Beahavá   Ubeemuná

Majón Meir
El centro de estudios judaicos en Israel
Avenida HaMeiri 2, Kiriat Moshe, Ierushalaim  91340

Teléfono: 972-2-6511906         fax: 972-2-6514820
Hebreo: www.machonmeir.org.il
              
torah@machonmeir.org.il 
Español: www.alumbrar.org
               
sfaradit@emeir.org.il


Parashat Shmot     18 de Tevet 5771     No 798

¿Juventud “desconectada”, o marcos “desconectados”?
Rav Lior Engelmann

Un instante antes de pasar del libro Bereshit (Génesis) al libro Shmot (Éxodo), en el delicado límite entre la Torá de los gigantes particulares y la Torá de todo un pueblo - que lo tiene todo en él, con muchos diferentes matices - pensé en “Tzur Israel”. No me refiero a “Tzur Israel” mismo – es decir, D’s, respecto al cual fuimos ordenados “y meditarás en él día y noche” (Ioshua 1:8) sino que a una escuela especial, que se encuentra en Psagot, en la zona de Binyamin.
No es por casualidad que pensé justamente en esa escuela al límite entre la bendición de Iaacov a sus hijos y el crisol del pueblo en Egipto. El Rav Kuk explica que Am Israel (el Pueblo de Israel) se caracteriza por la conjugación especial de la importancia del público general con el valor singular de cada persona. En el correr de la historia hubo concepciones que se caracterizaron por grandes ideales nacionales, que finalmente pisotearon la vida de las pequeñas personas. Y en contraste, concepciones opuestas que colocaron al individuo particular en el centro, convirtieron a la sociedad en un campo de batalla de todos contra todos, cuando cada uno intenta saciar su hambre con las delicias de la vida, y la preocupación por los ideales generales le es totalmente ajena. En Am Israel justamente por la importancia del público general y su singular meta se reconoce el valor de cada individuo particular.
Esa es la razón por la cual un instante antes que comencemos a cristalizar en una entidad única en Egipto, y nos convirtamos en un solo pueblo, se agudiza la necesidad de definir la singularidad de cada una de las tribus de Israel - una necesidad que comenzó en forma compleja con la envidia y la competencia, y finalmente encontró su lugar pleno en las bendiciones de Iaacov a sus hijos, que trazan el camino especial para cada uno dentro del marco general.
En relación a ese punto pensé en el sistema educativo. Me parece que no hay casi ninguna escuela en la que no esté colgado en alguna pared un lindo cartel que dice “educa al joven según su camino” (Mishlei 22:6) - y a pesar de ello las escuelas por naturaleza se caracterizan por una educación que es buena para la mayoría de los niños, es adecuada para la generalidad de sus estudiantes, pero no logra llegar a todos. El sistema genérico desperdicia personas maravillosas, que se pierden en la muchedumbre. Parte de ellas pierden sus horas, días y años en una lucha de desgaste consigo mismos, o con los maestros. Y parte de ellas sencillamente son expulsadas de los marcos, llenas de frustraciones y derrotas. Cuando abandonan la escuela, se puede escuchar un suspiro de alivio de los maestros cansados de luchas, y del alumno que se hartó de marcos que desgarraron su personalidad.
¿Y qué hará ese alumno? Hasta hace un tiempo su destino era escuchar apodos como “juventud de resaca”, “expulsados del sistema educativo”, “juventud desconectada” y otras cosas de ese tipo. En los últimos años fueron creados varios marcos de otro tipo. Uno de esos marcos - que tuve el honor de conocer de cerca - es llamado “Tzur Israel”. El sistema educativo no sabe muy bien cómo digerir escuelas que no marchan al paso de las reglas generales, escuelas donde la ley principal es el amor. Aman, aman, y vuelven a amar. Aman sin condiciones, sin obligar, aman de lo profundo del corazón. Por un lado el sistema educativo no puede ser indiferente a las decenas de egresados que lograron volver a creer en sí mismos, gracias a esa educación sin marcos, y le entregó el Premio a la Enseñanza. Pero por otro lado, le es difícil al Ministerio de Educación darle a ese lugar el apoyo económico tan necesario.
Tzur Israel” y sus semejantes que se encuentran esparcidos en distintos lugares del país no son para cualquiera. Para la mayoría de la juventud un lugar como ese puede arruinar en vez de edificar. Pero para el que llega a esos lugares porque lo necesita, es un regalo de vida, literalmente.
El libro Shmot es el libro en el que nos transformamos en pueblo, pero justamente es él el que comienza recordándonos en forma personal a cada uno, con sus nombres particulares. Me parece que una sociedad que aspira a ser plena, debe recordar esos individuos particulares que los grandes marcos y sistemas no les son adecuados realmente.
Es importante que sepamos que existen escuelas como “Tzur Israel”, es importante que el que el presupuesto de la educación se encuentra en sus manos recuerde entregarle lo que le corresponde también a los lugares especiales e importantes como esos. Y hasta que el sistema lo haga, es conveniente que cada uno de nosotros lo sepa: Marcos educativos especiales viven de mucho amor y de porciones muy generosas de sacrificio de los que allí trabajan, y también de sueldos bajos – que muchas veces no son pagados todos los meses. El apoyo del público, en el plano de los valores y en la práctica, es para ellos un bálsamo de vida. 

Midreshet Majón Orá

Centro de estudios de Torá para chicas en
español y portugués.
¡¡Están todas invitadas!!
Para más detalles llamar al 052-4621830
o escribir a anachman2@walla.com, editorial@alumbrar.org
Para las interesadas, hay dormitorios en el lugar. 

No vendas nuestra tierra a un pueblo ajeno
Rav Shlomó Aviner

Me preguntaron, ¿por qué – en mi humildad – agregué mi firma a la petición de los Rabanim (Rabinos) que prohíben vender casas, apartamentos, terrenos y campos a los árabes? La respuesta es tan sencilla: La visión del Estado Judío. Regresamos después de dos mil años de galut (exilio) para edificar un Estado Judío.
Está permitido que vivan en él gentiles, y hay que tratarlos bien y con toda la rectitud y el respeto que se debe tener para con el extranjero que se encuentra en nuestra tierra. Pero fortalecer la posesión de los árabes en esta tierra es una irresponsabilidad nacional, ya que hoy en día son un 25% de la población, y debemos cuidar una mayoría judía clara y fija.
No es ningún secreto que los árabes quieren adueñarse de nuestro país y despojarnos de nuestra tierra, y lo hacen de todas las formas posibles: A través de sangrientas guerras, a consecuencia de las cuales nuestro país está lleno de huérfanos, viudas y padres que han perdido a sus hijos en las batallas. A través del terror continuo, que también él cobra víctimas. En los últimos tiempos, después de la gran desgracia del Carmel, dijeron en forma oficial que se debe añadir incendios en Israel – y en efecto, ya hubo 15 intentos de incendios. Y también a través de la compra masiva de terrenos por parte de los árabes, a todo lo largo y lo ancho de la tierra, sin descanso, en dimensiones colosales – como en Yafo, Haifa, Ako, la galilea, y en los últimos tiempos hay un intento de comprar el barrio “Nof Tzion” en Ierushalaim. Hay en el mundo árabes ricos que están dispuestos a aportar millares para ese fin. Y en efecto, judíos con responsabilidad nacional débil son tentados por las grandes sumas de dinero que ofrecen.
Cuando yo era un niño – en el movimiento juvenil Bney Akiva – fuimos exhortados junto con nuestros amigos a andar días y noches repartiendo de casa en casa las alcancías azules del Keren Kaiemet LeIsrael, para la redención de Eretz Israel (la Tierra de Israel) de manos de los árabes. Y ahora, ¿acaso haremos justo lo contrario?
No se trata solamente de una
halajá particular, que habla de la prohibición de “no le concederás gracia” (Dvarim 7:2) – no les darás asidero en la tierra. En el mes de Iyar del 5768 los más grandes Rabanim del público jaredi (ultra-ortodoxo) publicaron su opinión al respecto, y ya habló del tema el Gaón (genio del estudio de la Torá), el Rav Herztog en su respuesta en cuanto a la actitud frente a los gentiles en Eretz Israel, incluso antes de la Declaración de la Independencia (Tjumin Alef): Se debe diferenciar entre una venta esporádica y el peligro de ser despojados de nuestra tierra, en cuanto a lo cual el estado tiene la obligación de fijar límites especiales en cuanto a la venta a gentiles.
Hay quienes preguntan: ¿Qué sucederá si gentiles en EE.UU. se negarán a alquilar o vender casas a judíos en su tierra? Es un tonto argumento demagógico. Todos saben que los judíos en EE.UU. son ciudadanos fieles, no aspiran a edificar un estado judío dentro de EE.UU., no participan de acciones terroristas, y no pactan con los enemigos de EE.UU.
Y también hay quienes preguntan: ¿No se trata de racismo? También ese es un argumento demagógico tonto. Racismo es una concepción biológica, que diferencia entre una raza superior y una raza inferior, cuando la raza superior tiene el derecho de subyugar y aprovechar la raza inferior. Pero Am Israel incluye dentro suyo decenas de razas – y quizás es el pueblo que incluye más razas en el mundo – todas las razas europeas, la mayoría de las razas asiáticas, africanas y americanas. Pero el Pueblo Judío quiere que nuestro país continúe siendo judío, de la misma forma que el pueblo de EE.UU. desea que su estado continúe siendo un estado estadounidense.
Es más, toda persona recta del mundo debe reconocer que nosotros hacemos por los árabes que habitan en nuestra tierra mucho más de lo que deberíamos, sin ninguna comparación con ningún otro país. No porque estemos obligados, sino que porque tenemos un ideal moral. Pero no hay nada – ni las cosas más nobles – que el extremismo no lo dañe. Y no puede ser que se llegue a una situación de suicidio nacional. Que nuestro estado sea un estado democrático judío no quiere decir que la democracia debe suicidarse para demostrar su vitalidad.
Dos mil años soñamos con el Estado Judío, y gracias a D’s, esa aspiración se plasma frente a nuestros ojos, y continuaremos fortaleciéndonos para con ella.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail:
sfaradit@emeir.org.il, editorial@alumbrar.org

Es posible leer la publicación de esta semana y las anteriores en www.alumbrar.org. Para recibirla directamente a su casilla de correo electrónico, escríbanos a suscribame@alumbrar.org