Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Vaishlaj     16 de Kislev 5766     No 543

Y luchó Iaacov solo
Rav Azriel Ariel

La lucha de Iaacov con el ángel constituye el modelo de muchas contiendas en las que el atacado se encuentra solo frente a un agresor más fuerte que él, que acomete sin motivo alguno. Intentaremos aprender de la contienda de Iaacov, para saber algo más respecto a las otras contiendas, similares o distintas.
Por la noche, Iaacov cruza el río Iabok. Unas pequeñas vasijas fueron olvidadas en la otra orilla. No las robó ni las adquirió con artimañas - y por ello le son valiosas. Y justamente en ese momento, cuando pretende salvar lo que obtuvo trabajando con rectitud y esfuerzo, llega un personaje anónimo que lo ataca. Iaacov se encuentra solo frente al agresor. Nadie acude a socorrerlo. Nadie sabe lo que está sucediendo. Iaacov tampoco comprende qué falta ha cometido, por qué es atacado. Iaacov se encuentra en esa situación durante muchas horas, en una dura lucha que continúa hasta que raya el alba. Él sabe que su posición defensiva cobrará su precio - pero está dispuesto a pagarlo. Justamente cuando el ángel "vio que no podía con él" - "lo hirió en la coyuntura de su muslo, y se descoyuntó la coyuntura de Iaacov" (Bereshit 32:26). Sólo al rayar el alba es aclarado que Iaacov es el vencedor, y no se despide del ángel hasta que este lo bendice: "No serás llamado más Iaacov, sino que Israel, porque has luchado con un ángel de D's y con hombres, y has vencido" (Bereshit 32:29).
Es acostumbrado interpretar la lucha de Iaacov como un modelo de la subsistencia judía a lo largo de los años de la galut (exilio). Intentamos subsistir, como una ovejita entre setenta lobos. Intentamos ganarnos nuestro sustento con rectitud, entre asesinos y estafadores. Y a pesar de ello, somos atacados una y otra vez.
Es difícil sostener un combate cuando se desconoce su causa. Al respecto, hay variadas opiniones. Hay quienes arguyen que el problema somos nosotros: Nos distanciamos del resto de la sociedad enorgulleciéndonos, o nos asimilamos y mancillamos la pureza de la raza. Somos demasiados ricos, o demasiado exitosos. Somos pobres y dejados. No somos normales. No somos suficientemente morales, o por el contrario, imponemos normas elevadas de moral con nuestro correcto comportamiento. Y más y más explicaciones. El común denominador - es que somos culpables. Los gentiles se comportan con normalidad, y nosotros - con nuestra anormalidad - hacemos recaer sobre nosotros las desgracias. Iaacov, según esa línea de pensamiento, tendría que haberse culpado sólo a sí mismo. Por qué compró la primogenitura, aprovechando el hambre de Esav?. Por qué "robo" las bendiciones?. Por qué se encerró a estudiar en la tienda de Shem?. Por qué recalcó su singularidad?. Por qué se encargó de adquirir el amor de su madre?. Por qué incitó a su hermano Esav enviándole mensajeros?.
En contraste, nuestros sabios nos dicen que el problema son los gentiles: El antisemitismo es una enfermedad de la humanidad. Puede que vista cierta apariencia u otra, pueden encontrarse pretextos diversos y contradictorios, pero el origen del problema es uno: Los gentiles no soportan a Am Israel. "La pauta práctica es que Esav odia a Iaacov". No somos culpables: Los culpables del antisemitismo, son los antisemitas. No tiene sentido intentar caer en gracia, comportarse correctamente a sus ojos, prosternarse o someterse, ganarse su confianza o hacer dolorosas renuncias. Hagamos lo que hagamos, siempre seremos "culpables" y "malos". Debemos cuidar celosamente nuestra identidad y singularidad. Pero también debemos protegernos y garantizar nuestra supervivencia de la mejor forma que esté al alcance de nuestras manos. Esa actitud cobra un precio a corto plazo, pero finalmente será aclarado que ese es el camino para vencer en la lucha, y también los gentiles se adherirán a los que nos bendicen. "Así dice el Eterno, el Redentor de Israel y su Santo, al despreciado de los hombres, al abominado de las naciones, al siervo de los gobernantes [es decir, a Am Israel. N. del T.]: Reyes te verán y se levantarán, príncipes te verán y se postrarán" (Ishaya 49:7).
Es semejante a una mujer que es maltratada por su marido. El agresivo esposo arguye que ella es culpable: No lo respeta suficiente, desatiende a los hijos, no cuida de la casa, malgasta el dinero, se deja estar. Mientras que ella - no puede entender qué es lo que pretenden de ella. Ella se esfuerza tanto por comportarse correctamente, por caer en gracia a sus ojos, renunciar e incluso someterse - y todo ello no tiene resultado. A veces el esposo logra convencerla que ella es la culpable de la situación: Ella comienza a creer realmente que hay algo defectuoso en su personalidad. También se siente sola - y realmente se encuentra sola en su contienda. Lee el salmo "mira a mi diestra y ve, pues no hay quien me quiera conocer" - y continúa "no tengo refugio, no hay quien cuide de mi alma" (Tehilim 142:5). Le es difícil entender que él es el culpable, que es una mala persona. Debe comprender que quizás las dificultades en las relaciones familiares son producto de las equivocaciones de ambos, pero de la violencia es culpable sólo el que es agresivo. Si bien le es difícil reconocer que ella puede cambiar la situación, eso no quiere decir que ella es la culpable. Asumir responsabilidad por su parte en esa situación, será justamente no agachar su cabeza, sino que protegerse y proteger a sus hijos - en forma activa, exigiendo sus derechos. Como nuestro patriarca Iaacov, ella debe hacer despertar el alba, salir de la oscuridad, de la dolorosa soledad, salir a la luz, reclamar el apoyo de la sociedad en forma abierta. Eso lo logrará dirigiéndose a la asistencia social o la policía, o involucrando en el conflicto familiares cercanos, vecinos y amigos que le aclaren a ella y a él que no están solos. Esa lucha defensiva tiene un precio a corto plazo - como Iaacov que fue herido. Pero si actúa de acuerdo a la dirección profesional adecuada, es esa lucha la que puede salvar la salud y el honor de la mujer maltratada, y también la integridad de toda la familia. Y quizás el agresor mismo se adherirá a los que la bendigan, y bendecirá a su mujer por haberlo salvado también a él de unas relaciones corruptas y destructivas. "Una mujer virtuosa, quién la puede hallar?... confía en ella el corazón de su marido, y él no carecerá de botín… dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus mismas obras!" (Mishlei 31:10-31).

Editorial Shavei Israel
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Diálogo de ofendidos
Rav Shlomó Aviner

- Me llamo Iosef. No me agrada que me ofendan. Cuando alguien me hiere no quedo endeudado, se lo devuelvo enseguida - sin cobrarle intereses. He comprendido que tengo permitido defenderme a mí mismo, que según la halajá si alguien me ataca, tengo derecho de responderle con la misma moneda para salvarme (Shuljan Aruj, Joshen Mishpat 421:13) - por supuesto, sin exagerar. Y también si me avergüenzan - tengo permitido avergonzarlo para defenderme (acotación del Ram"a, allí).
- Me llamo Aharón, me gustaría no reaccionar en situaciones semejantes, pero no soy capaz de dominarme, no soy capaz de escuchar oprobios y callar (Shu"t HaRibash 216). Es como una persona que no tiene posibilidad de elección al respecto, nadie puede culparme de reaccionar de esa forma en esa situación (Iam Shel Shlomó, Baba Kama, HaMeniaj). Yo se que hay personas que se dejan ofender y no ofenden a los demás, pero no todos son capaces (Shita Mekuvetzet, Ktuvot 14A). No soy capaz de ser como una piedra, y por supuesto que la Torá no me lo puede exigir (Jinuj, allí). Es contrario a mi naturaleza (Jafetz Jaim, Ptija, Lavin 9).
- Entonces, tú te estas vengando?!.
- No: La venganza es una porción que se come "fría", es decir, después de largo tiempo, en forma calculada. Pero en mi caso, es en ese instante y en ese momento - porque no logro dominarme.
- Pero a fin de cuentas, tú lo ofendes!.
- La Torá sólo nos prohibió comenzar con las ofensas, tomar la iniciativa. Pero si alguien me ataca, no me ordenó callar (Jinuj, allí). Dicho sea de paso, si mis padres me ofenden - yo me domino y callo. Debo confesar que me resulta muy difícil, pero así me ordenó el Creador del Mundo (Rambam, Hiljot Mamrim 6:7).
- Los he escuchado a ambos. Me llamo Moshé. En principio, yo estoy de acuerdo con ustedes que está permitido, pero en una situación semejante, yo no reacciono, porque no quiero rebajarme a ese nivel. El respeto por mi alma y la pureza de mis virtudes me son más importantes que vencer con mis palabras a los tontos (Carta del Rambam a Rabí Iosef Even Aknin). Por ello, me desentiendo de los oprobios, porque mi honor me es más apreciado y no lo mancillaré (Sefer HaIashar, Shaar 6). No se equivoquen; tengo una lengua muy afilada y soy capaz de aniquilar a cualquiera con mis palabras, pero yo siento que en ese juego "el vencedor es el vencido" (Meiri, Jibur HaTshuva, Meshiv Nefesh, Maamar Alef, cáp. 5). Es cierto que me han enlodado, pero yo siento que si le devolveré de la misma forma me ensuciaré a mí mismo con mi lengua, y seré "como el que se limpia su rostro de su suciedad con la misma suciedad" (HaGra, Mishlei, agregados al Cáp. 30).
- Perdón que me entrometo en conversaciones de judíos sabios, pero quizás ustedes puedan sacar algún provecho de mi experiencia. Me llamo Ralph Nader, y soy abogado. En el año 5725 escribí un libro titulado "Peligroso en toda velocidad", donde denuncio fábricas de automóviles en EE.UU. que no invierten dinero ni esfuerzos en el campo de la seguridad de los pasajeros, y de esa forma se hacen responsables de la muerte y las heridas de miles de personas por año. Sobre todo hablo en mi libro de un modelo determinado de una fábrica, que temió perder su prestigio. Ellos contrataron detectives privados para seguir mis pasos y dañar mi reputación, pero justamente por ello aumentó mi prestigio, siendo considerado como un luchador por los derechos de los clientes. Y los que intentaron enlodarme, se cumplió en ellos el dicho "el que ensucia es una basura".
- Me llamo Eliahu. Yo también soy de los que se ofenden y no ofenden, pero por una razón totalmente distinta. Sencillamente, no siento que me han herido. No me importa en lo más mínimo. Así aprendí de Rabí Eliahu De Vidal: "El que se encuentra vinculado con el mundo espiritual elevado, no sentirá las ofensas en este mundo" (Reshit Jojmá, Anava, 3).
- Yo no pienso como tú. Me llamo Tzvi
Iehudá, y estudio en la ieshiva "Merkaz HaRav". El Rav Kuk explica que el sentimiento de haber sido herido es algo natural, y la Torá no tiene por objetivo reprimir las tendencias naturales. Si fuese como tú dices, tendría que estar escrito "los que no son ofendidos y no ofenden". Pero está escrito "los que son ofendidos y no ofenden" - es decir, sienten la ofensa. Tendría que estar escrito "los que no escuchan su oprobio y no contestan", pero está escrito "los que escuchan su oprobio y no contestan" - los escuchan y los entienden perfectamente. Cuando me ofenden yo bien lo siento, pero justamente por ello no los devuelvo, para no hacer doler al prójimo. El Rav Kuk nos enseñó que hay que amar a todo Am Israel, incluso los que no se comportan como corresponde para conmigo (Ein Ayá, Shabat, Cáp. 9, inciso 83).
- Has dicho el Rav Kuk?. Yo justamente lo encontré en los escritos del Jazon Ish!. Me llamo Efraim Fishel, y vivo en Bney-Brak. El Jazon Ish escribió que el que desea hacerle el bien a su prójimo no se ofende, porque su corazón está pleno de amor que cubre todas las sombras, y es capaz de aceptar las heridas con amor, porque sabe que la mayoría de las personas no tienen nobles virtudes, y a pesar de ello las respeta (Emuná Ubitajón 1:11).
- Me llamo Israel, y soy un
jasid (de la corriente jasídica). Mi actitud frente a los oprobios no es como una herida: Por el contrario, es una especie de remedio para purgar mis pecados. Así está escrito en el testamento de un tzadik (justo), discípulo del Baal Shem Tov: "La gran regla, es perseguir la humildad. Que en todas sus acciones se esfuerce por ser despreciado, y esa siempre sea su meta, y diga en su corazón: Ojala que me desprecien y me oprobien, para que me desprecie a mí mismo y los demás también me desprecien, y de esa forma purgue mis pecados. Y cuando así haga, ya no le importará que lo ofendan, y por el contrario, se alegrará" (citado en el libro Erej Apaim 3:8). Yo no he llegado aún a ese nivel - buscar los oprobios - pero si ya me ofenden, los acepto con amor, porque todo emana de D's, y si D's así ha decretado hay alguna razón. Y el que me ofendió, no es más que un látigo en manos de D's - aunque eso no lo exime de su responsabilidad, por supuesto - y yo no debo lanzarle mis flechas devolviéndole de la misma forma. Así hizo el rey David, cuando Shimi Ben Guerá lo maldecía y lo apedreaba, y Avishai Ben Tzruia quería castigarlo. David le ordenó entonces no hacerlo, arguyendo que "dejadle que siga maldiciendo, porque se lo ha dicho el Eterno" (Shmuel Bet 16:11) - es decir, es la voluntad de D's (Sefer HaJinuj, mitzva 241).
- En mi opinión, es más aún!. Me llamo Najman, y soy jasid Breslav. Nuestro Rav nos explica que ofender es como verter la sangre del prójimo, y nos es necesario: La sangre del compartimiento izquierdo del corazón, donde se aloja el Ietzer HaRrá (mal instinto), aún domina en este mundo. Y por ello la persona es despreciada, y su sangre es vertida. Y nos dijo que para corregirlo, debe transformar "dam" (=sangre) en "dom" (=silencio), y debe ser de los que escuchan su oprobio y no contestan, y no se dejará rebajar y no dañará su honor. Y cuando se mantiene en silencio frente a D's, entonces D's vence a sus enemigos, como dice el versículo: "Confía calladamente en el Eterno, y Él vencerá a tus enemigos" (Tehilim 37:7. Ver Guitin 7A). Y está relacionado con "mi corazón está herido dentro mío" (Tehilim 109:22), es decir, de esa forma disminuye la sangre en el compartimiento izquierdo, y es como si sacrificase el Ietzer HaRrá (Likutei Moharan 6).
- Yo, en mi humildad, me llamo Moshele. A mí, me alcanza con asemejarme a mi Creador, como escribe el Rama"k (Rabí Moshé Cordobero) respecto a "siendo Él, bendito sea, un Rey despreciado, y soporta su desprecio más allá del límite": En el preciso momento que la persona comete un pecado en contra de D's, D's continúa entregándole la vida y la capacidad para hacerlo, y el pecador lo utiliza para despreciar a D's. "Y por ello los ángeles llaman a D's Rey despreciado". Y concluye que también nosotros debemos dirigirnos por sus senderos, "de esa forma debe comportarse la persona, es decir, debe ser paciente. Y debe dejarse ofender incluso hasta ese nivel, cuando continúe haciendo el bien para con el ofensor" (Tomer Dvora, Cáp. 1).

"Los que son ofendidos y no ofenden, los que escuchan su oprobio y no contestan, actúan con amor y se alegran con sus sufrimientos, al respecto dice el versículo: 'Mas los que Le aman, serán como el sol cuando sale con todo su esplendor' (Shoftim 5:31)" (Ioma 23A, Shabat 88B, Guitin 36B).

"Mi D's, cuida mi lengua del mal, y mis labios de decir falsedad. Que mi alma sea frente a todos humilde como el polvo. Y abre mi corazón para recibir Tu Torá…" (rezo de Shmoná Ezre).

Departamento ibero-americano

 Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail:
espanol@machonmeir.org.il, editorial@alumbrar.org

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