Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Tzav     12 de Nisan 5773     Shabat HaGadol     No 911

La libertad auténtica del pueblo no le es obsequiada
Rav Eliezer Shainvald
(Reimpresión)

La salida de Egipto, de la esclavitud a la libertad, es un modelo del proceso del pasaje a la libertad auténtica.
El proceso comenzó antes de Pesa, cuando Am Israel (el Pueblo de Israel) fue ordenado tomar un cabrito para sacrificarlo. En ese momento, ocurrió el “gran milagro”; a pesar de la furia de los egipcios - cuya divinidad les estaban arrebatando - no fueron capaces de hacerles ningún daño (y por ese milagro es llamado “Shabat HaGadol”). El apodo “gran”, nos hace preguntar: “
¿Por qué es llamado ‘gran’ milagro, acaso no hubo milagros más grandes que ese? Por ejemplo, el milagro de la partición de las aguas en Iam Suf, y los otros milagros que le hizo D’s a Am Israel. ¿Acaso no fueron más grandes?” (Kdushat HaLevi, Itro). Y la respuesta: ¡El gran milagro que ocurrió, es el cambio en Am Israel mismo! “Y por ello lo llamaron ‘gran milagro’, ya que su entendimiento fue engrandecido, y no temieron en lo más mínimo a los egipcios, a pesar que pretendían degollar su divinidad” (allí). El cambio radical que preparó la gueulá (Redención) y la libertad, fue el “engrandecimiento del entendimiento”. Am Israel logró comprender en profundidad quién es él y cuales son sus metas, y gracias a ello se colmó de vigor y espíritu de valentía, de osadía, hasta ser capaz de arriesgarse y enfrentar a los egipcios. Una nación que quiere ser libre, debe estar dispuesta a luchar por sus principios y pagar el precio que ello exige, ya que la libertad no le es obsequiada.
Para ser merecedores de una libertad plena y auténtica, antes debemos tener claro qué significa ello, a través del “engrandecimiento del entendimiento”. “No es tan fácil concebir el concepto de esclavitud en todo su sentido, hasta ser capaz de reconocer cómo liberarse de sus lazos y salir a la extensión de la libertad, liberarse totalmente de la maldición del esclavo (Bereshit 9:25) y acogerse bajo la bendición del que es libre (ver Mishlei 6:23). No es fácil tampoco concebir el concepto de libertad en todo su sentido, hasta ser capaz de llegar a la libertad auténtica sin caer en la falsa libertad, que es mucho peor y mucho más vil que toda esclavitud” (Rav Kuk zt”l, Maamarei HaReayá, Pág. 163). Fácilmente se puede caer en una ilusión de libertad, cuando en realidad nos encontramos sumergidos en una esclavitud perpetua. Libertad auténtica comprende principalmente dos etapas: Libertad física, y espiritual. “A) La libertad propia, libertad del cuerpo de toda esclavización ajena... B) Esa libertad sólo puede ser adquirida a través de la libertad del alma, la liberación del espíritu de todo lo que lo aparta del sólido y derecho camino, que fue gravado en su esencia propia” (Olat Reayá Bet, Pág. 244). En primer lugar, la libertad física - liberación de toda influencia de gobierno ajeno, que ocurrió en Pesaj. En segundo lugar, la libertad espiritual - formación y cristalización de la cultura propia, que comenzó en Shavuot con la entrega de la Torá, pero es un proceso que continuará hasta su culminación en el término de los días. Los días de Sfirat HaOmer son los que vinculan ambas etapas, y conforman la fórmula de la libertad plena.
Una nación puede ser libre desde el punto de vista político, poseer organismos democráticos, pero ser una nación esclava desde el punto de vista espiritual y cultural: Esclava de las modas cambiantes, de los intereses y metas ajenos. Como explica el Rav Kuk zt”l: “La diferencia entre el esclavo y el hombre libre, no es sólo su situación física, si está sometido por otro o no. Podemos encontrar un esclavo culto, que su espíritu es totalmente libre, y por el contrario, un hombre libre cuyo espíritu es el de un esclavo. La libertad en esencia es ese sublime aliento, a través del cual la persona y el pueblo se elevan, y son fieles a su esencia interna propia... lo que no es así en cuanto al que pose un espíritu esclavo, que su vida y sus sentimientos nunca estarán vinculados a su esencia propia, sino que a lo que es hermoso y bueno para el que lo somete de alguna forma, ya sea un sometimiento formal o moral” (Maamarei HaReayá, Pág. 157). En esa situación, la libertad de la nación es sólo en apariencia. El camino para llegar a la libertad espiritual auténtica incluye varios factores: En primer lugar - la nación debe invertir esfuerzos y talentos para aclararse a sí misma - en base a la Torá y el “engrandecimiento del entendimiento” - su naturaleza propia. En segundo lugar - de acuerdo a su naturaleza propia, debe confeccionar su sociedad y su Estado, y no solamente como copia de los demás. En tercer lugar - actuar en base a ello; debe llevar esos principios a la práctica en todo el sistema gubernamental y todas los planos de la vida. Ese es un largo camino, que a su término será alcanzada la deseada meta. Para garantizar el avance continuo, hay que realizar constantes evaluaciones, “búsquedas de jametz (levadura)” psicológicas-espirituales continuas en el ámbito nacional, para diagnosticar si se es fiel a las metas y la voluntad propia de la nación, o aún se encuentra esclavizada por las metas y voluntades de los demás: “Y cuando buscamos el jametz a la trémula luz de la vela, buscamos también en los escondrijos del corazón, para eliminar todo fermento de esclavitud que se adhirió a nuestra ánima, para que podamos entrar al círculo del resplandor de la 'fiesta de la libertad' con alegría, limpios de toda mancha de esclavitud, ya sea esta la esclavitud evidente...ya sea la esclavitud oculta, que es pintada con los falsos colores de la libertad superficial, con los que los embaucadores engañan a la ciega multitud” (Maamarei HaReayá, Pág. 163). En ese largo camino, hay obstáculos que es necesario eliminar, en forma semejante a la “eliminación del jametz”: “Pero esos dos tipos de libertad son posibles de ser alcanzadas - la persona como particular y el pueblo como un grupo con contenido espiritual singular - sólo a través de la eliminación de todo lugar de los obstáculos de su libertad, que son el jametz, la levadura de la masa, cuyo daño es muy común cuando el resplandor de la gueulá comienza a alumbrarlo” (Rav Kuk zt”l, Olat Reayá Bet, Pág. 244). A veces la libertad auténtica nos parece algo lejano, y el peligroso desaliento nos acecha. Pero el Pueblo Eterno no teme de largos y difíciles caminos. Él continúa marchando por el sendero, teniendo presente que el valor del producto es proporcional al grado de dificultad.
Luego de haber buscado el jametz y haberlo eliminado de todo lugar, después de habernos sentado a la mesa del Seder como personas libres, y haber declarado frente a todos que “este año somos esclavos, el año que viene seremos libres” (Hagadá), recibimos nuevas y frescas fuerzas para seguir marchando por el sendero hacia la libertad auténtica y la gueulá plena. 

Midreshet Majón Orá

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Entre dos mundos
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: ¿Cuál es el camino del Sionismo Religioso? ¿Cómo se puede estar colgado entre dos mundos?
Respuesta: A primera vista, uno de esos mundos es el Sionismo, y el otro mundo es la religiosidad – y la persona se encuentra rasgada entre ellos. Es cierto que en la práctica son dos mundos, hay nacionalistas no religiosos y hay religiosos que no son nacionalistas, pero en realidad todo eso es un solo mundo.
¿Cuál es la esencia del Sionismo?
El renacimiento de la nación en su tierra, lo que incluye aliá (inmigración a Israel), asentamiento de la tierra y gobierno sobre ella. Y es sobre entendido que el gobierno sobre ella incluye ejército. Pero todo eso está escrito en la Torá un sinfín de veces – que Eretz Israel (la Tierra de Israel) es nuestra tierra, que hay que vivir en ella, edificarla y poseerla. Es decir, una posesión nacional, o en otras palabras crear un Estado y un ejército. Véase las acotaciones del Ramba”n al Sefer HaMitzvot del Ramba”m, precepto positivo 4 agregado, que resume la mitzva de Eretz Israel en tres partes: Vivir en la tierra, es decir, asentarla. No dejarla desolada, es decir, edificarla. No dejarla en manos de otro pueblo, es decir, poseer la tierra y formar un estado.
La esencia del Sionismo Religioso es una:
Renacimiento de la nación en su tierra según la Torá. Y en realidad, todo es una misma cosa, pero de momento que durante 2000 años no podíamos ocuparnos del renacimiento de la nación, lo olvidamos. No es algo nuevo, sino algo antiguo que fue olvidado. Hay una expresión similar de nuestros sabios: Lo olvidaron, y volvieron a instituirlo (al principio del tratado Meguila). No hay algo nuevo, todo es antiguo. Solo debemos acostumbrarnos nuevamente, de momento que lo olvidamos.
Es cierto que al principio del asentamiento de la tierra no sólo que había cierta hostilidad sino que incluso desentendimiento entre los nacionalistas y los jaredim (ultra-ortodoxos), ya que lo que estos hacen estos otros no están interesados en hacer. Pero lentamente, con la vida conjunta, comenzaron a conocerse y a valorarse y a colaborar. Los sionistas se hicieron más religiosos, los religiosos se hicieron más sionistas, y los sionistas religiosos se encuentran en el medio, son una expresión de la plenitud de la Torá. ¡Plenitud! ¡Todo lo que diga D’s, haremos y escucharemos!
También dentro del Sionismo Religioso mismo hay distintos matices. Hay más sionistas, y hay más religiosos. Ese es el camino correcto. Es semejante a la actitud frente al cuerpo y el alma: No se puede sin cuerpo, de lo contrario el alma decaerá. No se puede sin alma, de lo contrario el cuerpo carecerá de vida.
Pero la verdad es que cuando una persona del Pueblo de Israel dice: Yo soy religioso, en realidad es también sionista, incluso si no es consiente de ello. Los jaredim son sionistas, incluso si no son concientes de ello. Y cuando una persona dice: Yo soy sionista, en realidad es también religiosa, incluso si no es consiente de ello. Todo eso es aclarado en profundidad en el libro Orot.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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