Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Miketz     27 de Kislev 5785     Shabat Janucá     No 1490

 


La valentía
Ravanit Ziva Eliahu

 

Janucá es la fiesta de la valentía. Comienza con los valientes Macabim (Macabeos) que se revelaron y lucharon, pocos frente a muchos, débiles frente a fuertes, etc. Continua hasta nuestros días, con la valentía que nos vemos exigidos revelar en nuestra vida.

La cultura helenista colocó al cuerpo, las pasiones e instintos como el eje central de la meta del hombre. La frase “comamos y bebamos porque mañana moriremos” era el slogan de su concepción. La vida no tiene valor espiritual, no hay kdushá (santidad), no hay eternidad. La vida es aquí y ahora. Los placeres y deleites son la meta de la vida. La lucha espiritual de los valientes, Matitiahu y sus hijos, trajo con valentía al mundo la capacidad de poner la verdad en contraste con la mentira, el espíritu frente a la naturaleza, y lo eterno en contraste con lo pasajero.

Encontramos esa lucha día a día, en nuestra vida. Por supuesto, el tema es amplio y profundo. En este articulo pretendo hablar del tema del consumo, como derivado de la cultura helenista.

En toda dirección que miremos, nos inundan avisos y frases que lavan nuestro cerebro para dictarnos qué es lo que genera el placer y la felicidad en nuestra vida. Elementos interesantes desde el punto de vista económico, con gran inteligencia y sofisticación, introducen en nuestra conciencia la idea que los placeres y satisfacción de los deseos corporales son el valor más alto. Nos lavan el cerebro diciéndonos “qué genera la felicidad realmente”, y cuán desgraciados somos si no lograremos alcanzar eso.

El judaísmo nos enseña que el hombre fue creado con un alma, con espíritu. La vida en este mundo es un eslabón en la eternidad. La vida tiene una meta. La parte principal de la persona, es su alma. Lo más importante del hombre es la vinculación con quien lo imbuyó de alma, con D’s. El alma tiene este mundo, y el Mundo Venidero.

El cuerpo fue elegido para ser donde more el alma. Y el cuerpo fue creado por D’s con gran sabiduría. Con tendencias, pasiones y placeres. La Torá de Am Israel (el Pueblo de Israel) le da a cada una de las fuerzas del cuerpo su lugar adecuado. Tenemos una dirección exacta para llegar al deleite autentico y profundo, en todos los campos de la vida.

Cuando edificamos nuestra “escalera sobre el suelo”, debemos elevar la cabeza y verificar que ella llega hasta el cielo.

La conducción económica es derivada de nuestra concepción. Nosotros, en forma consciente o no, definimos nuestras aspiraciones, nuestros sueños y deleites, y de acuerdo a ello intentamos plasmarlos en la práctica. Plasmarlos – es decir, comprar, consumir. Aparte del aire, todas nuestras necesidades cuestan dinero.

¿Qué es lo que realmente nos hace ser felices? ¿Cual es nuestro “gusto de la vida”? ¿Qué cantidad hará que satisfagamos nuestros deseos? Es cierto en todos los campos de la vida. Desde las grandes cosas, como donde vivir, qué casa tener para sentirnos bien, cómo vestirnos y qué comer. Cómo veranear, y cómo dormir.

Para estar focalizados y ser prácticos, yo propongo pensar en cada uno de los elementos de nuestros gastos, y aclarar qué pensamiento se esconde detrás de nuestras elecciones. Eso empieza de los grandes y caros gastos, y se termina con las pequeñas compras, diarias.

Dónde queremos vivir, cuán grande debe ser la casa, cómo será amueblada y cada cuando hay que cambiar los muebles o el estilo de ellos. Es muy conveniente preguntarnos para qué necesitamos todo eso. Qué valor importante en nuestra vida ellos nos ayudan a plasmar. Cómo esas herramientas físicas y en qué orden nos ayudarán a plasmar los valores que hemos elegido.

Las ropas que compramos, cuántas ropas son necesarias, cuánto dinero debemos gastar en ello. Dónde compraremos la ropa que alcance para nuestras necesidades. En forma similar, cuál es la comida que nos proporcionará la necesidad básica de comer, y nuestro deleite de la comida. Cuál es el límite que determina que ya son lujos, y cuándo se transforma en una carrera tras los deleites del cuerpo…

Los días de Janucá, en su esencia, nos imbuyen de valentía y fuerzas anímicas, para elevarnos por encima de los espíritus ajenos que soplan en nuestro cuello, conducir nuestra vida en dirección a su gran meta, colocar la escalera y trepar por ella, escalón tras escalón.

 


Rav Shlomó Aviner

¿Cómo consolar?

Rav Shlomó Aviner

 

Pregunta: Cuando voy a consolar padres que su hijo cayó en la guerra, ¿qué les debo decir? ¿Y qué debe decirle mi esposa a una joven viuda que perdió a su marido, y quedó sola con los niños?

Respuesta: La gran regla: Preguntas complejas como esas no tienen una respuesta sencilla sola, valida en todos los casos. No se le dice al prójimo cosas profundas e importantes para aliviar su corazón, una “verdad comprada”, es decir un conocimiento seco que compramos y le trasmitimos al otro sin sentimiento y comprensión interna. De la misma forma que no se le responde a una persona que pregunta cuestiones complejas de fe leyendo una respuesta de un libro, en forma superficial, sino que se contesta según la persona que se encuentra delante nuestro, con la intención que comprenda las cosas en profundidad. Así también en este caso, todo depende de a quién se consuela, y cuándo se lo consuela.

Se debe conocer a la persona, y hablarle con sabiduría a su corazón, según lo que le es adecuado escuchar. Por supuesto, a veces es preferible callar en esas situaciones, y puede que sea lo mejor. Nuestro papel en el consuelo no siempre es explicar los secretos de la Conducción Divina, muchas veces es trasmitir, a veces sin palabras: “Yo estoy contigo en tu dolor, duelo junto contigo, no estás solo”. Ocurrió una vez que fui a consolar una persona cuya esposa fue asesinada en un atentado. Él estaba sentado y lloraba sin descanso, yo me senté frente a él en silencio. Durante una hora. Luego, me levanté. Él me dijo: “Gracias que me escuchaste llorando, me has aliviado mucho en mi dolor”. No es obligación hablar, lo importante es nuestra presencia misma.

Esa pregunta no tiene una respuesta única. Todo depende de la situación, y del carácter de los que están de duelo. Y a pesar de ello, hay ciertas pautas generales qué hacer y qué no hacer cuando se consuela:

Hacer: Escucha y presta atención a la situación. Siente al que está sentado frente a ti, déjale hablar. Si desea hablar contigo, escúchalo, respeta sus palabras, contéstale según la dirección de sus pensamientos. Si se nota que el que está de duelo no desea hablar, no se le habla. Si habla con nosotros, le hablaremos en base a sus palabras, envolveremos su dolor y acompañaremos lo que dice. A veces un poco, a veces mucho.

No hacer: No le preguntes cosas dolorosas, no eres la persona más inteligente en el cuarto para curar al que está de duelo con tu sabiduría. La situación es muy sensible, se debe ser muy cuidadoso. Hay que esforzarse mucho para no preguntar o decir cosas dolorosas o personales. Así también no empieces a explicar y disertarle al que está de duelo por qué eso le pasó. Los amigos de Iyov eran tzadikim (justos) y jasidim (piadosos), su intención era buena, ellos intentaron consolarlo a lo largo de capítulos enteros del libro, pero no como se debe. Iyov sufrió mucho por sus palabras, y luego D’s los criticó por ello. Hay que valerse de humildad para con el que está de duelo.

Que D’s nos consuele, nos entregue salvación y nos corone con la victoria pronto. 


Shabat

Meorot HaShabat

 

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.

Encendido de las velas

Preparativos del Shabat antes del encendido de las velas

Acostumbran las mujeres a bañarse y vestir las ropas de Shabat antes de encender las velas, y bienaventuradas son[1].

En los días cortos, cuando los preparativos se continúan hasta la entrada del Shabat, la mujer debe apresurarse para que pueda bañarse y vestirse antes del encendido de las velas, y es bueno recordárselo[2]. Y si se demoró, es mejor que encienda las velas cuando está vestida con las ropas de todos los días, a que llegue, D’s no lo permita, a trasgredir el Shabat cuando se demore con el bañado y el vestido de las ropas de Shabat[3].

Rezar Minja antes de encender las velas

Antes de encender las velas, la mujer debe rezar Minja, porque después del encendido no podrá rezar ese rezo del viernes, según la costumbre que con el encendido de las velas recibe el Shabat, como fue explicado anteriormente[4].

Si el tiempo es corto, es mejor que no rece Minja, si por ello llegará a demorarse con el encendido y llegará a trasgredir el Shabat. Y completará el rezo de Minja rezando Arvit dos veces[5].

 



[1](Shuljan Aruj 262, Mishná Brurá inciso 11. Kaf HaJaim 263 inciso 35).
[2](Allí, Mishná Brurá). Y en el libro Zijru Torat Moshé y Likutei Maari”j escribieron que la costumbre es que el esposo no se dirige al Beit HaKneset hasta que encienden las velas en su casa, para recordarle a su esposa, porque a veces cuando se baña y viste las prendas de Shabat se demora con el encendido de las velas.
[3](Allí, Mishná Brurá).
[4](Shuljan Aruj 263, Mishná Brurá inciso 43).
[5](Allí).
Y en Kaf HaJaim (allí, inciso 35) escribió que hará una condición, que no recibe el Shabat con el encendido de las velas [como será explicado más adelante], y entonces podrá rezar Minja luego del encendido [y puede que eso depende de cuánto tiempo queda hasta la puesta del sol].