Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Bahar     10 de Iyar 5774     No 967

Subcontratación
Rav Azriel Ariel

No será exagerado decir que la Parashá Bahar es la base del pensamiento socio-económico para el Estado Judío. En contraste con la mayoría de las fuentes de la halajá - que también si fueron escritas en Eretz Israel (la Tierra de Israel) fueron escritas en una realidad en la que no había soberanía judía en ella - la Parashá Bahar habla de un pueblo que vive en su tierra y dirige su vida económica en forma independiente. Y aquí encontramos por primera vez la mitzva de Shmita (séptimo año, en el que la tierra debe descansar) e Iovel (el jubileo, cincuentavo año) – que tienen profunda repercusión en la vida social y económica del pueblo. Pero no sólo esas mitzvot son mencionadas, sino que también las prohibiciones de engañar en el precio de las mercaderías y cobrar interés, redención del patrimonio, limosna y otras.
Hay una profunda discusión entre los pensadores sociales en cuanto al valor básico del que emanan todos los valores sociales. Hay quienes piensan que la igualdad es el valor central (socialismo), otros dicen que la libertad es el valor central (liberalismo), y hay quienes arguyen que la compasión es el valor central (cristianismo). El judaísmo no niega el valor de la igualdad – “[la producción agrícola en el año de la Shmita será] para ustedes para comer, para ti, para tu siervo y para tu sierva y para tu empleado y para el residente que habite contigo” (Vaikra 25:6). Tampoco la libertad – “‘los Hijos de Israel son siervos para Mí, ellos son Mis siervos que saqué de la tierra de Egipto’ (Vaikra 25:55) y no esclavos de esclavos” (Baba Metzia 10A). Ni la compasión – “los miembros de Israel son vergonzosos, misericordiosos y hacen caridades”. Pero el valor social que constituye la base que enhebra la Parashá
de esta semana una y otra vez es: El valor de la hermandad. Los términos “hermano”, “camarada” en distintas formas y en distintos entornos se repiten en cada grupo de versículos a todo lo largo de la Parashá. En este artículo intentaremos ver qué expresión tiene ello en un tema que en la economía moderna crea serios cuestionamientos morales.
En los últimos años todo el mundo se convirtió en una “aldea global”, cuando el transporte de mercancías de un estado a otro y los servicios a distancia se hacen con mucha facilidad. Por ello, hay muchas empresas eligen subcontratación (contratado de obreros externos). Es decir: Cerrar unidades de producción o servicios, despedir obreros veteranos, y contratar los servicios o adquirir la mercadería en otro país, donde el costo es mucho menor. ¿Acaso eso está permitido según la halajá?
Está muy claro que semejante acción ayuda al desarrollo económico a nivel nacional, pero el precio lo pagan esos obreros que no siempre lograrán encontrar otro empleo – sobre todo si no son jóvenes. Aquí llega la Torá en nuestra Parashá y dice: “Cuando ustedes vendan una mercancía a su camarada, o compren de la mano de su camarada, no se estafen uno al otro” (Vaikra 25:14).
Al respecto dicen nuestros sabios (Sifra Bahar, 3): “¿De dónde aprendemos que cuando tú vendes, debes venderle a tu camarada? Nos enseñan: ‘Cuando ustedes vendan una mercancía a su camarada’. ¿De dónde aprendemos que cuando tú compras debes comprar de tu camarada? Nos enseñan: ‘O compren de la mano de su camarada’”.
Hay una gran discusión entre los sabios que determinan la halajá respecto a esa enseñanza, cuyo significado es que hay que preferir al hermano en toda negociación. Hay quienes opinan que es una halajá de por sí, que obliga a toda persona a preferir el comercio con un judío, a todo precio - mientras ese precio no sea exagerado (así opina el Jafetz Jaim, y el Gaón, el Rav Ben Tzion Uziel zt”l). Hay quienes opinan que el consumidor así debe hacer hasta un precio un tercio más alto de lo acostumbrado (el Rav Kuk zt”l), y hay quien opina que esa obligación existe hasta un tercio del precio en todo sentido (el Gaón, el Rav Shaul Israeli zt”l). En contraste, hay quienes opinan que no se trata de una halajá de por sí, sino que la mejor forma de cumplir con la limosna para el necesitado. Según esa opinión, no es obligación preferir comerciar con un judío rico que no necesita de la limosna, pero cuando se trata de un judío pobre, esa es la mejor forma de ayudarlo respetuosamente (Shu”t Tshuvot VeHanagot).
El camino intermedio es presentado en la muy larga y completa responsa del Shu”t Ateret Paz (primera parte, tomo 3, Joshen Mishpat inciso 10), cuya conclusión es que la preferencia del obrero judío no es una halajá obligatoria sino que una obligación moral y de valores para el nivel de los piadosos.
Esa determinación tiene muchas consecuencias en el plano de las ideas y la moral. A pesar que hay concepciones extremistas entre los ecónomos, que entienden que el mercado es una zona de competencia sin límites, en la que “la persona es como un lobo para con la persona”, y la única consideración es la ganancia, la Torá de Israel se inclina por la opinión que hay que tomar en cuenta consideraciones de hermandad y amor por las personas dentro del sistema económico, “la persona es como una persona para con la persona”. La expresión de ello es la preferencia de la compra de productos y servicios del hermano por sobre la compra de otras personas. Pero no hay una definición tajante que determine en forma exacta cuándo y cuánto se debe perder para preferir al hermano, sino que una exigencia básica, tomar en cuenta la hermandad como un factor inseparable de las consideraciones económicas.
Por ello, en caso de que la diferencia de precio es moderada, realmente hay que preferir obreros judíos veteranos (y probablemente también los gentiles que son definidos como “guer toshav”) para con los cuales hay una obligación especial de hermandad. Esa consideración - la hermandad - le da más peso a la persona específica que se encuentra delante nuestro que el provecho económico a largo plazo en el plano nacional. Pero está claro, de la misma forma, que también la Torá incentiva la eficiencia necesaria en base a las consecuencias para el desarrollo de toda la economía de Israel, y la capacidad de supervivencia de las empresas de Israel en la competencia del mercado global.
También en caso que no somos capaces de expresar el sentimiento de hermandad para con los empleados evitando totalmente su despedido, tenemos la obligación de ser sensibles al sufrimiento auténtico de nuestro hermano, que sin tener ninguna culpa se encontrará sin sustento. Esa sensibilidad debe ser expresada en la forma en que se realiza el proceso de eficiencia – en toda una gama de parámetros: Darle la oportunidad a cada empleado de expresar su punto de vista, tomar en cuenta en forma especial al que tendrá que enfrentar dificultades más que los otros, indemnizaciones generosas, ayuda en cambio de carrera, etc. Y en ese tema es bueno aprender de empresas que toman una iniciativa de cambio de carrera de los obreros dentro de la empresa misma, cuando el que trabajó en un puesto que ahora es desempeñado por una empresa externa aprende otro oficio y recibe un puesto nuevo en otro grupo de esa misma empresa.
Esa responsabilidad – preocuparse por el hermano – recae sobre todo sobre los empleados de la empresa como particulares (y más que nada sobre los directores), que tienen la responsabilidad personal de ayudar a sus compañeros que serán despedidos. La mitzva de la limosna – como obligación formal de la halajá – no recae sobre una empresa de accionistas (cuando en la mayoría de los casos, gran parte de sus propietarios no son judíos). Pero en el nivel personal, todo judío tiene la obligación de la limosna y de brindar al necesitado, y aquí, debe ver a su compañero de trabajo como “el necesitado de tu ciudad” que anteceden a otras personas pobres.
Que sean estas palabras, escritas en vísperas de Iom HaAtzmaut (el Día de la Independencia), otro ladrillo en la edificación del Estado Judío según la Torá.

Un gobierno irrelevante
Rav Shlomó Aviner

Bienaventurados somos que tenemos un gobierno propio. Si nuestras bocas se colmarían de alabanzas como el mar, no alcanzaríamos a agradecerte a Ti, D’s – todos los días, y no sólo en Iom HaAtzmaut (el Día de la Independencia). Por supuesto, eso no quiere decir que no podemos criticar. Por el contrario, “corrige al que ama” (Mishlei 3:12). Pero también cuando el gobierno tiene defectos - bienaventurados somos.
Cada gobierno y sus virtudes, cada gobierno y sus defectos. Respecto a nuestro gobierno podemos decir que es irrelevante, porque lo que es su deber no hace, y se ocupa de lo que no es su deber.
¿Cuál es el deber del gobierno? Política y seguridad, sociedad y economía. ¿En qué tiene debilidades? Mantiene negociaciones con asesinos para entregarles trozos de nuestra tierra y liberar asesinos. Y así también en cuanto a la economía y la sociedad, hay en nuestro país cientos de miles de pobres hambrientos - y eso es algo que fue generado en los últimos tiempos. Cuando este gobierno fue elegido prometió grandes cosas, pero en la práctica no hizo ni pequeñas cosas. Y a pesar de ello, lo bendecimos diciendo “esfuérzate y fortalécete”.
A cambio, para mostrar que hace algo, para hacerse acreedor de la simpatía del público, o para ser más exactos el sector más bajo del público, decidió hacerse cargo del trabajo de los talmidei jajamim (eruditos del estudio de la Torá).
Por supuesto, los talmidei jajamim
no son celosos, y dicen: Ojalá que todo el pueblo de D’s sean talmidei jajamim, y todos Tus hijos estudiosos de D’s. Pero mientras tanto, no hemos llegado a esa situación. Y no todo diputado puede nombrarse a sí mismo dictaminador de la halajá, y por supuesto que no en asuntos muy severos relacionados con el estado.
No todo el que tiene una pequeña kipa sobre su cabeza es un talmid jajam, sino como fue dicho: “‘Por cuanto los labios del Cohen deben guardar conocimiento, y deben buscar la Torá en su boca, porque es el emisario del Eterno de los Ejércitos’ (Malaji 2:7) – si el Rav es semejante a un ángel del cielo, pidan la Torá de su boca. Y si no, no la pidan” (Moed Katan 17A) [ángel y emisario en hebreo es la misma palabra, malaj. N. del t.]. Es decir, las santas personas que cumplen escrupulosamente los pequeños detalles como las severas prohibiciones, armados de gran temor a D’s y buenas virtudes, que sacrifican su vida para estudiar la Torá día y noche, rezan con gran intención y ellos mismos están imbuidos de santo respeto por sus maestros.
E incluso no cualquier Rav se encuentra en un nivel tal que se puede decir de él que es un gran talmid jajam que puede decretar la halajá, incluso si sus obras son de gran provecho para su comunidad. Por supuesto que pequeños o medianos Rabanim (Rabinos) no deben pretender ser los que determinan la halajá, por supuesto que no si eso lo hacen para caer en gracia a los ojos del público, mostrándose como si facilitasen la vida, como si fuesen más atentos y amigables con el público.
En los últimos tiempos distintos diputados – religiosos o no, también completos ignorantes de la halajá – comenzaron a determinar la halajá en todo tipo de campos:
1. Todo Rav podrá realizar conversiones – lo que permitirá conversiones sin aceptación del yugo de las mitzvot, y de esa forma provocarán divisiones dentro del pueblo y será necesario que cada familia escriba su árbol genealógico.
2. Entierro de gentiles en cementerios judíos.
3. Un solo Rav HaRashi (Supremo Rabino de Israel) en vez de dos – lo que produce una división entre los tribunales religiosos y el Rav HaRashi.
4. Elección de las personas que integrarán el cuerpo que deberá elegir al Rav HaRashi – es decir, aumentando la cantidad de electores seculares y disminuyendo el número de Rabanim en ese cuerpo.
5. Elección de supremos Rabinos de cada ciudad.
6. Sanciones disciplinarias contra Supremos Rabinos de ciudades que emitan su opinión en temas que no sean de la halajá.
7. Obligación de los Rabanim de proporcionar certificado de kashrut a negocios que están abiertos en Shabat.
8. Trasferencia del sistema de certificación de la kashrut de manos de la Rabanut a una empresa privada.
9. Las Asambleas Religiosas estarán compuestas en su mitad por mujeres.
10. El director de los Tribunales Religiosos será nombrado por el Ministerio de Justicia, y no estará subordinado a la Rabanut HaRashit.
11. En la asamblea que nombra jueces religiosos habrá 4 mujeres.
12. Los tribunales religiosos no podrán emitir fallos monetarios tratándose de divorcios.
13. “Pacto de pareja” – es decir, casamiento civil entre un hombre y otro hombre, una mujer y otra mujer, lo que producirá una división dentro del pueblo y cada familia se verá obligada a escribir su árbol genealógico.
14. Todo Rav podrá inscribir parejas que quieren casarse, incluso si no se encuentran en su distrito.
15. Ley de “útero de alquiler” (un acuerdo en el que una mujer acepta quedar embarazada
 mediante técnicas de reproducción asistida, con el objetivo de engendrar y dar a luz un niño que será criado como propio por otra persona), también para quienes no constituyen una familia – incluso un hombre que vive con otro hombre, una mujer que vive con otra mujer.
16. Adopción de niños de una religión por parejas de otra religión.
17. Enrolamiento de los estudiantes de ieshivá (centro de estudio de la Torá), es decir, determinación de cuántos años estudiarán los estudiantes en las ieshivot y cuándo se enrolarán.
18. La Asamblea de la Shmita no se ocupará solamente de la Shmita sino que también de temas sociales.
19. Ley de inspección de los mohalim.
20. Ley de las Balaniot, que les prohíbe preguntarle a la mujer que viene a la mikve si lo hace como corresponde según la halajá.
Por ello, tenemos una proposición para los queridos diputados, religiosos o no, y para los partidos políticos, religiosos o no: Por favor, ocúpense de los asuntos que es su tarea para lo cual fueron elegidos, como seguridad, política, sociedad y economía. Por favor, no determinen en temas de medicina, ciencia y halajá. Se necesita un poco de raciocinio y un poco de humildad para no ocuparse de lo que no entienden ni fueron autorizados. Dejen la determinación de la halajá en manos de los talmidei jajamim, los Rabanim y la Rabanut HaRashit – y entonces D’s los bendecirá y los coronará con el éxito en todas sus acciones. Conserven toda nuestra amplia tierra, continúen construyéndola, preocúpense por los pobres y los hambrientos, y por supuesto colaboren con los talmidei jajamim con respeto y temor, y no coaccionándolos. La coerción tampoco ayudará, porque los creyentes dentro del pueblo nunca consentirán que ustedes sean los que determinen la halajá en nuestra generación.
Sí. Bienaventurados somos que tenemos un gobierno, con todo lo difícil – bienaventurados somos, y añadiremos más y se cumplirá: “Bienaventurado es el pueblo que así le es, bienaventurado es el pueblo que el Eterno es su D’s” (Tehilim 144:15).

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