Parashat Naso 2 de Sivan
5771 No
820
Para D’s y
para ustedes
Rav Ioram
Eliahu
En la Gmará
(Psajim 68B) encontramos una
discusión en cuanto a cómo debe alegrarse la persona en Iom
Tov (días
festivos). Rabí Eliezer dice que la persona en Iom Tov tiene
dos
posibilidades: O comer y beber, o sentarse a estudiar. Rabí
Ioshua dice que se
debe repartir el día, la mitad para comer y beber, la otra mitad
para ir al Beit
HaMidrash (centro de estudio de la Torá).
Y dice Rabí Iojanan que ambos lo aprenden de
los versículos, ya que un versículo dice “convocatoria
para el Eterno, tu D's”
(Dvarim 16:8), y otro versículo dice “convocatoria será
para ustedes” (Bamidvar
29:35). Por ello, Rabí Eliezer opina que se debe dedicar ese
día o para D’s o
para ustedes, mientras que Rabí Ioshua opina que se debe dividir
el día, la
mitad para D’s y la mitad para ustedes. Y la halajá fue
determinada como
Rabí Ioshua: “El Iom Tov debe ser dividido, la mitad
para el Beit
HaMidrash y la mitad para comer y beber” (Shuljan Aruj, Orej Jaim,
529:1).
A continuación, la
Gmará dice que
“Rabí Eliezer opina que todos coinciden que en Shavuot
también se debe
dedicar 'para ustedes'. ¿Por qué? Porque es el día
en que fue entregada la Torá”.
Es decir,
también el que opina que todo Iom Tov se lo debe dedicar
íntegramente al
estudio de la Torá,
reconoce que en la fiesta de Shavuot hay que comer y beber.
¿Cuál es la
razón? Porque en ese día fue entregada la Torá. Y
a primera vista es muy extraño:
Pensaríamos que el día en que fue entregada la Torá
todos deberían coincidir en que
solamente se debe estudiar. ¿Por qué justamente el
día en que fue entregada la Torá tenemos la
obligación de deleitarnos con comida y bebida?
Otro punto extraño en la fiesta de Shavuot
es que en contraste con las Menajot (ofrendas vegetales) que se
traen al
Beit HaMikdash (El Templo) solamente de panes que no han
fermentado, en
esa festividad se traen dos panes que justamente han fermentado. El pan
fermentado simboliza el Ietzer HaRrá (mal instinto):
¿No sería más
adecuado que en ese gran y santo día, el Día de la Entrega de la Torá,
se ofrezcan
panes que no han fermentado? Explica el autor del libro “Kli Iakar”
que en
realidad, la existencia del Ietzer HaRrá es necesaria, y
si no fuese por
él, las personas no construirían casas ni se
casarían. Todos los días cuando se
trae una ofrenda se debe tener mucho cuidado, y se trae pan que no
fermentó.
Pero el Día de la
Entrega
de la Torá,
cuando la Torá
dirige a la persona y a su Ietzer en dirección
correcta, no hay peligro
que traspasen los límites – porque la Torá
es como el condimento del Ietzer HaRrá
(Kli Iakar, Vaikra 6:7).
Y así también explica el Admo”r
(director de una corriente jasídica) de Salonim en su libro “Netivot
Shalom”
(Segunda parte, Pág. 360) que por ello los dos panes son
llamados Minja
Jadashá (nueva ofrenda vegetal), “porque a través de
la preparación de los
días de Sfirat HaOmer (los días entre Pesaj
y Shavuot)
podemos llegar a ese nivel, de una Minja Jadashá para
D’s, una Minja
que hasta ahora no podía ser ofrecida, y sólo ahora es
innovada – y eso es para
elevar los asuntos de este mundo hasta D’s, bendito sea”. Y así
también explica
el “para ustedes” de la fiesta de Shavuot, diciendo que “esa es
la
interpretación de lo que dijeron nuestros sabios que todos
coinciden respecto a
Shavuot que debe ser también ‘para ustedes’, es decir,
todos coinciden
que en ese día se debe elevar incluso los asuntos ‘para ustedes’
hasta D’s, y
ese es el punto álgido de esa festividad”.
El Rav Kuk profundiza esa enseñanza de
nuestros sabios y dice que “porque en base a la grandiosa, amplia y kdoshá
(santa) Torá, la Torá
del Eterno, fortaleza y creador de todos los mundos, sabemos
cómo santificar el
‘para ustedes’, y cómo comprender que también el ‘para
ustedes’ en realidad no
está desconectado, sino que también es para D’s”. “Si no
fuese por la Torá,
realmente
nuestros asuntos terrenales estarían desconectados de los
asuntos celestiales
una distancia abismal… pero llega ese gran día, el día en
que fue entregada la Torá,
y nos enseña de
acuerdo al origen de la Torá
que justamente se necesita el ‘para ustedes’”.
En nuestras palabras diremos que justamente
el Día de la
Entrega
de la Torá
la persona puede llegar a pensar que sólo la Torá
– su estudio y el cumplimiento de sus
mitzvot – son parte de los asuntos santos, pero los demás
asuntos
terrenales, materiales, no están incluidos en esa
categoría. Nuestros sabios nos
dicen que justamente en la fiesta de Shavuot deberemos
ocuparnos también
de comer y beber, para entender que la Torá tiene por objetivo
santificar y alumbrar todos
los niveles de la vida, y con todos ellos juntos tú le rindes
culto a D’s, en
forma unificada, total y plena.
El Rav Kuk agrega que del “para ustedes”
del particular hay que aprender también respecto al “para
ustedes” general:
Toda mano que le presta ayuda y soporte a Israel, en todo lugar y en
toda
situación, toda obra que le da vida también al “para
ustedes” de la nación,
también él es bendito. Y por ello dice que “santifiquemos
el ‘para ustedes’
general, el ‘para ustedes’ que realmente es ‘para D’s’” (Maamarei
HaReaya, Pág.
172). De acuerdo a esa interpretación del “para ustedes”
particular y general -
que no son contrarios al sendero del kodesh (lo santo), sino
que podrán
ser elevados a través de la Torá
y sus mitzvot - se va revelando el auténtico camino de la Torá,
y el resplandor
de la gueulá (Redención) y salvación va
alumbrando al particular y a la
totalidad genérica al unísono.
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La palabra
de D's
Rav
Shlomó Aviner (Tal Jermón - Torá,
Pág. 116-119)
Pregunta: Si la Torá es un conjunto de
pautas correctas y justas para vivir según ellas, es decir, un
código moral -
también los gentiles tienen lo que opinar al respecto.
¿Cuál fue la innovación
con la aparición de la Torá
en el mundo? ¡También los gentiles poseen normas morales!
Respuesta: Toda la sabiduría, toda la ciencia
y la moralidad que se expresa en el hombre, son humanas. La Torá,
es algo Divino. ¡No
es una persona que habla, sino que D’s habla! “Y habló D’s todas
estas
palabras, diciendo” (Shmot 20:1).
Hoy en día la humanidad se ha
hartado de escuchar hablar al hombre. Los filósofos investigaron
y analizaron
racionalmente, cada uno por su camino; uno opina así, otro opina
de otra forma,
todo es incierto, y propusieron soluciones contradictorias. El hombre
se
encontraba confundido y defraudado del frío pensamiento
analítico. Entonces,
llegaron los místicos, que intentaron colmar el vacío con
vivencias
espirituales, cuando cada secta sostenía con fervor que ella
representa la
verdad auténtica. ¡Incluso hubo quien se atrevió a
decir - según sus discípulos
y los discípulos de ellos - que él es el dios mismo, y no
solo el portador de
la palabra Divina! La persona se encuentra frente a todo ese
aluvión con
desconfianza, con todas sus incertidumbres, vacío, cínico
y desesperanzado. El
hombre quiere saber cuál es su camino en forma absoluta, quiere
que le digan
qué debe hacer, quiere que alguien venga y le diga con certeza
qué es lo que debe
ser hecho, le muestre cuál es el camino, le señale el
sendero. Ya esta harto de
todos esos balbuceos. Pero nosotros nos hartamos hace miles de
años: Ya vimos
en Egipto todo lo que la cultura humana puede proporcionarnos, ahora
queremos
saber nuestro camino. Hasta ahora, el hombre buscó a D’s, y
ahora, el D’s busca
al hombre - esa es la Torá.
Esa es la innovación revolucionaria
de la Torá;
D’s le habla al hombre. La fe en un D’s que es la causa inicial y el
origen de
todo, de una entidad eterna que existe forzosamente, no es patrimonio
exclusivo
nuestro. También los filósofos hablaron de un dios que
existe forzosamente,
origen de toda la existencia. Pero el dios de ellos está muy
lejano, “en el
cielo” (ver Daat Elokim, en el libro Ikvei Atzon, del Rav Kuk).
¿Qué le dice un
dios como ese, filosófico y lejano, al hombre?
¿Qué aporta a su vida? ¿Qué
relación hay entre la existencia Divina y la vida del hombre? El
hombre se
busca a si mismo, busca su papel en la vida; ¿cuál es la
diferencia si allá en
lo alto hay alguna entidad o no? Ese no es el punto que la Torá
viene a innovar:
“No tenían ninguna duda que forzosamente existe una entidad,
sino que la
innovación que ahora les comunicó y ordenó creer,
es que ‘Yo soy el Eterno, Tu
D’s’ - Yo, la entidad cuya existencia es forzosa, soy tu D's, es decir,
quien
te guía. Y esa es la raíz de ese mandamiento, que creamos
que la misma entidad
que nosotros entendemos que existe necesariamente... es el origen de
las mitzvot
y las prohibiciones” (Darshot Aran 9). Ese es el punto álgido de
la Torá:
D’s está
interesado en el hombre, le habla, para dirigirlo y elevarlo. Él
no se
encuentra en el Olimpo, y abandonó al hombre en su
desmoronamiento hacia un
precipicio, sino que se preocupa e interviene, dirige y señala
“el sendero por
el que irán y las acciones a hacer”.
En la entrega de la Torá,
D’s deposita en
nuestras manos un regalo; Su guía, que en forma
esquemática se encentra
formulada en los diez mandamientos, en los que están insinuadas
todas las mitzvot.
Y el corazón de los diez mandamientos, es la frase inicial: “Yo
soy el Eterno,
Tu D’s”. Yo estoy dentro de la existencia, soy Tu Señor, quien
te dirige, que
se encuentra dentro de tu vida, en todos tus caminos. Eso es todo. Lo
demás, es
la pormenorización detallada de esa gigantesca frase.
Y eso no es todo: Ese D’s, nuestro
Señor, que nos dirige, es el D’s “que te saqué de la
tierra de Egipto” - “Y de
esa forma tendrás fe en la unicidad plena, cuando creas que sus
ojos siempre
están posados en la tierra, y observa la conducta de la persona
y juzga su
corazón y pensamientos. Porque quien no tiene fe en quien nos
sacó de Egipto,
en realidad tampoco tiene fe en el Señor, Tu D’s, y su unicidad
no es plena,
porque esa es la sgulá (característica espiritual
intrínseca) de Am
Israel (el Pueblo de Israel) a diferencia de todos los demás
pueblos, y esa
es la base de toda la Torá”
(Olat Rehayá Bet, Pág. 475, acotaciones), porque la
supervisión Divina del
mundo, y su intervención para dirigirlo en su camino, es notoria
en la
extracción de Am Israel de Egipto. Si no fuese por la sgulá
de Am
Israel, por el papel singular de Am Israel - imbuir la
existencia
con la palabra de D’s y la salvación del mundo - ¡la
extracción de Am Israel
de Egipto es algo totalmente incomprensible! ¿Para qué
tantas complicaciones? ¿Cuál
es la lógica? Tomar un pueblo que estaba dentro de otro, a
través de procesos
tan dolorosos, y después expulsar pueblos que habitaban una
tierra para introducir
a ese pueblo en su lugar... Tiene sentido solo si reconocemos el valor
singular
de ese pueblo, que revela en su historia la presencia Divina en el
mundo y en
la humanidad, que el profundo misterio de su creación requiere
que sea
cristalizado en el crisol de Egipto y a través de las luchas con
los pueblos de
la tierra de Knaan. Reconocer la existencia de D’s y tener fe en su
unicidad,
es tener fe en “El eterno de Israel”. La historia de Am Israel
es la
historia de la revelación del Nombre de D’s en la existencia. No
se puede tener
una fe auténtica, sin tener fe en Am Israel.
Hubo una vez una producción televisiva, en la que fue descrito
un pequeño niño
de color, que se imagina a D’s: Un anciano, con una luenga barba
blanca,
rodeado de una corte de ángeles, y por supuesto, también
él es negro. Él le
ordena a un ángel que eche un vistazo al mundo desde el
balcón, y le cuente qué
ocurre allí abajo. El ángel mira, se lamenta, e informa:
Las cosas no van bien,
hay contiendas y peleas, el asunto esta muy feo. ¿Qué
haremos? Él tiene una
idea: Escogeremos un pueblo, tomaremos un lugar apacible y agradable
donde
vivirá, y allí lo cuidaremos y velaremos por su
existencia, para que por lo
menos haya algo bueno en el mundo. El anciano (es decir, dios) toma un
globo
terráqueo, hace girar su índice, y elige por azar un
sitio en el mundo. ¿Qué
está escrito allí? “Knaan”. ¡Bueno, que sea! Pero,
¡qué complicación!: ¡El
pueblo que tiene que llegar allí, se encuentra en Egipto, y
justamente la
tierra de Knaan está ocupada por otros pueblos, los Knaanitas!
No hay más
remedio, ya
tomamos una resolución: Hay que sacar a ese pueblo por medio de
milagros y diez
plagas, abrir el Iam Suf, y librar batallas para que llegue a
esa
tierra...
Ese programa fue criticado y
excomulgado por los representantes de todas las corrientes religiosas
cristianas, pero si no se tiene fe en la sgulá de Am
Israel, es
difícil imaginarse las cosas de otra forma.
Departamento
ibero-americano
Majón Meir
abrió sus
puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y
portugués, y te invita
a tener esta experiencia única de estudiar Torá en
su ambiente tan
especial en la ciudad de Ierushalaim.
El
programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está
destinado para jóvenes
de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad
judía por medio
del estudio de la Torá en un marco
agradable, que enfatiza el
valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá
y la Tierra
de Israel. Para aquellos que lo deseen,
existe
también en el Majón un ulpán de hebreo
bajo la órbita del Ministerio de
Educación.
Para más
información los
invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del
Departamento ibero-americano
Rav Rafael
Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail: machon.espanol@gmail.com,
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