Parashat Ki Tetze 11 de
Elul
5771 No
834
“No
tendrás en tu casa”
Rav
Iaacov filver
En general la Torá
prohíbe explícitamente
solo la trasgresión en sí, mientras que la exigencia de
alejarse de ella, el
“cerco” de la Torá,
se lo dejó a los sabios. Como dijeron: “Y hagan un cerco a la Torá”
(Avot 1:1). Pero
también el “cerco” fue insinuado en los versículos, como
está escrito: “‘Y
cuidarán Mi precepto’ (Vaikra 18:30) – harán un cerco a
Mi precepto” (Moed
Katan 8A). A pesar de ello, hay trasgresiones que la Torá
no se limitó a la
acción en sí, sino que amplió la
prohibición y le agregó cierto recuadro - como
las relaciones prohibidas: “No os acercaréis… para
descubrir desnudez”
(Vaikra 18:6). Dijeron en el Midrash (Shir HaShirim Rabah 16):
“No
digáis que de momento que tengo prohibido tener relaciones con
cierta mujer,
sólo la tomaré y no haré ninguna
trasgresión, sólo la abrazaré, o sólo la
besaré y no haré ninguna trasgresión. Dijo D’s: De
la misma forma que el Nazir
(Nazareno) cuando juró no tomar vino tiene prohibido comer
uvas frescas o
pasas de uvas o uvas remojadas y todo lo que es producto de las uvas,
así
también toda mujer que no es la tuya tienes prohibido tocarla en
absoluto, y
todo el que toca una mujer que no es la suya hace recaer sobre
él la muerte”.
Respecto a ello escribe el Ramja”l (Rabí Moshé Jaim
Luzato) en su libro “Mesilat
Iesharim” (Cáp. 11): “Y mira cuán maravilloso es lo
que fue dicho, porque
comparó la prohibición de la mujer ajena a la
prohibición del Nazir, que
a pesar de tener prohibido en principio sólo tomar vino, la Torá
le prohibió todo
lo que tiene alguna relación con él. Y de esa forma les
enseñó a los sabios
cómo deben hacer ellos un cerco a la Torá,
como les fue autorizado y entregado en sus
manos”.
Ese distanciamiento no fue escrito en forma
explícita en la Torá
sólo respecto a las mitzvot entre la persona y D’s, sino
que también lo
encontramos en las mitzvot entre la persona y su
prójimo. Alcanza con
mencionar el versículo: “Te alejarás de la palabra de
mentira” (Shmot 23:7). La
Torá no sólo prohibió
la mentira en sí, sino que también ordenó alejarse
de todo lo que parece ser una
mentira. Y en forma similar ordenó: “No hagáis injusticia
en el juicio, ni en
medida de longitud o de peso, ni en medida de líquidos. Balanzas
justas, pesas
justas, una efá justa y un hin justo
habéis de tener” (Vaikra
19:35-36). Y el autor del libro "Meshej Jojma" aprende del
versículo que vincula la estafa en el pesado con la injusticia,
hasta qué punto
la Torá
considera severa la tergiversación de la verdad: Incluso si
alguien te robó, y
tú puedes recuperar lo robado engañándolo – como
por ejemplo utilizando medidas
o pesas adulteradas – tienes prohibido hacerlo, incluso si te
corresponde,
porque es una forma tortuosa de recuperar lo robado. Pero la Torá
no sólo prohibió
hacer algo no del todo correcto, sino que extendió la
prohibición y dijo: “No
tendrás en tu casa medida grande y medida chica. Pesa exacta y
justa tendrás,
medida cumplida y justa tendrás” (Dvarim 25:14-15). La
prohibición habla
incluso antes de hacer alguna injusticia, porque todavía no las
utilizó. Como
escribió el Ramba”m (Hiljot Gneva 7:3): “Todo el que tiene en su
casa o en su comercio
una medida falta o pesa falta comete una trasgresión, como dice
el versículo
‘no tendrás en tu casa’. Incluso para utilizar la medida como
palangana está
prohibido, porque a pesar que no la utiliza para comprar o vender,
puede que
llegue a hacerlo el que no sabe que es falta, y medirá con ella”.
Y al margen de esa prohibición agrega la Torá:
“Para que se prolonguen
tus días en la tierra que el Eterno, tu D’s, te da” (Dvarim
25:15). Con ese
agregado nos hace saber la
Torá
dos cosas: La primera, que la promesa del asentamiento judío en Eretz
Israel
(la Tierra
de
Israel) depende del cuidado de las relaciones correctas entre la
persona y su
prójimo: Que no hagamos injusticias, que no estafemos el uno al
otro, que
seamos honrados en el comercio. Y la segunda, que no nos equivoquemos
pensando
que sólo el que trasgrede el Shabat o no come Kasher
o no se
coloca Tfilin o similares no es religioso, sino que
también el que
engaña a su prójimo, o incluso todavía no
engañó a nadie en la práctica pero
tiene en su casa medios para pervertir su comercio, él
también es llamado
“abominación del Eterno, Tu D’s”, y no puede ser incluido entre
los que tienen
fe en D’s.
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¿Protesta
social, o lucha económica?
Rav
Shlomó
Aviner
¿Acaso la protesta en contra del alto costo
de la vivienda – que se extendió y se transformó en una
protesta general en
contra del alto costo de la vida – está relacionada con la Torá
o no? Por
supuesto que D’s alumbra nuestro camino también en todo asunto
nacional o
social, y nos guía en todos los campos de la vida y todo lo que
Él nos dijo "haremos
y escucharemos". La pregunta es: ¿Se trata de una protesta
social o una
lucha económica? ¿Una protesta por las necesidades básicas de la vida,
o una protesta de
lujos? ¿Una protesta por justicia social, o una protesta por los
intereses de
un sector determinado de la población?
Por supuesto, también una lucha por
intereses es legítima, y esta permitida según la Torá. Estamos
en un país libre, en el que hay fuerzas de mercado. Se trata de
un régimen
capitalista liberal, en el que la persona tiene permitido luchar para
ganar más
y pagar menos. Está permitido según la Torá,
pero no es obligación. Lo que
es obligación es impedir la pobreza, y lo que está
permitido es elevar el nivel
de vida. Evitar la pobreza es la obligación de la caridad.
Según la halajá
la persona particular debe dar caridad, y la sociedad en general debe
obligar a
la caridad – es decir, una colectividad y por supuesto un país.
Como es sabido, “tu vida antecede a la vida
de tu prójimo” (Baba Metzia 62A), pero tus lujos no anteceden a
la vida de tu
prójimo – como es aclarado en el Shuljan Aruj (Iore Dea
251), en las
cartas al final del libro Tania, al final del libro Ahavat
Jesed
del Jafetz Jaim, y en las responsas Orej Mishpat del
Rav Kuk. Por
ejemplo, no puede ser que tú te bañarás o
regarás tu jardín cuando tu prójimo
no tiene agua para beber (Nedarim 80B). ¿Quién es pobre?
El que carece de las
necesidades mínimas. Y como hemos dicho, está permitido
elevar el nivel de
vida, pero no es obligación según la Torá
adherirse a esa lucha y colaborar con ella.
La protesta fue definida por sus dirigentes
como “clase media que se desploma”, y exigen del gobierno que le
entregue más -
a cuestas de otras necesidades del país, como por ejemplo las
necesidades de
seguridad. No se trata de una lucha por los pobres, precisamente.
Es cierto que se adhirieron a esa protesta
pobres, pero son una pequeña minoría, de la misma forma
que se adhirieron otros
grupos: Unos luchan por que dejen de demoler viviendas ilegales de los
árabes,
estos luchan por los asentamientos ilegales de los beduinos, estos
otros luchan
por los inmigrantes y refugiados, y entre ellos hay también
pobres realmente,
que no tienen donde vivir. Pero el grueso de la manifestación,
es para la clase
media.
Por ello, si ya luchamos, hay que luchar
por la clase baja, los realmente pobres, y esa es una mitzva de
la Torá.
El problema
realmente existe, y en todo el mundo hay un deterioro de la
política social, y
en todos lugares hay protestas similares a la nuestra. Es cierto que el
costo
de la vivienda en nuestro país subió desde hace 4
años en un 34%, y en la zona de
Gush Dan un 49%.
Pero también el problema de la pobreza es
real y no se lo puede solucionar tan fácilmente, porque hay un
límite para los
impuestos. En la reforma económica que hizo el Primer Ministro
en la cadencia
anterior limitó las transacciones bancarias: La situación
era que un 10% del
pueblo mantenía al otro 90%. Había serio peligro que ese
10% pierda la
paciencia y traslade su capital al exterior, o sus fábricas, o
busque alguna
grieta en la ley y comenzará una lucha de cerebros.
Por supuesto que un régimen socialista – es
decir, reparto igualitario de las ganancias y dirección conjunta
de los medios
de producción – es más justo. En cierta forma es como una
familia, y sería
correcto que toda nación sea como una gran familia. El kibutz
es
realmente algo maravilloso. El problema con el socialismo es que no es
efectivo. Los países comunistas se desplomaron y se
transformaron en
capitalistas. Y ya demostró el escocés Adam Smith – el
padre de la economía
moderna – que lo que hace marchar a la
economía son los intereses personales. Y también su
seguidor – David Ricardo,
de origen judío – edificó en ello todo el sistema
económico. Porque la persona
está acostumbrada a sacrificarse sólo por sí
mismo, y no por su prójimo. El
capitalismo es el que triunfa.
Por ello, la solución es capitalismo
beneficioso. Nuestro ministerio de seguridad social reparte billones a
personas
necesitadas. Su presupuesto es de los más grandes del
país. Es la alcancía de
caridad del país. Y ya dijeron: ¿Quién es el que
entrega más caridad en el
país? - ¡El país mismo! Pero como hemos dicho,
también eso tiene un límite, y
todo eso se refiere a pobres auténticos.
Al respecto le preguntó el Rav Shlomó
Zalman Shragai al Rav Kuk en nombre del movimiento HaPoel HaMizraji
– la sección socialista del movimiento HaMizraji –
cuál es el régimen
correcto según la
Torá. Le contestó el Rav Kuk que
sin tratar el tema, está claro que
la propiedad privada sería no conveniente si cumpliesen como
corresponde las mitzvot
de la Torá.
Y
la razón es muy sencilla: Tus lujos no anteceden a la vida de tu
prójimo. Está
permitido ser muy rico, pero no se puede soportar la pobreza y el
sufrimiento.
Y con todo, no hay una exigencia de igualdad. El Jatam Sofer
fue
preguntado en cuanto a las cooperativas – fundadas por Robert Owen – en
las que
hay un reparto igualitario de las ganancias, sea cual sea el trabajo de
la
persona. Él contestó que por supuesto que es bueno,
así era que los Cohanim
(sacerdotes) se repartían en forma igualitaria, y también
los soldados
repartían en forma igualitaria el botín de la guerra.
Pero la misma respuesta:
No es efectivo, la persona común no se esforzará por el
prójimo.
Así escribe el Ramba”m, que si no fuese por
los locos, el mundo no sería edificado. Las personas se
sacrifican para ganar
dinero, y de esa forma la economía y la tecnología se van
desarrollando. Una
lucha en contra de los ricos no es correcta en la práctica y no
es justa según la
Torá. Es cierto
que el nivel de vida se elevó mucho en Israel, pero
también las diferencias
entre los sueldos crecieron. Y a pesar de ello – no te fijes en el
plato del
vecino. Y también esos ricos traen bendición para el
mundo. El capitalista
americano famoso Ford (también un poco antisemita, pero no
está relacionado con
el tema) le procura el sustento a 600000 personas, por querer ganar
más y más.
Dicho sea de paso, no todos los comunistas
lucharon por justicia social, sino que para sustituir la
burguesía rica. Los
líderes comunistas se hicieron muy ricos, no menos que la
burguesía corrupta
contra la que lucharon.
No se debe luchar contra los ricos, se debe
luchar por los realmente pobres. Hay también varias soluciones
prácticas en
cuanto al costo de la vivienda y alquileres que es también su
consecuencia. Por
ejemplo, una vivienda promedio cuesta 1550000 shkalim. De ese precio,
400 mil
son costo de construcción, 150 mil ganancias del capataz, 150
mil mejora del
terreno. En total, 700 mil. El terreno cuesta otros 500 mil, impuestos
350 mil.
Es decir, 850 mil son ganancias del estado. Puede ser recaudado de los
ricos,
pero no es correcto exigirlo de los pobres. Pero la verdad debe ser
dicha, el
Primer Ministro propuso varias soluciones para resolver el problema de
falta de
viviendas, cuando la mayoría no son nuevas, sino que varias son
propuestas
conocidas, pero ese tipo de cambios llevan tiempo. Esa es la regla, no
hay
soluciones milagrosas.
No es un secreto, gran parte de los
protestantes vieron una oportunidad para atacar al Primer Ministro. Por
supuesto, está permitido luchar por cambiar el Primer Ministro,
pero se debe
ser correcto y no esconder una lucha política bajo un disfraz de
"justicia
social". Y de todas formas, eso está lejos de ser una lucha de la Torá. Pero
se
trata de una falta de rectitud, porque justamente este Primer Ministro
es el
que actúa y se preocupa por esos temas.
Como hemos dicho, no se puede hacer de
pronto revoluciones sociales. Si se pudiese que el estado dejase de
cobrar por
el terreno y los impuestos de construcción, los precios
bajarían mucho, pero
los que compraron según el precio anterior perderán mucho
dinero, y no es
justo. Las leyes de la economía son complejas. Nuestros sabios
nos dicen que
D’s prefirió hacerle un milagro a un padre que su esposa
falleció para que
pueda amamantar al niño como una mujer, y no darle dinero. Leche
paterna es un
milagro particular, que no influye en toda la sociedad, pero crear
dinero nuevo
tiene consecuencias económicas. El Rav Kuk explica en su libro Ein
Aya
que D’s no quiere dañar las leyes de la economía, a pesar
que son duras y sin
compasión, porque ellas edifican el mundo (Ein Aya, Shabat 53:5).
Y debemos decir para mérito de nuestro país
que su economía es muy estable, y la dura crisis mundial de
EE.UU. y Europa nos
salteó. Las profundas reformas económicas del Primer
Ministro sanean nuestra
vida lentamente. Cambios repentinos pueden llegar a producir crisis
económicas,
y los que saldrán pagando serán justamente los pobres,
que dependen de cada
vintén. Los anarquistas de todo tipo que surgen como hongos en
esas protestas
quieren cambiarlo todo, y se piensan en su inocencia que “un mundo
viejo
destruiremos hasta sus cimientos” (Internacional Comunista), y de los
restos
humeantes del mundo viejo corrupto brotarán las flores del
futuro.
También la presencia de la izquierda
radical en esas manifestaciones no es una bendición, porque no
se trata de una
izquierda social sino que de una izquierda política, y en
nuestro caso justamente
debemos lamentarnos que en nuestros días no hay una izquierda
social con una
representación partidaria adecuada. Y debemos recalcar que el
que formuló más
leyes para el bien de los pobres y los necesitados fue justamente el
partido Mafda”l.
Y en cuanto al costo de la construcción, la izquierda
política no representa
justamente la izquierda social, porque en Iehudá y Shomron (Judea y Samaria) hay un sin fin de
terrenos a bajo costo que pertenecen al estado. Cuando la izquierda
política
radical que lucha en contra de la seguridad nacional se expresa en la
protesta
– nos hace dudar mucho. Y también el presupuesto de la protesta
llega a través
del fondo “HaKeren HaJadashá
LeIsrael”, lo que nos hace pensar
mucho más aún.
Volvamos
al tema del costo de la vivienda. Otra solución es agilizar la
construcción y
simplificar el sistema de permisos para construcción, que son
extremamente
complicados. Todos los años se suman 50000 hogares nuevos, y el
gobierno
permite construir 40000 viviendas por año. De momento que la
demanda es mayor
que la oferta, los precios aumentan, en forma natural.
De todas
formas, Clal Israel no se encuentra en esas
manifestaciones, y los números que fueron publicados fueron muy
exagerados: 4 o
5 veces tanto de lo real. Y dicho sea de paso, esas mentiras de los
medios de
prensa no nos prestigian. Sólo un sector determinado de la
nación se encuentra
allí, y como hemos dicho, su lucha es legítima, pero no
es una lucha de la Torá
y de la justicia, sólo una lucha del bolsillo y del dinero. Es
una lucha
individualista, y no una lucha idealista.
Por
ello, tenemos la obligación de hacer una acotación
general en cuanto a la
actitud misma para con el estado, porque escuchamos en esas
manifestaciones el
slogan: “Devolver el país al pueblo”. Es cierto, hay dos
concepciones distintas
en cuanto al estado: Como de herramienta, instrumento de provecho,
cuando el
estado es para servirle al individuo particular. Esa es la
concepción de los
filósofos ingleses como Thomas Hobbes, John Locke, Mill y
también el filósofo
francés Rousseau. La persona es un lobo para con la persona,
pero por nuestro
bien, es preferible que deje de morder, y acepte el yugo de un estado
que es
como una sociedad de seguro grande. Pero nuestro estado no fue
edificado de esa
forma - es decir, para servirle al individuo particular - sino que es
un ideal
en sí, vinculado con el alma del pueblo, con la esencia de la
nación. No como
Aristóteles que pensó que el público general es
una suma de individuos
particulares, sino que como Platón, que opinaba que la
nación es una entidad en
sí.
Por
supuesto que el individuo particular es importante, pero también
el público lo
es. Los dos son importantes, y hay que encontrar un equilibrio entre
ellos. Por
supuesto que el individuo particular tiene derechos, pero no se puede
colocar
el individualismo como el eje central de la vida. La edificación
de la nación
es también la dicha del particular. Un periodista
entrevistó a la esposa de un
oficial del ejército que llegó a visitar la protesta, y
le preguntó: "¿Por
qué no ha llegado antes?" Ella tartamudeó, y dijo:
"Estamos
acostumbrados a dar, y no a tomar". El país no es una vaca
lechera, con un
contenido interminable. En efecto: ¡Denos! Pero - ¿de
dónde? ¿A expensas de
qué? No es una lucha social de la Torá
por los
débiles y la justicia, sino que una lucha por los derechos de
ellos mismos,
según las reglas de juego del mercado, que es legítima
pero no es algo con
valor espiritual.
Fortalezcámonos,
y agreguemos luchas auténticas por los pobres y los
débiles. Nos fortaleceremos
en la edificación de nuestro pueblo y nuestra tierra. Gracias a
D’s avanzamos,
nos vamos construyendo, renacemos, nuestro alma nacional despierta, a
través
del impulso Divino tremendo, a través nuestro y dentro nuestro.
Nos
fortaleceremos y nos esforzaremos.
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Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: machon.espanol@gmail.com,
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