Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Vaieshev     24 de Kislev 5773     No 896


Busco a mis hermanos
Rav Azriel Ariel

Una de las desgracias que acompañan a Am Israel (el Pueblo de Israel) a lo largo de toda la historia, es el pecado del odio entre hermanos – comenzando por el episodio de la venta de Iosef, continuando con la separación del reinado en la época del rey Ierovam, más tarde con Sinat Jinam (odio gratuito) y guerras fratricidas que destruyeron el segundo Beit HaMikdash (El Templo), y hasta nuestros días (y es curioso que la mayoría de esos incidentes ocurren justamente en el Norte del Shomrón…).
Nuestro Rav Bejaiei en su comentario – utilizando términos cortantes – hace recaer parte de la responsabilidad de la tragedia de la venta sobre Iosef mismo. Y así escribe (en su comentario a Bereshit 37:31, 38:1): “Y el pecado de ellos – como fue dicho explícitamente respecto a los Diez Ejecutados - es que fueron los que ocasionaron la venta de Iosef. Y tratándose de grandes personas como ellas se merecen semejante castigo… y la razón por la que fueron ejecutados diez grandes sabios - mientras que los que vendieron a Iosef fueron sólo nueve, ya que Reuven no estaba de acuerdo – es que también Iosef pecó, porque el pecado de los hermanos fue motivado por su conducta, cuando se enseñoreó sobre sus hermanos, que se merecían más respeto y eran mayores que él…”.
Es sabida la diferencia entre “culpable” y “responsable”. El “culpable”, es el que cometió una acción prohibida y provocó un daño. Pero al lado del “culpable”, puede encontrarse también un “responsable”: El “responsable” no hizo nada prohibido, pero de momento que tiene libre albedrío podría haber hecho algo para cambiar el rumbo de los acontecimientos. No podrá culparse a sí mismo por haber cometido algún pecado, y a veces ni siquiera es consciente en el momento de los acontecimientos que él puede cambiar las cosas si así lo decide, pero cuando él toma responsabilidad de sus actos, puede aprender algo de ello e influir por lo menos en el futuro: “Si tú crees que se puede dañar, cree también que se puede corregir”. Y nosotros, intentaremos estudiar ese episodio desde ese punto de vista: La responsabilidad de Iosef de la degradación de las relaciones familiares.
“Iosef, siendo de edad de diecisiete años, apacentaba el ganado con sus hermanos” (Bereshit 37:2). No está escrito “im ejav” (junto a sus hermanos, en hebreo) – un término que expresa unión e identificación con ellos, sino que “et ejav” (con sus hermanos, en hebreo): Se encuentran cercanos físicamente, pero no hay una cercanía afectiva. “Y era un muchacho, con los hijos de Bilhá y con los hijos de Zilpá, mujeres de su padre” (Bereshit 37:2): En contraste con los hijos de Lea – que alejaban a los hijos de las sirvientas – él los acercaba. Le dolían las “diferencias sociales” dentro de la familia. Mientras que los hijos de Lea veían a Bilhá y Zilpá como “sirvientas”, para él son “mujeres de su padre”. Pero su actitud no fue bien recibida: Para con los hijos de las sirvientas, se trataba solamente de una relación práctica (nuevamente, la expresión “con”), que no acarreó un vínculo afectivo profundo (que sería expresado como “junto”). Y para con los hijos de Lea, su actitud era interpretada como una crítica a ellos. Tanto estos como aquellos pensaron que era un vanidoso.
La sensibilidad moral de Iosef lo incitó a criticar a sus hermanos en oídos de su padre, e interpretar para mal su conducta, “y llevó Iosef noticia de la mala conducta de ellos a su padre” (Bereshit 37:2). Y de esa forma la brecha dentro de la familia se ensanchó.
Iaacov supo valorar las virtudes excepcionales de Iosef, y lo amó más que todos los demás. Los hermanos – que todavía lo veían como un hermano más, “viendo, pues, sus hermanos... lo amaba más que a todos los hermanos...” (Bereshit 37:4) - comenzaron a tomar una actitud más negativa, hasta tal punto que todos los intentos de Iosef de acercarse a ellos se toparon con un recelo creciente: “Y no podían hablarle pacíficamente” (Bereshit 37:4).
Así explica el Rav Shimshón Refael Hirsh: “No podían soportar cuando les hablaba amistosamente. Cuando hay amistad, no hay enfados. Pero cuando hay tensión todo provoca enfado, y se interpreta para mal justamente actitudes amistosas”.
Iosef no renuncia a la hermandad, e intenta otro medio. Cuando tiene el primer sueño, se apresura a contárselo a sus hermanos: Por su parte, era una expresión de un vínculo íntimo que existe sólo entre hermanos cercanos. Pero en la atmósfera de recelo que había, logró justo lo contrario incluso antes de haber detallado su sueño: “Y ellos por esto lo odiaron más todavía” (Bereshit 37:5). Iosef no desiste, y solicita su atención: “Oíd, os ruego, este sueño que he soñado” (Bereshit 47:6). Y en efecto, el contenido del sueño comienza con cooperación y unión entre los hermanos: “He aquí, que estábamos atando gavillas en medio del campo” (Bereshit 37:7). Y así lo explica el Rav Shimshón Refael Hirsh: “En el sueño, no estábamos tan distanciados, nos encontrábamos unidos trabajando... yo también estaba dispuesto a aportar mi pequeña gavilla a la montaña de todos. Pero lo que ocurrió después - dice Iosef a sus hermanos – no fue porque yo quise que así sea, sino que esa es la realidad: La realidad me llama a dirigir y liderar, a pesar que si fuese por mí, estaría dispuesto a renunciar a ello con alegría. Pero mi gavilla se levantó erguida, se negó a ser agregada a la montaña. Y como si ello fuese poco, también sus gavillas se acercaron a ella, y parándose alrededor se le arrodillaron”.
Los hermanos interpretan todo el cuento según su forma de pensar: “¿Reinarás tú sobre nosotros? ¡¿O te enseñorearás tú de nosotros?!” (Bereshit 37:8). La gavilla que se para erguida es para ellos una muda expresión de enseñoreo y un deseo amenazador: Algo que se dice al principio sin palabras, y finalmente provocará violencia. Y en consecuencia – “y lo aborrecieron todavía más, a causa de sus sueños y sus palabras” (Bereshit 37:8).
Más adelante en el relato, Iosef clama: “¡Yo busco a mis hermanos!” (Bereshit 37:16). Pero los hermanos ya no le esperaron: “Se han ido de aquí” (Bereshit 37:17) – “han abandonado la hermandad” (Rashi). En esa situación, todos los intentos de acercamiento y todas las expresiones de hermandad de Iosef sólo fueron interpretados como un engaño: “Conspiraron contra él para hacerle morir” (Bereshit 37:18).
La primera fase del remedio llegará en las Parashot Miketz y Vaigash. La Segunda fase – con la espantosa muerte de los Diez Ejecutados. Y la última fase – en nuestra generación, como dijo el Rav Kuk: “Y si fuimos destruidos - y todo el mundo junto con nosotros - por el pecado de Sinat Jinam, volveremos a reconstruirnos - y todo el mundo será reconstruido - por mérito de Ahavat Jinam (amor gratuito)” (Orot HaKodesh Guimel, Pág. 324).

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner

Januca: ¿Religiosos o seculares?
Rav Shlomó Aviner (reimpresión)

 Una conversación:
- Papá, ¿cómo vencimos a los griegos?
- Con la ayuda de D's, por supuesto.
- ¿Y a quién ayudó D's?
- A los Jashmonaim, como es sabido.
- ¿Quiénes eran ellos?
- "Tus santos sacerdotes" (rezo de Januca), grandes tzadikim (justos)…
- ¿Ellos no eran soldados?
- Si… soldados.
- ¿Lucharon con armas?
- Si… con armas.
- Entonces, ¿eran jilonim (seculares) o datiim leumim (religiosos nacionalistas)?
- ¡¿Qué cosa?! ¡Ellos eran jaredim (ultra-ortodoxos)!
- ¡¿Los jaredim fueron al ejército?!
- En ese entonces, fueron al ejército…
- ¿Para qué?
- Para salvar a Am Israel (el Pueblo de Israel), por supuesto.
- ¿Entonces, por qué nosotros no vamos al ejército?
- No es necesario. La Torá que nosotros estudiamos nos protege.
- ¿Entonces, no se necesita al ejército?
- ¡No! La Torá nos protege.
- Y en ese entonces, ¿la Torá no nos protegía?
- Por supuesto que nos protegió. ¡Ellos vencieron por mérito de la Torá!
- ¿Y por qué lucharon con armas?
- Porque… por mérito de la Torá… vencieron con las armas.
- Entonces, ¿por qué no vamos al ejército y venceremos por mérito de la Torá?
- No es necesario. Los jilonim y los datiim leumim van al ejército, y ellos vencen por mérito de nuestra Torá.
- Entonces, ¿por qué los Jashmonaim no se quedaron sentados estudiando Torá, y los jilonim y los datiim leumim de ese entonces vencerían por mérito de la Torá?
- En ese entonces no habían jilonim ni datiim leumim: Todos eran jaredim.
- ¡¿Los Jashmonaim no eran datiim leumim?!
- ¡D's no lo permita! Ese es un invento nuevo: Le agregan a la Torá nacionalismo.
- ¿Qué es nacionalismo?
- Estado y ejército, y cosas por el estilo.
- ¿Y los Jashmonaim no lucharon en el ejército, y no formaron un estado?
- Si… quizás no fue esa su intención… pero no tenían más remedio.
- ¿Y ahora tenemos otra posibilidad, que no haya ejército? ¡Tenemos enemigos!
- Ya te dije: Hay que estudiar Torá, y D's nos hará milagros, y exterminará a todos nuestros enemigos.
- Entonces, ¿por qué D's no liquidó a todos los enemigos en aquel entonces, en la época de Januca? ¿Quizás no estudiaron Torá?
- ¡D's no lo permita! Está escrito, "el malvado imperio Griego sometió a Tu pueblo Israel, e intentó olvidarles Tu Torá y transgredir Tus leyes…" (rezo de Januca).
- ¿Entonces, si los Jashmonaim lucharon, eran datiim leumim?
- ¡D's no lo permita! Ellos eran jaredim… totalmente jaredim

Otra conversación:
- Papá, ¿cómo vencimos a los griegos?
- Con el ejército, por supuesto.
- ¿En ese entonces teníamos un ejército?
- No… los Jashmonaim organizaron un ejército…
- ¿Y por qué no lo hicieron antes? ¿Qué pasó?
- Los Griegos no dejaron a los judíos cumplir mitzvot: Shabat, y cosas por el estilo.
- ¿Cosas de religiosos?
- Si.
- ¿Y por eso salimos a pelear?
- Si, los religiosos hacen barullo de cualquier nimiedad: Manifestaciones y guerras...
- Entonces, ¿los Jashmonaim que lucharon contra los griegos eran religiosos?
- ¡De ninguna forma! Tú bien sabes que los religiosos no van al ejército.
- Entonces, ¿capaz que ellos eran datiim leumim?
- De ninguna forma. Eso es un invento nuevo: Agregarle religión al nacionalismo.
- ¿Qué molesta?
- Por supuesto que molesta: La religión confunde y debilita el nacionalismo y el ejército - que son cosas buenas y sanas.
- ¿Pero dijiste que la rebelión comenzó por que los Jashmonaim querían cumplir mitzvot?
- ¿Y qué?
- Entonces, ellos lucharon junto con la religión, ¿cómo puede ser que triunfaron?
- ¿Qué se yo? El D's los habrá ayudado…
- ¿Hay algo así?
- Por supuesto que no. Mi intención es que ellos pensaron que el D's los ayuda, y vencieron…
- ¿Pero justamente los que se habían asimilado a la cultura griega no lucharon?
- ¡Por supuesto, ellos estaban a favor de los Griegos!
- ¿No eran nacionalistas? ¡Y justamente los religiosos eran nacionalistas!
- ¿Y qué?
- ¡Entonces, seamos religiosos y de esa forma seremos más nacionalistas!
- Hoy en día es distinto. Hay que ser nacionalista jiloni, eso es lo más sano.
- ¿Pero yo entiendo que los Jashmonaim eran religiosos y nacionalistas?
- De ninguna forma. Ellos eran jilonim… quizás jilonim de otro tipo… pero jilonim.
(Según un escrito anónimo que me entregó un amigo).
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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