Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Bejukotai     20 de Iyar 5776     No 1070

Un pacto eterno
Rav David Landau

El gran pacto Divino entre Am Israel (el Pueblo de Israel) y la Torá se revela en la Parashá Bejukotai, en el estudio y cumplimiento de los estatutos de la Torá. El pacto es la Torá, la Torá completa y plena en su totalidad, como dijeron nuestros sabios: “No hizo D’s un pacto con Am Israel sino que por las enseñanzas orales, como dice ‘conforme a estas palabras Yo he hecho un pacto contigo y con Israel’ (Shmot 34:27)” (Guitin 60B). Desde un principio somos afines y estamos vinculados con la plenitud de ese pacto, en toda época. Esa es nuestra situación positiva. Pero dentro de la vida de la persona como particular y la vida del público pueden surgir situaciones muy complejas de estremecimiento, distanciamiento y desconectado, como es mencionado en la Haftara – desconexión de la revelación de la Presencia Divina, desconexión de la tierra, desconexión de Am Israel de su Padre en el Cielo. El lado negativo de esa terrible situación corrige y completa el pacto: “Y los que queden de entre ustedes se desintegrarán a causa de su pecado en la tierra de sus enemigos, y también a causa de los pecados de sus antepasados que están con ellos, se desintegrarán” (Vaikra 26:39). Hasta que finalmente hay un arrepentimiento sincero y reconciliación: “Recordaré Mi pacto” (Vaikra 26:42). Pueden ocurrir durante las generaciones todo tipo de complicaciones espantosas y muy terribles, pero finalmente se regresa a la vinculación inicial básica. Y entonces se aclara el final de “estas son las palabras del pacto” (Dvarim 28:69).
El pacto de los patriarcas continúa para toda la eternidad, a pesar de las complicaciones. Es como una fuerza superior, muy básica y profunda, de la kdushá (santidad) de Israel. Eso se encuentra en extensión en las palabras santas del libro “HaKuzari” y los escritos del Mahara”l. El pacto no es humano sino que celestial, eterno. No fuimos nosotros los que nos hicimos pueblo de D’s. El Creador del hombre, las culturas y las razas nos creó de esa forma, creó un tipo de personas determinado para todas las generaciones, “como los días de los cielos sobre la tierra” (Dvarim 11:21). Ese es el sentido celestial Divino del pacto. El pacto abarca a todas las generaciones, y toda la creación de “este pueblo que Me he creado” (Ishaya 43:21). Pueden haber situaciones intermedias durante determinados períodos de tiempo cuando se demora la revelación de “Moraré dentro de los Hijos de Israel, y no abandonaré Mi pueblo Israel” (Melajim Alef 6:13), pero “el Eterno de Israel no mentirá ni mudará de propósito” (Shmuel Alef 15:29). La gueulá (Redención) surge en base al pacto, y cuando llega el momento, nada puede obstaculizarla. “Recordaré Mi pacto con Iaacov, y también Mi pacto con Itzjak, y también Mi pacto con Avraham recordaré, y recordaré a la tierra” (Vaikra 26:42). El pueblo y la tierra (Según Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Vaikra pág. 282-3, 302-5, Dvarim pág. 375, 436).

El cuarteto – es ilegal
Rav Shlomó Aviner

Carta pública al honroso Cuarteto de Oriente Medio:
En los últimos tiempos ustedes publicaron un informe que incluye una crítica severa a las construcciones en los asentamientos y la parte oriental de Ierushalaim.
De momento que ustedes son un grupo internacional respetable, compuesto por la UN, la Unión Europea, EE.UU. y Rusia – por supuesto que seguramente ustedes respetan la ley internacional.
Es cierto que ustedes fueron creados en el año 2002 para ser árbitros en cuanto al “conflicto en el Medio Oriente”, pero el deber del árbitro es respetar previas obligaciones, lamentablemente ustedes no lo han hecho, y por lo tanto su informe es ilegal.
Les recuerdo algunos hechos judiciales que están relacionados con la historia reciente:
En el año 1920 fue creado el mandato a un área de 120.500 km2 que fue destinada para la edificación de la Casa Nacional Judía. Pero en el año 1922 esa área fue reducida, 77% fue destinada a la edificación del Estado de Jordania, y para la Casa Nacional Judía quedó un 23%, que son unos 28.000 km2.
Recalcaremos que en ese momento fueron creados otros 4 mandatos para el pueblo árabe: Líbano, Siria, Irak y como hemos mencionado, Jordania.
Esa decisión fue declarada en el 1920 en la Asamblea de San Remo, sus detalles fueron acordados ese año en el acuerdo Sevres, y fueron confirmados finalmente ese año por la Sociedad de las Naciones que incluyó 51 estados, y recibió vigor legal en el 1923.
Más tarde, cuando la Sociedad de las Naciones fue desmantelada, y fue edificada en su lugar en el 1948 la Organización de las Naciones Unidas, esa organización no se desentendió de esa resolución internacional, sino que la corroboró nuevamente.
Como hemos dicho, ese mandato detalla el derecho jurídico de los judíos de asentarse en todo lugar de la margen occidental de Palestina, un territorio con un área de 28.000 km2 entre el río Jordán y el Mediterráneo. Ese derecho no experimentó ningún cambio jurídico alguno hasta hoy en día.
Es más, el mandato era responsable que no sea entregada ninguna parte de ese territorio a nadie: “El mandatorio será responsable de corroborar que no sea entregada – ya sea comprando o alquilando – algún área del territorio de Palestina, y de ninguna forma no será puesto bajo el gobierno de ninguna potencia extranjera” (inciso 5).
Y por el contario, esa era la obligación del mandato, de incentivar en todo ese territorio el asentamiento judío denso: “El asentamiento denso de los judíos en la tierra, incluso tierras estatales y terrenos no cultivados que no son necesarios para el público” (inciso 6).
De acuerdo a ello, ustedes tienen la obligación judicial de actuar para fortalecer la soberanía de Israel en todos los territorios de Iesh”a (Iehudá, Shomrón y Aza) y así también la construcción de muchos asentamientos.
Llamándoles la atención.
Con mucho respeto
Shlomó Aviner

P. D: Todo esto fue escrito desde su punto de vista, y se refiere a su obligación para con la ley internacional, que ustedes respetan. Porque desde nuestro punto de vista el documento judicial histórico que es vigente es el Tana”j (La Biblia), que determina que toda esta es nuestra tierra.

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