Shabat Jol HaMoed     19 de Tishrei 5766     N^o 535

"La fiesta de nuestra liberación", "la fiesta del recibido de la Torá" y "la fiesta de nuestra alegría"
En la actualidad

Los tres Regalim (festividades en las que se marchaba al Templo) - Pesaj, Shavuot y Sucot - son como una cadena, que vincula a Am Israel con su pasado y su futuro.
En Pesaj - "la fiesta de nuestra liberación", nació y fue formado Am Israel. Él es una creación Divina, singular y única, como dice el profeta: "Este pueblo que Yo he creado, para que cuente Mis alabanzas". Fuimos formados y salimos de la esclavitud a la libertad eterna, con milagros y maravillas que D's hizo frente a todos. En Pesaj se revela Am Israel como el primogénito de D's. Él es el pueblo elegido de entre todos los pueblos - no sólo en el pasado, sino que también en el presente y para la eternidad. Como bendecimos día a día "que elige [en presente. N. del T.] a Su pueblo Israel, con amor" (bendiciones de Kriat Shmá).
En Shavuot - "la fiesta del recibido de la Torá", se cumplió y se sigue cumpliendo la bendición que se recita antes de la lectura de la Torá, "que nos eligió de entre los pueblos, y nos entregó Su Torá". No sólo en el pasado, sino que también en el presente, como expresamos en el sellado de la bendición "bendito seas Tú, Eterno, que nos entregas [en presente. N. del T.] la Torá". Y también para la eternidad, como dice el profeta: "Y este es Mi pacto para con ellos, dijo el Eterno; Mi espíritu que se encuentra sobre ti y Mis palabras que he puesto en tu boca, no cesarán de ser pronunciadas por tu boca, ni por la boca de tu descendencia, ni de la descendencia de tu descendencia, dice el Eterno, desde ahora para siempre".
En Sucot - "la fiesta de nuestra alegría". La Suca (Cabaña) nos recuerda la salida de Egipto y las nubes con las que D's nos envolvió y nos protegió en ese momento cuando salimos al desierto (Shuljan Aruj, Orej Jaim 625:1), como dice el versículo "vosotros habéis visto… cómo os he llevado como en alas de águilas y os he traído a Mí" (Shmot 19:4), "como el águila que despierta su nidada, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma y los lleva sobre sus alas" (Dvarim 32:11). No sólo en el pasado D's nos protegió, sino que a lo largo de todas las generaciones continúa haciéndolo. Desde nuestro patriarca Avraham - que es la semilla de la que brotó Am Israel - hasta el rey David y el Meshiaj (Mesías) - que son como el fruto de Am Israel - como decimos en el rezo "Protector de Avraham" (Shmona Ezre, primera bendición), y "Protector de David" (bendiciones de la Haftará).
En Sucot, la fiesta de nuestra alegría, se revela el objetivo y la plenitud de Am Israel; ser una luz para alumbrar a los pueblos. Y por ello la alegría es enorme, como dijeron nuestros sabios: "Quien no haya visto la alegría en derredor de Beit HaShoeva (ceremonia de la recolección del agua, en Sucot), no ha presenciado jamás una verdadera fiesta en su vida" (Suca 51A).
En la actualidad, debemos profundizar más y más en las raíces históricas de Am Israel, para que podamos vislumbrar el futuro que nos fue predestinado. De la misma forma que en Pesaj salimos de la esclavitud a la libertad, nuestra generación también salió de una Galut (exilio) de dos mil años, de la esclavitud, a la emancipación. Pero no alcanza con la emancipación política, también es necesaria la emancipación espiritual, como dijeron nuestros sabios: "No leas 'jarut [grabado] en las tablas [de la ley]', sino que 'jerut [libertad]'". Y en forma similar a la época del desierto, en la que después de la salida de Egipto recibimos la Torá, también en nuestra generación Am Israel recibe y recibirá la Torá en grande, pronto, en nuestros días. Y de esa forma llegaremos a la cumbre, a la fiesta de nuestra alegría - la época del Meshiaj y la reconstrucción del tercer Beit HaMikdash (El Templo), pronto, en nuestros días. Y veremos con nuestros propios ojos "y los traeré a ellos a Mi santo monte, y los haré gozosos en Mi casa de oración, sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre Mi altar, porque Mi casa será llamada Casa de Oración para todos los pueblos" (Ishaya 56:7).

Por favor, escúchame!
Rav Shlomó Aviner

Tú no me escuchas cuando hablo. También si intentas negarlo diciendo: "No es cierto, te estaba escuchando, has dicho tal y cual cosa", sólo tus oídos escuchan, pero no tus ojos, tu semblante, tu postura, tu atención. Yo siento de inmediato cuando no me escuchas. Yo soy tu esposa, y tengo algo importante que decirte - pero tú no me escuchas, y eso me hace sentir mal. A veces tú me escuchas, y entonces es maravilloso, yo me siento dichosa y agradecida, pero es tan poco frecuente…
Tú no escuchas, tú miras por la ventana, juegas con tu bolígrafo, oprimes tus manos y las liberas, te mueves constantemente. O te encuentras hundido en el sofá con los brazos cruzados. A veces te vuelves a un lado, balanceas tus pies, suspiras y miras el reloj, cuando llama el teléfono te tranquilizas. Y yo me siento frustrada, enojada, silenciada y bloqueada. Se me ha terminado la facultad del habla. Me siento nula, triste y solitaria. Me siento insegura y nerviosa. A veces mi corazón palpita: De pronto me percato que todo lo que digo no tiene sentido, todo es falso. Me siento tonta, cansada, apática. Todo se cierra delante de mí. Todo es ajeno. A veces siento incluso odio y desprecio por mi misma, sentimientos de culpa y venganza.
Sería tan maravilloso si me escuchases!. Si te sentarás frente a mí, cómodamente, y me mirarás a los ojos. Y yo también te miraré a los ojos. Tú te expresarás abiertamente, positivamente, irradiando cariño. Tú te sentirás bien, y te dirigirás a mí. Tú asentirás con tu cabeza, reaccionarás. Tú te encontrarás aquí presente, no me interrumpirás, sólo preguntarás lo necesario para asegurarte que me entiendes correctamente.
Entonces, yo sentiré seguridad y paz interior. Entregaré con abundancia cariño, amistad, alegría, potencia. Yo crearé. Yo me sentiré inteligente. La seguridad en mí misma aumentará. Yo me sentiré abierta, y confiaré - como un niño, sentiré esperanzas y agradecimiento. Sentiré que te amo.
Así desearía sentir cada vez que te hablo.
Pero cuando comienzo a expresar todo lo que siento, tú me haces entender que te inundo con palabras, que soy una charlatana, que "diez medidas de habla descendieron al mundo" pero yo adquirí once. Pero eso se debe a que tú nunca me has escuchado. Nunca!. Y por ello me siento "hambrienta" por que me escuchen. Y cuando encuentro una oportunidad para hablar, me abalanzo. Pero tú no escuchas.
Yo noto de inmediato en tus ojos que no me escuchas. Tú me obsequias muchos regalos - y te lo agradezco. Pero el obsequio que yo te pido, son tus atentos ojos.

Cuando te pido que me escuches
y tú comienzas a impartirme buenos consejos
no haces lo que te he pedido.
Cuando te pido que me escuches
y tú comienzas a explicarme
por qué no puedo sentirme de esa forma
tú estas aplastando mis sentimientos.

Cuando te pido que me escuches
y tú piensas que debes hacer algo
para solucionar mis problemas
entonces tú me descorazonas
por más extraño que parezca.

Quizás por ello también el rezo ayuda
porque a veces D's calla
no imparte consejos
no intenta "arreglar los asuntos"
sino que escucha
y confía que nosotros mismos los solucionaremos.

Entonces, por favor, sólo escúchame
y si quieres decir algo
por favor, se paciente
luego - te lo prometo - yo te escucharé a ti.