Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Vaieshev     23 de Kislev 5776     No 1046

Milagro celestial y milagro natural
Rav Ioram Eliahu

Hay quienes piensan que hay una diferencia entre milagro celestial y milagro a través del hombre, y llegan a la conclusión equivocada que el milagro a través del hombre no es parte del orden de la conducción Divina en el mundo. Nos enseña el Rav Tzvi Iehudá Kuk zt”l: “En Januca nos encontramos con dos tipos de milagros, el milagro de la vasija de aceite - que está relacionado con un momento determinado, cuando se consiguió aceite en forma milagrosa, un milagro todo él celestial - y por otro lado el milagro de la victoria en la batalla - que se reveló a través de las acciones de las personas, durante un largo período de tiempo, todos los años de las batallas”.
Cuando encendemos las velas de Januca recitamos dos bendiciones: “Bendito eres Tu… que nos has ordenado encender la vela”, que está relacionada con el milagro de la vasija de aceite, y “bendito eres Tu… que hizo milagros”, que es una bendición genérica, relacionada con todos los milagros que D’s nos hizo en esa época. Hay opiniones entre los poskim (sabios que determinan la halajá) que se deben separar ambas bendiciones, es decir, bendecir “encender la vela” y recitar “estas velas…” (HaNerot Halalu), y luego bendecir “que hizo milagros”. Pero en el Shuljan Aruj (el libro de halajá por excelencia) fue determinado según la opinión de Mahari”l que no se debe interrumpir entre las dos bendiciones, porque en realidad ambos tipos de milagros son una misma cosa, y están incluidos en el tema de Januca.
De ello aprendemos, dice el Rav Tzvi Iehudá Kuk, que en realidad no hay diferencia entre esos dos milagros, y de la misma forma que D’s se revela en un milagro, también se revela en la naturaleza. Todos los fenómenos que contemplamos en el mundo son revelaciones de D’s, y desde ese punto de vista no hay diferencia entre un tipo de milagro u otro. También en la conquista de la tierra hubo muchos milagros, cuando muchos fueron entregados en manos de pocos, y muchos árabes se escaparon frente a un puñado de judíos. Y así también en el campo político, con la Declaración de Balfour que fue emitida milagrosamente luego de haber sido casi aplazada, y también la Declaración de la Independencia – todos ellos son revelaciones del milagro Divino en acciones que a primera vista parecen ser naturales y lógicas.

Januca es el último milagro que fue determinado por nuestros sabios como día festivo, y es la provisión para la larga galut (exilio) a la que salimos, y gracias a D’s hemos vuelto de ella. Y esa es una de las grandes enseñanzas que aprendemos de los días de Januca – recordar que el Nombre de D’s se revela en toda la realidad. Los dos aspectos de los milagros que se expresaron en la unión de las bendiciones de Januca nos enseñan y recalcan la comprensión auténtica que la mano de D’s es la que actúa en todas las obras, y todos los incidentes que a veces nos parecen naturales y comunes son la Mano de D’s, que habló bien para con Su pueblo, y de todas ellas crece para ellos la gueulá (Redención) y la salvación (Según Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Januca, Moadim Guimel 150).

La Rabanut HaRashit y el gobierno
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra actitud para con la proposición de ley nueva, según la cual la Rabanut HaRashit (Supremo Rabinato) de Israel debe presentar su opinión antes de ser aprobada toda ley en el Kneset (Parlamento), y el Kneset debe asesorarse con ella?
Respuesta: Una proposición excelente, que elevará en la nación el honor de la Rabanut, el honor de la Torá, y en general, elevará la nación. Por supuesto, no alcanza con ello, sino que la Rabanut HaRashit debe ser la que determine en esos asuntos, como un médico determina en asuntos médicos, un oficial en asuntos del ejército, y un economista en asuntos económicos. Así también el que determine en asuntos relativos a la Torá debe ser un talmid jajam (erudito del estudio de la Torá), y en asuntos relativos a la Torá de Clal Israel (la totalidad genérica del Pueblo de Israel) – debe ser la Rabanut HaRashit la que determine. Pero la gueulá (Redención) llega en forma paulatina. A través de la opinión y la consulta, se formarán lazos de confianza, y finalmente la Rabanut HaRashit será la que determinará.
Pregunta: ¿La determinación de la halajá depende de la confianza?
Respuesta: La halajá es eterna, y no depende de lo que las personas piensan. La Torá no está en el cielo, pero nos llega del cielo. Junto con ello, la fuerza del líder para influir y determinar – ya sea un líder político, militar o espiritual – depende de la confianza que depositan en él. No se puede ordenar tener confianza, es algo que se va formando con el tiempo, lentamente.
Pregunta: ¿Quizás el papel de la Rabanut HaRashit no es preocuparse de la nación, sino que de la Torá?
Respuesta: La dirección de la nación, eso mismo es Torá. No somos cristianos, D’s no lo permita, según los cuales la religión es algo que pertenece al plano del particular, cuando la vida pública es librada a la dirección del gobierno. En principio, la Torá es una Torá del Clal. “Y te haré un gran pueblo, un reinado de sacerdotes y un pueblo santo, la base del trono Celestial en el mundo” (Orot, Orot Israel 6:7). Por supuesto, eso no contradice la determinación de la halajá también en el plano particular.
Pregunta: ¿Cuál es entonces el papel de todo Rav?
Respuesta: El Rav Kuk lo define como que incluye muchos aspectos, que son una misma unidad. Antes que nada, influencia personal por su kdushá (santidad) en sí. Luego, determinación de la halajá, fallado de juicios, enseñanza de clases, difusión de la Torá, escritura de artículos y libros que eleven, como es explicado en extensión en su artículo “Kvod HaRabanut” (Maamarei HaReaya 52). Y por supuesto que es el papel de la Rabanut HaRashit, el rabinato de la nación.
Pregunta: ¿Ella es el Sanhedrin (Suprema Corte de Justicia)?
Respuesta: No. El momento de renovar el Sanhedrin aún no ha llegado, como explica el Rav Kuk en dos de sus cartas. Pero la Rabanut HaRashit es la preparación para el Sanhedrin. El Rav Kuk se esforzó mucho y trabajó duro para el fortalecimiento de la Rabanut HaRashit como el alma espiritual de la nación que renace. Véase su discurso en la asamblea para la regulación de la Rabanut HaRashit (Maamarei HaReaya 455).
Pregunta: ¿Pero hay quienes se oponen a la Rabanut HaRashit? También jaredim (ultra ortodoxos), también jilonim (laicos), también datiim leumim (religiosos nacionalistas)…
Respuesta: Es natural. Un Rav no es como el rey Ajashverosh, un rey tonto que pensó que se puede caer en gracia a los ojos de todas las personas. Hay diferencias de opinión, hubo diferencias de opinión, y habrá diferencias de opinión. Pero se necesita un poco de cerebro, un poco de humildad, un poco de seriedad, un poco de responsabilidad, y entender que todos deben recibir un liderazgo central en todo campo, y por supuesto en el campo de la Torá.
Pregunta: ¿Una Rabanut HaRashit que determina en cuestiones de religión y gobierno, acaso no parece ser una coerción religiosa?
Respuesta: Antes que nada, en todo país hay leyes que regulan la vida del público. De lo contrario, será una anarquía, y también eso hay que aceptar con madurez. En segundo lugar, edificamos un estado judío, y no un estado cualquiera. Para que haya un estado cualquiera donde puedan vivir en paz judíos como les plazca, alcanza con las leyes de Napoleón, o vivir en EE.UU. En tercer lugar, cuando el Rav Kuk fundó la Rabanut HaRashit ya fue argumentada esa objeción en aquel entonces, “por los izquierdistas moderados que están interesados en el renacimiento del judaísmo pero no la autoridad judía sobre la vida” (Maamarei HaReaya 457).
Pregunta: ¿Y qué les contestó el Rav Kuk?
Respuesta: “El judaísmo es el ideal de toda la nación. Nunca pensé ni se me ocurrió que la Rabanut gobierne sobre todos nuestros sectores seculares. Mi intención cuando hablo del ideal del judaísmo – del que los Rabanim (Rabinos) son sus portadores – es que influya en toda nuestra vida. Yo pienso y creo que incluso en la apikorsut (herejía) judía más grande, hay más fe que en las casas de rezo de los otros pueblos. No hay en nuestro caso dos fuerzas, todos somos un pueblo santo, y yo aspiro a ese día en el que se elevará y engrandecerá el judaísmo espiritual ideal como fue en la época de los profetas. Y entonces de por sí la fuerza de la kdushá (santidad) tomará todas las partes de la vida secular con amor y cariño interno natural, que emana de la profundidad del alma israelí común de todos los hijos de Israel” (Mamarei HaReaya 457).
Pregunta: ¿En resumen?
Respuesta: Hay que esforzarse para que sea aprobada la ley de la Rabanut HaRashit, en sus dos versiones “autoridad de opinión en formulación de leyes” y “obligación de asesoramiento con la Asamblea de la Rabanut HaRashit de Israel”. Y así el alma de la nación crecerá, la kdushá crecerá en la nación, y la bendición crecerá en la nación.

Es posible leer la publicación de esta semana y las anteriores en www.alumbrar.org. Para recibirla directamente a su casilla de correo electrónico, escríbanos a suscribame@alumbrar.org