Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Matot     21 de Tamuz 5774     No 977


Rav Zeev Karov

¿Una cultura de pecadores, u hombres pecadores?
Rav Zeev Karov
(reimpresión)

En la Parashá figura por primera vez en el Tana”j (La Biblia) - y por última - la palabra “cultura” (Bamidvar 32:14). La cultura, comprende la forma de comportarse de la sociedad en su vida diaria, en sus creaciones, en su forma de hablar, etc. Esas formas de comportamiento son consecuencia del mundo de valores y el mundo espiritual del público: La cultura es un medio de expresión del mundo interno, de los valores.
Moshé ataca a las tribus de Gad y Reuben, y les dice que su cultura es producto de “hombres pecadores”. ¿Qué cultura ve Moshé, que tanto le preocupa? Moshé ve una cultura de codicia: Tribus que ponen en la cima de sus preocupaciones su ganado, por encima de la preocupación por sus hijos. Él ve tribus que están dispuestas a desconectarse de sus hermanos y quedarse en la orilla oriental del Yarden, tribus que están dispuestas a desconectarse de Eretz Israel (la Tierra de Israel), y por ello él teme que semejante cultura es consecuencia de “hombres pecadores”.
Hay dos motivos por los cuales se peca y se fracasa: El primero, es el anhelo por el bien. Hay personas que pecan no por desear hacer el mal, ni por ser impulsadas por una cultura pecadora, sino que justamente impulsadas por buenas intenciones, que fueron materializadas en forma incorrecta. Por ejemplo, Rabí Iehudá HaLevi explica de esa forma el Pecado del Becerro de Oro, cuando el pueblo fue incitado por su deseo de acercarse al D’s. Es decir, hay una cultura pecadora a pesar que las personas no son pecadoras en sí.
El segundo motivo, son los valores negativos. Por ejemplo, cuando el valor del “Yo” es el supremo, y la persona se encuentra en el centro y exige atención sin límites. En esa situación, el “Yo” somete todo lo que llega a tener contacto con él inclinándolo en su provecho, e intenta saciar los deseos más bajos y vulgares de su vida. Quien vive de esa forma, somete a su familia y a su pueblo utilizándolo para saciar sus necesidades materiales, y desde su punto de vista Eretz Israel es algo laico, que tiene por función ayudarlo a saciar sus bajas necesidades.
Nuestro Rav Moshé observa la conducta de las tribus de Gad y Reuben, y teme que lo que está presenciando es una cultura que es producto de “hombres pecadores”. Por ello, Moshé los pone a prueba, diciéndoles: “Si saldréis a la vanguardia para luchar frente a D’s” (Bamidvar 32:20), “y será conquistada la tierra frente a D’s” (Bamidvar 32:22). ¡Si los hijos de Gad y Reuben colaborarán en la conquista de la tierra, y saldrán a la lucha al frente del pueblo, todavía no es suficiente! Lo que Moshé intenta evaluar es si ellos son capaces de ir a la vanguardia frente a D’s: ¿Acaso lo que los impulsa es su dinero y riquezas, hasta tal punto que son capaces de conquistar la tierra por su causa, o lo que los impulsa es “frente a D’s”? ¿Acaso se trata de una cultura pecadora de buenas personas que equivocaron su camino, o se trata de una cultura de pecado que es un medio de expresión de “hombres pecadores”?
También en nuestros días, somos testigos de una cultura pecadora que es semejante en sus características a la cultura que Moshé presenció. Una cultura que está dispuesta a someter todo valor y todo lo que tiene importancia para satisfacer las necesidades más vulgares e inmediatas del “Yo”. Una cultura en la que el dinero es más importante que los niños, es más importante que prestarles atención con tiempo y dedicación, una cultura en la que se está dispuesto a desconectar de los hermanos y de Eretz Israel, una cultura en la que se desentiende con
grosería de plebiscitos y forma de gobierno correcta. ¡No hay duda que se trata de una cultura muy pecadora! Pero debemos saber que no se trata de personas pecadoras en sí: Se trata de un público que está decepcionado de distintos ideales, según su punto de vista. Se trata de personas que en lo profundo de su alma anhelan redimirse, y no son capaces de ver el camino que conducirá a la codiciada gueulá (Redención).
Cuando le preguntaron al Jafetz Jaim respecto a la posibilidad que la gueulá llegue en su generación - en la que parte de los judíos abandonaron el camino de la fe enorgulleciéndose por ello - contestó: “Cuando se esté acercando la gueulá habrán dos tipos de personas, y ambos colaborarán en su acercamiento, como explicaré. Habrá algunas personas de Am Israel (el Pueblo de Israel) que se fortalecerán a sí mismas en el culto a D’s con todo su corazón y toda su alma, ellos y sus hijos... pero nuestros sabios también nos dijeron que no todos lograrán llegar a ese nivel, y nacerá una nueva generación contraria a los anteriores, que se encontrará en un nivel muy bajo, en cuanto a lo que la religión respecta, y cada uno hará lo que le parecerá correcto. Y a pesar de ello, no debemos desesperar, porque eso mismo es parte de las señales de la gueulá, ya que los primeros acercarán la gueulá con sus buenas acciones, y los segundos también la acercarán” (Tzipita LeIeshuá).
La búsqueda interna - que tiene por consecuencia el desecho de todo tipo de valores kdoshim (santos) que aún no fueron aclarados todo lo necesario, que aún no se han liberado de todas las impurezas que se les han adherido en el correr de la galut (exilio) - también es un proceso de gueulá, que finalmente nos conducirá a la edificación de la kdushá (santidad) plena.
Al término del proceso, comprenderemos que toda esa “cultura pecadora” provenía del anhelo de llegar “frente a D’s”. 

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Rav Shlomó Aviner

Vamos por buen camino
Rav Shlomó Aviner

A veces hay momentos difíciles para Am Israel (el Pueblo de Israel). Pero como está escrito en el libro “Mesilat Iesharim” (cap. 19) somos puestos a prueba justamente en esos momentos. Si la persona ama a D’s, pero en momentos de angustia su amor a D’s se enfría, no decimos que él no lo ama en absoluto, pero su amor depende de algo, y no es un amor pleno. También al principio del libro “Mesilat Iesharim” (cap. 1) escribe que la vida está colmada de crisis y dificultades. Por ello, no debemos espantarnos de las crisis.
La definición de crisis es: Un fenómeno en contra de nuestra voluntad. Siempre hay fenómenos de ese tipo en la vida, no es razón para detenernos, sino que para continuar.
Hay cosas en la vida que cuando no se tiene éxito en ellas, eso nos enseña a cesar. Por ejemplo, compraste una birome pagando algunas decenas de agurot, y no escribe. No pierdas tu tiempo intentando arreglarla, tírala a la basura y compra una nueva. Pero hay cosas en las que está prohibido desalentarse, porque así es su naturaleza: No tener éxito con facilidad. Son cosas que siempre hay dificultades con ellas, y por ello debemos fortalecernos en su cumplimiento: “Hay cuatro temas en los que se debe fortalecer, Torá, buenas acciones, rezo y derej eretz” (Brajot 32B).
1. El estudio de la Torá es algo difícil: Se estudia, es difícil entenderla, y luego se olvida. Pero la persona no debe decir: Yo me esfuerzo tanto, tantos años, en el estudio de la Torá y aún no soy un talmid jajam (erudito del estudio de la Torá). ¡No es así! Hay que esforzarse y empecinarse.
2. Rezo. Rezamos, pero hay rezos que no se cumplen y nos resulta difícil seguir rezando. “Ten esperanza en el Eterno”, no resulta, “anímate, y sea esforzado tu corazón, y ten esperanza en el Eterno” (Tehilim 27:14).
3. Buenas acciones. La persona hace un bien para con su prójimo, y a cambio recibe bofetadas. ¡No importa! ¡Empecínate, y continúa!
4. Derej Eretz – Rashi lo relaciona con el sustento: “Si tiene algún oficio, en su oficio. Si es comerciante, en su comercio. Si es un guerrero, en su lucha”. Pero nuestros sabios demuestran que la intención es Eretz Israel (la Tierra de Israel), como dice el versículo “esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Señor” (Shmuel Bet 10:12). Según ello, derej eretz incluye la forma de conducirse en nuestra tierra.
En todos esos temas se debe reforzarse y empecinarse.
Esas son las cuatro cosas que requieren refuerzo, y también después de ello el éxito no es garantizado. Por ejemplo, Iehudá HaMacabi luchó una contienda difícil, pocos frente a muchos. Sus soldados le preguntaron: ¿Estamos seguros que venceremos? Contestó: No, nosotros haremos lo que D’s nos ordenó, y D’s hará lo que le parece mejor.
Iehudá HaMacabi lo aprendió de Ioav Ben Tzruia, el Comandante en Jefe de Israel que dijo el versículo anteriormente citado: “Esforcémonos por nuestro pueblo y por las ciudades de nuestro Señor, y haga el Señor lo que bien Le pareciere” (Shmuel Bet 10:12). D's es el que decidirá si tendremos éxito o no.
¡Marchamos por el buen camino! Es decir, el retorno a Tzion, la edificación de la tierra, edificación del estado, el ejército, el renacimiento de la nación en su tierra, el renacimiento de la Torá  en su tierra. Ese es el camino correcto - pero es un largo camino.
Tratándose de los temas que necesitan refuerzo, el camino es largo, hay dificultades, crisis y tropiezos, pero eso no es razón para perder la esperanza. Suele ocurrirle a todo valiente que se complica en la lucha. Es triste, duele y enoja, pero no es una tragedia, no es el fin del mundo. Una tragedia es ser vencido sin haber luchado. El que es vencido en la lucha – vencerá en la próxima vez.
También un buen oficial de batalla a veces es derrotado, y también padres que son buenos educadores a veces hacen errores.
La primera pareja sobre la tierra, su hijo fue asesinado por su hermano. Esa es una terrible tragedia, pero finalmente el Primer Hombre logró recuperarse y trajo a Shet al mundo – que nosotros somos sus descendientes. Nuestro patriarca Avraham tuvo un hijo que se hizo árabe: Una terrible desgracia, y a pesar de ello él continuó.
A veces se tropieza y se cae, hay que saber cómo levantarse y continuar, e incluso sacar alguna ventaja de las caídas para salir con una gran riqueza de las desgracias. No enseguida, al principio se está triste, se enoja y se culpa. El que reacciona de esa forma es señal que tiene un corazón sensible y es saludable. Pero más tarde se asimila el golpe, e incluso se puede evaluar la riqueza que se adquirió. Entonces, el camino es correcto.
Alrededor nuestro hay trecientos cincuenta millones de enemigos, y dentro nuestro otros tres millones, que cuentan con el apoyo de varias potencias mundiales. El ejército es una gran mitzva: Salvación del pueblo, salvación de la tierra y santificación del Nombre de D’s. Cuando gentiles asesinan judíos – esa es una profanación del Nombre de D’s. Cuando judíos se defienden, luchan, cuando un judío se encuentra en peligro y un millón de judíos acuden en su ayuda – esa es una santificación del Nombre de D’s.

Tzaha”l (el Ejército de Defensa de Israel) es una gran santificación del Nombre de D’s. ¡El estado es algo bueno! ¡El ejército es algo bueno! ¡Debemos continuar! ¡No perdemos la esperanza! ¡No dejamos de confiar en el país ni en el ejército ni en el sionismo! ¡Nada ha cambiado! Que sea Su voluntad que lo veamos con nuestros propios ojos.