Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Jol HaMoed     17 de Tishrei 5775     Sucot     No 989

Sucot
Rav David Landau

El Gaón (genio del estudio de la Torá) de Vilna (cuya fecha de defunción es el 19 de Tishrei, en la festividad de Sucot) dijo respecto al versículo “en Shalom está Su Suca, y su morada en Tzion” (Tehilim 76:3) que hay una similitud entre la mitzva de morar en la Suca y la mitzva de asentarse en Eretz Israel (la Tierra de Israel), “Su Suca” – “Tzion”. En la Suca hay una halajá especial, debe ser “hecha y no de por sí”. Por ejemplo, el que construye su Suca bajo un árbol, esa Suca es descalificada según la halajá. Pero para remediarlo no se puede arrancar el árbol, sino que se tiene que volver a poner el Sjaj (techo de ramas), ya que de otra forma será “hecha y no de por sí”. Así también tratándose de la mitzva del asentamiento de Eretz Israel, tienes que hacerlo, y no esperar que sea hecha de por sí, por la Providencia.
Es cierto que la motivación del asentamiento y reconstrucción de la tierra comenzó con el Rav Tzvi Hirsh Kalisher y el Rav Eliahu Gutmajer – ambos grandes y sabios tzadikim (justos), amigos, discípulos del Gaón Rabí Akiva Iguer – pero todo comenzó con el Gaón de Vilna. Hay un gran libro, que alumbra nuestros ojos, llamado “Jazon Tzion”, en el que es aclarado que todo comenzó con la motivación del Gaón de Vilna. Allí cuentan cómo fue que comenzó un movimiento nacional kadosh (santo), según las direcciones del Gaón. Ellos querían reconstruir la tierra y plantar en ella, e incluso escribieron himnos. También en la ciudad Rejovot se ocuparon de la edificación de la tierra, según el espíritu del Gaón de Vilna. Todo el entusiasmo por la edificación de Eretz Israel comenzó con el Gaón.
“Todo aquel que sea ciudadano de Israel residirá en Sucot” (Vaikra 23:42) – dijeron nuestros sabios: “Nos enseña el versículo que todo Am Israel (el Pueblo de Israel) se merece residir en una misma Suca”. En la fiesta de Sucot se revela en forma especial el aspecto genérico israelí. En la Entrega de la Torá, todos estaban presentes. Si hubiese faltado incluso una sola mujer, la Torá no habría sido entregada. En base a la generalidad que nos envuelve a todos juntos, se continúan los detalles particulares. El Clal – que es la kdushá (santidad) de Am Israel, la sgulá (esencia espiritual intrínseca) de Israel, comprende a toda la Casa de Israel. Simjat Beit HaShoeva es una gran alegría que debe ser expresada con recato, según la forma correcta, para que no surjan deterioros – pero ella surge en base al gran resplandor genérico de “Tú nos has elegido”, que nos comprende a todos juntos. La kdushá (santidad) es de todo Am Israel, hombre y mujeres. La totalidad genérica de la Torá, la totalidad genérica de “Tú nos has elegido”, y la totalidad genérica de Eretz Israel le pertenece a todos nosotros, hombres y mujeres. “Bendícenos, nuestro Padre, todos juntos como uno, con el resplandor de Tu rostro” (según Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Moadim Alef, Pág. 122-124). 

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Director de Majón Meir

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La víbora
Rav Shlomó Aviner

La víbora, el Ietzer HaRra (mal instinto), no es tu amiga - es tu enemiga. Cuídate de ella. No te dejes tentar. Ella engaña. Se ve llena de luz y calor, pero en realidad ella llega de un lugar frío y oscuro, un lugar donde no hay sol.
Ella está hecha de alucinaciones y mentiras. Presenta lo malo y dañino como algo agradable. Ella te propone todo tipo de tentaciones: “Viene conmigo, te será bueno, sólo digas una palabra – ¡sí!”.
No le creas. No intentes comenzar una negociación con ella. Dile sólo una palabra: ¡No! Pero debes estar preparado a que ella no te abandonará con facilidad. Ella volverá: “Te daré algo mejor de lo que tienes. Conmigo serás feliz. Tengo puntos de luz. Sólo prueba un poco. ¿Qué puede pasar?...”
No le creas. El que se dirige allí, no vuelve. O para ser más exactos: Se esforzará por convencerte que el que llega allí, no puede volver. Porque cuando te muerde, te inyecta el veneno del desaliento: “No podrás abandonar eso nunca. No te esfuerces, es en vano. Tantas veces lo intentaste y no lo lograste…”.
Nuevamente, dile: ¡No! No pierdas la esperanza. Lucha. Escapa del reinado del mal, el reinado de la tristeza, el reinado de la alucinación. Escapa. Escapa por tu vida.
Pero debes saber que no es fácil salir de allí. Es un laberinto, con un montón de vueltas y vueltas. Porque la víbora no se encuentra en un lugar determinado, se encuentra en todos lados, en todo y en cada uno de nosotros. Se disfraza de distintos personajes. Para salir del laberinto necesitas un amigo de pacto, necesitas alguien que te dirija, necesitas el libro “Mesilat Iesharim”, o “Orjot Tzadikim”, o “Shaarei Tshuvá”, u “Orot HaTshuvá”.
No pierdas la esperanza. Tú triunfarás, y aplastarás la víbora – y ella nuevamente irrumpirá y tú nuevamente la vencerás. No podrás vencerla en forma final, se renueva cada día - para robar tu alma.
No te dejes tentar por sus mentiras. Ella sonríe, pero no tiene corazón, no tiene lágrimas, no tiene amor.
Tú los tienes. Esfuérzate y fortalécete. Lucha, y vencerás.

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