Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Vaiakhel - Pekudei     27 de Adar 5773     Shabat HaJodesh     No 909


Rav Zeev Karov

¿Cuál es el papel del arte?
Rav Zeev Karov
(reimpresión)

En contraste con otras formas de pensar, en el judaísmo el arte siempre tuvo un papel importante. Justamente el mundo de la Torá, rico en conceptos y espiritualidad, necesita personas talentosas que puedan expresar en la práctica ese mundo interno.
Uman (artista) y Emuná (fe), provienen de una misma fuente. El creyente descubre el vínculo interno que existe entre el hombre y su Creador, y en forma similar el artista expresa y descubre mundos internos.
El artista es una persona que tiene la capacidad de expresar el mundo interno en una creación material. Su talento le permite ser fiel en su obra a los sentimientos y los pensamientos. El arte es considerado exitoso cuando los medios de expresión externos son fieles al mundo interno.
Cuando D’s ordenó construir el Mishkan (Tabernáculo), buscó alguien que posea talento creativo. No un profeta, sino que un artista. Para construir el Mishkan de forma que también la construcción física exprese y sea acorde a su singularidad espiritual, se necesita un gran artista. D’s le hace notar a Moshé ese gran talento. “Am Israel (el Pueblo de Israel) en Egipto, que estaban oprimidos y trabajaban con la arcilla y los ladrillos, no se ocuparon de la orfebrería, el trabajo del oro, la plata, y el pulido de piedras preciosas, y ni siquiera las vieron. Y maravillosamente, encontraron entre ellos una persona que es hábil en el oficio de la plata y el oro, y el esculpido de la madera y la piedra... porque incluso entre los que son aprendices de los expertos en esa materia, no existe quien sea hábil en todas esas artes a un mismo tiempo” (Ramba"n).
A pesar de la importancia de la creación, para nosotros el arte no es un valor primordial que debe ser colocado en la cima de la pirámide espiritual. No somos capaces de rendir culto a una creación y convertirla en un “ídolo de oro” de nuestros tiempos, y exigir que todo se anule frente a ella. El papel del arte es expresar, y no determinar los valores.
Ya hace muchos años que escuchamos decir que para ser artista se debe ser libre de toda limitación. Como si “la libertad absoluta” es una condición necesaria para ser un buen artista productivo. De lo contrario, estamos coartando el arte.
Ese argumento no es cierto, ya sea desde el punto de vista histórico como desde el punto de vista de la esencia del arte. Sabemos que en el correr de la historia hubo grandes artistas en distintos campos que acataron limitaciones religiosas y morales, y a pesar de ello eran escritores, pintores y músicos de los más virtuosos. También en nuestros días, entre los artistas más “libres”, es difícil encontrar quienes lleguen a un nivel cercano a ellos.
Pero principalmente desde el punto de vista de la esencia del arte, las limitaciones no presentan algún problema para la creación, y para ello debemos comprender:
¿Qué es una creación, y quién es un creador?
El mundo de cada uno de nosotros está compuesto de dos factores básicos. Uno de ellos  - que es percibido por el ojo humano - es la existencia física, como es expresada en la práctica en forma superficial. El otro, es el mundo interno, que permanece oculto: Pensamientos, sentimientos y vivencias internas que toda persona posee. Entre ambos hay una brecha: La persona no se ve como realmente siente y piensa. Y no todo lo que la persona piensa y siente logra expresarlo en palabras o hechos. Si definimos el arte como el medio que expresa pensamientos y sentimientos, eso pone en evidencia cuan distorsionada y falsa es la consigna de “libertad absoluta para el artista”.

Un artista corrupto y pervertido necesitará de medios pervertidos y amorales para expresar su manchado contenido. Pero el mundo no necesita semejantes artistas ni su suciedad. Es bueno para el mundo - y también para ese artista - que su arte sea coartado.
El que es una persona correcta, las limitaciones no son tales para su arte. La persona cuyo mundo interno no es pervertido moralmente, no necesita medios de expresión corruptos. El que comprende cuán bueno es el pudor, sabrá expresar su mundo interno en forma natural, libre y pudorosa. El que comprende cuanta maldad se esconde en la violencia, limitará su expresión artística de forma que esta será más plena y más afín a su mundo interno.
La exigencia de “libertad absoluta” emana de la falta de valores y moral. Ya acotó Jaim Najman Bialik que “por cada pequeña porción de arte puro en la ciudad - la mayoría encuentra abundancia de teatros por cientos, que no se sabe a ciencia cierta qué son:
¿Bares?, ¿casas de vergüenza?, ¿guaridas de depravados?... tendremos un arte puro auténticamente... que eleva y purifica al hombre, y no lo convierte en una bestia. Nuestro arte no sólo entretendrá al pueblo, sino que también lo educará”. 

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner

Yo no era recatada
Rav Shlomo Aviner

Estimado Rav:
Vi que el Rav escribió una lista de halajot del recato, y hay mujeres que dijeron que les es difícil cumplirlas. Por ello le envío una carta que escribí a mis amigas, para explicarles el cambio que hubo en mi vida – quizás le ayude a otras.
Yo no era recatada. Cumplía todas las mitzvot, salvo el uso de ropas recatadas. Iba a clases de Torá, organizaba clases de Torá, rezaba con intención, buscaba el vínculo con D’s, hacía obras de caridad en forma voluntaria, luchaba por Eretz Israel (la Tierra de Israel). ¡Todo! Salvo recato.
¿Por qué? Porque cuidar del recato me era lo más difícil. Sentía que usando ropas recatadas me pierdo demasiado, me lo roban todo – y no estaba dispuesta a hacerlo. Sencillamente, no podía. Tampoco quería.
Me gustaba mi cuerpo, me enorgullecía con él, me sentía bien con ropas cortas y ajustadas, me sentía mujer, sentía feminidad. Disfrutaba, me enorgullecía.
Dentro de mí sabía que hay un problema con la halajá, pero decidí desentenderme de él. Lentamente silencié mi conciencia, hasta que me sentí contenta conmigo misma. No fue de una vez. Hasta el octavo año de estudio, cumplí con las halajot del recato, y vestía ropas bien largas. Del noveno año en adelante fui acortando mis ropas, porque cuanto más cortas eran, era más lindo y más seductor. Quería ser linda y bien cuidada, verme bien. Me esforzaba en mi apariencia, y también traspasé muchos límites.
En todo tema le prestaba atención a los Rabanim (Rabinos) y Rabaniot (Rabinas), en todo tema me esforzaba por añadir Torá y mitzvot… salvo la vestimenta. Como si le dijese a esos Rabanim y Rabaniot: En todo tema estoy dispuesta a hacer lo que ustedes dicen, con alegría y sacrificio, pero en ese tema no. Déjenme en paz, no aplasten mi feminidad. No se metan en mis cosas. Yo no me meto en la vida de los demás, no se metan en mi vida. Es mi cuerpo, me pertenece a mí, y nadie me dirá qué hacer con él. No le hago mal a nadie. Quiero sentirme hermosa, yo se que influye en los muchachos, y eso me halaga.
Ahora, que me encuentro en doceavo año de estudios, volví al recato: Pollera larga, mangas largas, camisa abrochada hasta el cuello y ropas holgadas. No me ocurrió algo dramático, como un milagro o una visión profética, por la cual me elevé. No. Lentamente, con altibajos, muchas luchas y derrotas. Pero finalmente vencí.
A veces leía algún cuento por el cual sentía valentía de recato – como la muchacha Solika de Marruecos, que le ataron el pelo a la cola de un caballo y la arrastraron por las calles de la ciudad hasta que murió, pero antes ella sujetó sus ropas clavándose alfileres en su cuerpo, para que no se vea no recatada. Eso me llenaba de fuerzas y humildad y recato – pero se terminaba después de algunos días.
Y también el cuento del gueto, donde había pobreza y sufrimiento, hambre y enfermedades, suplicios y humillaciones, pero las recatadas mujeres cortaban los colchones y cosían de ellos medias y mangas largas. También ese cuento me conmovió mucho, pero esa sensación se desvaneció en corto tiempo.
Entonces, ¿qué es lo que me sacó de esa situación? Nada especial, sino que la acumulación de muchos pensamientos y deseos, decisiones e introspecciones, de distintas direcciones: En primer lugar, ¡está prohibido! Es contrario a la halajá, es contrario a la voluntad de D’s. Estoy demasiado concentrada en mí misma, tan narcisista, el superficialísimo es una estupidez. Buscar caer en gracia siempre a los ojos de los demás es despreciable. Me siento impura, me doy asco a mí misma. Soy débil, soy un felpudo. La ocupación obsesiva del cuerpo me hace sentir enferma. ¡¿Eso es feminidad?! Tomé ejemplo de muchachas recatadas, que envidiaba.
Realizaba introspecciones por escrito, todas las mañanas. Me dije a mí misma: No te fíes en nadie, sólo en ti misma. Haz lo imposible, porque si te rendirás y continuarás así, ¿a dónde llegarás?... ¡Tú debes salir de ello, esfuérzate!
No vencí en un solo día, tuve altibajos, y puedo contar cuántas veces he caído. Pero me volví a levantar. No perdí la esperanza, y después de una larga y terca lucha vencí. Estoy orgullosa, un orgullo puro. Si lo lograrán de una vez, bienaventuradas serán – yo sólo cuento lo que me pasó a mí. Quizás todavía me encuentro en el "grupo de riesgo” y debo cuidarme, pero creo que he salido de ello.
No siento que haya salido perdiendo por ser recatada. Por el contrario. Con las ropas largas, cerrada y amplias siento una pureza maravillosa, y una cercanía a D’s auténtica.
Gracias, Mi buen D’s, que me has ayudado. Es maravilloso.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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