Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Vaetjanan     13 de Av 5774     Shabat Najamu     No 980

Los plishtitas que habitan en Aza
Rav Jagai Londin

El Mahara”l (Jidushei Agadot, Sota 2) explica que el nombre “Aza” tiene su raíz en la palabra “azut” [descaro, en hebreo. N. del T.]: “Hay que saber y entender ese nombre, ya que el comienzo del menoscabo de Shimshón fue en Aza”. Es decir, hay algo en esa ciudad que está relacionado con la fuerza salvaje, sin límites.
No es por azar que los plishtitas (filisteos) en el Tana”j (La Biblia) son los habitantes clásicos de Aza. En el libro Bereshit (Bereshit 10:13-14) figura el origen racial de los plishtitas: “Y Mitzraim engendró a los luditas… patrusitas y caslujitas, de donde salieron los plishtitas y los caftoritas”. El término utilizado en el versículo es “de donde salieron”, y no “fueron engendrados”. Dice Rashi (Bereshit 10:14): “De ambos pueblos salieron los plishtitas, porque los patrusitas y los caslujitas intercambiaban sus mujeres entre ellos para tener relaciones maritales, y de esas uniones salieron los plishtitas”. Los plishtitas son una expresión de la potencia salvaje, con sus pasiones e instintos, un producto directo del incesto. Un “pueblo” que no nació de acuerdo al orden natural, sino que “del aire”.
Por azar o no, los palestinos de hoy en día tomaron el nombre de los antiguos plishtitas. Es importante entender que el concepto de “pueblo palestino” es un concepto nebuloso, que fue definido en los últimos cien años para agrupar un conjunto de refugiados árabes del medio oriente, en un intento de forjar un vínculo histórico nacional que parezca tener miles de años (los más cómicos de entre ellos intentan vincularse con los pueblos knaanitas ancestrales). Pero como es sabido, “la mentira no tiene pies”. La sociedad palestina - que en su esencia no es una nación con raíces históricas conjuntas, sino que una invención virtual - está colmada de altercados internos brutales y cruel salvajismo, que es difícil encontrarle alguna similitud en otra sociedad. Por lo tanto, la lucha contra ellos puede ser resumida como la lucha del “plishtita clásico” – es decir, Goliat – y el “israelí clásico” – es decir, David. “Y respondió David al plishti: Tú vienes a mí con espada, con lanza y con venablo, pero yo voy a ti con el Nombre del Eterno de los Ejércitos, el D’s de las Huestes de Israel, al cual has insultado” (Shmuel Alef 17:45). No hay que confundirse: El hecho que hoy en día nosotros tenemos “espada y lanza” mientras que los palestinos tienen piedras, es un problema de ellos. Pero el espíritu es el mismo: Sensibilidad y moral frente a fuerza bruta y salvajismo, raíces profundas frente a un torbellino pasajero.
Lo eterno termina triunfando. Siempre. 

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Ahavat Israel
Rav Shlomó Aviner

Las personas preguntan: ¿Cómo acercaremos la llegada del Meshiaj (Mesías)?
La respuesta es muy sencilla. La galut (el exilio) fue ocasionado por Sinat Jinam (odio gratuito) y Lashon HaRra (calumnias) (Ioma 9B, prólogo al libro Jafetz Jaim). Por ello, el Meshiaj llegará a través de Ahavat Jinam (amor gratuito) y el cuidado de la lengua. Así escribe el autor del libro “Jafetz Jaim” en su libro “Shmirat HaLashón” (Segunda parte, capítulo 7). Para ello, es conveniente fijar un estudio diario de algunas halajot en ese libro, y también un párrafo diario del libro “Shmirat HaLashón”. Cada uno debe esforzarse por ello, día y noche.
Todos bien sabemos que hay que amar al prójimo, pero hay malas virtudes que nos lo impiden – enojo, envidia, orgullo. Y cada día el Ietzer HaRra (mal instinto) de la persona se fortalece y se renueva. Él nos incita, nos seduce, nos engaña. Pero el que quiere purificarse, lo ayudan del cielo.
Y la primera instrucción es combatir una lucha sin cuartel todas las teorías de odio que nos inducen a llamar a todo tipo de judíos “malvados”: Derecha o izquierda, jaredi (ultra ortodoxo) o sionista, jiloni (secular) o dati (religioso) – y similares. No hay que olvidar que todos somos judíos, y el común denominador es mucho mayor que lo que nos separa: “Son apreciados Israel, que fueron llamados ‘hijos’ por D’s”. “Ustedes son hijos del Eterno, su D’s” (Dvarim 14:1).
Hay una alegoría en el Talmud Ierushalmi, que nos aclara la necedad de la venganza y el rencor: Si una persona comiendo lastimó su mano con el cuchillo, ¿acaso la mano herida tomará el cuchillo para castigar a la mano que la cortó? ¡Es una misma persona! Así también Am Israel (el Pueblo de Israel), somos una misma cosa. Todos los miembros de Am Israel son responsables los unos de los otros, son una sola cosa. Todos son destellos particulares del alma de Clal Israel (la totalidad genérica del Pueblo de Israel). Y en la práctica, toda persona recta que habita en Tzion debe reconocer que él solo no puede subsistir, necesita de los otros, y así también es respecto a todo sector de la sociedad.
¡Bienaventurada es la persona que llega al nivel de sentir amor por todo judío! ¡Qué deleite elevado! “¿Quién es el hombre que desea vida, que quiere días en que vea el bien? Cuida tu lengua de hablar mal y tus labios de decir engaños” (Tehilim 34:13). Eso es lo primero, es la llave de oro. Véase el prólogo del libro “Jafetz Jaim”, que Lashon HaRra comprende muchas trasgresiones de la Torá, para con su prójimo y para con D’s. Y gracias al cuidado de la lengua la vida es buena.
Y de la boca, al corazón: Es una mitzva de la Torá
juzgar para bien al prójimo. Cuando tú ves alguna actitud negativa en tu prójimo, piensa enseguida cómo te juzgarías a ti mismo para bien en esa situación. Porque tú eres él, y él eres tú. Ese es todo el secreto. Todos somos destellos del alma genérica de Kneset Israel.
Cuando Iosef y Binyamin se encontraron luego de 22 años, “y se echó sobre el cuello de su hermano Binyamin y lloró, y Binyamin lloró sobre su cuello” (Bereshit 45:14). ¿Por qué lloraron? Tendrían que haberse alegrado. Rashi explica: “‘Y se echó sobre el cuello de su hermano Binyamin y lloró’ – por los dos Beit HaMikdash (El Templo) que serán edificados en la porción de Binyamin y finalmente serán destruidos. ‘Y Binyamin lloró sobre su cuello’ – por el Mishkan (Tabernáculo) de Shilo que será edificado en la porción de Iosef, y finalmente será destruido” (Meguila 16:B). Con ello nos enseñaron para todas las generaciones que la razón del distanciamiento y la destrucción es el odio gratuito, y el corregido será a través del amor gratuito.
En esta tierra somos distintos, pensamos distinto - pero todos somos judíos. Todos somos uno, y entonces, y solo entonces, “quién como Tu pueblo, como Israel, un pueblo en la tierra” (Shmuel Bet 7:23), entonces “el Eterno será Uno, y Su nombre uno” (Zjaria 14:9), “Él será Rey de Ieshurun” – el rey de los reyes. ¿Cuándo? – “cuando se reúne el total del pueblo” (Dvarim 33:5) – con la unidad.
Hay que juzgar cada persona para bien, también si lo que hace es a nuestro entender muy severo, en todo tipo de campos, en cuanto a la Torá, el pueblo o la tierra, porque es como un niño pequeño que fue capturado y mal educado, porque está confundido, porque se deja llevar por la moda, tan fuerte e impura – cuando sus intenciones son buenas. Por ello, juzgarlo para bien es lo auténtico.
Esa es la regla: ¡No odiar ningún judío! ¡Es la base de todo! ¡Esa es toda la Torá en un pie! Preguntaron, ¿por qué le contestó el anciano Hilel a aquel gentil que quería convertirse a condición que le enseñen toda la Torá cuando él está parado en un pie que toda la Torá es amor por todo Am Israel? ¡Hay otras muchas mitzvot! Pero es que el anciano Hilel agregó: Y el resto, ve a estudiarlo. Entonces, si de todas formas debe estudiarlo todo, ¿por qué le dijo que lo que tú odias no le hagas a tu prójimo? El anciano Hilel le enseñó y nos enseñó que el amor por el prójimo le hará cumplir toda la Torá, también lo relativo a la persona consigo misma, también lo relativo para con D’s. Porque todo emana de la Shjina (manifestación de la Presencia Divina) que mora en Am Israel.
Dice el Mahara”l (Netivot Olam, Netiv HaRea al principio) que si la persona arguye que ama a D’s pero no ama a su prójimo, no ha dicho nada, porque D’s se revela también en su prójimo. Por ello, el que cae en la trasgresión del odio debe llorarle a D’s, rogarle: Mi D’s, mi D’s, ayúdame a amar a Tus criaturas. Y todo el que ve un defecto en su prójimo, es porque él mismo tiene ese defecto. Y todo el que juzga a su prójimo para bien, D’s lo juzgará para bien. Es cierto que como toda mitzva, hay duras pruebas, hay mal instinto, hay teorías que incitan a odiar a los malvados y muchos otros obstáculos – pero tenemos un alma pura, y lograremos vencer, amar a todos, juzgar a todos para bien, rezar por que todos se arrepientan sinceramente. Véase “Mesilat Iesharim” que cita a nuestros sabios en cuanto a las cuatro especies del Lulav, que simbolizan cuatro tipos de judíos, más o menos tzadikim (justos) – “vendrán estos y purgarán a estos otros”.
Y cuando la persona ve algún defecto en su prójimo, y eso lo colma de odio, debe correr al espejo, mirarse a sí mismo y verá que tiene tanto para corregirse a sí mismo. Por ello, la confesión es en primera persona: Somos culpables, hemos traicionado… Y no en segunda persona: Sois culpables, habéis traicionado… O tercera persona: Ellos son culpables, ellos han traicionado…
Esa es la regla, si deseamos traer la gueulá (Redención), que lleguen los días del Meshiaj, debemos estar todos juntos, en un solo corazón. Amar y juzgar para bien también a aquellos que no se dirigen según los caminos de D’s a nuestro entender, también los que no han sido merecedores de entender lo que nosotros entendemos, y rezar por ellos, que vuelvan al buen camino. Todos tenemos un alma israelí, interna, pura – y la suciedad es sólo de por fuera. Todos somos una misma alma, tu prójimo es tú mismo.
Y la regla, “no juzgues a tu prójimo hasta que llegues a su lugar”. Es decir, no juzgues. Si estuvieses en su lugar, en su situación física y anímica, quién sabe qué harías, quizás serías peor que él. Por ello, no juzgues a tu prójimo, míralo junto a tu espejo. Y así seremos merecedores de la llegada del Meshiaj.

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