Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Ki Tavo     21 de Elul 5772     No 884

"Yo no hubiera creído"
Rav Eial Vered

Las Parashot de la semana que nos acompañan en el mes de Elul, también hablan de la preparación de este mes. La primera parte del mes fue consagrado a las Parashot que tratan el tema de la guerra – desde Shoftim y continuando con Ki Tetze – donde sale a flote una y otra vez ese asunto, desde distintos puntos de vista.
Es muy interesante la actitud de nuestro Rav Moshé a lo largo de todo el libro de Dvarim (Deuteronomio). Moshé no sólo que no se desentiende de las aprensiones y dudas que acompañan la entrada a la tierra, sino que elige tratar frontalmente el tema, con valentía. Un versículo se repite una y otra vez: “Cuando te digas en tu corazón”, y de esa forma Moshé va enumerando las aprensiones una tras otra; las ciudades fortificadas, los numerosos pueblos, las armas con las que cuentan, la extensa tierra. Todas las dudas son formuladas claramente a plena luz del día y reciben su atención, y de esa forma se desvanecen.
Y en las Parashot que hablan de la guerra, nuestro Rav Moshé también habla del desagradable tema: El miedo.
El tema del miedo vuelve a ser tratado en nuestra Parashá, cuando Moshé reprime a Am Israel (el Pueblo de Israel) y los advierte “y tu vida estará pendiente delante de ti, porque sentirás miedo de noche y de día, y no estarás confiado en que vivirás. Por la mañana dirás ojala que sea de noche, y en la noche dirás ojala que sea de mañana, por el miedo de tu corazón que temerás, y por la visión de tus ojos que verás” (Dvarim 28:66-67).
Tres veces aparece el miedo en dos versículos contiguos. ¿Qué es ese miedo? ¿De qué se tiene miedo? Rashi allí dice “tu vida estará pendiente delante de ti – por la duda. Toda duda es como si estuviese pendiente,
¿quizás muera hoy a filo de la espada que es esgrimida en contra nuestro?” (Rashi, Dvarim 28:66).
Es esa duda la que nos roe y no nos deja en paz. Es la duda con la que ya nos encontramos en la Parashá Shoftim en los preparativos para la guerra: Allí se escondía tras el término “no sea que”. “Quien es la persona que construyó una casa nueva, y no la ha inaugurado… no sea que muriere en la guerra… y quién es la persona…no sea que muriere en la guerra” (Dvarim 20:5-7). Quizás, no sea que, puede que – una duda que nos roe y nos hace sentir miedo. Y el miedo, en vez de impulsar adelante, de invitarnos a superarnos y elevarnos a un nivel de fuerzas más potentes, nos paraliza y nos “clava” en el lugar.
El miedo le impide a la persona liberarse de los marcos de su vida particular y pasar al círculo más genérico, de cambio e influencia. Es el miedo de la derrota, de la competencia, de lo que dirán – distintos tipos de miedo, que sobre todos ellos se encuentra el miedo a cambiar.
Tememos cambiar. Porque el cambio dice algo respecto a nuestro ser.
¿Quizás tendremos que cambiar nuestra apariencia, o cambiar lo que estábamos acostumbrados, o cambiar la forma de vida que nos es conocida y cómoda?
Aparte de ello – muchas veces intentamos cambiar y no lo logramos, prometimos y no cumplimos, dijimos y luego cambiamos de parecer, hasta que dentro nuestro se fue formulando una oración interna – "los cambios no son para mí, es preferible quedarse en donde estoy cómodo, donde me siento seguro".
Y de eso tenemos que arrepentirnos. De ese miedo. La Tshuva (arrepentimiento sincero), más que corregir los detalles de las acciones, cambia la dirección y la tendencia. Le da significado a todas las acciones y todas las mitzvot, genera un proceso de movimiento hacia adelante, en dirección al Creador, bendito sea. Que Su presencia sea palpable en cada momento, ya sea un momento de kodesh (santo) o de algo laico. Y eso es lo que da miedo, que “no hay ningún lugar sin Él”, y la exigencia es de Su presencia en todo momento.
Ese es el miedo del que teme de las trasgresiones que cometió. ¿Quizás es una persona que teme que cuando salga a luchar en la guerra “liquidarán” con él sus cuentas, por todas las trasgresiones que hizo? No necesariamente. Se trata de una persona que el haber hecho una trasgresión, el haber sido derrotado, el haberlo intentado y no haberlo logrado, generó en él esa oración interna, que él no es capaz de hacerle frente a lo que exige salir del lugar cómodo y conocido. Y por ello teme salir a la guerra, ya sea una guerra física o espiritual. La guerra de sí mismo, de su vida.
¿Cómo se supera eso? Cuando se teme – ¡lo peor que se le puede decir a una persona, es “no temas”!
Una frase de una canción me suena en el oído: "No temas, tú no estás solo".
Nuestro miedo parte en forma básica de la sensación de soledad. Si caeremos estaremos solos, no habrá nadie que nos ayude. Y de esa forma, la fiesta de Rosh HaShaná (Principio de Año) que se acerca nos parece como un examen anual. Vamos llegando, sabemos que nos van a buscar los defectos y los fracasos, y eso ya es una sensación desagradable. Se hace todo lo que se puede para “disimular” las faltas, para caer en gracia a los ojos del "examinador"...
Pero la verdad es totalmente distinta. Nuestra capacidad de cambiar sin temer esta íntimamente relacionada a nuestra vinculación a ese destello Divino, sin fin, que siempre desea renovarse y fluir. D’s no es un examinador que se encuentra al final del camino con una hoja llena de malas notas. D’s desea justificarnos, desea que triunfemos, nos enjuicia y enseguida nos entrega Iom Kipur (el Día del Perdón). Y también le antecedió a los Días de Juicio un mes entero de Misericordia. El juicio es sólo para que sepamos cuáles son sus expectativas de nosotros, qué somos capaces de hacer, que no nos olvidemos de dónde llegamos. Pero enseguida nos entrega otro poco de tiempo, y fuerzas, y vida.
La capacidad de superar el miedo comienza ahora, del convencimiento pleno que D's desea que triunfemos. Desea mucho que triunfemos, como un padre que desea el triunfo de sus hijos. Y también si caeremos después de haberlo intentado, Él estará allí para ayudarnos a levantarnos y "cargarnos" de "combustible" para un nuevo ascenso.
Ese miedo lo identificó el rey David enseguida al comienzo del canto que recitamos en el mes de Elul: "Salmo de David. El Eterno es mi luz y mi salvación.
¿A quién he de temer? El Eterno es la fortaleza de mi vida. ¿De quién he de tener miedo?" (Tehilim 27:1). Cuando el punto central de la vida es el vínculo con el Señor del Mundo, ¿de qué o de quién se teme?
Todo vuelve al mismo punto: La fe en la bondad infinita Divina. En este mundo no hay algo así, es algo que parece por encima de la capacidad de entendimiento humanas: Te entregan bien sin límite, para que te sea bueno también aquí y también en el Mundo Venidero.
¿Cuál es la trampa? No hay trampa. Hay sólo voluntad de hacer el bien. Y nosotros, no tenemos suficiente fe.
Pero en el mes de Elul se abre un nuevo portón de la fe. Las dudas son cambiadas por la sensación del convencimiento pleno que es posible, y ¡esta vez lo lograremos! Y el lule [se refiere al versículo "yo no hubiera creído que vería la bondad del Eterno en la tierra de la vida" (Tehilim 27:13). N. del T.] dudoso se transforma en Elul [las mismas letras al revés. N. del T.] que nos da fuerzas y alegría para vivir y cambiar aquí, en la Tierra de la Vida, "ten confianza en el Eterno, sé fuerte y fortalece tu corazón, y ten confianza en el Eterno" (Tehilim 27:14).

Midreshet Majón Orá

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Sólo hoy
Rav Shlomó Aviner
(reimpresión)

Pregunta: Muchas veces me siento desalentado. Yo realmente me esfuerzo y me empeño en corregir mis virtudes y mis acciones – y no lo logro. Miro mi pasado, y mis ojos se oscurecen. Miro mi futuro, y si soy sincero conmigo mismo, si soy realista – no veo ninguna esperanza. Tantas veces he caído, me he levantado – ¡y al otro día, he vuelto a caer! Hoy me estoy comportando bien – pero no me parece que por mucho tiempo. Entonces, ¿para qué esforzarme hoy?
Respuesta: Tú has dicho la respuesta: “HOY”. D’s no te exige que corrijas todo tu futuro, sólo HOY. “Hoy – si escucharéis Su voz” (Tehilim 95:7). Hoy, sólo hoy. Cuando se ayuda a personas que se encuentran en un estado de adicción, a veces se utiliza un método: No se les exige corregir su conducta para siempre - sólo hoy. Y mañana – veremos.
Así nos explica el Rav Kuk (Midvar Shur): Nuestros sabios dijeron “arrepiéntete el día anterior a tu muerte” (Avot 2:10). Y cuando le preguntaron a Rabí Eliezer sus discípulos, ¿quién sabe qué día morirá?, les dijo: "¡Entonces, que se arrepienta hoy, porque quizás mañana morirá!" (Shabat 153A). Si así es, ¿por qué no dicen simplemente: Que se arrepienta cada día? Porque no es la misma tshuva (arrepentimiento sincero). Si una persona cree que todavía le quedan muchos años de vida, debe planear el presente y el futuro para que no vuelva a reincidir en su falta. De esa forma sentirá sobre sus hombros un pesado yugo, y perderá la esperanza de arrepentirse sinceramente: ¿Quién sabe qué pruebas le esperan en el futuro?
Por ello, le decimos: Prepárate sólo para un día. “Y por un sólo día, le será fácil vencer a su instinto en las pruebas que encontrará, incluso si se ha acostumbrado a hacer el mal – D’s no lo permita. Y después, se esforzará otro día más, hasta que se acostumbre a andar por el buen camino” (Midvar Shur 88-89).
Ese es el secreto de la concentración de las fuerzas: No te disperses, concéntrate en lo que haces en este momento, y en este día (ver Musar Avija 2:2, Bejol Drajeja Daeu). Pero toma en cuenta que puede que toda tu vida tengas que luchar por alcanzar las mismas metas. También Tzaha”l (Ejército de Defensa de Israel) lucha con gran sacrificio contra nuestros enemigos desde la Declaración de la Independencia – y todavía hay enemigos. Pero cumple su papel, y se merece gran aprecio. También el libro “Tania” fue escrito para la persona beinoni (medio. Ni justo, ni malvado. N. del T.) que toda su vida lucha contra el mismo Ietzer HaRrá (mal instinto), y gracias a D’s logra vencerlo en sus acciones, sus palabras y sus pensamientos.
Hay una antigua leyenda griega, según la cual un personaje fue castigado de una forma muy frustrante: Debía llenar con agua para toda la eternidad un barril perforado, que se vaciaba todo el tiempo. Salvando las grandes diferencias, nuestros sabios nos cuentan que el que estudia y olvida todo lo que estudia – en forma semejante al barril que se vacía constantemente – no debe preocuparse, porque será recompensado por cada balde de agua que volcó en el barril. En otras palabras: “La recompensa, es proporcional al esfuerzo” (Avot 5:23). D’s no juzga a la persona por sus logros, sino que en base a su esfuerzo, en base a la utilización plena de las fuerzas de su alma.
Cada persona en la tierra tiene condiciones de inicio y condiciones de lucha distintas. Por ello, no es juzgada según los logros, sino que según su lucha. “Y quizás tú digas: ¿Yo estudio mucho, y él estudia poco? Ya sea que estudia mucho o estudia poco, lo importante es la intención” (Brajot 17A).
Escribió el Rav Kuk (Shmona Kvatzim 8:36): No debemos desesperar si después de esforzarnos muchos años nos encontramos exigiéndonos en los mismos asuntos que tanto nos ocupamos de ellos y andamos en derredor. Y en lo que respecta a las cosas básicas de las buenas virtudes, a veces nos encontramos en la misma situación, permanecimos en nuestra pequeñez, y nos vemos necesitados a lo largo de toda nuestra vida del mismo esfuerzo para superar problemas morales sencillos – es decir, nos encontramos en el mismo punto de partida. Pero después de todo, sabemos que nuestro esfuerzo no fue en vano, y nuestro espíritu se ha enriquecido mucho con esa labor. El sentimiento de frustración que nos acompaña cuando nos damos cuenta que después de tanto trabajo todavía nos encontramos en la oscuridad, llega para enseñarnos: ¿Qué pretende D’s de nosotros? Él pretende que siempre – incluso hasta la vejez – nos encontremos armados de nuestras fuerzas espirituales, para trabajar y cargar, y nunca digamos que ya hemos terminado nuestra tarea. Porque la meta no es alcanzar algún logro, sino que elevarnos, y siempre andar trepando. Y cuando nos ataca algún sentimiento de holgazanería que pretende debilitar nuestro esfuerzo, y nos hace ver la dura realidad: Tal parece que todo nuestro esfuerzo pasado no tuvo ningún fruto, como si permaneciésemos en la misma situación inicial en la que empezamos a trabajar, de pobreza de espíritu y congoja. Eso no es para que desesperemos – D’s no lo permita – sino que para hacernos recordar que debemos luchar siempre, que no debemos alcanzar una meta determinada sino que luchar. “Bienaventurado sea el hombre temeroso de D’s que desea las mitzvot” – las mitzvot en sí, y no su recompensa. Y después que aceptemos con buen corazón la época de oscuridad, nos alumbrarán luces nuevas- viejas, “el Eterno es mi luz y mi salvación. ¿A quién he de temer?” (Tehilim 27:1). 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail:
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