confiar en las personas,
incluso si
son malvadas. Por supuesto que el mundo será corregido con el
Reinado Divino,
pero no hoy. Es muy peligroso ser inocente e ilusionarse que el
anhelado futuro
ya llegó, soñar que pérfidos malvados se han
transformado en buenas personas.
Es una inocencia que nos cuesta sangre. Hay que acostumbrarse a la idea
que
está permitido devolver con todas las fuerzas.
El conocimiento que nos encontramos en la última
batalla nos llena de vigor y valentía. Estamos preparados a todo
lo que
acontezca. No sabemos cuánto va a llevar esta batalla, la
última, en la que
todos somos partícipes, soldados y civiles, hombres, mujeres y
niños, jaredim
(ultraortodoxos) y sionistas. ¡La última batalla!
También les decimos a
nuestros hermanos en la galut: ¡Vengan a Eretz Israel,
por su
bien, y también para participar en la última batalla!
Sean soldados en ella, y
si ya excedieron la edad de enrolamiento, no importa, porque en la
última
batalla todos son partícipes, incluso los ciudadanos, incluso
los estudiantes
de ieshivot jarediot que no se enrolan. Por supuesto, hay
niveles
distintos de enrolamiento y participación.
En la última batalla, son necesarios “nervios de fe”,
una fe muy fuerte, fe en la Torá, fe en Am Israel,
fe en la gueulá
– que todos ellos son anexos de la fe en D’s. D’s es uno, y Su nombre
es uno, y
Él no abandonó a Su pueblo, y está con nosotros en
todo lugar. También en la galut,
y por supuesto en la última batalla. Esta batalla es librada en
varios planos
al mismo tiempo: En el plano bélico, nos atacan con armas. Y en
el plano
psicológico, intentan confundirnos y arguyen: “Esta tierra no
les pertenece.
También si ustedes dicen que así es, no lograrán
poseerla. ¿Qué harán contra
todo el mundo? Ustedes ya han perdido la contienda, ríndanse.
Los haremos
sufrir hasta que hagan lo que queremos...”. Ya conocemos esos discursos
del Ietzer
HaRrá. ¡También él se enroló en
las filas del enemigo en la última batalla!
Preferimos
no luchar, pero si hay necesidad – ¡que sea en la última
batalla!
Meorot
HaShabat
El cometido
de esta sección es familiarizar a los
lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno
debe aconsejarse
con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los
detalles de las
numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no
limitarse a lo
escrito en esta sección.
Kidush
Beber
sin interrupción
La
cantidad de vino anteriormente mencionada que es obligación
beber de la copa
del Kidush, debe ser bebida sin ninguna interrupción
importante, es
decir no debe demorarse en su bebido – desde que comienza a beber hasta
que
termina – más que lo que lleva “beber un reviit” [1].
Y por
lo menos no debe demorarse demasiado, más de lo que lleva “comer
un pras” [2],
porque
si se demora más que eso, lo que bebe al principio no se suma
con lo último
para completar la cantidad necesaria de “melo lugmav”, y es como
si no
hubiese bebido todo ese volumen[3].
Bebido
del vino por los que escuchan
Hay
que cuidarse que el que recita el Kidush él mismo beba
toda la cantidad
de vino necesaria, es decir, “melo lugmav”. Pero si el que
recita el Kidush
no puede beber toda esa cantidad él mismo, por ejemplo, porque
el vino
perjudica su salud, el que recita el Kidush beberá
sólo un poco de vino,
y la cantidad necesaria será bebida por alguno de los que
escuchan el Kidush
de él para cumplir con su obligación[4].
No
bebieron suficiente
Si
el que recita el Kidush no bebió la cantidad necesaria
de “melo
lugmav”, ni tampoco ninguno de los que escucharon el Kidush
de él
bebieron esa cantidad, no cumplieron con su obligación de Kidush[5].
[1]Esa es la cantidad que una persona común se demora
en beber reviit,
cuando no lo bebe de una vez sino que de dos tragos, como corresponde
según la
buena educación (Shuljan Aruj, 210, Shaar HaTziun inciso 11).
[2]El lapso “para comer un pras” hay quienes dicen que es 2
minutos, y
hay quienes opinan que es 4 minutos (Shiurin Shel Torá, Shiurei
HaMitzvot
inciso 30).
[3](271, Mishná Brurá inciso 68, Shaar HaTziun
inciso 69, Kaf HaJaim
allí inciso 83). Porque incluso según las opiniones que
dicen que si se demora
más que lo que lleva beber reviit se suma todo lo que
bebió, de todas formas si
se demoró más de lo que demora comer un pras, no se suma
lo primero que bebió
con lo último.
[4](allí, inciso 14, Mishná Brurá
inciso 73, Biur Halajá comienza
veiesh omrim dekeivan, Biur Halajá comienza sheim lo taam, Kaf
HaJaim allí
inciso 86 y 92).
Y escribió Mishná Brurá (allí) que si ya lo
hizo,
coincidieron muchos de los Ajaronim que incluso si el que recita el
Kidush no
bebió “melo lugmav” ni tampoco ninguno de los que lo escucharon,
de todas
formas si sumando lo que tomaron todas las personas que escucharon el
Kidush [y
cumplieron con su obligación de esa forma] se llegó a ese
volumen, cumplieron
con su obligación. Pero todo eso es cuando lo que bebieron todos
juntos fue
durante un lapso menor de lo que lleva comer un pras.
[5](allí, Mishná Brurá inciso 64, Biur
Halajá comienza tzarij lishtot
al pi hagmara). Y véase en Kaf HaJaim (allí, inciso 82)
que citó al Beit Iosef
que cumple con la mitzva, pero no la cumplió de la mejor forma.
Pero Maguen
Avraham (inciso 32) escribió que el Beit Iosef cambió su
opinión, y finalmente
opina que si no bebió no cumplió con la
obligación. Y véase Kaf HaJaim (allí,
inciso 99).