Parashat Vaietze 7 de
Kislev 5775 No
995
Nuestro
patriarca Iaacov y las
complicaciones
Rav David
Landau
Nuestro patriarca Iaacov es
llamado por nuestros
sabios “el selecto de los patriarcas”. “Selecto” en el sentido de
término,
resumen, conclusión final. En él, las cosas llegan a su
plasmación final: El
comienzo de la aparición del “público”. Una casa y una
familia, son el
principio del público. Y hubo una necesidad Divina que Iaacov
descienda a
Egipto incluso “con cadenas de hierro” – él y su casa – y luego
salga de allí
como un pueblo, un público. Nuestro patriarca Iaacov es
el que concluye
y termina la kdushá (santidad) triple de los
patriarcas, a través del
surgimiento del público y el Clal (totalidad
genérica del Pueblo de
Israel).
Con todo eso, cuando observamos la manifestación
Divina singular de cada patriarca, notamos que
Avraham e Itzjak se ven grandes gigantes. En contraste, Iaacov parece a
primera
vista un “pobrecito”. En todas sus Parashot – Vaietze hasta
Vaishlaj,
desde el principio hasta el final – todo está lleno de
complicaciones: El
nacimiento, la primogenitura, la bendición y todos los asuntos
con Esav, con
Rajel, con Lea, con Lavan, con Dina, con Iosef, etc. En forma
básica y
esencial, estamos vinculados con la maravillosa y gigantesca
valentía de
nuestro patriarca Avraham, la elevada Medida de la Justicia interna
de
nuestro patriarca Itzjak, que son la base de todas las generaciones.
Pero por encima
de todo eso, todos nosotros estamos colmados de complicaciones, y
encontramos
complicaciones en todo el trayecto de nuestra historia. No podemos
desentendernos de ellas, eludirlas o escapar de ellas.
En general, la persona está colmada de
complicaciones, y el mundo entero está lleno de complicaciones.
No debemos
olvidarlo o escabullirlo. Respecto al versículo “si pone el ojo
en la copa, se
conducirá por derechuras” (Mishlei 23:31) dijeron nuestros
sabios: El borracho
“le parece todo el mundo como una llanura”. El que está
borracho, cuando toda
la realidad le es borrosa y entreverada, se desentiende de las
complicaciones
que colman el mundo, y se olvida que el mundo se encuentra en una
situación de batalla
continua, como es detallado en los primeros capítulos del libro “Mesilat
Iesharim”. El encuentro de lo espiritual con lo material
está lleno de
problemas, complicaciones y dolor. Hay que saberlo y reconocerlo. Pero
también
hay que saber que D’s, que creó al hombre, no abandona al hombre
y al mundo, y Él “nos
diferenció de los que se
equivocan”, y la palabra de D’s nos educa y nos dirige y nos alumbra
también a
lo largo de las complicaciones. No debemos desentendernos de las
complicaciones, pero tampoco debemos desesperar por ellas. Hay muchas
complicaciones, y dentro de ellas se revela el resplandor de la Torá
y de la profecía.
La Torá
es la que nos guía dentro de todas las complicaciones. Hay que
continuar con
valentía dentro de las complicaciones, y el Eterno de Israel se
irá revelando a
través de todas ellas (Basado en Sijot HaRav Tzvi Iehudá,
Bereshit pág.
247-249).
Donación
de emergencia
A consecuencia de la
reducción de apoyo estatal y de las donaciones designadas
Majón Meir se encuentra en
una muy difícil situación financiera que le dificulta
continuar con su
actividad y pone en peligro de cierre su actividad en Arutz Meir.
Queridos amigos de Majón
Meir, los necesitamos hoy más que siempre para continuar con
nuestra bendita
actividad y nuestro estudio y enseñanza de la Torá con amor
y fe.
Por favor, apóyenos con su
donación y serán bendecidos del cielo.
Dov
Bigún
Director de Majón Meir
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¿Halajá
fija, o atenta?
Rav
Shlomó Aviner
Pregunta: ¿Qué es preferible, una halajá
fosilizada, congelada, fija, estancada en la época medieval,
que aleja
muchos de la Torá,
o una halajá viva, fresca, atenta, abarcadora y que
toma en cuenta, que
encuentra caminos al corazón de la persona y acerca la
nación a la Torá?
Respuesta: Es una pregunta muy interesante.
Por supuesto, la pregunta no es nueva, sino que muy antigua. Tampoco es
una
pregunta típica nuestra, sino que es una pregunta común a
toda corriente que
con el tiempo debe hacerle frente al agudo cuestionamiento:
¿Tradición, o
cambio?
En toda corriente hay agitación
entre esas dos tendencias: Tradición - es decir, preservado de
los valores
espirituales del pasado - y cambio - en base a los problemas nuevos que
deben
ser enfrentados. En el sistema tradicionalista todo es absoluto, fijo,
congelado. En el sistema cambiante, todo es flexible según la
nueva realidad,
todo es elástico e invitante. Cada una de esas tendencias tiene
defectos.
Los adeptos de la reforma y los
cambios en la religión se quejan: Ustedes están
desconectados de la vida y de
la realidad, ustedes están sordos y no son sensibles a las
necesidades del
público, y por ello finalmente perderán todos los
clientes. Los adeptos del
tradicionalismo se quejan: Es cierto que ustedes son muy amados y les
prestan
atención, pero ya no son la corriente auténtica, la
primera. Eso es otra cosa,
es una traición. Los corregidores contestan: No es cierto,
nosotros hacemos
todo de acuerdo a la tradición. Los conservadores arguyen: Es
sólo un acuerdo
formal, es un engaño del público.
En efecto, una dura decisión.
Por un lado un tradicionalismo acompañado de un sentimiento de
distanciamiento
que sólo aumenta, por otro lado cambios para vincularse con el
público,
traicionando la idea original. Es un tema muy interesante, muy
desafiante. Y a
pesar de ello, a nosotros no nos interesa. ¿Por qué?
Porque todo eso es cuando se
trata de una corriente humana, porque lo humano forzosamente cambia de
apariencias. Pero cuando se habla de algo Divino, es algo eterno, D’s
sabe el
futuro y nos entregó la Torá
que nos alumbra en cada generación para toda la eternidad, “para
nosotros y para
nuestros hijos en perpetuidad, a fin de cumplir todas las palabras de
esta Torá”
(Dvarim 29:28). La halajá es fija y también
fresca, eterna y también
viva. “Te agradezco, frente a Ti, rey vivo y existente”. D’s vive y
existe para
toda la eternidad, y en base a ello David, el rey de Israel, vive y
existe para
siempre.
El que piensa que la Torá
es algo humano,
está deslumbrado por el ethos occidental, y frente a todo
obstáculo de la halajá
frente a esa adorada cultura busca alguna forma de saltearlo. Las mitzvot
de la persona para con su prójimo le parecen bastante
aceptables, y acostumbra
a alabarlas, pero muchas mitzvot de la persona para con D’s le
son
fastidiosas, y por ello las limita todo lo que puede, llega a los
límites de la
halajá e incluso los traspasa. Pero nosotros somos
discípulos de nuestro
Rav Moshé, y decimos: La Torá
es Divina, y por ello es eterna. Ella es fija y al mismo tiempo fresca.
Las
cosas son aclaradas en un versículo de Kohelet (Eclesiastés),
escrito
por el rey Shlomó, el gran educador que “enseñó al
pueblo su ciencia, buscó y
compiló y ordenó muchos proverbios” (Kohelet 12:9.
Véase el prólogo de Kidmat
Emek del Netzi”v a su comentario Amek Sheela a las responsas de
Rav Ajai
Gaón). “Las palabras de los sabios son como acicates y como
clavos plantados”
(Kohelet 12:11).
Y nuestros sabios explican: “Las
palabras de los sabios son como acicates” – “¿por qué las
palabras de la Torá
fueron comparadas
con acicates? Para decirte, que así como el acicate orienta a la
vaca a su
surco para traer vida al mundo, así también las palabras
de la Torá
orientan a los
que las estudian, los alejan de los caminos de la muerte y los llevan a
los
caminos de la vida” (Jaguiga 3B). Es decir, la Torá
nos enseña siempre el camino
correcto, si nos desviamos a la izquierda nos dirige a la derecha, si
nos
desviamos a la derecha nos dirige a la izquierda, y de esa forma nos
salva de
la muerte y nos da vida.
Preguntan nuestros sabios:
“¿Pero el acicate es móvil, entonces también las
palabras de la Torá
pueden cambiar?” ¿Quizás
tú digas que entonces la Torá
no es fija, es elástica, cambia según la realidad y la
situación, la vuelven a
dictaminar según la necesidad? En resumen, ¿la Torá
es algo alterable, de acuerdo a la
sociedad que nos rodea?
“Dice el versículo: Clavos”.
¡Divino! ¡Eterno! Todo cambia, pero la palabra de D’s queda
para siempre. La halajá
no es cambiante. Por ejemplo, decir algo así como: Hay que ser
realista, y si
la sociedad de todas formas es mixta, debemos hacer que sea permitido
según la halajá.
De todas formas esa es la realidad, entonces hay que renunciar, para
que no te
encuentres afuera, para que no seas irrelevante y pierdas tu
influencia… ¡No! La
Torá es eterna, “yo
tengo fe absoluta que esta Torá no será cambiada
y no habrá otra Torá
distinta que provenga del D’s, bendito sea” (13 principios de la fe del
Ramba”m).
Entonces, volvemos a preguntar:
“Entonces, de la misma forma que el clavo disminuye y no agrega,
¿las palabras
de la Torá
disminuyen y no agregan?”. Es decir, la Torá
deprime, hiere, nos clava, nos frustra, nos
molesta…
¡No es así! “Nos enseñaron;
plantados. De la misma forma que lo plantado se reproduce y multiplica,
también
las palabras de la Torá
se reproducen y multiplican”. Ella crece, se eleva y se enriquece. “Y
la vida
del mundo plantó dentro nuestro” (bendiciones de la Torá).
¿Cuándo hay
contradicción entre clavado y plantado? Cuando se habla del
reino mineral, pero
no del vegetal. Un árbol está clavado, pero
también crece y vive. “Ella es un
árbol de vida”. También lo nuevo crece de lo antiguo. “Y
será que si escuchen,
entonces escucharán” (Dvarim 11:13) – “si están
dispuestos a escuchar lo viejo,
entonces podrán escuchar lo nuevo” (Rashi, según Suca
46B). No es cambio, sino
que innovación. La innovación toda ella es vieja, se
encuentra oculta en lo
viejo, como las innovaciones del Rashb”a, del Ritb”a.
Al respecto hay una alegoría,
basada en un versículo: “Tu vestimenta no se desgastó de
encima de tí” (Dvarim
8:4). Rashi explica, citando a nuestros sabios: “Las nubes de gloria
frotaban
sus vestimentas, las limpiaban y alisaban, haciéndolas parecer
nuevas. Y
también los pequeños, cuando crecían las
vestiduras crecían con ellos, como el
vestido de la lagartija que crece con ella”. Porque está escrito
“vestimenta”
en singular, es decir, siempre era la misma vestidura. Y también
está escrito “de
encima de tí”, que no era necesario sacársela para
limpiarla o ensancharla. Así
también la Torá. Mencionamos
dos argumentos: Hay halajot que no son
limpias, no son lindas, no son estéticas, no son agradables, no
sonríen, y
nosotros hemos avanzado y por ello es necesario cambiarlas. Y en
segundo lugar,
hay halajot bajas, infantiles, primitivas, y nosotros hemos
avanzado,
hemos crecido, ya no las necesitamos. No es cierto. Todo el que “crece”
se da
cuenta que la halajá es muy elevada, muy profunda, sin
fin.
Por ello, si la halajá no
te parece agradable, no te es dulce, el problema no es de ella, D’s no
lo
permita, sino que tuyo. Y debes arrepentirte y corregirte (Orot
HaTshuva
14:26). “No es algo vacío de ustedes” (Dvarim 32:47). “Si es
vacío – es de
ustedes” (Ierushalmi, Pea 1:1). ¿Por qué? “Porque ustedes
no se ocupan
suficiente de la Torá”
(Ierushalmi, Pea 1:1), no profundizan en base a la gran fe. “Porque son
nuestra
vida y nuestra longevidad”.