Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Beshalaj     11 de Shvat 5772     Shabat Shira     No 854


Rav Zeev Karov Con la maldad no se negocia
Rav Zeev Karov
(reimpresión)

El que extrae a Am Israel (el Pueblo de Israel) de Egipto, es D’s mismo en persona: Él es el que envía las plagas, Él es el que ahoga a Paró (el Faraón) y sus jinetes en el Yam Suf. “El Eterno luchará por vosotros, y vosotros guardareis silencio” (Shmot 14:14), le dice Moshé a Am Israel, y así fue en la práctica. En contraste, en la guerra contra Amalek D’s ordena luchar: “Y Moshé le dijo a Ioshua; escoge hombres para nosotros, y sal a luchar contra Amalek” (Shmot 17:9). Aquí no les fue dicho “el Eterno luchará por vosotros, y vosotros guardareis silencio”, sino que “sal a luchar”.
¿
Cuál es la razón de semejante diferencia? ¿Por qué justamente en la contienda contra Amalek existe una orden tan clara, “sal a luchar”?
Más nos extrañamos cuando leemos hacia al final de la Parashá las palabras de D’s a Moshé: “Escribe esto para memoria en el libro, y ponlo en conocimiento de Ioshua que Yo borraré totalmente la memoria de Amalek de debajo del cielo” (Shmot 17:14). A primera vista, el Eterno dice que Él es el que borrará a Amalek y su recuerdo, entonces
¿por qué dio la orden de “sal a luchar”?
Amalek es el fundamento de la maldad en el mundo. “Vino entonces Amalek y luchó contra Israel” (Shmot 17:8).
¿Por qué llega él a luchar contra Israel? ¿Acaso Am Israel le molestó, o intentó pasar por su territorio? Amalek “huele” el mensaje moral que Am Israel traerá al mundo, y eso le molesta. Él expresa el deseo de impurificar al mundo, y transformarlo en un lugar frío y ajeno. La maldad desea sumergir al mundo en las tinieblas, a cualquier precio.
Esa es la razón de la orden tan importante y tajante de luchar contra Amalek y exterminarlo, y también recordar sus acciones y no olvidarlas. Mientras la maldad exista en el mundo, este se encontrará en la oscuridad y la impureza.
No se puede hacerle concesiones a la maldad, y no se puede negociar con ella. Toda renuncia frente a la maldad, toda concesión, le dan a la maldad una base de apoyo para su existencia, y eso daña al mundo. Eso fue lo que aprendió Shaul cuando se apiadó de Amalek.
La mitzva de recordar y no olvidar emana del deseo eterno de purificar al mundo, y estar atento y listo a todo intento del mal de “levantar cabeza”.
Esa mitzva no está en contradicción con una de las cualidades básicas de Am Israel: Los hijos de Israel son “misericordiosos hijos de misericordiosos”. Por un lado, el fundamento de la educación de  Am Israel son las virtudes de la misericordia y la bondad: Esa educación se basa en el deseo de asemejarse al Creador del Mundo, sobre el que es dicho “y Su misericordia para con todas sus obras” (Tehilim 145:9). Y ya nos señalaron el camino nuestros sabios, diciendo: “Ya que Él es misericordioso,  tú también lo serás”. Esa virtud fue acuñada en lo profundo de la naturaleza de Am Israel, desde la época de nuestro  patriarca Avraham, sobre el que fue dicho: “La misericordia a Avraham” (Mija 7:20).
Por otro lado, fuimos ordenados no apiadarnos de Amalek. No se trata de dos mitzvot antagónicas, sino que de dos mandamientos que se complementan. El que quiere hacer el bien para con el mundo, quien anhela su elevación, debe luchar sin cuartel contra la maldad. El rezo “y toda la maldad se desvanecerá como el humo” (oración de Iom Kipur y Rosh HaShaná), debe tener su expresión en la práctica hasta el límite de nuestra capacidad, según la dirección de la Torá.
“Mientras los libros que relatan la historia de la humanidad coronen diademas de elogios sobre la cabeza de los que se valieron de la espada, mientras los que ahogaron y asesinaron la felicidad del hombre no desciendan a los abismos del olvido - las generaciones venideras de los hijos observarán con admiración a esos valientes bravucones, y su recuerdo estimulará el deseo de asemejarse a ellos, realizando acciones violentas y elogiosas” (Rav Shimshón Refael Hirsh).
También cuando no somos capaces de identificar a Amalek - y no tenemos la obligación de cumplir con el exterminio de sus descendientes - tenemos el deber de luchar contra el mal, y toda flaqueza en nuestra actitud frente al mal es un crimen moral, que oscurece al mundo.
Negociar con el mal, renunciar incluso para ganar algo a cambio, o apiadarse de ellos, les hace sentir a los malvados que su camino es justificable, que ellos vencen a los que les ceden. Y aparte del hecho que la maldad “levanta cabeza”, también la pureza moral de los que le ceden al mal y negocian con él se contamina e impurifica. “Todo el que se apiada de los crueles, finalmente será cruel con los piadosos”. Es imposible que una actitud humanista frente al mal y la crueldad, no influya sobre el que la toma. Quien le concede algún asidero al mal, se transforma en malvado.
La lucha sin cuartel contra el mal mundial, es la misma contienda continua de todos los tiempos, que tiene sus ascensos y descensos. Fuimos ordenados exterminar a Amalek, pero en este mundo no es posible extinguirlo totalmente en forma natural. La victoria final sobre Amalek, sólo D’s puede lograrla. “Yo borraré totalmente la memoria de Amalek de debajo del cielo”.


Rav Jagai LondinEl mes de la naturaleza
Rav Jagai Londin

A primera vista, encontramos una actitud ambivalente de los sabios de Israel en cuanto a la naturaleza: Por un lado, una actitud positiva que valoriza. Por ejemplo, el 15 día del mes de Shvat - principio del año para los árboles - a lo largo de las generaciones fue instituido como todo un día festivo. También fue determinado en el Shuljan Aruj (Orej Jaim 226:1): El que ve árboles frutales floreciendo en el mes de Nisan debe bendecir “bendito sea… que no hizo faltar nada de Su mundo, y creó en él buenas criaturas y buenos árboles para que disfruten de ellos las personas”, y otros ejemplos. Por otro lado, encontramos una actitud muy severa, de distanciamiento. En el tratado de Avot (Avot 3:7) nos enseñan que “el que va por su camino, deja de estudiar y dice ‘cuán bello es este árbol, cuán bello es este campo’ es como si se mereciese la muerte”.
Es decir, se reconoce el valor del reino de la naturaleza como parte del mundo de D’s, pero en paralelo hay un peligro; que eso lo haga distraerse del esfuerzo espiritual.
También en el mundo del particular se pueden identificar esas dos direcciones: Muchas veces cuando la persona se encuentra con los páramos de la naturaleza eso genera en ella una sensación de maravilla y reconocimiento de su bajo valor frente al D’s que lo creó. Pero por otro lado también a menudo el contacto intensivo con las potencias naturales genera una forma de vida salvaje y materialista. Por ejemplo, se puede notar que civilizaciones primitivas – donde hay un contacto intensivo directo entre las personas y el mundo natural – se caracterizan por culturas groseras y falta de refinamiento.
El Rav Tzvi Iehudá Kuk en su artículo “Noio Shel Ilan” (LeNetivot Israel Alef) hace las paces entre esas dos actitudes. Según lo que explica allí, la naturaleza en sí es algo positivo, y por el contrario, el contemplar los bastos paisajes de ella hace despertar en la persona el sentimiento de nobleza, porque esa contemplación expresa a sus ojos el principio del crecimiento y los páramos infinitos que se encuentran dentro suyo, en su propia alma. No es por azar, dice el Rav Kuk, que la profecía eligió comparar el desarrollo espiritual justamente con el proceso de crecimiento natural: “Porque el hombre es un árbol del campo” (Dvarim 20:19), “es un árbol de vida para los que se aferran a ella” (Mishlei 3:18), “el justo florecerá como una palmera” (Tehilim 92:13), y similares.  A pesar de ello, cuando la persona “se dirige por su camino y deja de estudiar”, es decir, abre una brecha entre su estudio y el árbol, entonces “es como si mereciese la muerte”. En otras palabras, cuando la persona no entiende que este mundo expresa dentro de él la voluntad de D’s, sino que lo mira como una realidad material fría y aislada – el contacto con el mundo natural puede producir una degradación espiritual. Como en el caso de la persona particular, así también en el plano público: En la época de la galut (el exilio), cuando “una mampara de metal separa a Israel de Su Padre en el cielo” la naturaleza es conceptuada en forma negativa, “el gusto de las frutas fue quitado y le fue entregado a los pecadores” (Sota 48A). De acuerdo a ello, se formó un estilo toraní que recalca la abstención y el ascetismo. Pero en la época de la gueulá (Redención), cuando “vosotras, oh serranías de Israel, haced brotar vuestros pimpollos y dad vuestro fruto a Mi pueblo Israel, porque está por llegar” (Iejezkel 36:8), se puede volver a una actitud frente al mundo natural según la kdushá (santidad) que le corresponde. Como escribió el Rav Kuk (Orot HaReaya, Lajashei HaHavaia): “Y se levantará y vivirá una generación, cantará a la belleza y la vida, deleite sin límite absorberá del rocío del cielo, y de la gloria del Carmel y el Sharon la emanación de los secretos de la realidad escuchará el oído de un pueblo vivo, y del deleite del canto y belleza de la vida un resplandor kodesh (santo) se imbuirá, y toda la realidad le dirá: Mi elegido, te soy permitida”. 

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner No me liberen a cambio de terroristas
Rav Shlomó Aviner

Soy un soldado de infantería del Ejército de Defensa de Israel, y declaro: Si soy secuestrado, no me liberen a cambio de terroristas. Ni siquiera negocien con terroristas para mi liberación.
Cuando firmo eso, mi mano tiembla un poco, pero es lo correcto. No quiero que por mí sean heridos otros judíos. No liberen asesinos. Es más, rendirse frente al terrorismo genera más y más terrorismo. Así firmo yo en mi tarjeta: “Yo, que firmo abajo, soldado del Ejército de Defensa de Israel, declaro que si llegaré a caer en manos de alguna organización terrorista, pido que no sea liberado a cambio de terroristas que causaron algún daño a ciudadanos de Israel. Yo estoy seguro que el gobierno de Israel y Tzaha”l (Ejército de Defensa de Israel) lo harán todo para rescatarme, con valor e inventiva”.
Asesinos – ¡a la cárcel, o la tumbal! Eso es lo que cuidará de Am Israel (el Pueblo de Israel). Eso es lo que disuadirá a los asesinos. No me liberen a cambio de terroristas. No le pregunten a mis padres; no son ellos los que deciden por mí. Yo soy el que decido. Si soy capaz de ser soldado, soy también capaz de decidir al respecto.
No le tengo miedo a nada. Vi una soldada que firmó. Tampoco ella tiene miedo: Muy bien. No dije: Muy bien que se enrola, solo dije muy bien que no tiene miedo.
Cuando voy al ejército, ya sea el servicio obligatorio o de reservista, yo se que eso tiene un precio. Eso es también parte de ese precio.
No necesito la Gmará (Guitin) para saber que no se rescata un secuestrado pagando un precio excesivo, por dos razones: Por el precio que el público pagará, y porque se pierde la fuerza de disuasión. No necesito leerlo en la Gmará, yo lo veo con mis propios ojos.
Sencillamente, no quiero liberarme a cambio de terroristas, no quiero que mi nombre esté ligado a un niño o niña que serán asesinados, o hombre o mujer. ¡No quiero! Tengo principios. Amo la vida y la libertad, pero también tengo principios. Respeten por favor mi voluntad. No soy su pertenencia. Antes que nada, soy mi pertenencia. Yo consiento con que el ejército intervenga para liberarme, eso es otra cosa. Guerra, es guerra. No lo exijo, pero estoy de acuerdo, tengo confianza en Tzaha”l. Cada día que yo lucho, confío en Tzaha”l – entonces, también en eso confío.
Recuerden el secuestro de Shmuel Rosenvaser en el año 5730. Él era un guardián en Metula por la noche, y fue secuestrado por un grupo de terroristas del Líbano. Antes que nada, la noche posterior al secuestro, Israel entró en un poblado libanés cercano a la frontera, capturó 9 soldados, 12 ciudadanos, muchas armas y equipos, y también hizo explotar la planta eléctrica que proporcionaba electricidad al radar libanes.
Durante todo un año Shmuel Rosenvaser estuvo cautivo en Líbano, Irak, Siria y Jordania, y sufrió duras torturas. La organización terrorista Fata”j exigió a cambio de él la liberación de 3500 terroristas. El Estado de Israel no se dejo vencer, y finalmente Fata”j se conformó con la liberación de un solo terrorista.
Conclusión matemática: 1=1. ¡Si! 1=1. Shmuel Rosenvaser regresó a pie del Líbano. Cuando llegó, una oficial del ejército lo recibió con un ramo de flores. Él se emocionó mucho, y dijo: "Por favor, un vaso de agua".
Yo también pediré un vaso de agua y un ramo de flores, si es posible.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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