Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Vaiera     20 de Jeshvan 5781     1282

Abrir los portones del rezo
Rav Ioram Eliahu

“Avraham rezó a D’s, y D’s curó a Abimelej, a su mujer y a sus siervas, y parieron” (Bereshit 20:17). Dice el Midrash (Bereshit Rabah): “Dijo Rabí Jama Bar Rabí Janina, desde el comienzo del libro hasta ahora no fue utilizada esa expresión [rezo]. De momento que nuestro patriarca Avraham rezó, fue desatado el nudo”. En forma sencilla, la intención del Midrash es que esa es la primera vez que figura la expresión rezo en la Torá. ¿Pero qué quiere decir con que fue desatado el nudo?
En Jidushei HaRada”l al Midrash es aclarado que hasta ahora “ninguna persona rezó y fue acepado su rezo para abolir un decreto, hasta que Avraham abrió esa puerta. Y por ello el rezo de Shmona Ezre comienza con la bendición de Maguen Avraham, por mérito del cual se abren los portones de la bondad y el rezo es escuchado”. Es decir, nuestro patriarca Avraham abrió los portones del rezo, la posibilidad de rezar por algo que fue decretado, y abolirlo. Y quizás por ello nuestros sabios aprenden del versículo de nuestra Parashá “Avraham madrugó por la mañana y fue al lugar donde había estado parado delante del Eterno” (Bereshit 19:27), que nuestro patriarca Avraham fijó el rezo de Shajarit.
Avraham, el primer creyente, le enseña a todo el mundo la fe en un único D’s que creó el cielo y la tierra, y parte de su enseñanza incluye la fe en la capacidad de la persona de dirigirse a su D’s, rezar, rogar por sus necesidades e incluso anular decretos.
En el comentario de Rashi al Midrash dice “desde el principio del libro hasta aquí no fue utilizada esa expresión, que una persona rece por otros”. Es decir, Avraham nos enseña en base a la grandeza y la profundidad de su bondad que el principal rezo, es el rezo por otros. No ser indiferente al sufrimiento del prójimo, participar con él y rezar por ello, como si fuese tu propia adversidad. Ese rezo de Avraham, fue singular y muy maravilloso. Así dicen en Psikata Rabah “y la esposa de Abimelej era estéril… como dice D’s curó a Abimelej, a su mujer, y no se cura sino al que estaba falto”. Es decir, Avraham que anhela un hijo, reza de lo profundo de su corazón por la desdicha de su prójimo – la desgracia de Abimelej – que le hizo sufrir y tomó su esposa, él ve su sufrimiento, y se desentiende de su sufrimiento propio. Él reza un rezo puro que seguramente tendrá fruto, y en efecto, su rezo es bien recibido y Abimelej y su esposa se hacen merecedores de tener un hijo. En base a ese elevado rezo también Avraham y su esposa son recordados, como explica Rashi respecto al versículo “el Eterno había recordado a Sará” (Bereshit 21:1) – “todo aquel que pide misericordia a D’s por su prójimo, precisando él de lo mismo, se le responde primero”. Por ello justamente aquí escribió la Torá el término rezo, para enseñarnos que eso es lo principal y la esencia del rezo, el rezo por el prójimo, por el sufrimiento del público es el rezo que antecede a todo otro rezo.
Debemos enseñarles y hacerles adquirir a nuestros hijos esas bases:
1. ¡El rezo tiene una fuerza enorme! D’s escucha y espera el rezo. Es capaz de abolir el decreto, ya sea algo pequeño o algo grande. Incluso si una espada afilada se encuentra sobre el cuello de la persona, no debe dejar de pedir misericordia. Hay que rezar en base a la profundización en el rezo, y con fe que es capaz de actuar en el cielo y en la tierra - y no como una costumbre rutinaria.
2. No desentenderse de la desgracia del prójimo, del particular y del público, y sentir responsabilidad y capacidad de influir. Ser conscientes de ello, ya sea en el plano particular cuando escuchamos que alguien está enfermo, o que sufre, interesarnos por su nombre y recordarlo en nuestro rezo. Y ya sea en el plano general, por toda desgracia que recae sobre el público, ya sea en el plano de la seguridad o en toda nuestra meta y dirección espiritual en el país – temas de kdushá, Torá, juicio y la tierra – debemos saber y rezar por ello, porque D’s escucha el rezo y desea nuestros rezos y en base a ello trae la salvación a Su pueblo Israel. 

Un niño sensible
Rav Shlomó Aviner

Toda mi infancia fui un niño poco saludable. Pero eso no me molestó. Es cierto que a veces no fui a la escuela, pero siempre encontré con qué ocuparme en casa: Deberes, lectura de libros, escuchar música y otras actividades.
Pero sobre todo me era bueno en casa, porque quería mucho a mi madre. Quería que fuese solamente mía. Envidiaba cuando ella se encontraba con mis hermanos o mi padre.
Mi padre era frío y distante, indiferente. Él estaba en casa, pero era como si no estuviese. Siempre estaba ocupado con sus muchos asuntos. Mi único apoyo en la vida era mi madre.
El problema eran las peleas incesantes entre mi padre y mi madre por una cosa u otra, por nimiedades, por una ventana abierta o cerrada, un plato que no está en su lugar, política, ¿por qué no? Ellos no sabían conversar juntos en forma tranquila. A veces, si no me comporté bien, ella siempre me lo indicaba. Cuando le decía a mi padre: Dile al niño… él levantaba los hombros y se desentendía. Y cuando las peleas entre ellos continuaban, mi padre, por falta de paciencia, ofendía a mi madre. Por lo general ella lo soportaba en silencio, pero a veces le devolvía con ofensas.
Y yo me sentía despedazado. A mis pequeños ojos, papá era como un dios, y también mamá lo era. ¿Cómo puede ser que un dios se pelee con otro dios? Me escapaba a mi cuarto, me tiraba sobre la cama y lloraba.
No entendí por qué se casaron, y por qué continúan juntos. Lo que más me confundía es que a veces ellos estaban muy amigables y se reían juntos, como amigos de corazón. Por supuesto, eso me alegraba mucho, y junto con ello me confundía mucho.
A papá le gustaba beber coñac. Quizás para olvidar su frustración y borrar su tristeza. Entonces mamá le gritaba que cese, que daña su salud, y le impartía el mismo discurso médico que ya sabía de memoria. Pero eso no le hacía ni meya, sólo se enojaba, seguía bebiendo, y mamá lo miraba desesperanzada.
Pero ella continuó sonriendo. Porque tenía un buen corazón. Por lo visto también papá tenía buen corazón, pero no lo demostraba. Sólo se defendía encerrándose en sí mismo.
Mamá era muy tierna. Cuando me iba a dormir, ella me daba un beso en la cama. Entonces yo me sentía en el paraíso. Pero no me era suficiente. Quería que se quede otro poco más, que me acaricie y que me abrase. Era como aire para mis pulmones. Cuando escuchaba sus pasos acercándose a mi cuarto, ya sentía un placer interno. Pero cuando ella se marchaba, intentaba demorarla: Mamá, otro beso, otro beso. Ella me contestaba: No puedo, mi dulce, tengo trabajo para hacer – y me dejaba un poco triste.
Pero realmente triste, terriblemente triste me sentía cuando mis padres se peleaban. Y entonces, me escapaba a mi cuarto, lloraba, y me consolaba con mi pequeño osito, que no me abandonó toda mi infancia.
Pero en lo profundo sentí que la vida no vale, que no se puede confiar en las personas. Si no se puede confiar en los padres, ¿en quién sí? Esa sensación me acompañó toda la vida, en todo lugar y en todo momento.
A veces, durante el día, me colgaba de mi madre. Ella no se escapaba, sino que me acariciaba con su suave mirada, y nuevamente me sentía en el paraíso. Pero eso le molestaba a papá, y él nos ordenaba cesar enseguida con esas tonterías, y eso arruinaba la tranquilidad que había alcanzado.
Lamentablemente, mi madre, con toda su buena voluntad, no tenía demasiado tiempo para mí. Ella volvía del trabajo agotada, y entonces comenzaba a cocinar, limpiar, lavar, ocuparse de los pequeños, y qué no.
Pero dentro de ese mundo infantil oscuro, ella era para mí un haz de luz. Toda mi vida quedé herido de mi casa desgarrada, pero de mi madre tengo todavía un paraíso interno.

Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Escritura y borrado
Borrado

El que borra en Shabat para escribir en ese lugar dos letras, comete una trasgresión de borrado según la Torá escrita[1]. Y también si piensa escribir sólo una letra en el lugar que borra, está prohibido [según el principio de “media medida” que está prohibida según la Torá escrita], ya que la medida de dos letras fue mencionada sólo en cuanto a la obligación de traer un sacrificio de Jatat para purgar[2], como fue aclarado anteriormente.
La prohibición de borrar es válida incluso si no borra letras, sino que borra una mancha de tinta o color para escribir en el lugar borrado[3], porque la prohibición de borrado se refiere a preparar el lugar para la escritura[4].
También si no tiene intención de escribir en Shabat en el lugar que borró, sino que después, se hace acreedor de Jatat[5].

Borrado que tiene provecho
El que borra pero no tiene intención de escribir, si con su borrado obtuvo algún provecho o corrección, por ejemplo cuando borra de su libreta una deuda de él o de otro, está prohibido según la Torá escrita[6].
El que borra cuando no tiene intención de escribir ni hacer ninguna corrección, a pesar de que no comete una trasgresión de la Torá escrita, de todas formas nuestros sabios lo prohibieron[7].

Quitado de suciedad
Un pergamino o un papel sobre los que se volcó tinta o alguna otra cosa líquida, y de esa forma las letras que estaban escritas en él se borronearon, por ejemplo un libro de cantos de Shabat sobre el que goteó cera de la vela de Habdala o similar, hay que cuidarse de no quitar en Shabat la suciedad sobre las letras, porque de esa forma hace que las letras sean notorias con claridad y puedan ser leídas con facilidad, y es similar al que borra para escribir[8].
Hojas que se pegaron
Así también, cuando cayó sobre un libro algún jugo espeso o similar, y por ello se pegaron las hojas del libro unas a otras donde hay letras y no pueden ser leídas, está prohibido separar las hojas, porque separándolas es como si quitase lo que cubre las letras y es considerado semejante a borrar para escribir[9].


[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 340 inciso 3. Mishná Brurá inciso 10).
La Melaja tipo es borrado, cuando borra dos letras que no fueron escritas correctamente para escribir en su lugar otras dos letras. La medida de dos letras que fue dicha al respecto de obligación de Jatat habla del lugar que fue borrado, que es apto para escribir dos letras. Y por ello, incluso si borra una letra grande que pueden ser escritas en su lugar dos letras, si la borró para escribir en su lugar dos letras, se hace acreedor de Jatat (allí, Mishná Brurá inciso 22, letra jet).
Y véase Biur Halajá (comienza hamojek dio) otras formas que el que borra una sola letra se hace acreedor de Jatat.

[2](Allí, Mishná Brurá inciso 12).
[3](Ramba”m, Hiljot Shabat 11:9. Shuljan Aruj, allí).
[4](Allí, Biur Halajá comienza hamojek dio).
[5](Allí, Mishná Brurá inciso 13. Kaf HaJaim inciso 20) Lo principal es que su intención cuando borró es que el lugar sea apto para escribir dos letras, cuando quiera.
[6](Allí, Biur Halajá comienza hamojek dio. Kaf HaJaim inciso 38, citando a Pri Megadim). Y véase Biur Halajá las demostraciones que citó en cuanto a ello.
[7](Allí, inciso 3, Ram”a. Mishná Brurá inciso 17. Kaf HaJaim inciso 29).
[8](Allí, Mishná Brurá inciso 10. Biur Halajá comienza sheal haklaf. Kaf HaJaim inciso 22 citando Ba”j).
Y hay que cuidarse de ello también cuando la cera tapa sólo una letra y la borronea, porque la prohibición de borrado es válida también tratándose de una sola letra (allí, Mishná Brurá y Kaf HaJaim. Y véase allí inciso 1 y Biur Halajá comienza al shtei searot).
También cuando la tinta u otras cosas que cayeron sobre la escritura todavía están húmedas, está prohibido secarlas por la prohibición de borrado (allí, Mishná Brurá inciso 13, Kaf HaJaim inciso 24). Y véase Shaar HaTziun (inciso 18) que a pesar de que aún están húmedas es válida la prohibición de borrado, y no se dice que es sólo algo que tapa por arriba.
Y si en medio de la lectura de la Torá en Shabat encontraron que hay alguna letra tapada con cera o similar, escribió el Maguen Avraham que a pesar de que está prohibido quitar la cera o la grasa, de todas formas no hay que tomar otro libro de la Torá, sino que leerán la letra tapada de memoria. Pero si lo encontraron entre una persona y otra de las que son llamadas a leer y las letras no son notorias, hay que tomar otro libro de la Torá (allí, Mishná Brurá inciso 10). Y en Kaf HaJaim (143 inciso 40) escribió en extensión al respecto, y escribió que no se debe leer de ese libro de la Torá, sino que hay que tomar otro libro.

[9](Allí, al final del Biur Halajá, comienza sheal haklaf). Y por ello está prohibido también cuando las letras no son borradas separando las hojas.

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