Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Vaikra     9 de Adar Bet 5776     Shabat Zajor     No 1061

Purim
Rav Jagai Londin

Hubo un malvado llamado Aman, que intentó matar a todos los judíos y no lo logró. ¿Y qué? Toda la historia judía está llena de malvados que nos intentaron matar, ¿y por eso todo día es Purim? Los sabios de Israel nos cuentan que la lucha entre Mordejai y Aman era más que una lucha por la existencia de una minoría étnica en el reinado persa: Se estaba luchando por Ierushalaim.
Un análisis más profundo de las palabras de nuestros sabios en cuanto a Purim nos revela que había una lucha mucho más grande por debajo de la superficie. El episodio de Purim llega en un punto muy sensible de la historia judía. Luego de la destrucción del primer Beit HaMikdash (El Templo) Am Israel (el Pueblo de Israel) es exiliado a Babilonia y allí fue conquistado, junto con todo el imperio babilónico, por el reinado persa. Koresh, el primer rey persa, les permite a los judíos regresar a Eretz Israel (la Tierra de Israel) y reconstruir el Beit HaMikdash. Un pequeño grupo de exiliados (encabezados por Zerubabel) que regresa a Eretz Israel debe enfrentarse con los habitantes locales, que durante el exilio temporal de Am Israel se apoderaron de la tierra (¿nos resulta conocido?). Como parte de la confrontación los habitantes locales los difaman frente al rey persa – que mientras tanto cambió, y ahora es Ajashverosh – diciendo que los judíos en Ierushalaim se preparan para hacer una rebelión. Ajashverosh les cree, y prohíbe la continuación de la construcción del Beit HaMikdash. Nuestros sabios nos cuentan que el cabecilla del movimiento de oposición a la edificación del Beit HaMikdash era nuestro conocido Aman, y la tensión entre él y Mordejai – uno de los dirigentes de la congregación judía persa – era alrededor de ese punto. Dice el Midrash: “’Y fue en los días de Ajashverosh’ (Ester 1:1) – vinieron a construir el Beit HaMikdash y se confrontaron con Aman el malvado. Y de allí descendió Mordejai para convencer al rey a construir el Beit HaMikdash… Mordejai descendió para que sea construido el Beit HaMikdash en sus días, y Aman descendió para que no sea construido el Beit HaMikdash” (Panim Ajerim 1). Al final de ese complejo combate, Aman fue colgado, mientras que Dariavesh – el hijo de Ajashverosh y Ester – dictaminará un permiso renovado de la construcción del Beit HaMikdash e Ierushalaim.
En otras palabras: La fiesta de Purim fue fijada no sólo por la salvación del decreto de Aman, sino que para recordar el principio del proceso de regreso a Tzion en la época del segundo Beit HaMikdash. Como la fiesta de Januca, que fue determinada como recuerdo de la restauración del reinado de Israel luego de cientos de años sin soberanía, así también la fiesta de Purim fue fijada para todas las generaciones porque anuncia la gueulá (Redención) que comenzó a destellar en esa época, cuando la nación regresó a su tierra. El hilo que hilvana las festividades de Israel es la aspiración de vincular los mundos, lo material y lo espiritual. Am Israel no se quedó en tierra ajena, con una cultura espiritual abstracta, sino que volvió a su tierra y santifica la realidad real política.
En la fiesta de Purim, que representa en forma esencial esa idea, nuestros sabios determinaron cuatro mitzvot que expresan la idea que el cuerpo de Israel – de los particulares y de la nación – es kadosh (santo) en su esencia. Con esas mitzvot revelamos el plano oculto bajo la apariencia externa del cuerpo:

Banquete y alegría: La principal mitzva de la fiesta de Purim es el banquete, que como es sabido es acompañado también con alcohol. La idea es que en esta fiesta recalcamos que no tenemos intención de desentendernos del cuerpo, sino que revelar el plano interior que se encuentra en la carne, lo que se logra, entre otras cosas, bebiendo vino, que hace que el plano interior de la persona se revele (dicho sea de paso, la mitzva es embriagarse sólo un poco).
Envío de porciones: Se envía porciones de dos alimentos distintos (un banquete mínimo) a un amigo, por lo menos. En la fiesta de Purim añadimos amor en Am Israel, reforzamos la unión nacional. En la fiesta en la que se revela la kdushá (santidad) escondida en la carne, es aclarado que todos los judíos son puros en su interior, y brota el amor por ellos.
Regalos para los menesterosos: Según la misma pauta del refuerzo de la unión nacional y social, se añade limosna en la fiesta de Purim (dos regalos, a dos menesterosos, uno para cada uno por lo menos), para permitir a todo judío alegrarse.
Meguila: La lectura de Meguilat Ester nos cuenta cada año el relato álgido de la fiesta de Purim: Una realidad oscura que parece dirigirse al exterminio, pero al final es aclarado que es justo lo contrario, lo malo condujo a lo bueno, el mal decreto nos hizo llegar a la gran salvación.
Purim simboliza un recibimiento nuevo de la Torá. En la Gmará (Shabat 88A) está escrito: “Nuevamente la recibieron en los días de Ajashverosh”. Am Israel, justamente por el regreso a su tierra y santificación de la realidad política, acepta nuevamente la Torá, cuya meta es dirigirnos en este mundo en base a la kdushá, un aceptación interna que se expresará en el desarrollo de la Torá oral (que comenzó a basarse desde esa época y más).
Dicho sea de paso, también la costumbre de disfrazarse en Purim es parte de la revelación interna. Todo el año andamos con máscaras sobre nuestros rostros, y ahora una vez al año podemos ser lo que realmente somos, mostrarles a todos a qué aspiramos en nuestro interior todo el año. Según eso un disfraz de Cohen Gadol (Sumo Sacerdote), médico o astronauta es muy exitoso, mientras que un disfraz de Ninja, vampiro o zombi lo es menos…

El Kotel de la nación
Rav Shlomó Aviner

El Kotel (Muro de los Lamentos) puede ser dividido, de la misma forma que no se puede dividir Ieushalaim ni dividir el ejército. No formaremos dos ejércitos ni tampoco dos países. Por ello, no es concebible entregar parte del Kotel sur a los reformistas.
El Kotel es el punto álgido de la nación, es el corazón de la nación, es el Kodesh HaKodashim (Sacrosanctorum) de toda la nación, de los religiosos, también de los jilonim (seculares) y también de los tradicionalistas. Personas de todos los tipos llegan al Kotel, ellos llegan porque quieren encontrar un lugar kadosh (santo). No todos somos kdoshim (santos), pero para eso llegamos. El que quiere encontrar un lugar que no es kadosh no tiene lo qué buscar en el Kotel. Así fue durante todas las generaciones, y no lo cambiaremos ahora.
Los que arguyen que es preferible entregarle a los reformistas una pequeña zona – porque es lo menos dañino – deben saber que no es lo menos dañino: Es malo. ¡No habrá ningún cambio! La decisión del gobierno de entregar una parte es una resolución contraria a la ley, y por ello se desdijo. Es cierto que el gobierno decide para nosotros, pero no una decisión que según la ley está en manos de otra autoridad. Y en este caso, la ley dice que no se puede hacer nada sin aconsejarse con los Rabanim HaRashim (Supremos Rabinos). No se trata de aconsejarse por buenos modales, sino que realmente, hay que sopesar su posición seriamente, y aclararla hasta el final. Y en este caso, el gobierno decidió sin preguntarle a los Rabanim HaRashim.
No ayudará ningún tratamiento cosmético. Todo es una combinación de políticos para recibir los millones que les darán los reformistas, y aumentar su fuerza política en EE.UU. ¡No se vende el Kotel por dinero o conveniencia política!
No es la primera vez que hay presiones de ese tipo, y hasta ahora los Rabanim no se doblegaron. También el Rav Kuk fue presionado porque los árabes amenazaron con cometer revueltas si no recibirán el Kotel – pero el Rav Kuk no se dejó vencer. Cuando se deja vencer, eso genera más y más presión.
No debemos impresionarnos por la demanda de los reformistas a Bagat”z (Suprema Corte de Justicia). ¿Qué sucederá si demandarán en Bagat”z? Si Bagat”z dirá que los reformistas tienen permitido hacer su teatro en el Kotel, llegará Am Israel (el Pueblo de Israel) en decenas y centenas de miles – jaredim (ultra ortodoxos), datiim (religiosos) y tradicionalistas – y no se lo permitirán. Y entonces la policía prohibirá las actuaciones de los reformistas por la sabida razón del bienestar público. No hay que temer.
Los reformistas arruinaron todo el judaísmo en Alemania y Rumania, se asimilaron y dejaron de ser judíos. Luego, pasaron a EE.UU. y arruinaron allí el judaísmo. Y ahora quieren venir aquí y arruinar. Ellos vaticinaron todo tipo de profecías, como que Eretz Israel (la Tierra de Israel) será borrada, y no se cumplió. Ellos vaticinaron que la lengua hebrea y la Torá desaparecerán, y se equivocaron. ¡Ellos son falsos profetas, y no determinarán lo que debe hacerse en el Kotel!
También la proposición nueva, de entregarle la autoridad sobre esa zona a la Sojnut HaIehudit es traer a los reformistas por la puerta trasera: La Sojnut es un títere de los reformistas, porque su dinero llega de sus donaciones.
Les deseamos a los reformistas que saneen y se arrepientan sinceramente, pero que no toquen con sus impuras manos el Kotel.

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