Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Vaiera     18 de Jeshvan 5780     1244

Diligencia
Rav Ioram Eliahu

En nuestra Parashá está escrito tres veces “Avraham madrugó por la mañana”. Al principio (Bereshit 19:27): “Avraham madrugó por la mañana y fue al lugar donde había estado parado delante del Eterno”, de ello aprendieron nuestros sabios que Avraham instituyó el rezo de Shajarit, porque su intención era rezar por los habitantes de Sdom después que no logró encontrarles ningún mérito según la Medida de la Justicia (Sforno). La segunda vez, “así pues, Avraham madrugó por la mañana, tomó pan y un odre de agua, y los entregó a Hagar…” (Bereshit 21:14), y él echa de su casa a ella y su hijo Ishmael. La tercera vez, es en el sacrificio de Itzjak: “Avraham madrugó por la mañana, ensilló su asno” (Bereshit 22:3). En todas esas ocasiones los comentaristas recalcan la diligencia de Avraham en el cumplimiento de las mitzvot. En cuanto al echado de Hagar e Ishmael está escrito en el comentario de “Biurei HaInianim”: “El versículo nos cuenta la derechura de Avraham, que a pesar de que era un poco cruel echar a su sierva y su hijo al desierto… de momento que el Creador, bendito sea, lo ordenó, él se apresuró a cumplir con ello, ya que ‘los diligentes se apresuran en el cumplimiento de las mitzvot’”. Y así también explicó Rashi respecto al versículo del Sacrificio de Itzjak, “se apresuró en el cumplimiento de la mitzva”.
Explica el Mahara”l de Praga (Netiv HaZrizut, cap. 2): “La virtud de la diligencia es la virtud necesaria en el culto de D’s…” como dicen en el tratado Avot, “Rabí Iehuda Ben Teima dice, debes ser atrevido como un leopardo, ligero como un águila y correr como un siervo y valiente como un león para hacer la voluntad de tu Padre en el Cielo”. Y él explica que en el hombre hay cierta holgazanería natural y pesadez debido al cuerpo, y eso es más fuerte que la acción del alma, y por ello Rabí Iehuda Ben Teima nos advierte y dice que la persona debe vencer esa pesadez y holgazanería del cuerpo, “y más aún, debe tener diligencia porque en la persona el cuerpo y la naturaleza le son pesados, hasta tal punto que el alma como si fuese anulada y no actuase… y así hará la persona para vencer su naturaleza material y cumplir el culto de su Padre en el Cielo, y no se lo impedirá su naturaleza material. Y eso es un principio y raíz en el culto a D’s, bendito sea”.
El libro “Mesilat Iesharim” explica en extensión la virtud de la diligencia. Mientras que la virtud del cuidado esta relacionada con alejarse de hacer el mal, la diligencia esta relacionada con hacer el bien. Se necesita una gran astucia y arrebatar las mitzvot, porque el mal instinto se esfuerza por impedirle a la persona el cumplimiento de las mitzvot, “y el que desea ser merecedor de rendirle culto a D’s, bendito sea, debe endurecerse contra su naturaleza y fortalecerse con la virtud de la celeridad”. Y también dice que las partes de la virtud de la celeridad son dos: Una parte es antes de la acción - que no se demore en el cumplimiento de la mitzva, y se apresure a tomarla en el momento que tenga oportunidad, no sea que surja algún escollo que le impida cumplir con la buena acción. Y la segunda parte, luego de haber empezado - que se apresure en culminar la mitzva, pero no como quien quiere aliviar de él una pesada carga.
Y también nos enseña un gran principio, “de la misma forma que la celeridad es consecuencia del ardor interno, así también a través de la celeridad en sus acciones nacerá el ardor”, porque el que actúa en el cumplimiento de la mitzva con celeridad y rapidez hace que arda en él el movimiento interno, y el deseo de cumplir la mitzva aumentará en él. Pero si se comporta con pesadez “el movimiento de su espíritu disminuirá y se apagará”. Y por ello lo mejor en el culto a D’s es “el deseo del corazón y el anhelo del alma”, como el rey David expresó “como el ciervo brama por las corrientes de agua, así brama mi alma por Ti, Señor” (Tehilim 42:2), “mi alma tiene sed de Ti” (Tehilim 63:2), etc. Y el autor del libro “Mesilat Iesharim” le aconseja al que no se encuentra en esa situación de anhelo interno ardiente, “que actúe con diligencia, para que a través de ello nazca en él el anhelo, porque el comportamiento externo hace despertar lo interno”. Y por supuesto que lo que se encuentra al alcance de la mano de la persona es su movimiento externo, y si lo utilizará y hará sus acciones con celeridad, nacerá en él la alegría y el ardor interno en el culto a su Creador.
¿Acaso la celeridad es otro inciso lateral de la mitzva, o es parte esencial de ella? Escribe el Rav Kuk zt”l en su artículo “HaOneg VeHaSimja” (en el libro Eder HaIakar), “sólo cuando la persona sienta placer y alegría con la buena y correcta acción, entonces la hará con celeridad y plenitud”. Es decir, la plenitud de la mitzva se plasmará sólo en base a la celeridad en su cumplimiento, que expresa el ardor interno de la persona. Amplió eso mi maestro, el Rav Uzi Kaljaim zt”l en su artículo “Orot HaAkeda” (en el libro Aderet Emuna). Él recalca la alegría que tiene Avraham cuando marcha al sacrificio, que tiene su expresión en su celeridad. “La celeridad y rapidez generan una tensión interna que vincula y adhiere la persona a ese mundo de plenitud donde no hay escollos y demoras… es aclarado que la celeridad no es algo agregado a la mitzva sino que parte esencial de su carácter, la celeridad pertenece al mundo espiritual, que saltea por encima la lentitud del mundo material, todo el que está cercano al mundo espiritual debe muñirse de esa virtud”. Agrega el Rav Uzi que en todo lugar donde nuestros sabios mencionaron la celeridad ellos no hablaron sólo de la velocidad, sino que también de la plenitud de la acción, y eso mismo encontramos con Avraham en el sacrifico “todas las acciones antes del sacrificio y después, demuestran que su madrugado por la mañana y preparación de todo lo necesario para el cumplimiento de la mitzva de la mejor forma – emanan de la celeridad de esa elevada persona, que ama y se alegra con Sus mandamientos. La celeridad y el orden son expresión de una acción que es llevada a cabo bien pensada, el orden demuestra que la celeridad emana de un alma plena que anhela los niveles espirituales” (Aderet Emuna, pág. 67). Que seamos merecedores de muñirnos de esa valiosa virtud, como dice nuestro rey David que alaba su parte, “me apresuré y no me demoré en el cuidado de Tus mandamientos” (Tehilim 119:60). 

Budismo y desaliento
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: El Rav explica a menudo que el budismo es desaliento del mundo y de la vida, y se basa en principios como “todo es malo”, “hay que desconectarse” – en contraste con la Torá que alumbra la vida y eleva la realidad. Pero según mi impresión y la lectura de libros que hablan del tema, se trata de una concepción que le entrega varias cosas buenas al que se dirige por ese camino. Las personas hablan de conciencia de sí mismos, de paz, de alegría, de salud, de longevidad y aceptar lo que hay con amor. Cuando yo escucho monjes budistas hablando de una vida plena de felicidad y amor, siento envidia. ¿Acaso no tenemos lo qué aprender de ellos? ¿Realmente nosotros creamos una sociedad de personas sanas y alegres? Los monjes hablan de “personas que se sienten bien consigo mismas”, aquí y ahora, sin necesidad de esforzarse desde la mañana hasta la noche para llegar a la satisfacción espiritual – sencillamente quitar las escorias que hacen sufrir al alma, y el alma de por sí brillará. Estoy harto de intentar esforzarme todo el tiempo, caer y levantarme, caer y levantarme, cuidar puntillosamente los detalles de la halajá, elaborar las virtudes que quizás nunca llegaré a ellas. ¿Y todo eso por un futuro utópico que será bueno ¿Y qué hay con el presente? ¿Con este momento? ¿Qué será con levantarse por la mañana con una sonrisa? ¿Qué será con alegrarse con el canto de los pájaros y con el sol que brilla, qué será con llenarse de amor para con cada hoja y cada flor? ¿Qué tan malo hay con alegrarse con mi realidad sencilla, con la naturaleza y la armonía sencilla?
Respuesta: Antes que nada, no soy yo en mi humildad que digo que el budismo es desaliento, porque no entiendo de budismo, sino que el Rav Kuk en su libro “Orot HaKodesh” (Orot HaKodesh Bet 486-488). Es más, él también menciona al filósofo pesimista Schopenhauer que tradujo a conceptos occidentales el pesimismo del budismo (allí, 482-484).
Una regla del estudio, cuando queremos conocer una concepción hay que estudiarla en su origen, y no sólo citas parciales que siempre se las puede desviar en la dirección que se desea para atraer personas o rechazarlas. Y en efecto, todas las cosas lindas que citas no se encuentran en las fuentes mismas.
En cuanto al tema en sí, el consejo de alegrarse con el canto de los pájaros quizás es adecuada para un muchacho soltero que no tiene ninguna obligación y sus padres lo mantienen, pero para una madre de hijos que tiene una responsabilidad grande, y a veces embarazo y tratado de los niños no es exactamente un canto de pájaros, sino que un yugo pesado, y ella lo acepta con amor, por el sentimiento interno puro de obligación, y realmente es un yugo, un yugo amado.
Y finalmente, cuando se desea juzgar una concepción no se lo puede hacer según sus declamaciones, sino que según sus acciones. Es muy fácil hablar, mucho mas que hacer. Cuando un turista llega al lejano oriente, lo dirigen a lugares especiales y le muestran sólo lo hermoso. Pero si por equivocación se encuentra con la vida cotidiana, él ve un mundo de los más desgraciados sobre la faz de la tierra: Sufrimiento, pobreza, niños que mueren de hambre, personas sin casa tirados por las calles, falta de servicios sociales, pobres sin un vintén al lado de multimillonarios, millones de viudas de 12 años de edad, el porcentaje más alto de violaciones, cuando la policía lo calla porque ella misma se ocupa de ello, viudas que son tiradas a la hoguera junto con el cuerpo de su difunto esposo, una sociedad dividida en castas que se enorgullecen unas sobre las otras. El corazón se quiebra en pedazos frente a esa terrible desgracia.
Que D’s se apiade de ellos y los haga arrepentirse, y sean merecedores de una vida dichosa. 

Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Borer
A veces la separación de parte de un alimento está prohibida por ser “Borer”, a pesar que no separa dos tipos distintos de alimentos de una mezcla.
Un tipo de alimento que parte de ello no es apto para ser comido, por ejemplo naranjas que parte de ellas están descompuestas o con gusanos, está prohibido quitar las naranjas podridas porque son consideradas desperdicio, sino que hay que quitar [con la mano] las naranjas que son aptas para ser comidas [para comerlas enseguida] de entre las naranjas descompuestas[1]. Y también tratándose de un solo fruto es lo mismo, es decir, cuando hay una naranja que parte de ella está descompuesta está prohibido quitar esa parte, sino que debe separar la parte apta para ser comida, y dejar la parte descompuesta en su lugar[2]. [Así también puede quitar la parte descompuesta junto con algo de la parte que está bien, como será aclarado más adelante].
Hojas de lechuga o de repollo[3], que parte son frescas y parte están marchitas, y desea comer las hojas frescas, no debe quitar las hojas marchitas de entre las frescas, sino que debe elegir las hojas frescas de entre las marchitas, y las hojas marchitas dejarlas en su lugar. Y a pesar que también las hojas marchitas pueden ser comidas, de todas formas de momento que son aptas para ser comidas sólo si no hay más remedio, está prohibido quitarlas de entre la mezcla[4].
Así también una comida de un solo tipo, que parte se quemó un poco cuando fue cocinada y no es tan apto para ser comido, si desea ahora comer la parte del alimento que no se quemó, tiene prohibido quitar la parte quemada de entre el alimento, sino que debe separar la parte que no está quemada, y la parte quemada dejarla en su lugar[5].


[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 319, Mishná Brurá inciso 8).
[2](Allí, Beit Iosef y Ram”a inciso 1, en cuanto a hojas marchitas).
[3]Es decir, después que las separó del tronco, y las hojas se encuentran mezcladas. Y cuando las hojas todavía están unidas al tronco, véase más adelante.
[4](Allí, Mishná Brurá inciso 7 11. Kaf HaJaim inciso 18). Y de esa forma, de momento que son aptas para ser comidas si no hay más remedio, la prohibición de Borer de las hojas marchitas de entre la mezcla es de nuestros sabios, porque se ve como si separase desperdicios de la mezcla (Maguid Mishné, cap. 1 de Hiljot Sbitat HaAsor, 3. Mishná Brurá inciso 7). Y véase Maguid Mishné (allí) que tratándose de cosas líquidas – como leche o similar – incluso si son aptos para ser comidos si no hay más remedio, hay situaciones de Borer según la Torá escrita.
[5](Shuljan Aruj, Orej Jaim 319 inciso 1. Ram”a, Mishná Brurá inciso 7 8 15. Kaf HaJaim inciso 33). E incluso si no son considerados desperdicios del todo, porque son aptos para ser comidos si no hay más remedio, a pesar de ello está prohibido según nuestros sabios porque se ve como si separase desperdicios de entre la mezcla (allí, inciso 7. Véase la acotación anterior.).

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