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"Cuando hayas edificado para ti casas buenas"
Rav Iaacov Filver
(Beahavá Ubeemuná No527)

En nuestra Parashá la Torá no solo nos describe las virtudes materiales de Eretz Israel - "tierra de arroyos de aguas, de fuentes y hondos manantiales que salen por los valles y por las montañas… una tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyas montañas podrás extraer el cobre" (Dvarim 8:7-9) - sino que también las virtudes espirituales: "Una tierra de la cual el Eterno, tu D's, tiene especial cuidado, los ojos del Eterno, tu D's, están siempre sobre ella, desde el principio hasta el final del año" (Dvarim 11:12). Pero la entrada a la tierra encierra peligros, de los que la Torá nos previene: "Cuídate, no sea que te olvides del Eterno, tu D's, y así dejes de observar Sus mandamientos y Sus leyes y Sus estatutos que yo te ordeno hoy. No suceda nunca, cuando hayas comido y te hayas saciado, cuando hayas edificado para ti casas buenas y habitado en ellas, y cuando tus vacas y tu ganado menor se hayan multiplicado, y tu plata y tu oro abunden, y todo lo que tuvieres se aumente - que entonces se ensalce tu corazón y te olvides del Eterno, tu D's" (Dvarim 8:11-14). A primera vista, qué peligro encierra la construcción de "buenas casas"?. Por el contrario, es una alabanza decir que alguien proviene de una "buena casa" o familia!. Por qué una buena casa puede originar el debilitamiento de la fe?.
La Torá nos enseña una regla importante: Una "buena casa" de por si, no es una garantía del futuro espiritual de la persona. Ya hemos visto asentamientos en los que los habitantes fueron seleccionados escrupulosamente por la "Comisión de Admisión", y todo eso no logró evitar casos de abandono de la religión y vuelta de espaldas al camino de los padres, por parte de la nueva generación. A veces, justamente una buena casa y un buen entorno son motivo de la jactancia de los padres que se ven a si mismos exentos de la responsabilidad de supervisar la educación de sus hijos, ya que confían en la sociedad lugareña y el buen entorno en el que ellos viven. Me dijo una vez un judío inteligente que el fracaso en el plano de la educación del asentamiento toraní (de acuerdo a la Torá) en el que vive es "porque nosotros pensamos que todo lo que está dentro del cerco del asentamiento se encuentra seguro y protegido". Y por ello la Torá y nos previene: También si has construido una casa buena en un buen entorno, tú debes prestar atención al diseño de la casa - su contenido y valores - debes prestar atención continuamente a la situación de los hijos, debes fijarte cuál es su desarrollo, acompañarlos en sus incertidumbres y sus angustias, estar al tanto de su situación sicológica y espiritual, y por sobre todo les debes ser un ejemplo, entregarles amor y atención. Y si en vez de eso los padres persiguen placeres materiales ("cuando hayas comido y te hayas saciado"), están ocupados todo el día en la multiplicación de sus bienes ("cuando tus vacas y tu ganado menor se hayan multiplicado") y el aumento de sus riquezas ("tu plata y tu oro abunden") - si esa es la cultura de la casa, entonces también si se trata de "buenas casas" sus habitantes pueden llegar a olvidarse de D's.
Y también hay otra carencia en el afán de construir "buenas casas", como es dicho en el Talmud Ierushalmi (al final de Pea), donde cuentan que un grupo de sabios pasearon al lado de un Beit Kneset (Sinagoga) en Lud, y uno de ellos se vanaglorió diciendo: "Cuánto dinero invirtieron mis antepasados aquí, hasta que lograron edificar este Beit Kneset tan gloriosamente". Le dijeron: "Cuántas personas han perdido aquí tus antepasados!. Acaso no habían estudiosos de la Torá que necesitaban de ese dinero?!". Cuando la sociedad se ocupa de la edificación del plano superficial, cuando invierte su dinero y sus medios en la construcción de suntuosos edificios dejando de atender lo principal - el desarrollo del aspecto espiritual y elevación de los valores morales - también ella puede llegar a descarriarse y descender.

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