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No olvidaremos - pero tampoco odiaremos
Rav Iaacov Filver
(Beahavá Ubeemuná No538)

Lo que escribí en mi artículo, "acaso seremos capaces de comportarnos como Iosef, que a pesar de no haber olvidado lo que le hicieron sus hermanos, finalmente los perdonó?. No olvidó - pero perdonó" (Beahava Ubeemuna No536) desató una polémica en nuestro Beit HaMidrash (centro de estudio de la Torá): Realmente, Iosef perdonó a sus hermanos o no?.
Antes de exponer las dos posiciones contrarias, deseo hacer una aclaración necesaria: Incluso si decimos que Iosef perdonó a sus hermanos, tampoco se puede hablar de perdonar e indultar sin ningun gesto de arrepentimiento ni petición de indulgencia, y por ello agregué antes del perdón de Iosef la palabra "finalmente", para insinuar que también si opinamos que Iosef los perdonó, lo hizo después que ellos no sólo se arrepintieron - diciendo "somos culpables" (Bereshit 42:21) - sino que también le pidieron perdón cuando le dijeron: "perdona, te rogamos, el delito de los siervos del D's de tu padre" (Bereshit 50:17). Y sólo después de todo eso, se pude hablar de perdón.
Cuando dije que Iosef los perdonó, yo me basé en la interpretación sencilla de las palabras de Iosef a sus hermanos: "Ahora, pues, no temáis, yo os sustentaré a vosotros y a vuestras familias, así los consoló hablándoles cariñosamente" (Bereshit 50:21). Y en ese sentido lo comentaron nuestros sabios (Psikata de Rav Cahana 17): "'Oh, si tú fueras como un hermano mío' (Shir HaShirim 8:1) - no como los hermanos de Iosef, que lo odiaban, sino como Iosef, que después de todas las maldades que ellos le hicieron, dice el versículo 'ahora, pues, no temáis, yo os sustentaré a vosotros y a vuestras familias, así los consoló hablándoles cariñosamente' (Bereshit 50:21)". Y en efecto, Iosef se comportó como corresponde según la halajá, como determina el Rambam (Hiljot Tshuvá, 2:9-10): "Los pecados entre la persona y su prójimo - como el que hiere su prójimo, o lo maldice, o le roba y similares - no le son perdonados nunca, hasta que lo indemnice y haga las paces. Y a pesar que le reembolsó el dinero que le debe, debe amigarse nuevamente con él y pedirle que lo perdone… la persona no debe ser cruel, sino que debe amigarse con facilidad y enojarse difícilmente. Y cuando el que cometió una falta para con él le pide perdón, debe perdonarlo de todo corazón. Incluso si lo hizo sufrir mucho y le faltó en gran manera, no intentará vengarse ni le guardará rencor. Y ese es el comportamiento correcto de la descendencia de Israel. Pero los gentiles no son así, y su rencor es eterno. Y por ello está escrito respecto a los Guivonitas - que no perdonaron ni se amigaron - 'es de saber que los Guivonitas no eran de los hijos de Israel' (Shmuel Bet 21:2)".
Pero Rabeinu Vejaiei en su comentario (Bereshit 50:17) discrepa: "Los hermanos le pidieron perdón, y los versículos no dicen que él los perdonó. Y ya nos dijeron nuestros sabios: Todo el que pecó para con su prójimo y se arrepintió, no le es perdonado nunca hasta que haga las paces con él. Y a pesar que el versículo dice: 'Los consoló hablándoles cariñosamente' - y tal parecería ser a primera vista que se amigo con ellos - de todas formas no encontramos escrito explícitamente que Iosef los perdonó, o consintió en perdonarles". Y agrega allí: "Por lo tanto, ellos murieron sin haber sido perdonados por Iosef, y su pecado no puede ser purgado sin ello. Y por ello el castigo llegó sólo en la época de los diez sabios que fueron ejecutados por el imperio Romano". Y en efecto, la tradición según la cual esos diez sabios murieron por la venta de Iosef cimienta la opinión que ese pecado nunca les fue perdonado a sus hermanos.
De una forma u otra, podemos deducir dos conclusiones: La primera, es que también si los hermanos se arrepintieron y pidieron perdón por sus acciones, e incluso Iosef los perdonó por todo lo que le hicieron, la injusticia no fue borrada totalmente, y la Providencia Divina se encargó que en algún momento, después de varias generaciones, sean castigados los pecadores o sus descendientes. Y según la segunda opinión - que Iosef no le perdonó a sus hermanos, a pesar que ellos se arrepintieron y pidieron indulgencia - Iosef no odió a sus hermanos y no pretendió "ajustar cuentas", a pesar que como gobernador de Egipto tenía la posibilidad de castigarlos - sólo no los perdonó. Por el contrario, les promete que continuará procurándoles su sustento e intenta consolarlos. El castigo lo deja en manos del cielo, mientras que en la vida cotidiana se desentiende de todo lo que le hicieron y continúa comportándose con hermandad y amistad. Y Iosef a pesar de todo lo que le hicieron sus hermanos - pretendieron asesinarlo, lo tiraron a un pozo con serpientes y escorpiones, lo vendieron como esclavo a los Ishmaelitas, lo alejaron de la casa paterna y lo expulsaron de Eretz Israel - incluso si no los perdonó, tampoco los odió y continuó haciendo el bien por ellos y consolándolos. Y él nos enseña que incluso si no perdonamos - tampoco debemos odiar, debemos dejar en manos del cielo "ajustar cuentas" con todos los que colaboraron con la expulsión de nuestros hermanos de sus casas y los transformaron en refugiados carentes de vivienda, y entregaron parte de nuestra patria a nuestros enemigos que pretenden asesinarnos. Y nosotros continuaremos velando por la unidad de Am Israel - con todas sus buenas y malas personas.

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