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“Amarás”... al gentil?
Rav Azriel Ariel
 (Beahava Ubeemuna No614)

Es sabido cómo le contestó el anciano Hilel a esa persona que para convertirse, pretendía que le enseñen toda la Torá parado en un sólo pie: “Lo que tú odias, no se lo hagas a tu prójimo – esa es toda la Torá, y ahora ve a estudiar el resto” (Shabat 31A). También es bien conocida la frase de Rabí Akiva: “‘Amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Vaikra 19:18) – esa es una regla genérica de la Torá” (Bereshit Rabah 24). Y así fue determinado en la halajá: “Toda persona debe amar a cada miembro de Am Israel (el Pueblo de Israel) como su mismo cuerpo, como dice el versículo ‘amarás a tu prójimo como a ti mismo’ (Vaikra 19:18)” (Ramba”m, Hiljot Deot 6:3).
Pero más allá de la halajá, se encuentran las virtudes de los piadosos. Nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk zt”l muchas veces citaba a Rabí Jaim Vital, que dice en su libro “Shaarei Kdushá” – un libro que dirige a la persona para alcanzar la inspiración Divina: “El quinto portón, donde se aclara el nivel del piadoso... y también se trata de temas más severos que el resto... en primer lugar, en cuanto a las virtudes... y amará a todas las criaturas, incluso a los gentiles...”.
Ese amor – por toda persona que fue creada a imagen y semejanza Divina – debemos profesarlo por varias razones. La primera, es por nuestro amor a D’s mismo: “No se puede dejar de amar a D’s... y no se puede evitar el colmarse de amor por toda la creación que Él hizo. Ya que la abundancia del resplandor Divino alumbra todo, y todo es una expresión de la deseada gracia Divina. La Bondad de D’s abunda toda la tierra” (Midot HaReayá, Ahava 3).
Y lo amplía su hijo, el Rav Tzvi Iehudá Kuk en sus charlas (Sijot, Parashat Vaiera): “El que realmente ama al Creador, ama también a todas las criaturas de Él... en contraste, hay un tipo de personas que no se relacionan bien con las criaturas, son pesimistas. Ellos están ‘enojados’ con D’s, lo critican, y por ello también están enojados con Sus criaturas”.
También el papel de Am Israel – corregir el mundo con el Reinado de D’s – nos exige una actitud positiva para con los gentiles: “No se puede llegar de ninguna forma al elevado espíritu de ‘alabad al Eterno, anunciad Su Nombre, haced conocer entre los pueblos Sus hazañas’ (Tehilim 105:1) – sin un amor interno, que brota de lo profundo del corazón y del alma, sin el deseo de hacer el bien para todos los pueblos, de enmendar sus adquisiciones, de hacer felices sus vidas. Esa cualidad es la que posibilita al espíritu del rey Meshiaj (Mesias) revelarse en Am Israel” (Midot HaReaya, Ahava 5).
Y por ello “el amor por las criaturas debe vivir en el corazón y en el alma, el amor por cada persona, y el amor por todos los pueblos, el deseo de su elevación y renovación – espiritual y material. Y el odio, debe ser dirigido sólo hacia la maldad y la inmundicia del mundo” (Midot HaReaya, Ahava 5).
Un maestro que no ama a sus alumnos, debe dimitir. Y de momento que Am Israel no puede dimitir - no puede dejar de ser “una luz para las naciones” (Ishaya 42:6) - no puede tomar una actitud básica negativa para con los gentiles. El odio debe ser focalizado contra los malvados y los enemigos, debe centrarse en la maldad y la hostilidad de ellos, y no debe difundirse a los aspectos positivos que existen en ellos. “Nosotros penetramos en las profundidades de la Bondad, y no debemos dejarnos llevar por la corriente del odio, incluso contra el enemigo más terrible...” (Orot HaKodesh Guimel 326).
Una actitud de amor para con los gentiles le confiere una dimensión de profundidad al amor nacional, al amor por todo Am Israel: “El amor por la nación podrá elevarse con todo su esplendor y grandeza - espiritual y práctica - sólo en una persona con un alma rica en amor por todas las criaturas y por todo hombre. Y la antipatía que hace ver a todo lo que se encuentra fuera de los límites de la nación singular... sólo fealdad e impureza – es parte de la terrible oscuridad que arruina toda la edificación del bien espiritual, que toda alma sensible anhela su resplandor” (Orot HaKodesh Dalet 405).
Pero tenemos prohibido que el amor por toda la humanidad borronee el reconocimiento de Am Israel como el Pueblo Elegido y su papel - lo que nos exige un amor mucho más profundo por todo judío. Debemos recordar que el amor por todo judío es una mitzva de la Tórá, un precepto positivo como dice el versículo “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, y también una prohibición: “No odiarás a tu hermano en tu corazón” (Vaikra 19:17). Mientras que el amor por todo ser humano y la limitación del odio por el enemigo, es una virtud de los piadosos.
“El amplio corazón que a veces pretende incluir... toda la humanidad en el amor singular por Am Israel, debe ser verificado. Cuando el reconocimiento de la santidad de la esencia espiritual intrínseca singular de Am Israel permanece en su cualidad, y de acuerdo a esa claridad se difunde el amor por todo pueblo y por cada persona – esa es la virtud de nuestro patriarca Avraham, que fue llamado ‘padre de muchos pueblos’ – ‘y serán bendecidas en tí todas las familias de la tierra, y en tu simiente’ (Bereshit 28:14). Pero a veces el principio de ese amplio amor llega a través del entumecimiento del sentimiento y el apagado del resplandor sagrado del reconocimiento de la elevada singularidad espiritual de Am Israel. En ese caso, se trata de un amor venenoso, y sus acciones están repletas por dentro de una terrible destrucción, y se debe alejar de ese tipo de amor como de un toro rabioso...” (Orot Israel 8:5).
Ese es el “sendero de oro” por el que debemos dirigirnos como Pueblo Singular, que marcha entre las familias de los pueblos.
“Y acontecerá que en los postreros días, el Monte de la Casa del Eterno será establecido como cabeza de los demás montes, y será ensalzado sobre los collados, y afluirán a él todas las naciones. Pues caminarán muchos pueblos, y dirán; venid, y subamos al Monte del Eterno, a la Casa del D’s de Iaacov, a fin de que Él nos enseñe en cuanto a Sus caminos, porque también nosotros queremos andar en Sus senderos. Entonces saldrá la Torá de Tzion, y de Ierushalaim la palabra del Eterno” (Ishaya 2:2-3).

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