Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Bereshit     24 de Tishrei 5785

 

El Árbol de la Vida y el Árbol del Conocimiento
Rav Ziv Rave
(reimpresión)

 

El pecado del comido del Árbol del Conocimiento del Bien y el Mal cambió toda la realidad. Ese es uno de los acontecimientos más significativos en la historia, y sus consecuencias son muy bastas. En la práctica, toda la historia tendrá que responder a ese pecado. Toda la realidad es influida por las acciones del hombre, y por ello toda la realidad cayó junto con él en su caída. Pero lentamente se va elevando, con la elevación de la descendencia del hombre, hasta la corrección total. Am Israel (el Pueblo de Israel) tiene como misión entre otras cosas devolver el mundo a la elevada situación anterior a ese pecado, e incluso más aún. Esa obra Divina comenzó con los patriarcas de la nación, y continúa hasta nuestros días.

El comido del Árbol del Conocimiento hizo que el hombre aspire a un bien imaginario, que finalmente es muy malo (según Malbi”m Bereshit 2). Antes del comido el mundo de conceptos que manejaba el hombre era limpio de influencias materiales, y del tentado del mal instinto. En su conciencia Divina profética sabía el hombre de sí mismo qué es verdad y qué es mentira, y comprendía todo el orden interno de la realidad, y por ello le era fácil elegir lo correcto, y asemejarse en su voluntad a la voluntad Divina. Por el pecado, los conceptos Divinos absolutos de verdad y mentira fueron cambiados por conceptos humanos, relativos, subjetivos y pasajeros, de bien y mal. El Ramba”m llama a eso: “Los populares conceptos” (More Nebujim 1:2), es decir, formas de pensar y comportamiento que son acostumbrados, que la persona misma determinó si son morales o no. Por ejemplo, para un caníbal le resulta inmoral enterrar muertos como se acostumbra en el occidente, y las normas de recato y recreo de cierta sociedad son considerados libertinaje en otros lados. Así anda el hombre y desarrolla formas de comportamiento y formas de vida, sin un criterio Divino frente al cual puede enderezarse o verificarse a sí mismo. La escala de valores la construye a ciegas él mismo, olvidando el orden Divino deseado. Así se transforma el mundo en una mezcla de bien y mal, “el árbol del conocimiento del bien y el mal”.

A consecuencia del pecado hay un descenso espiritual, y el raciocinio puro retrocede, y deja su lugar a la imaginación que limita. Cuando la imaginación se transforma en la fuerza central, sólo las cosas palpables reciben un valor elevado. En esa situación degradada, la humanidad comienza a buscar en el mundo lo que se “conecta”, las vivencias, lo cómodo - y no la verdad. Así nace la idolatría, y todas las concepciones superficiales que se desentienden de la voluntad Divina.

El comido hizo que el hombre salga del “Gan Eden” (Paraíso), de la concepción de vida que es capaz de identificar en la existencia material la espiritualidad Divina. El mundo Divino unificado tal parece después del pecado como un mundo dividido. Esa es la razón por la cual fuera del Gan Eden comenzó la lucha entre el alma y el cuerpo, porque no son sus pensamientos como los de ella. Antes del pecado el alma podía elevarse por encima del aspecto material, mientras que después del pecado se conjugó con el cuerpo y fue apresada en su materialismo, hasta tal punto que no podrá extenderse por encima de él y volver a su espiritualidad hasta el día de la muerte (según Malbi”m Bereshit 2). De esa forma el alma se transformó en una especie de huésped del cuerpo, y fue esclavizada por sus decretos, y la vida en este mundo se transformó en una gran dificultad y sufrimiento para el alma. En el mundo dividido, donde el hombre ve sólo lo superficial, necesita de una gran superación para vivir una vida de alma libre en esencia, y no marchar tras su mal instinto.

A toda la gran complicación del “Árbol del Conocimiento” D’s preparó un remedio, el “Árbol de la Vida”. El árbol de la vida es la Torá, como fue escrito “un árbol de vida es para los que se vinculan con ella, y los que la sostienen son dichosos” (Mishlei 3), y ella es la corrección para la caída del mundo. La Torá es la vinculación nueva con los conceptos verdaderos, Divinos, y abandono del bien imaginario. Ella nos indica cuál es el orden Divino, y cuál es la acción deseada, y salva al que se vincula con ella de la oscuridad de las ideas, y de las satánicas víboras de las concepciones humanas que miran sólo a los ojos, y de la tentación del mal instinto. Cuanto más asimile la humanidad con una identificación interna los frutos dulces de ese árbol espiritual, la influencia del comido del fruto prohibido retrocederá, y el mundo se elevará. Am Israel se vincula con la profecía de Moshé, se nutre de la palabra de D’s que se escucha de entre los ángeles que se encuentran al oriente del Gan Eden, “y puso allí los querubines y la espada llameante que da vuelta, para guardar el camino al árbol de la vida” (Bereshit 3:24). La Torá, como el alma del mundo, que vive en el cuerpo terrenal de la Nación de Israel, devuelve el mundo a verse como es realmente, unido, y eleva el aspecto superficial caído y lo devuelve al punto celestial de la moral Divina.

La división aparente exige del hombre reparar todo el tiempo su ecuanimidad, por las heridas del superficialísimo. Sólo a través de la retrospección fija puede la persona hacer todas sus acciones en base a la vinculación interna a D’s, ver en todo momento la expresión de Su voluntad, y reaccionar según la grandeza afín a la santidad de su alma. Cuando la persona se encuentra en ecuanimidad eso es un poco como degustar el antiguo Gan Eden, una unidad que expresa vinculación, que tanto necesita el mundo.

La situación corregida que antecedió al pecado se encuentra escondida en lo interno de la realidad actual con todo su deterioro, y exige ser revelada. Y en base a ello la esperanza del mundo de volver al Gan Eden, e incluso más alto que ello, al Eden, a la resurrección de los muertos, cuando el aspecto físico será huésped del alma, el aspecto material frente al aspecto espiritual, hasta la depuración más elevada, “no obrarán mal ni dañaran en todo Mi santo monte, porque estará la tierra colmada del conocimiento del Eterno, como las aguas que cubren el mar” (Ishaya 11:9).
 

La guerra es algo espantoso

Rav Shlomó Aviner

 

Pregunta: Hay muchos filósofos y pensadores que escribieron en contra de la guerra. Ellos dijeron que la guerra es originada por impulsos infantiles, egocéntricos, deseo de conquistar y derramar sangre – que son pasiones negativas y grotescas. Véase lo que ocurrió en la Primera Guerra Mundial, cuando unos 20 millones de personas murieron en vano, y finalmente casi no hubo ningún logro, y nadie triunfo. Y son conocidos los combates en la frontera francesa alemana, como la batalla de Passchendaele en el año 5677, en la que murieron muchos millones en vano durante muchos meses. Y véase lo que ocurrió en la Segunda Guerra Mundial, con el terrible Holocausto, seis millones de muertos en vano. Y en efecto, escuchamos hoy en día en nuestra guerra opiniones que dicen: Se debe cesar la guerra, es una pena por los muertos, los huérfanos y las viudas, la destrucción y el daño de los habitantes. ¿Cómo se debe rebatir esa opinión?

Respuesta: No debemos rebatir esa opinión, sino que coincidir con ella en forma básica. Por supuesto que se debe cesar las guerras en nuestro mundo. No estamos a favor de las guerras, estamos a favor de la paz mundial. Hubo filósofos que estaban a favor de las guerras, con opiniones militantes, como el filósofo francés Josesph Renan. Y como el político prusiano Leopold Von Bismarck. Pero ellos fueron casos extraordinarios dentro de los pensadores a lo largo de las generaciones. La mayoría de los pensadores normales estuvieron en contra de las guerras. La guerra es algo malo y cruel.

Para cesar las guerras se debe comprender la razón por la cual ellas estallan. Como en la medicina, que para curar una enfermedad debemos primero comprender cual es su origen. El Ramba”m en su libro More Nebujim (1:52) explica en extensión la importancia del conocimiento de las cosas y sus orígenes. Dice el filósofo Kant: La razón principal por la que estallan guerras es la violencia humana. La persona es violenta, y por ello lucha. No son las peleas que generan la violencia, sino que la violencia origina peleas. Y la violencia no desaparecerá mañana por la mañana. Ella existe desde el comienzo de la humanidad, cuando Kain asesinó a Hevel. Es cierto que la razón no desaparecerá, pero la guerra desaparecerá paulatinamente. El cita tres puntos al respecto:

1. La paz de amenaza: También el país que triunfe tendrá que enfrentar muchas bajas y daños. Por ello, la humanidad aprenderá que no es conveniente luchar.

2. La paz económica: Los países tendrán muchos lazos, de forma que todo daño de algún país repercutirá en el otro. Por ello, la humanidad comprenderá tarde o temprano que no es conveniente dañar la economía del país contra el que se lucha. Porque finalmente eso producirá daño económico al país vencedor mismo.

3. La paz de los marcos: Con los años serán edificadas sociedades correctas, en las que presiones originadas por los procesos de equilibrio y freno, y la necesidad de crítica y legitimación publica, retardarán el ritmo de las resoluciones que impulsan al uso de la violencia.

Por supuesto que los argumentos de Kant son ciertos, pero en la practica las cosas funcionaron distinto, y también mucho tiempo después de su muerte continúan las guerras.

Hay guerras a fuego lento: La guerra en Siria contra los rebeldes, con medio millón de muertos. La guerra entre Rusia y Ukrania, con medio millón de muertos. Hubo también guerras a fuego grande, como la Primera y Segunda Guerra Mundial, con 60 millones de muertos.

La persona es violenta, tiene un Ietzer HaRrá (mal instinto) que la impulsa a ser violenta. Dentro de la sociedad es difícil ser violento, ya que hay sistemas de control y punición, justicia y cárceles. Todo eso evita el estallado de la violencia de la persona. A veces la persona encuentra un escape para ese cruel Ietzer HaRrá maltratando a su esposa porque ella no le devolverá, en la mayoría de los casos ella callará para no dañar la familia y los niños, lo que de por sí es algo muy severo. También la violencia verbal entre esposo y esposa es cierto escape de la violencia. Los enojos e impulsos se acumulan en la persona, y finalmente estallan en guerras. Por ello, no hay una forma de cesar las guerras en un momento. Pero hay métodos para limitarlas. Hay alrededor de un millar de personas involucradas en guerras, también guerras civiles son algo espantoso. En la Guerra Civil de EE. UU. murieron setecientos mil ciudadanos. En la Revolución Francesa, un millón de muertos. En la Revolución Rusa, 10 millones de muertos. Y en China, dos millones y medio de muertos en la Guerra Civil, y otros 80 millones después de la revolución, por el régimen comunista.

Por supuesto, nuestro país, el Estado de Israel no esta interesado en las guerras. Pero no tenemos remedio: Nos encontramos frente a una violencia inhumana de bárbaros sedientos de sangre alrededor nuestro. Pero también en este caso, intentamos reducir todo lo posible las guerras. No estamos sedientos de sangre, y no deseamos revelar violencia. También hoy en día, cuando nos atacan en el norte en forma espantosa, nos contenemos mucho de no comenzar una guerra, y solo cuando no hay remedio lo haremos. Es muy triste lo que ocurre allí, una tierra fantasma, muchos abandonaron el lugar, muchas casas y zonas destruidas. Y con todo eso, somos un pueblo que busca la paz. Luchamos por necesidad, para defendernos de los enemigos que intentan aniquilarnos. Por supuesto que aspiramos a la paz mundial, estamos en contra de las guerras, y queremos llegar al Fin de los Días cuando habitará apaciblemente el lobo con la oveja. Pero en este momento, la realidad es distinta. La realidad es que hay personas violentas alrededor nuestro, y no tenemos otra posibilidad que luchar. Por ello, los que dicen que debemos cesar la guerra porque es algo espantoso, en forma teórica tienen razón, pero no están ligados a la realidad sencilla, que no será resuelta mañana o pasado mañana.

Lo que nos consuela es que tenemos un ejército. Porque antes había pogromos, holocausto, asesinados, y no podíamos defendernos. Y ahora, gracias a D’s, podemos defendernos. Escribió el escritor judío francés Herbert Pagani: “Descartes escribió ‘pienso, luego existo’, pero se equivocó, somos judíos, pensamos ya hace dos mil años y tenemos dificultades para subsistir. Por ello, debemos decir ‘yo me defiendo, luego existo’”.

Que seamos merecedores de luchar contra la violencia y la bestialidad para traer la paz mundial autentica, con la edificación de nuestro Beit HaMikdash (El Templo) y la llegada de nuestro Meshiaj (Redentor) pronto, Amén. 

Meorot HaShabat

 

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.

Encendido de las velas

Los que deben encender velas

Todos los hombres y todas las mujeres tienen obligación que en su casa haya una vela encendida en Shabat[1].Incluso un pobre que vive de la limosna tiene la obligación de cumplir esa mitzva, y tiene que pedir limosna para poder comprar una vela para Shabat, porque el encendido de las velas de Shabat es parte del deleite del Shabat[2].

La mujer antecede

Las mujeres tienen más obligación que los hombres, y por ello si el ama de casa se encuentra, ella tiene prioridad sobre su esposo en el cumplimiento de esa mitzva. Incluso si el esposo desea encender, su esposa tiene el derecho de hacerlo[3].

En cuanto al punto que las mujeres tienen más obligación que los hombres, escribió el Ramba”m que de momento que la ama de casa se encuentra la mayoría del tiempo en el hogar y se ocupa de las tareas de la casa[4], esa obligación recae más sobre ella[5].

En el Midrash se agrega otra razón: La mujer apagó la vela del mundo – ya que el Primer Hombre era como la luz del mundo, y de momento que Java lo hizo pecar y le dio de comer del fruto del Árbol del Conocimiento, oscureció con ello su alma que es llamada “vela” y produjo su muerte, y por ello le fue entregada la mitzva del encendido de la vela de Shabat, para que corrija con ello lo que deterioró[6].

La obligación del hombre de encender

El que es soltero y vive en una casa solo, debe encender velas de Shabat en su casa, recitando la bendición correspondiente[7]. También si un hombre es casado pero su esposa no se encuentra en la casa, o se encuentra en la casa pero por alguna razón ella no enciende las velas, él tiene la obligación de encender las velas por sí mismo, recitando la bendición correspondiente[8].


[1](Shuljan Aruj 263, inciso 2).
Una mujer ciega, D’s no lo permita, puede encender velas de Shabat recitando la bendición, ya que también ella tiene provecho de la luz de las velas, en forma similar al ciego que bendice por las mañanas “bendito sea… que creó los astros”, ya que también él tiene provecho de los astros, porque los demás pueden verlo e indicarle el camino por donde debe ir, gracias a la luz del sol y la luna. Pero si ella está casada y su esposo no es ciego, él bendecirá al encendido de las velas de Shabat (allí, Mishná Brurá inciso 14. Kaf HaJaim inciso 28, 29B). Y cuando ella enciende velas en un lugar donde ya encendieron velas, véase más adelante.

[2](Allí, Mishná Brurá inciso 9). En efecto, la obligación del pobre de pedir limosna es sólo para encender una vela, y no más (allí, Mishná Brurá inciso 10. Kaf HaJaim inciso 19).
[3](allí, inciso 3. Mishná Brurá inciso 11. Kaf HaJaim inciso 22. Kitzur Shuljan Aruj Klal 75, inciso 5).
[4](Ramba”m Hiljot Shabat 5:3).
[5](Aruj HaShuljan 263 inciso 7).
[6](Ialkut Shimoni Bereshit 3 remez 32. Majatzit HaShekel 263 comienza mipnei. Mishná Brurá allí inciso 12. Aruj HaShuljan inciso 7).
Véase en el Zohar (Bereshit 48B), que dice: La vela de Shabat le fue entregada a las mujeres del pueblo santo para encender, y los compañeros dijeron que la razón es porque la mujer apagó la vela del mundo, etc. Y bien dijeron. Pero la razón profunda, es que la Shjina es la reina del mundo, y las almas son llamadas velas que son enraizadas en ella, y por ello justamente la mujer que es la reina de su casa tiene que encender las velas, porque ella está vinculada y enraizada en su lugar, y debe hacer como hace la Shjina (encender las velas de Shabat, como la reina alumbra las almas del Pueblo de Israel).
Y la mujer debe encender la vela de Shabat con alegría en el corazón y buena intención, porque es un gran honor para ella ser semejante a la Shjina, y le es un gran mérito para ser merecedora de hijos kdoshim (santos), que alumbren al mundo con la Torá y con el Temor a D’s, y añadirán paz en el mundo, y también le da larga vida a su marido, por ello debe cuidarse mucho del encendido de las velas.

[7](Eliha Rabah allí, inciso 5 citando Mate Moshé).
[8](Shuljan Aruj 263 inciso 2).

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