Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Miketz     2 de Tevet 5773     Shabat Januca     No 897


La vasija de aceite y la cultura occidental
Rav Iaacov Iefet

Todos conocemos el cuento del milagro de la vasija de aceite: La vasija contenía una cantidad de aceite que alcanzaba para encender un solo día, D’s hizo un milagro, y el aceite alcanzó para encender 8 días. Se trata de un milagro físico: Una cantidad determinada de material, cuya combustión dura por lo general un solo día, ardió a través de la intervención Divina durante ocho días. Pero el Rav Kuk zt”l (Ein Aya, Shabat Alef, Pág. 65) explica que eso no lo es todo, el milagro físico insinúa en realidad otro milagro, mucho más grande: El milagro espiritual.
¿Qué milagro espiritual insinúa la vasija de aceite?
Cuando los griegos entraron en el Beit HaMikdash (El Templo), impurificaron todos los aceites que se encontraban en él, que insinúan la fe y la creencia de Am Israel (el Pueblo de Israel). Es decir, su gobierno sobre Am Israel produjo el deterioro de la fe y la creencia en el pueblo. Los griegos no se conformaron sólo con el gobierno político, sino que sobre todo deseaban imponer la cultura griega. Esa cultura sembró desolación en toda la vida judía: Desde la raíz, la fe de Israel, hasta las ramas, el cumplimiento de las mitzvot prácticas – lo destruyó todo, hasta los cimientos, y le confirió a toda la vida una característica griega. La impureza de los aceites, entonces, insinúa la impureza de la fe y la creencia que en ese entonces se difundió.
Pero un punto de la fe los griegos no lograron impurificar, y es eso lo que insinúa la vasija de aceite. Ese punto de la fe es el punto interno que se encuentra en el alma de cada judío. Es el punto de vinculación a D’s, el Señor de Israel, que no puede impurificarse de ninguna forma. El vínculo del alma de Israel con D’s permanece incólume, y no podrán ser movido ni por la fuerza ni por ninguna cultura ajena. Es semejante al vínculo de la llama, que incluso todas las aguas no podrán apagarla: “Muchas aguas no pueden apagar el amor” (Shir HaShirim 8:7). No podrán apagar el fuego del amor que Am Israel ama a Su D’s. La vasija de aceite que quedó pura insinúa ese chispazo que se encuentra en el alma.
Y si la vasija de aceite insinúa a ese chispazo del alma, ¿qué insinúa el milagro de la vasija, esa multiplicación milagrosa del aceite?
La vasija de aceite no puede arder por mucho tiempo. Ese chispazo, esa vela eterna escondida dentro del alma de Israel, si será cubierta por montañas de formas de actuar ajenas, podrá arder y alumbrar sólo durante corto tiempo. Será un momento sublime, de elevación de la persona por encima de la bajeza de la vida griega que lo rodea – pero cuando ese momento pase, volverá la persona a descender a esa misma bajeza, de momento que toda su vida ha adquirido una cualidad griega, y se han alejado del camino de la Torá. Y aquí llega el milagro: La Mano Divina interviene en la realidad, y actúa en forma milagrosa. Ella convierte el chispazo – que de por sí mismo es débil – en una verdadera llamarada. Y esa llamarada, tiene una acción doble: Por un lado, quema y extingue la vida cultural ajena acumulada sobre ella, y por otro lado enardece y alumbra los corazones con el resplandor de la emuná (fe), y se difunde en todos los aspectos de la vida para devolver el corazón de Israel a Su Padre en el Cielo. Esa protección Divina no se limita sólo a un corto lapso de tiempo, y  luego cesa. Ella es fija, eterna. Continúa a lo largo del presente, cargado de tentaciones de culturas ajenas – hasta la época en la que ya no será más necesaria: El futuro, con elevada santidad, en el que “la tierra estará colmada del conocimiento del Eterno, como las aguas cubren el mar” (Ishaya 11:9). En ese entonces, ya no habrán creencias ajenas que atacan la Fe de Israel, sino que por el contrario: Todos entenderán que justamente deben buscar en la fe de Israel, “y muchas naciones se unirán al Eterno en aquel día” (Zjaria 2:15).

Januca es la fiesta del alma de Israel. Es la fiesta del alma que siempre permanece pura, protegida del contacto con lo ajeno. La Conducción Divina en aquel entonces envió desde el alma fuerzas que extinguieron la cultura griega y devolvieron el corazón de Israel al vínculo con su D’s. Pero eso no ocurrió sólo en aquél entonces: Es un proceso eterno. Y de momento que esa es una Conducción Divina eterna, fija, nuestros sabios vieron necesario fijar esa fiesta de Januca, que expresa esa conducción, como una festividad para todas las generaciones.
Y de momento que así es – Januca es también la fiesta de la gran esperanza. Porque a pesar que la cultura occidental hoy se encuentra en su apogeo, esa es una situación pasajera. Y a pesar que su concepción materialista - ajena a nuestro espíritu e idéntica a la concepción griega de aquél entonces - es la dominante, sabemos que la salvación llegará. Porque el chispazo de las almas de Am Israel nunca deja de arder, y nunca cesa su acción. Y también hoy en día, continúa actuando en cuanto a la cultura occidental. En estos precisos momentos continúa extinguiendo su espíritu ajeno, y alumbra los corazones con el resplandor de la fe en D’s. Así fue en aquellos días, y así volverá a ser, con la ayuda de D’s, también en nuestros días.
Es sólo cuestión de tiempo. 

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Rav Shlomó Aviner

Sin helenismo. Sin concesiones.
Rav Shlomó Aviner

“Cuando los griegos entraron en el Eijal, impurificaron todos los aceites” (Shabat 21). ¿Cómo alcanzaron a impurificarlo todo? El Rav Kuk explica que cuando cualidades nuevas y deseos nuevos según la moda griega penetran en el plano interno de nuestras vidas, deterioran no sólo lo que entró en contacto directo con ellos, sino que lo impurifican todo. Los débiles de espíritu se dicen que la corriente ajena dañará sólo una pequeña parte, y se consuelan con lo que queda. Pero no es así: La impureza no dejará ningún rincón sin corromperlo (Ein Aya, Shabat 2:11).
Se comienza con nimiedades, arguyendo que se debe hacer como se acostumbra ahora, con la vida, con lo que es bello y moderno, y se termina con las peores cosas. Es cierto que “siempre la persona debe estar vinculada a las criaturas” (Ktuvot 17A), pero en el libro Mesilat Iesharim se explica que eso se refiere cuando las criaturas se comportan en forma correcta, según la Torá y la pureza (Mesilat Iesharim, Cáp.5).
La concesión es buena cuando se trata de altercados monetarios entre la persona y su prójimo. Porque la persona que concede de lo que es suyo, renuncia a lo que le pertenece. Pero no puede haber concesiones con la Torá, con lo que le pertenece al Señor del Mundo.
Cuentan un chiste: Se encontraron el Papa, el Supremo Imam del Islam y el Supremo Rabino del Mundo, para encontrar alguna forma de llegar a la paz mundial. El Papa dijo que está dispuesto a renunciar a esa persona. El Imam dijo que está dispuesto a renunciar a Mujamad. El Rav no estaba dispuesto a renunciar a nada. Pero de momento que lo presionaron, no tuvo más remedio y dijo que renuncia al segundo Iakum Purkan MiShmaia (rezo que se recita en Shabat). Pero todos los judíos del mundo se enojaron con él, diciendo: ¡¿Cómo se atrevió?!
En efecto, los reformistas comenzaron aboliendo ese rezo, arguyendo que es un antiguo rezo que habla de los dirigentes de las
ieshivot (centros de estudio de la Torá) de Babilonia de hace casi 2000 años.
No hay concesiones. Por supuesto, no se pueden solucionar todos los problemas del mundo en un momento, y debemos armarnos de paciencia. Pero nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk recalcó: Paciencia no es renuncia. Se necesita paciencia porque no hay más remedio, pero siempre hay que decir la verdad, y no levantar los brazos en señal de rendimiento frente a la opinión pública. “El rostro de la generación es como el rostro del perro” (Sota 42B) – hay quienes explicaron que el perro marcha adelante, como si fuese el dirigente, pero en realidad el siempre bicha atrás, para saber a dónde se dirige su amo.
Gracias a D’s, el público
dati leumi (religioso nacionalista) no es helénico, está colmado de fortaleza y valentía religiosa y nacional. Pero todavía concede, como escribió el Rav Kuk en cuanto al movimiento Mizraji: “Concepciones medianas y concesiones, que tienen cierta debilidad física y espiritual, puede que no puedan dirigir las cualidades de nuestro renacimiento nacional” (Iguerot HaReaya Bet, Pág. 164). “Debemos ser totalmente radicales. Con concesiones parciales, nada será corregido” (Iguerot HaReaya Bet, Pág. 123-124). “El Mizraji dentro de la Histadrut HaTzioni deberá hacer escuchar su voz, una voz vigorosa, no una voz débil y tambaleante” (Iguerot HaReaya Guimel, Pág. 217).
¡No enderezarse según la opinión pública! “No se avergonzará frente a las personas que se burlan de él en el culto a D’s, bendito sea” (Shuljan Aruj, Orej Jaim 1:1, acotaciones).
¡No temerles a los enemigos!
La Torá del Eterno es plena” (Tehilim 19:8), “todo lo que dijo el Eterno, escucharemos y cumpliremos” (Shmot 24:7).
No nos inclinaremos según la moda. Es preferible una pequeña vasija pura. Al final, vencimos a los griegos, y también salimos ganando una fiesta. Cuanto más desearon hacernos olvidar la Torá, por el contrario, más aún se esparció su estudio en toda la nación – como dijo Rabí Tzadok HaCohen de Lublin (Pri Tzadik, Vaieshev, Januca).
“Pleno serás con el Eterno, tu D’s” (Dvarim 18:13).
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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