Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Ree     30 de Av 5776     Rosh Jodesh      No 1084

“No harán conforme a todo lo que nosotros hacemos hoy aquí”
Rav Shimon Biton

“No harán conforme a todo lo que nosotros hacemos hoy aquí, cada uno según lo que es recto a sus ojos” (Dvarim 12:8).
¿Qué es lo que nuestro Rav Moshé pide de los Hijos de Israel que no hagan cuando entren en la tierra? Se trata de algo que ellos tienen permitido hacer todos los años en el desierto, pero no está claro qué es.
Hay distintas opiniones de los comentaristas al respecto. Rashi explica que mientras que en el Mishkan (Tabernáculo) en el desierto estaba permitido ofrecer sacrificios obligatorios como voluntarios, en las Bamot (altares particulares) – que estarán permitidas cuando los Hijos de Israel entren a Eretz Israel (la Tierra de Israel), durante los 14 años de la conquista y repartición de la tierra – estará permitido ofrecer sólo sacrificios voluntarios. En contraste con Rashi, Rabí Avraham Ben Ezra ve en el versículo una crítica, que culpa a los Hijos de Israel que durante los años en que vagabundearon en el desierto ellos no cumplieron minuciosamente las reglas de los sacrificios, y no es correcto que así se haga en Eretz Israel. El Ramba”n se opone al comentario de Rabí Avraham Ben Ezra, y dice que no puede ser que nuestro Rav Moshé se incluya a sí mismo y los otros tzadikim (justos) en semejante crítica, y explica ese versículo en otra dirección, muy interesante a mi entender.
“Pero la intención del versículo, es que Am Israel fueron ordenados en el desierto ofrecer todo su ganado vacuno y ovino que traen como Shlamim (un tipo de sacrificio) frente al Mishkan (Vaikra 17:3-6)… y si no deseará comer carne vacuna u ovina no tendrá obligación de traer ningún sacrificio en absoluto. Y tampoco tiene obligación de traer sus Bejorot (primogénitos del ganado) ni Maaser Beema (diezmo del ganado) ni Maaser Sheni (segundo diezmo de la producción agrícola), y no tendrá obligación de traer nada al Mishkan, ni siquiera en las tres fiestas… Y no tienen obligación en todo el tema de los sacrificios, sólo cada uno según lo recto a sus ojos hará, y por ello los ordenó aquí que cuando lleguen al lugar final no harán así, sino que traerán obligatoriamente al lugar sabido, singular y elegido por D’s sus sacrificios y los Maasrot y los Bejorot y los comerán allí frente a D’s”.
Según el Ramba”n ese versículo nos enseña que durante todos los años del desierto no tenían ninguna obligación de ofrecer sacrificios, ni siquiera en las tres fiestas, y sólo cuando entraron a Eretz Israel esa obligación se innovó. El comentario del Ramba”n nos lleva al tema tan cargado durante todas las generaciones, el tema del culto a D’s fijo e instituido, en contraste con el culto espontáneo librado a la voluntad del individuo, que tiene su expresión en el versículo “cada uno según lo que es recto a sus ojos”, que según el comentario del Ramba”n no es algo negativo.
Mientras que en los años del desierto cada judío podía decidir si desea ofrecer un sacrificio o no, con la entrada a Eretz Israel la Torá nos ordena la obligación del culto y la centralización de él en Ierushalaim y el Beit HaMikdash (El Templo). Algo similar nos sucedió en el correr de las generaciones con el rezo, mientras que una vez el judío podía rezar cuando le plazca y de la forma que quiera, hoy en día hay una obligación de tres rezos diarios y justamente según una formulación exacta (a pesar que el rezo particular agregado a esos rezos obligatorios no fue prohibido).
¿Por qué justamente con la entrada a Eretz Israel somos exigidos un culto a D’s fijo e instituido?
Tal parece que junto con la enorme bendición de la entrada de los Hijos de Israel a la tierra del kodesh (lo santo), la heredad de los patriarcas, la tierra en la que se revela la abundancia profética y donde la tierra entrega su fruto con gran abundancia, hay también un gran peligro que acecha al particular y al público: La necesidad de organizar una vida fija de un pueblo en su tierra, de organizaciones gubernamentales, ejército y todo lo que eso acarrea, puede producir que la frase “no tengo tiempo” lleve a que sólo unos pocos elegidos logren continuar el culto a D’s espontaneo, un culto que parte del convencimiento profundo de la grandeza del Creador y Sus bondades. Según ello, la Torá tiene la intención que cuando nos asentemos en forma fija en nuestra santa tierra, nos asentemos también en el culto fijo, y en base a ello podrá todo judío, también el que está muy ocupado y muy cargado, ser parte del pueblo que santifica Tu nombre.

No estamos en la China
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Yo trabajo como jardinera en un jardín de infantes religioso. A lo largo de ese trabajo me di cuenta que ya sea por parte de los padres y también del sistema, es trasmitido un mensaje muy claro que una jardinera buena es una jardinera que no sale una y otra vez a licencia de nacimiento, año tras año. En mi caso personal eso tuvo su expresión en cartas entre los padres que llegaron también a mis oídos, incluso padres temerosos de D’s que ellos mismos tuvieron el mérito de tener muchos niños, y también de expresiones frías por parte de mis encargados.
De mis charlas con jardineras y otras maestras entiendo que es algo general, que influye sobre las jardineras y maestras. Es un fenómeno muy vergonzoso. Hay jardineras y maestras que son influidas por esas presiones, pero no se atreven a abrir la boca.

Respuesta: No estamos en la China, donde el slogan es “aplazar, esperar, restringir”. Es decir: Casarse más tarde, y luego del casamiento demorar cuanto más mejor el nacimiento de los hijos, y traer al mundo cuanto menos niños mejor. También allí las mujeres desean tener hijos, y por ello hay mujeres embarazadas que se esconden en barrios pobres para que no las encuentren los empleados del gobierno que se encargan del cumplimiento de la ley del hijo único.
Aquí es según la Torá. Aquí vive Am Israel (el Pueblo de Israel). “Y D’s les dijo; fructifiquen y multiplíquense, llenen la tierra” (Bereshit 1:28). “Tuvo hijos en su juventud, tendrá hijos en su vejez” (Iebamot 62B), ya que fue escrito “por la mañana siembra tu semilla, y por la tarde no retires tu mano, porque no sabes qué semillas prosperarán, ya sea estas o las otras, o si todas serán buenas” (Kohelet 11:6). ¿Cuántos niños se deben traer al mundo? No está escrito. Nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá dijo: Cuanto más puedan, según su capacidad. Es decir, no hay una definición escrita, y no se puede comparar una mujer a otra, según su deseo de tener hijos y sus fuerzas.
Pero no puede ser que personas ajenas la presionen en forma abierta u oculta, en una dirección o la otra. Es una resolución de ella. ¿Dónde estamos? ¿Acaso en un país inspirado en la anti natalidad del filósofo Arthur Schopenhauer que sostenía que nacimiento es una falta de lógica por el sufrimiento humano? ¿Dónde estamos? ¿Acaso en un país inspirado en la desesperación confundida de Heinrich Heine que dijo: Dormir es bueno, morir es mejor, y por supuesto, lo mejor es no nacer? ¡Locos!
Por ello, querida madre, nosotros te amamos.
Luego de la Declaración de la Independencia el país entregó un premio de nacimiento – una suma de 100 liras a toda madre que tenga diez niños. Por supuesto, tú no tienes la obligación de tener 10 hijos. ¡Tú lo decidirás! Y los demás no decidirán en tu lugar.
Tú tampoco tienes la obligación de salir a trabajar. Es tu consideración: Sustento, aireado, realización personal. Pero tus hijos antes que nada, ellos se encuentran por encima de tu preocupación por los hijos de los demás.

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