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"No han de entrar para ver"
Rav Itiel Ariel
(Beahavá Ubeemuná No515)

Al final de nuestra Parashá se habla del recato especial adecuado tratándose de los utensilios del Mishkan (Tabernáculo). Esas halajot son justamente necesarias cuando se desmantela el campamento para comenzar la marcha, una situación en la que se puede llegar a trastocar las divisiones naturales.
En ese momento, la kdushá (santidad) del Mishkan como el lugar donde se revela la Presencia Divina se desvanece paulatinamente, y en paralelo es abolido también el minucioso cuidado de los límites entre la zona donde sólo los cohanim (sacerdotes) pueden entrar, la zona donde los leviim (pertenecientes a la tribu de Levi) tienen permitido, y el resto del campamento. En ese momento, cualquier judío puede entrar en los lugares más santos. Pero los utensilios del Mishkan todavía se encuentran en su lugar - en toda su gloria y esplendor - y todo huésped puede llegar a cometer el pecado de mirarlos cuando aún están descubiertos, lo que le está prohibido incluso a los que los cargarán, y su castigo es la muerte.
Y en efecto, encontramos en el Tanaj (La Biblia) una gran desgracia que ocurrió por ello, cuando el Arón (El Arca) de D's regresó del campo de los Plishtitas a Beit-Shemesh (Shmuel Alef, cáp. 6). La reacción natural de las personas de Beit-Shemesh fue "y se alegraron de verlo" (Shmuel Alef 6:13), pero finalmente fueron castigados por ello - "mas hizo D's estrago entre los hombres de Beit-Shemesh porque miraron el Arón de D's" (Shmuel Alef 6:19), porque esa contemplación no le es adecuada al Arón. Y ya fuimos advertidos por la Torá en nuestra Parashá que no lleguen a atisbar de esa forma los utensilios incluso por casualidad "pero ellos no han de entrar para ver cuando cubrieren las cosas santas, no sea que mueran" (Bamidvar 4:20). Y por ello, los cohanim deben cubrir cuidadosamente los utensilios antes que lleguen los que los cargarán, y deben cerciorarse que esos leviim no estén presentes incluso cuando se introducen los utensilios en sus cubiertas - no sea que vean algo de ellos y sean castigados con la muerte.
Esa prohibición y su severo castigo nos obligan a profundizar en el concepto de "gloria es de D's ocultar" (Mishlei 25:2), del que se deducen muchas reglas de recato en cuanto a lo más kadosh y profundo, cuando su cometido es evitar su profanación, a través de una ojeada casual del que no le es adecuado, o del que no se santificó como es debido. Y haremos una acotación respecto a esa prohibición según lo que escribió el Netzi"v (Rav Naftali Tzvi Iehudá Berlín) de Voloshin, en su comentario "HaAmek Davar".
Allí (4:6) él recalca que existe una diferencia en el orden en que son cubiertos el Arón en relación a los demás utensilios. Mientras que todos los utensilios son cubiertos con un paño celeste y por encima de él se le agrega una cubierta de pieles de Tajash [animal que por lo visto se extinguió. N. del T.], el Arón es cubierto en otro orden: Primero pieles de Tajash, y por encima un paño celeste. Según su comentario, el cubrimiento con pieles de Tajash tiene por cometido cuidarlo en forma natural, mientras que el cubrimiento con el paño celeste expresa el valor y el cuidado sobrenatural que le adjudicamos a los utensilios, y en ese sentido el Arón es distinto de los demás.
Todos los utensilios insinúan el esfuerzo humano en distintos campos, cuando el principal cuidado se encuentra en manos del hombre, y sólo "con la ayuda de D's" es posible revelar el valor Divino de ellos. En contraste, el Arón en su esencia representa la conducción sobrenatural de Am Israel, y es él el que "carga a sus cargueros" (Sota 35A), y sólo para que exista algún asidero humano entre él y los que lo rodean él se viste - en forma figurada - algo de la conducción natural, y parece ser como si fuese cargado por las personas.
Y de acuerdo a ello podemos explicar la prohibición del mirado de los utensilios del Mishkan: La mirada del hombre, en su naturaleza es sensorial "porque el hombre mira a los ojos" (Shmuel Alef 16:7), y sin una cobertura adecuada puede llegar a adjudicarle a los utensilios un sentido puramente material. El cubrimiento de los utensilios no tiene por cometido evitar que sean mirados, sino que por el contrario, incita y dirige la contemplación correcta de ellos, que les adjudica todo su sentido espiritual.
En estos días, en que la contemplación materialista de la realidad es la que pretende determinar y negar la existencia de todo contenido espiritual, debemos esforzarnos en observar la realidad con una mirada de fe - "fijaos y ved que el Eterno es bueno" (Tehilim 34:9).

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