Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Shabat Jol HaMoed     19 de Tishrei 5769     Sucot

La fortaleza
Rav Iaacov Filver

En su libro “Mahamarei HaReaya” (Pág. 149) explica el Rav Kuk que la Suca es para nosotros como una fortaleza, como dice el versículo “los ocultarás en Tu Suca de las conspiraciones de los hombres” (Tehilim 31:21): La Suca es un lugar donde se puede esconder de los que intentan atacarnos. Y también encontramos en la formulación de la Gmará (Arajin 32B): “Y los protegerá su mérito como una Suca” – la Suca es capaz de proteger. A primera vista, es muy extraño: Cómo podrá una vivienda provisoria como la Suca proteger de alguna forma?. Y más aún, cómo podrá constituir el símbolo del refugio y la seguridad?. Sobre todo cuando según la halajá no hacen falta cuatro paredes, sino que alcanza con “dos paredes como corresponde y un palmo” – cuando las paredes construidas a duras penas son la mayoría?. Cómo podrá una construcción endeble como esa convertirse en una fortaleza que proteja frente a todo enemigo?.
Explica el Rav Kuk que justamente cumpliendo la mitzva de la Suca le hacemos saber a todo el mundo que la verdad eterna es que la Suca – que se construye en forma tan endeble, hasta tal punto que según su aspecto exterior no merece ser llamada ni siquiera “casa” – justamente ella es la más adecuada para ser nuestra fortaleza frente a todo enemigo y atacante. Y si alguna persona que mira la Suca por fuera, con su aspecto tan provisorio, se preguntará a sí mismo: “Cómo podrá esta Suca, que está abierta por todos lados convertirse en una fortaleza?”, se podrá contestar a sí mismo que no es la resistencia física de sus mamparas endebles la que nos protege, sino que la Ley Divina que actúa en ella, la palabra de D’s, que decretó que en los días de esta festividad kdoshá (santa) esa endeble edificación es nuestra casa!. De forma que no son los medios físicos los que nos protegen, sino que justamente la Ley Divina que rige en ellos.
En el libro “Nejemia” (Cáp. 8) está escrito: “Por manera que toda la comunidad de los que habían vuelto del exilios se hicieron Sucot, y habitaron en las mismas, pues desde los días de Ioshua, hijo de Nun, hasta aquel día no habían hecho así los hijos de Israel”. Cómo puede ser que desde los días de Ioshua – durante toda la época del primer Beit HaMikdash (El Templo) – los hijos de Israel no construyeron Sucot?. Y así formula esa pregunta el Malbi”m en su comentario allí: “Es muy extraño que Am Israel (el Pueblo de Israel) no construyó Sucot desde la época de Ioshua hasta ese momento” (ver Moadei HaReaya, del Rav Tzvi Neria z”l, Pág. 97 respecto a esa pregunta). El Jatam Sofer (Torat Moshé, Parashat Haazinu) contesta esa pregunta basándose en un versículo anterior, que dice “conforme a lo escrito” (Nejemia 8:15): Ellos construyeron una Suca mínima, de “dos paredes como corresponde y un palmo”, a pesar que no es la forma más adecuada de cumplir la mitzva con plenitud (ver allí, por qué lo hicieron de esa forma). Y Sucot de ese tipo no habían construido ya hacía mucho tiempo.
Según la explicación del Rav Kuk, se puede entender por qué en esa época, la época de Ezra y Nejemia, construyeron justamente de esa forma las Sucot, y no cumplieron la mitzva en forma plena, construyéndolas con cuatro paredes: En la época de Ezra, los exiliados que regresaron a la tierra eran pocos y la situación era muy difícil, como dice el versículo “de esta suerte estábamos trabajando en la obra [de la reconstrucción de la muralla de Ierushalaim. N. del T.], y la mitad de los trabajadores tenían asidas las lanzas desde el despuntar del alba hasta que salían las estrellas” (Nejemia 4:15). Los gentiles se burlaban de ellos: “Qué están haciendo esos judíos desgraciados?” (Nejemia 3:34). En esa situación de debilidad, era necesario fortalecer la moral del pueblo y devolverle la seguridad en sí mismo: La fortaleza del pueblo no reside en su cantidad numérica, sino que justamente en su calidad espiritual. Y eso lo lograron construyendo una Suca, en la que no son sus paredes las que protegen sino que el espíritu que se esconde en ella.
Y como en la época de Ezra, también hoy en día necesitamos fortalecer la moral nacional. Como escribió el Rav Kuk: “Y de ello podremos aprender para todas las generaciones, porque también para la construcción de nuestra casa nacional necesitamos fortalecer primeramente el aspecto espiritual. Y si bien las armas nuevas y sofisticadas son capaces de perforar también las fortalezas más herméticas, y pueden vencer gruesas murallas de metal, ellas no son capaces – y no hay ninguna herramienta que sea capaz – de derribar la fuerte muralla de la Ley producto de la palabra Divina. Y de ello aprenderemos que la palabra de D’s, Sus leyes y mitzvot son nuestra fortaleza eterna - también ahora, cuando nos disponemos a reconstruir nuevamente nuestra casa nacional en la tierra de nuestros antepasados, y necesitamos fortalecer el espíritu, que será la fuente de nuestra capacidad de resistencia”. 

Midreshet Majón Orá

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He caído – y me he levantado
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Qué será de mí?. Yo me arrepiento – y caigo de nuevo. Vuelvo a arrepentirme – y nuevamente caigo. Ya no soy capaz de contar las veces que he caído!. De qué vale que me levante, si después nuevamente vuelvo a caer?. Estoy desesperado, no tengo remedio.
Respuesta: Al revés. Tú eres un valiente luchador, porque a pesar de caer – vuelves a levantarte. Por supuesto, no puedes contar las veces que te has levantado: Muy bien!.
Hay un cuento chino, que habla de un muchacho sin seguridad en sí mismo, sin valentía. Su padre fue a un maestro de artes marciales para solucionar el problema. “Déjamelo, y dentro de tres meses lo recibirás como un valeroso guerrero”, dijo el maestro.
Después de tres meses, volvió el padre. “Siéntate, y observa una lucha entre nosotros”, le dijo el maestro. “Y verás cuán valiente es tu hijo”.
Pero para la desgracia del padre, al primer golpe el maestro tiró a su hijo al suelo. Este se levantó, volvió a enfrentar al maestro – y cayó nuevamente. Eso se repitió una y otra vez: El hijo sólo alcanzaba a levantarse, y el maestro ya lo estaba atacando y lo tiraba al suelo. El padre se avergonzó. Le dijo el maestro: “Hemos hecho de tu hijo un valiente guerrero!”. “Eso es un guerrero?!”, se extraño el padre, “todo el tiempo lo tiran al suelo!”. “Perdón, pero no has entendido el punto principal”, le contestó el maestro. “Te has dado cuenta cuanto vigor y valentía tiene tu hijo, que a pesar de ser vencido una y otra vez, no se retira ni se desalienta, poniéndose a llorar en el suelo, sino que vuelve a levantarse y enfrentarme una y otra vez!. Has contado cuántas veces se ha levantado?. Eso es ser valiente!”. Ese es el fin del cuento.
La regla, es: A veces también un valiente guerrero es vencido en la lucha. Eso no es una tragedia. La tragedia es ser vencido sin luchar.
“Siete veces caerá el tzadik (justo) – y se levantará”. También un tzadik cae. O para ser más exacto, sólo un tzadik cae: El malvado no cae, porque siempre está titado en el suelo, desesperado.
El principal enemigo de la persona es el desaliento. Dijo el Maguid de Mezritch: El principal objetivo del Ietzer HaRrá (el mal instinto) no es hacer que la persona peque, sino que se desaliente. "Lo has intentado tantas veces, y fuiste derrotado. No tienes remedio. Es preferible que ni siquiera lo intentes".
En efecto, D's no creó a la persona de forma tal que no pueda caer. No es un ángel, y puede llegar a tropezar. Como dice el Rav Kuk, "debe cuidarse de no pecar. Pero si ya ha pecado, debe arrepentirse" (Iguerot HaReaya Alef, Pág. 85). En un principio hay que cuidarse, y si ha sido derrotado hay que arrepentirse. Es posible remediarlo todo.
Ocurrió una vez que un maestro novicio tenía que enseñar en una clase de 12avo grado en una escuela de rehabilitación de delincuentes juveniles. Él era vergonzoso y modesto, muy poco afín con el papel que tenía que cumplir. El primer día de estudios se sentó en la sala de profesores cuando su corazón latía con fuerza. Cuando sonó el timbre se dirigió a la clase, temblando y sintiendo escalofríos. De tanta emoción, cuando entró se tropezó con la puerta y calló tendido en el suelo. Los alumnos irrumpieron en risas salvajes. Empezó con el pie izquierdo: Un error fatal. No sabía qué hacer consigo mismo, tendido en el suelo, cuando los alumnos le tiraban tizas, papeles y gritaban insultos. Finalmente se les terminaron las tizas, las pelotas de papel y agotaron todo su grosero léxico, se cruzaron de brazos y lo miraron con desprecio, para ver qué hará ahora. Se levantó lentamente, y dijo: "A veces se cae, pero el punto es si se sabe levantar". Todos se quedaron mudos, entendieron el mensaje y le batieron palmas.
Quizás tu digas: "Para siempre habré de luchar?. Toda mi vida será una lucha?" – puede que sí. También Tzaha"l (el Ejército de Defensa de Israel) lucha desde la declaración de la independencia, y todavía tenemos enemigos. Ese es el mensaje del libro "Tania" – "el libro de los medianos", de los que su Ietzer HaRrá los acecha toda su vida, en una lucha de desgaste, y ellos lo combaten sin descanso. Esa es la voluntad de D's: Que luches toda tu vida, que seas un soldado – como dice en el prólogo el libro "Mesilat Iesharim".
Cada día arrepiéntete de tus pecados, cada día sacúdete de tus pecados, cada día comienza de nuevo con un nuevo espíritu, siempre fresco, siempre listo para la batalla, siempre con vigor y valentía nuevos.
Fortalécete y refuérzate. Marchas por el buen camino, pero es un largo camino. Fortalécete y refuérzate, y finalmente vencerás.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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