Alumbrar

basado en materiales de Majón Meir

Parashat Bamidvar     5 de Sivan 5775     No 1019

Cuatro fases en el estudio de la Torá
Rav Jagai Londin

En la Gmará (Shabat 86B-87A) hay una descripción de la maravillosa semana que pasó Am Israel (el Pueblo de Israel) antes del recibimiento de la Torá, en el Monte de Sinai. Por supuesto que no es una descripción histórica para esa generación y nada más, sino que es todo un pormenorizado del orden Divino en que se revela la Torá en el mundo (según Ein Aya Shabat Bet, pág. 171-172):
1. “En el primer día de la semana, D’s no les dijo nada, por la debilidad del camino”. Para llegar a una situación de kdushá (santidad) no se puede desdeñar el cuerpo y dejarlo en su debilidad. Una concepción estrecha de miras puede caer en ese error, de la que nos advierte el Ramba”m (Shmoná Prakim, cap. 4) como si “D’s odiase el cuerpo, y desease exterminarlo”. Es sobre entendido que no hay algo así: Al principio del culto a D’s existen fases de atención y abstención del aspecto grosero del mundo material, pero la Torá no lucha en contra de las fuerzas de vida y sus tendencias. Nuestros sabios nos enseñan que para recibir la Torá Am Israel necesita sanear su cuerpo, o en las palabras del Rav Kuk (Orot HaTorá 33): “Sangre saludable, carne saludable, cuerpos bien formados y fuertes, un espíritu ardiente brilla sobre esos poderosos músculos”. Es decir, se necesita una amplia base de fuerzas de vida que puedan ser santificadas.
2. “En el segundo día de la semana les dijo ‘y ustedes Me serán un reinado de sacerdotes y un pueblo santo’ (Shmot 19:6)”. El segundo principio básico de la preparación para la Entrega de la Torá es el conocimiento de la meta final. Luego de habernos cerciorado que las fuerzas corporales se encuentran en su apogeo, antes de entrar en el largo proceso de labor espiritual cansador que incluye atención, presteza, abstención y continuado de esa forma – hay que tener en cuenta al ideal pleno. “La base de la piedad y la raíz del culto íntegro es que le sea aclarado a la persona y tenga la certeza… a qué debe poner toda su intención y dirección en todo lo que se ocupa en toda su vida” (Mesilat Iesharim 1). El conocimiento de la meta final le confiere a la persona la fuerza y la seguridad a lo largo de todo el camino. El conocimiento revela cuál es la naturaleza interna que se encuentra dentro de nosotros en potencia, un potencial que ciertamente se plasmará en la práctica también en momentos que nos parecerá que no es así.
3. “En el tercer día de la semana, les fue dicha la orden de cuidarse de no subir al monte”. Luego de haber señalado el elevado ideal pleno, la cúspide a la que se debe aspira, en forma natural despierta el deseo de “subir al monte” y santificarse. En esa situación interna hay que cuidarse de una irrupción descontrolada y “salteado” de niveles. Por ello, es necesario limitar para contener el anhelo espiritual, esa limitación edifica un proceso ordenado y gradual de elevación en el culto a D’s.
4. “En el cuarto día de la semana les fue dicha la orden de abstención de relaciones durante tres días, hasta la entrega de la Torá”. Sólo después de haber reconocido el ideal final de Israel, que desea santificar las tendencias de la vida y del cuerpo (y también para lograr un proceso controlado y paulatino de elevación hacia ese ideal) llega la fase de la abstención. Para elevarse desde el punto de vista espiritual, no hay más remedio que luchar contra los aspectos turbios de la vida, una lucha que incluye incluso abstención en ciertas condiciones del plano material. Pero ahora, después de haber comprendido cuál es la meta final, esa abstención no surge basándose en la pasividad y el odio a la vida, sino que con valentía y vigor. Se expresa una valentía moral de conquista de la persona a sí mismo “es mejor… el que gobierna su espíritu del que conquista una ciudad” (Mishlei 16:32).
Por encima de esas cuatro niveles, que son un complejo de fases en el culto a D’s, la persona puede allegarse en forma correcta - y abrir el libro Bereshit (Génesis, el primer libro del Pentateuco). 

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¿Dos tipos de conversión?
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: ¿Por qué no se puede convertir al que no está dispuesto a aceptar las mitzvot? ¿Si es una buena persona, con buenas virtudes, ama a Am Israel (el Pueblo de Israel), se enrola en el ejército e incluso simpatiza con la tradición? Hay quienes opinan que alcanza con ello para convertirlo, ya que nuestro patriarca Avraham convirtió hombres y Sara convirtió mujeres (Bereshit Rabah 39:14), ¡y por supuesto que ellos no aceptaron el cuidado de las mitzvot! [que aún no fueron entregadas. N. del T.] ¡Por el contrario, se lo critica porque tendría que haber convertido e introducido bajo las alas de la Shjina (manifestación de la Presencia Divina) los cautivos de la lucha en Sdom (Nedarim 32A)!
Respuesta: Se está confundiendo entre dos conceptos distintos de conversión, una confusión que es producto de falta de comprensión de qué es ese proceso y qué es Am Israel. Y ya lo aclaró en extensión el Rav Tzvi Iehudá Kuk (LeNetivot Israel Bet 171).
Él explica que hay dos tipos de conversos: Conversos de antes de la Salida de Egipto, y conversos de después de ello. “La conversión en la época de los patriarcas no es una vinculación e incorporación a la nación de Israel y compromiso al cumplimiento de su Torá y sus mitzvot Divinas que fueron entregadas en el Monte de Sinai. Esa conversión de la época de los patriarcas es una conversión de refutado de la idolatría y su corrupción, es un aceptado de las mitzvot humanas genéricas de los Hijos de Noaj”.
Esos dos procesos son llamados “conversión”, y tienen ciertas cosas comunes, pero hay también diferencias. La conversión de vinculación e incorporación a Am Israel “está ligada a los órdenes de vida de esa nación y el sistema de leyes y reglas de esa Torá”.
Pero también luego de la Salida de Egipto y la Entrega de la Torá hay dos tipos de conversos: Guer Toshav y Guer Tzedek.

Guer Toshav es una persona que se la puede dejar vivir entre nosotros en Eretz Israel (la Tierra de Israel), “y no tiene la obligación de entrar bajo las alas de la Shjina en cuanto al cumplimiento de la Torá y sus mitzvot, sino que debe acatar las leyes y mitzvot humanas genéricas, de negación de la idolatría y su corrupción, las mitzvot de los Hijos de Noaj que fueron reveladas en el Monte de Sinai” (Ramba”m, Hiljot Isurei Bia 14:7).
“En contraste, la conversión plena y total del Guer Tzedek es la vinculación y participación plena con la nación de Israel, introducción bajo las alas de la Shjina, en el cumplimiento de su Torá y sus mitzvot”.
“Esa conversión es deseable desde un principio cuando llega por la buena causa, por la pura intención de adherirse a Am Israel y su Torá y ser parte de su esencia, con su magnificencia y su compromiso, y no para ningún otro fin (Iebamot 24B).
Si hay alguna otra intención la cosa se complica “y se sospecha de él hasta que sea aclarada su inocencia” (Ramba”m, Hiljot Isurei Bia 13:17-18. Shuljan Aruj, Iore Dea, 268:12). En esa situación, “los conversos son para Israel como lepra”.
“Por ello… ‘los conversos son para Israel como lepra’… por el mucho cuidado que hay que tener y muchas investigaciones en el orden de la conversión para poder determinar que se trata de una conversión auténtica” (LeNetivot Israel Bet 171, en extensión). Y por ello “no se reciben conversos en los Días del Meshiaj (Mesías)” (Iebamot 24B), porque quizás nuestra encumbrada posición es la que los atrae, de la misma forma que “no recibieron conversos en la época de David ni en la época de Shlomó” (Ramba”m, Hiljot Isurei Bia).
Por ello, no es exacto decir que “hay quienes opinan” que se debe aceptar conversos que se identifican nacionalmente y en líneas generales consienten con nuestra concepción - como si fuese una opinión aceptada por muchos sabios de Israel, cuando en realidad se trata de una opinión compartida por una pequeña minoría, una opinión de muy pocos, que fue rechazada de la halajá.
Pero por supuesto que se los puede aceptar como Guer Toshav, que acata las 7 mitzvot de los Hijos de Noaj y el gobierno de Am Israel en su tierra (Ramba”m, Hiljot Melajim 6:1). Y entonces puede ser considerado como un piadoso de los demás pueblos del mundo, o incluso uno de sus sabios (Ramba”m, Hiljot Melajim 8:11. Y véase Iguerot HaReaya Alef 99).
Pero solo Guer Tzedek es incluido en la bendición de “sostén y seguro de los tzadikim (justos)”, que decimos todos los días.

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