Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Mishpatim     27 de Shvat 5779     1205 

La grandeza de la pequeñez
Rav Eran Tamir
(reimpresión) 

Parashat Mishpatim habla en su mayoría de los asuntos monetarios, y sobre todo los distintos pleitos entre la persona y su prójimo en ese tema, y se encuentra enseguida después de la maravillosa revelación Divina en el Monte de Sinai y el recibimiento de la Torá, como es descrito en Parashat Itro. A primera vista nos extrañamos: ¿Cómo puede ser que después de la elevación espiritual, de la purificación y la kdushá (santidad) a la que llegamos en ese episodio la Torá “desciende” y se ocupa de asuntos materiales económicos, bajos y fastidiosos, y sobre todo de las peleas humanas que se encuentran en esos asuntos?
Explica el Rav Kuk (Orot 21) que esa es una de las diferencias básicas entre la Torá de Israel y las doctrinas de los demás pueblos. En los otros pueblos el vínculo con el dios es relevante sólo tratándose de elevadas ideas abstractas, sin ninguna relación con el corregimiento práctico material de los “pequeños” detalles de nuestro mundo. Según su concepción errónea el dios no tiene nada que ver con la justicia en el tribunal, con las cuentas, con el veredicto, con los límites exactos y bien determinados, ya que todo Él es misericordia y bondad. Ellos no tienen un “Shuljan Aruj” (el libro de halajá por excelencia), sólo “tienen” el Tana”j (La Biblia)…
En contraste, nuestra verdad auténtica de la Torá, de Am Israel (el Pueblo de Israel) es que justamente el D’s absoluto y sin límites es capaz de revelarse también en los pequeños detalles de la vida, incluso los más bajos, alumbrarlos y elevarlos al tamaño infinito que se esconde en ellos. Para nosotros, la misericordia se expresa en el veredicto, y lo que está por encima del límite se revela en la justicia y las cuentas detalladas.
La auténtica grandeza Divina se expresa justamente en el descenso a la “pequeñez”, y en la revelación de la grandeza que existe en lo pequeño. Y como él dice: “Los juicios, juicios de la Torá Divina viva, nos distinguen de todo pueblo y lengua… hay gotas de kdushá en todo pueblo y lengua, pero todos los valores de vida no crecen de ello… toda aspiración de vida y todo anhelo de vida, en las adquisiciones y en los deseos, riqueza y honor, gobierno y expansión, en Am Israel emana de la fuente del kodesh (lo sagrado)… el cristianismo (como símbolo de las falsas doctrinas de los demás pueblos) abandonó el juicio, se enclavó en la Medida de la Misericordia y la Bondad imaginarias, lo que despoja al mundo de su base, y lo arruina”.
Ese importante principio básico no es pertinente sólo en cuanto a la vida pública israelí y la diferencia básica entre Am Israel  y los demás pueblos, sino que también debe ser tomado en cuenta en forma práctica en el estudio y cumplimiento de la Torá de cada persona particular. Y por ello cuando cada uno de nosotros desea desarrollarse auténticamente en el plano espiritual, no debe “escaparse” sólo al estudio de los valores e ideales abstractos – llamado “estudio de emuná (fe)” – y desconectarse del estudio y cumplimiento de la halajá en todos sus detalles, sino que justamente lo contrario. Como escribe el Rav Kuk (Orot HaTshuvá 13:5): “El camino de la tshuvá (arrepentimiento sincero) más original y bueno, que emana del resplandor de la Torá en el mundo, es el estudio y memorización de la parte de leyes del comercio y todas las leyes de la persona para con su prójimo, que son incluidas en nuestro caso en el estudio de ‘Joshen Mishpat’ (los temas jurídicos)… ella corrige todas los escollos del corazón de la vida, y coloca la justicia en su base fiel, y quita la herida de la duda y la confusión del alma a través del alumbramiento con el resplandor claro del camino de la vida práctica”.
Es cierto que no debemos olvidar que Parashat Itro antecedió a Parashat Mishpatim, para enseñarnos que los valores e ideales espirituales elevados anteceden a su expresión en la vida práctica (por supuesto que el cumplimiento de las mitzvot es obligación en toda situación), porque ellos son la esencia, el contenido y el sentido de todos los detalles prácticos. Y por ello continuó allí el Rav Kuk y escribió que “es cierto que siempre hay que preparar el corazón y el raciocinio a través de todas las otras partes de la Torá, y sobre todo a través de la poderosa influencia moral y el escrutinio amplio en el rocío de luz de las ideas internas de los conocimientos Divinos nobles, para que el alma se prepare para vincularse bien con la justicia Divina de la parte de los pleitos y sus juicios de la Torá de vida, y entonces ese tema llegará como aceite en los huesos, para elevarla y engrandecerla”. 

Cantos de alabanza
Rav Shlomó Aviner

Canto de alabanza al que no comete trasgresiones:
Alabar al que se cuida de toda trasgresión, severa o no, no es muy moderno, porque hoy en día está de moda decir: Todo lo tienes permitido. Porque la moda es dejarse gobernar por el sentimiento. Ahora la moda es decir: Así siento yo, con esa mitzva no me conecto, acéptame tal cual soy, yo debo amarme a mí mismo, no me es fácil, debo ser natural.
Y otro argumento clásico: ¿Quién dice que es algo severo? ¿Quizás es algo liviano? Y si es algo liviano, no se debe cumplir…
Y dentro de esa tergiversación se encuentra limpia y pura esa persona que no hace trasgresiones. Por supuesto, a veces comete alguna trasgresión, porque no hay un tzadik (justo) en la tierra que haga sólo el bien y no peque, pero no tiene una ideología que está permitido pecar. Él lucha.
No es fácil. Pero él no se arrepiente de su elección. No siente que se pierde algo. Es feliz. Le rinde culto a D’s con alegría.
En ese mundo en que todo es relativo, toda moralidad es flexible, todo es intereses, todo es bajos instintos – él se encuentra como una isla de pureza, que esparce aire puro en la tierra.

Canto de alabanza al asceta:
¿Quién es el asceta que cumple con la medida del ascetismo descrita en el libro “Mesilat Iesharim”? Es la persona que evita los placeres que no le son necesarios.
Es un nivel para unos pocos elegidos, y no para nosotros, la mayoría de las personas. Tengo permitido disfrutar de la vida, a condición que se trata de placeres permitidos y no se exagera, porque como es sabido debemos marchar por el sendero medio: Por un lado, no privarnos de los asuntos de este mundo, por otro lado no hundirnos en él.
Para nosotros, la medida del ascetismo no es nuestra forma de culto a D’s, nuestra forma es la medida del cuidado, no cometer trasgresiones, la medida de la celeridad, cumplir con las mitzvot, y la medida de la limpieza, no cometer trasgresiones que todos hacen y pensar equivocadamente que está permitido. Por ello, podemos tomar de este mundo placeres permitidos.
Pero hay unos pocos elegidos que toman de este mundo sólo lo indispensable y necesario. El resto no les interesa. Ellos no sienten que se pierden algo. Otras cosas les interesan y los entusiasman, cosas espirituales, morales.
Pero ese asceta es como un farol, porque si él puede prescindir de todo placer innecesario, entonces nosotros podemos contentarnos con los placeres permitidos, en la medida correcta.
No intentaremos ser ascetas. No lo lograremos. Y en general, todavía no hemos concluido nuestra labor. Pero lo miramos con santo temor, y con admiración. Y de esa forma, él nos eleva.
Bienaventurados somos, Am Israel (el Pueblo de Israel), que tenemos personas como esas dentro nuestro. Por supuesto, ellos esconden su ascetismo por su humildad, pero finalmente lo descubrimos y lo admiramos. Aprendemos de ellos lo que nos incumbe, y decimos: ¿Cuándo llegarán mis acciones a la altura de los ascetas?
Porque todavía tenemos una dura labor – no pecar, y cumplir nuestra obligación. Ese es nuestro culto a D’s. 

Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Bishul
Una de las acciones que se acostumbra a hacer en relación a los alimentos es revolver – se revuelve el alimento para mezclarlo bien. El que revuelve un alimento en Shabat, a veces puede llegar a trasgredir la prohibición de cocinar de la Torá escrita, porque ayuda y acelera la cocción, como será aclarado.
Una olla que contiene un alimento que todavía no está cocinado todo lo necesario
[1], mientras el alimento está tan caliente que la mano se aparta está prohibido según la Torá revolverlo, porque al revolverlo se ayuda al cocinado y se agrega cocción al alimento[2].
Esa prohibición tiene vigor ya sea que la olla todavía se encuentra sobre el fuego, ya sea que fue retirada de él[3].
En esa situación, en que el alimento todavía no está cocinado todo lo necesario, está prohibido también extraerlo de la olla con un cucharón o cuchara [incluso si no se encuentra sobre el fuego], porque al extraer el alimento también se lo mezcla, y se acelera su cocción[4].
Eso es muy frecuente con la olla del Jamin (cocido tradicional), que a veces en la noche del Shabat todavía no está cocinado todo lo necesario. Por ello, el que quiere extraer un  poco del Jamin en la noche del Shabat, debe fijarse bien que ya esté cocinado todo lo necesario [y entonces podrá sacar un poco de la olla, bajo las condiciones que serán mencionadas más adelante].


[1]Incluso si ya está cocinado como Ben Drusai, si no fue cocinado todo lo necesario puede llegar trasgredir la prohibición de cocción.
[2](Shuljan Aruj, Orej Jaim 318 inciso 18. Mishná Brurá inciso 114).
[3](Allí, Mishná Brurá inciso 113).
[4](Allí). La prohibición de extraer con cuchara o similar es una prohibición de nuestros sabios, porque es semejante al revolver (Shaar HaTziun allí, inciso 137).

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