Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Mishpatim     27 de Shvat 5780     Shabat Shkalim     1258 

El corazón y el juicio
Rav Jagai Londin

La Parashá Mishpatim se ocupa de las leyes relativas al plano monetario y los daños, del orden de las relaciones entre las personas en la sociedad. La sección de la halajá que se ocupa de ello, es llamada Joshen Mishpat, insinuando al Joshen (peto) que vestía el Cohen Gadol (Sumo Sacerdote) Aarón sobre su corazón. En el Joshen estaban engarzadas piedras preciosas, en las que estaban gravadas los nombres de las tribus. Cada vez que se necesitaba decidir en el juicio y necesitaban del Joshen, destellaban las letras que estaban gravadas en las piedras.
Cada uno de los miembros de Am Israel (el Pueblo de Israel) tiene una letra en la Torá, un resplandor singular suyo. El Joshen Mishpat cerciora que cada uno tome su lugar y volumen exacto en el mundo, sin desplazar a los demás. Si hay una letra que no brilla – el relato no está completo. El Joshen se encontraba sobre el corazón del Cohen Aharon. Sólo el que tiene un corazón como Aharon - que ama la paz y persigue la paz, que es capaz de abarcar a todos - puede decretar el juicio. Sólo el que tiene una mirada de bondad puede dedicarse al juicio. Sólo el que escuchó la Parashá Itro, que contempla el panorama integro que comprende la meta de D’s en el mundo, que fue revelada en el Monte de Sinai, de hacer el bien para con todo el mundo, sólo él puede leer la Parashá Mishpatim. 

El estado, poco a poco
Rav Shlomó Aviner

Para decidir en forma correcta en asuntos estatales en cuanto a la preservación de la tierra, se debe leer en forma correcta el mapa de la realidad. Pero para ello se necesita una perspectiva amplia. Todo el que observa los acontecimientos de nuestros días como una persona que pega su nariz a un dibujo impresionista, que es un conjunto de puntos, puntos de luz y oscuridad – saldrá enloquecido y confundido, como el cuento del camaleón que se volvió loco cuando se paseó por una tela a cuadros.
Ocurrió una vez que una persona que vio en la vitrina de un negocio de venta de libros científicos un libro en cuya tapa había cuadraditos, negros y blancos, a primera vista ordenados en forma aleatoria. Cuando dio un paso atrás y miró, se dio cuenta que los cuadrados forman un rostro de una persona. Cuando se alejó un poco más, vio que era el rostro de Albert Einstein, el conocido genio judío. Perspectiva.
También nosotros debemos fortalecernos y observar atentamente la escritura borroneada de los acontecimientos, para revelar el “einstenismo” de ellos.
No es por azar que la primera Mishná del Talmud Ierushalmi nos enseña que la gueulá (Redención) de Israel se revela paulatinamente, y es semejante al alba. Dentro de la terrible oscuridad, cierto resplandor pálido lucha por alumbrar, y va brillando más y más, y ya arde todo el horizonte, hasta que sale el sol en todo su esplendor. Entre el alba y el sol que sale, hay un período intermedio, en el que la luz y la oscuridad coexisten. Sólo si observaremos con una perspectiva de generaciones podremos discernir un proceso histórico gigante, que impulsa a la nación de Israel: Asentamiento de la tierra, el regreso a Tzion y la edificación del Estado de Israel. Países cayeron, y de entre los restos humeantes de ellos floreció el Estado de Israel. Ahora, ya podremos apodar a ese gigante proceso con su nombre claro: D’s comenzó a salvar a Su pueblo. Todo el que tiene ojos, ve cómo D’s retorna a Tzion.
Por supuesto, ese proceso es largo, sembrado de dificultades y complicaciones. Pero siempre supimos que Eretz Israel (la Tierra de Israel) es adquirida con sufrimiento. También respecto a eso, no debemos perder la perspectiva. El que pasa momentos trágicos le parecen como una montaña amenazante, pero el que mira al globo terráqueo todo, ve a las montañas más altas como arrugas en la cáscara de la naranja, e incluso menos que eso. Todas las crisis y todos los retrocesos son sólo pequeños estremecimientos, estremecimientos naturales y previstos, en el gigante proceso de la gueulá de la nación, que es semejante al proceso del respirado, que incluye entre otras cosas también el vaciado de los pulmones de aire.
Hay que cesar de soñar, y entender que no hay soluciones instantáneas. No paz ahora, ni guerra ahora. No Har HaBait (el Monte del Templo) ahora, y no transfer ahora.
En contraste con ello, hay procesos, en los que cada peldaño prepara el próximo, y los pasos más tardíos alumbrarán situaciones y proporcionarán soluciones a problemas que no podíamos resolver en las fases anteriores. Y entre tanto, hay que continuar sin desfallecer. También en nuestra primera gueulá en Egipto, con el nacimiento de la nación, al principio el pueblo reaccionó con falta de paciencia, “pero ellos no escucharon a Moshé a causa de la falta de aliento y el duro trabajo” (Shmot 6:9). También ahora, debemos saber que D’s no nos prometió entregarnos la tierra en una bandeja de plata, ni Iehudá (Judea) ni el Shomrón (Samaria) ni el Golan en una bandeja de oro. Ciertamente, hay cosas desagradables y sombras, pero no debemos desfallecer y trastornarnos. Ya hubo situaciones más difíciles en nuestra larga historia, y las sobrepasamos con la ayuda del Redentor de Israel, y también ahora nos sobrepondremos.
En nuestra dura galut (exilio) soñamos mucho: Soñamos con una gueulá rodeada de rosas. Y realmente, sin esos sueños nos habríamos perdido. Pero ahora ha llegado el momento de despertar, y también nosotros debemos despertar y cesar de soñar.
Soñadores judíos religiosos piensan que nos sentaremos cruzados de brazos y D’s luchará por nosotros. Soñadores políticos se engañan a sí mismos y a la nación pensando que entregando trozos de nuestra tierra a nuestros enemigos alcanzaremos la seguridad deseada, y se niegan a aceptar que por el contrario, eso es un peligro, D’s no lo permita, es un oprobio. Es una falta de raciocinio y falta de fe en D’s al mismo tiempo.
Antes de la edificación del estado había revoltosos y asesinos, y no nos dimos por vencidos.
Había malaria en los asentamientos, pozos infectados en Ierushalaim – y no nos dimos por vencidos.
Después de la Declaración de la Independencia nos atacaron los fedayines – y no nos dimos por vencidos.
Fuimos bombardeados en Ein Guev y Tel Katzir – y no nos dimos por vencidos.
¿Y ahora, nos daremos por vencidos?
¿Quién nos lo permite?
Esta tierra no es pertenencia particular de ningún gobierno. Es patrimonio de Clal Israel (la totalidad genérica del Pueblo de Israel), en todo su largo y ancho, en todas las generaciones. ¿Qué le diremos a las generaciones que nos precedieron, que sacrificaron su vida por la tierra? ¿Y qué le diremos a las generaciones futuras, cuando nos juzgarán por haber entregado trozos de nuestra tierra al enemigo por comodidad?
No es así. Somos un pueblo fuerte y valeroso. “Israel – los osados de entre los pueblos”. “El Eterno le entregará osadía a Su pueblo” (Tehilim 29:11) – entregó, entrega y nos entregará más. Somos un pueblo creyente, que sabe tener fe. “¿Quién ha oído jamás tal cosa? ¿Quién ha visto una cosa así? ¿Nace una tierra en un día? ¿Nace una nación súbitamente?” (Ishaya 66:8), dice el profeta Ishaya al final de su libro.
“Porque tan pronto como Tzion tuvo los dolores de parto, dio a luz sus hijos” (Ishaya 66:8). No desfalleceremos, también con los dolores de parto: “ ¿Acaso traeré al punto de nacer y no haré parir? Dice el Eterno. ¿Acaso Yo, que hago dar a luz, he de cerrar la matriz? Dice el Eterno” (Ishaya 66:9). Continuaremos y nadie podrá devolver la historia atrás. Sabremos que un poderoso redentor se encuentra dentro nuestro, añadiremos valentía y vigor, raciocinio y conocimiento, y del Cielo nos ayudarán. 

Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Dash
El exprimido de frutas está prohibido en Shabat, porque en esa acción se “desarma” el líquido de donde estaba concentrado, en el fruto. Esa acción está prohibida por ser Mefarek, que es Tolada de Dash[1].
El exprimido de las frutas en Shabat a veces está prohibido según la Torá escrita, y a veces está prohibido según nuestros sabios, y a veces no está prohibido y está permitido. Eso depende del tipo de fruto y de la forma en que se lo exprime[2], como será aclarado más adelante.
Cuando está prohibido exprimir el fruto, no hay diferencia si lo exprime con una herramienta o con la mano, de todas formas, está prohibido[3].
Un fruto de cierto tipo, que en su mayoría se lo exprime para preparar de él jugo, su exprimido en Shabat está prohibido según la Torá escrita por ser Mefarek. Pero tipos de frutos que en su mayoría no se los exprime para sacar jugo, no está prohibido según la Torá escrita exprimirlos en Shabat[4] [pero nuestros sabios lo prohibieron].
La razón es que tipos de frutos que en su mayoría se los exprime, su jugo es considerado un alimento líquido, y cuando exprime la fruta separa el líquido de dentro de la comida donde se encontraba concentrado[5]. Pero frutos que la mayoría de su producción no se exprime, su jugo es considerado como un alimento sólido, y cuando se lo exprime separa comida de entre comida, y no estará prohibido según la definición de Mefarek[6].
Pero según nuestros sabios está prohibido exprimir también frutos que en su mayoría no se los utiliza para extraer de ellos el jugo, como fue aclarado.
Aceitunas o uvas, de momento que la mayoría de su producción es para exprimirlas y fabricar aceite o vino, está prohibido según la Torá escrita exprimirlas en Shabat[7].


[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 320 inciso 1. Mishná Brurá inciso 1. Kaf HaJaim inciso 2).
[2](Allí, Shuljan Aruj).
[3](Pri Megadim allí, Eshel Avraham en su prólogo, comienza vehine).
[4](Allí, Shuljan Aruj y Mishná Brurá).
[5]Y también cuando recolectó el fruto para comerlo y no para utilizar su jugo, está prohibido exprimirlo (véase Mishná Brurá allí, inciso 4).
[6](Shuljan Aruj HaRav allí, inciso 1. Mishná Brurá inciso 7. Kaf HaJaim inciso 3).
[7](Shabat 145A, “según la Torá no se hace acreedor sino que solo al exprimido de las aceitunas o de las uvas”. Ramba”m, Hiljot Shabat, cap. 21, halajá 12. Shuljan Aruj, allí).

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