Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Vaietze     6 de Kislev 5774     No 942


Rav Eial Vered

El lugar donde rezaron los antepasados
Rav Eial Vered

En contraste a la impresión sencilla que recibimos de la lectura de los versículos – Iaacov en su camino de Beer Sheva se encontró con ese lugar y allí durmió, y sueña con la escalera – Rashi nos cuenta un relato muy diferente.
Según Rashi, basándose en la Gmará (Julin) Iaacov llegó hasta Jaran, y entonces decidió volver atrás a ese lugar y rezar donde rezaron sus antepasados. Ese trayecto nos hace preguntarnos varias cuestiones: ¿Por qué no rezó desde un principio en ese lugar? ¿Qué es lo que impulsó a Iaacov a volver atrás una distancia tan larga? ¿No se puede rezar en Jaran?
Según Rashi la razón por la que Iaacov no se detuvo en su trayecto a Jaran para rezar, era porque su corazón no estaba desocupado. En ese momento, su corazón no estaba orientado al rezo. Iaacov es perseguido, en ese momento se encuentra ocupado en salvarse del peligro de Esav que pretende matarlo. En semejante situación no se puede prestar suficiente atención al rezo, e incluso del cielo concuerdan con él y no lo estorban de ninguna forma en su huida. Así no se reza.
Pero, ¿qué sucedió cuando Iaacov llegó a Jaran? ¿Y cuál es ese lugar donde rezaron sus antepasados que Iaacov tanto desea volver para rezar allí?
La salida de Iaacov a Jaran tiene dos planos. Hay un plano de emergencia y apresuramiento – se escapa de Esav. Pero el segundo plano es la profundidad, la edificación de su familia y su simiente. Esa es la dimensión que le ordena su padre Itzjak. En las palabras de Itzjak no es mencionado el miedo a Esav, pero es mencionada la orden de tomar esposa y tener hijos, ser la continuación de las bendiciones de Avraham que incluyen también la bendición de la simiente.
Después que Iaacov llega a Jaran, y se tranquiliza de su rápida fuga, entiende que sólo ha cumplido la mitad de su misión – en efecto, se ha salvado de Esav. Pero la otra mitad, edificación de la familia, esa otra mitad lo hace desear rezar. Y no sólo rezar, sino que rezar justamente en el lugar donde rezaron sus antepasados. ¿Hay un lugar como ese? ¿Dónde vio Iaacov rezar a sus antepasados, y por qué rezaron?
Tal parece que el rezo de Iaacov es un rezo orientado precisamente. El rezo por la familia. Y por ello deseó rezar justamente en el lugar donde rezaron sus antepasados, y justamente de esa manera y no de otra. El embarazo y el nacimiento de Iaacov fueron producto del rezo, un rezo especial, el rezo del marido por su mujer y de la esposa por su marido. “Y rezo Itzjak al Eterno frente a su esposa, porque ella era estéril, y el Eterno le accedió a su ruego, y su esposa Rivka concibió” (Bereshit 25:21). Itzjak y Rivka no tienen hijos. Seguramente, una situación triste que amenaza la continuación de la Casa de Avraham. Es correcto rezar por ello. La concepción que cesará, quizás en cierta forma es una profanación del Nombre de D’s si la promesa de la simiente de Avraham no será cumplida. Pero Itzjak no reza por ello: Itzjak reza por Rivka. Por su sufrimiento, su tristeza, ella no tiene hijos. Itzjak tiene a Rivka presente frente a sus ojos en su rezo, ella se encuentra frente suyo. El Tirgum Ionatán agrega que Itzjak se encontraba en su rezo frente a D’s y frente a Rivka al mismo tiempo. “Y fue Itzjak al monte a rezar, al lugar donde lo ató su padre”. Itzjak se dirige al monte de Moria a rezar, pero cuando se encuentra allí tiene presente frente a sus ojos a Rivka, su sufrimiento.
Eso está insinuado en el versículo mismo: Nosotros leemos “porque ella era estéril”, pero está escrito “porque él era estéril”. Itzjak se ve a sí mismo estéril junto con ella. Totalmente partícipe del dolor de Rivka.
Y ese rezo, el rezo de un marido por su esposa, rasga todos los cielos y produce una revolución. “Y el Eterno le accedió” – como un rastrillo con el que se da vuelta el heno, así se da vuelta el decreto, e Itzjak y Rivka son recordados [en el versículo la expresión es vaieater = le accedió, y rastrillo es atar. N. del T.].
En esa casa crece Iaacov. Una casa en la que todo comienza del rezo del marido por su esposa. Ese es el cuento que Iaacov escuchó desde su tierna infancia – has llegado al mundo porque papá rezo por mamá. Iaacov quiere él también llegar al lugar donde rezaron sus padres, y rezar el rezo que ellos rezaron, el rezo de la edificación de la casa. Es cierto que Iaacov hace una innovación, y reza por su esposa antes de haberla conocido, de antemano. Y quizás esa es la razón por la cual cuando Iaacov vio a Rajel, enseguida supo que ella será su esposa, y su rezo fue bien recibido.
Iaacov vuelve y reza por la familia, con todo su corazón. Y D’s le responde, y le muestra en su sueño una escalera plantada en el suelo que llega hasta el cielo. Como un puente que une lo que está aquí con lo que está allá, entre la tierra y el cielo, y por ella suben y bajan. Iaacov ve una casa, una casa que es como una escalera con la que se puede unir lo celestial con lo terrenal, “y entonces comprendió allí que en ese lugar se hace merecedor de vincular los bajos mundos con los elevados juntos. Como está escrito allí, ‘y soñó y he aquí una escalera estaba apoyada en la tierra, y su cima llegaba al cielo, y he aquí que los ángeles de D’s subían y bajaban por ella’ (Bereshit 28:12)” (Likutei Halajot, Nedarim 3).
Iaacov bien comprende el sueño, y enseguida cuando despierta llama al lugar “Beit El”, la casa de la Shjina (la manifestación de la presencia Divina).
El rezo del marido por su esposa, el rezo de la esposa por su marido, el rezo por toda la casa. ¡En efecto, D’s mora en ese lugar, y allí se encuentran los portones del cielo! 

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Rav Shlomó Aviner

La víbora del Internet
Rav Shlomó Aviner

En efecto, el Internet es una víbora, es el Ietzer HaRra (mal instinto). La víbora parecía amable, prometió cosas lindas, “y seréis como el D’s”, pero todo eso era la seducción del Ietzer HaRra. Así también el Internet se ve lindo, pero es el Ietzer HaRra.
Hay muchas desgracias en él, pero la peor desgracia son las películas indecentes que llegaron a un nivel que el papel se avergüenza de que lo escriban en él. Un estudio que fue hecho por la Mijlala Tel Jai reveló que 90% de los jóvenes miran esas películas en la edad del liceo – es decir, entre los 14 y los 18 años de edad. Es cierto que aparece en la pantalla al costado que sólo pueden ser vistas por mayores de 18, pero en la práctica nadie lo revisa y nadie lo limita, y hay niños que comienzan a mirarlas también a los 10 años de edad. Por supuesto, también después de los 18 está prohibido. Es cierto que las muchachas miran menos, pero también miran. Y también jóvenes religiosos.
Se trata de una maldad doble: En primer lugar es una prohibición severa, como es aclarado en el Shuljan Aruj (Orej Jaim 307:16), donde dice que está prohibido leer libros que incitan los bajos instintos, y por supuesto que incitan esas películas asquerosas cuya prohibición no es sólo para piadosos sino que una prohibición con la que coincidirá toda persona derecha de Am Israel (el Pueblo de Israel) e incluso todo gentil correcto. En segundo lugar esas películas realmente incitan los bajos instintos y alteran la forma de pensar de los jóvenes, hasta tal punto que su concepto de la mujer se deforma, y piensan que su principal papel es satisfacer sus placeres materiales… Y en vez de aprender cuál es la actitud pura y moral entre hombre y mujer de los padres y de la escuela, los jóvenes aprenden eso de esas películas perversas.
En el pasado sabían: La casa está protegida, afuera es peligroso. Ahora, el Internet introdujo la calle con toda su inmundicia dentro de la casa. Es más, las redes sociales – como Facebook – sacaron la casa afuera, y desparraman la basura de la casa en el salón de los demás. El libro Mesilat Iesharim nos advierte que el mayor peligro moral es la sociedad corrupta (Mesilat Iesharim, Cap. 5), y así también el Gaón (genio del estudio de la Torá) de Vilna en su carta. Ahora, está adentro.
Conclusión: Hay que tirar el Internet fuera de la casa. Es cierto que hay en él cosas buenas, pero hay cosas muy malas y el precio de esas pocas cosas buenas es muy caro.
Todas las generaciones vivimos sin Internet, y no nos faltó nada. Es cierto que hay en él también clases de Torá, pero hay nidos de pecados, y no se hace una mitzva pagando como precio un pecado. Y obscenidad no es el único pecado, también hay Lashon HaRra (calumnias), violencia, ofensas, mentiras, sin empezar a hablar de la terrible perdida de tiempo. Es cierto que por lo menos en teoría el Internet podría ser una gran bendición, “porque rectos son los caminos del Eterno, y los justos andarán en ellos, mas los trasgresores en ellos caerán” (Hoshea 14:10). Pero no estamos hablando en teoría, sino que de la triste realidad.
Entonces, lo mejor es privarnos de ese medio moderno. Pero muchas personas lo necesitan para su trabajo, los estudios o similares. Entonces, es obligatorio utilizar alguna forma de filtraje – y por supuesto, que no haya posibilidad de engañarla. Hay distintos medios de filtraje, cada uno con sus ventajas y desventajas:
1. Moreshet.
2. Rimon, con 5 niveles: Mugan, Mugan Plus, Mugan Baribua, Shamur y Hermeti. Hay también un programa llamado Etrog que es el más cerrado.
3. Icognito.
4. Nativ.
5. Webchaver, cuando toda página sospechosa que es vista es reportada a un amigo. Es semejante a lo que dicen en la Gmará (Brajot), “¿quién me ve?”.
6. Hay una solución sencilla: Que haya una contraseña, cuando cada cónyuge sabe sólo la mitad.
Y todo eso no alcanza, todo eso son sólo artimañas: Se necesita valentía. Cuando el Gaón de Vilna salía a la calle se preparaba anímicamente estudiando los cuatro capítulos que hablan de la precaución del libro Mesilat Iesharim (Cap. 2-5). Entonces, cada uno debe escribirse a sí mismo un resumen para él, y lo leerá antes de entrar en el Internet, como un oficial que cada día lee las instrucciones de guerra antes de la lucha.
En efecto, es una lucha, una guerra.
Y también debe escribir un rezo antes de la lucha: Nuestro Señor, y Señor de nuestros antepasados, ayúdame a permanecer puro…
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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