Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Vaetjanan     13 de Av 5770     Shabat Najamu     No 777


Rav Ioram Eliahu Dedicarnos al consuelo
Rav Ioram Eliahu

En su artículo “Najamu, Najamu Ami” que escribió el Rav Kuk en el año 5692 (Maamarei HaReaya, Pág. 184) nos hace partícipes de sus pensamientos y sentimientos en ese año, en Tisha VeAv (el ayuno del 9 de Av). Y la gran pregunta de la que habla el Rav es “¿cómo consolar?”, ya que por un lado el Rav ve “los hijos que construyen, llegan al fin de los días, y hacen florecer los páramos desolados”, pero  “¿qué podremos hacer cuando frente nuestro se encuentra el profundo dolor del vacío del espíritu? - ese es mi dolor más profundo. ¿Y cómo me podrán consolar las fábricas y divertirme las obras culturales, cuando dentro de toda eso veo el ardiente fuego que todo lo quema y destruye?”
Continúa el Rav y pregunta, “si mis hijos-constructores, llegan a mi tierra cuando en sus manos llevan hachas y martillos para destruir el
Mikdash – incluso antes de haber sido reconstruido – y las ideas del kodesh (lo santo) que emanan del alma y toda la herencia de los patriarcas son pisoteados por toda bestia o asno, y en sus bocas mienten diciendo que construyen la tierra para el pueblo, ¿cómo podré consolarme?”. (Esas expresiones del Rav son importantes de por sí, ya que hay quienes dicen que el Rav Kuk – de tanto amor que tenía por todos los miembros de Israel y la tierra – no vio lo que esos colonos hacían, y si hubiese sabido la verdad, no habría fortalecido y apoyado ese movimiento. En estas citas vemos en forma clara que el Rav bien sabe que ellos destruyen todo lo santo, y el vacío de su espíritu es su dolor más profundo).
A pesar de ello, continúa el Rav Kuk y escribe que logra consolarse también en esa situación, “no es en vano que D’s me dice ‘
najamu, najamu ami’ (consolad, consolad a Mi pueblo) (Ishaya 40:1), y la palabra de D’s es eterna (Ishaya 40:8). Y por ello, me reforzaré y me alentaré, y me diré ‘vuelve mi alma a su descanso' (Tehilim 117:7) y llénate de esperanzas de consuelo, levántate por favor y observa las maravillas del Sabio Consumado que para siempre nos ha llevado, y nos hace llegar a este punto”. No podemos desentendernos de la realidad, Am Israel (el Pueblo de Israel) vuelve y comienza a labrar su tierra, “y si bien todavía un espíritu equivocado los impulsa”, dice el Rav, “por favor, mi alma, no le temas en absoluto, debes saber que es sólo un espíritu pasajero”. Y como hemos visto, dice el Rav, gran parte de nuestro pueblo que se equivocó en cuanto a la bondad engañosa de las naciones, y pensó que su residencia en la galut (exilio) es el lugar seguro, reconoce ahora que se equivocó, y Am Israel vuelve a su tierra, que es el único lugar seguro. Así también, dice el Rav, pronto despertarán de su sueño todos los que se equivocan y entenderán que toda vinculación y todo ese anhelo en cuanto a la tierra emana “del patrimonio de Avraham, Itzjak e Iaacov, ella y la Palabra kdoshá (santa) de D’s en Sinai”. Y continúa el Rav diciendo que “en una mañana no tan nublada volverán a nosotros todos los rebaños que se equivocan”, comprenderán el error en el que vivieron, “y entonces volverán todos los hijos que se alejaron, y la magnificencia del kodesh (lo santo) se mostrará sobre todas las acciones de nuestros colonos que se encuentran en la tierra, nuestra gloria para siempre…”.
Por ello, en sus muchos escritos el Rav Kuk nos llama a dedicarnos al consuelo de
Am Israel, “el consuelo de Israel es ahora nuestra obligación más elevada y kdoshá, la obligación de los talmidei jajamim (eruditos del estudio de la Torá), tzadikim (justos) y kdoshim (santos), y todo el que siente en su corazón la tendencia a marchar por sus senderos” (Jazon HaGueula, Pág. 95).
“Debemos contar las alabanzas de Israel, juzgarlos para bien, y siempre encontrar el aspecto magnífico de ellos, y de esa forma elevar su espíritu, engrandecerlos y santificarlos. Debemos hacer saber la gran alabanza general de
Kneset Israel (el alma genérica del Pueblo de Israel), la pureza de su alma, el resplandor Divino que hay en ella. A la totalidad genérica le es adecuado ser juzgada para bien, y se merece los consuelos y la elevación. ‘Porque es tiempo de ser benevolente con ella’ (Tehilim 102:14)” (Jazon HaGueula, Pág. 104).
“Ha llegado el momento que todos los sirvientes de D’s consuelen a Israel, alegren los corazones de los desgraciados con el consuelo de Tzion y el principio de la
gueulá (Redención), que se revela y se hace ver en la edificación de la tierra, nuestra Casa de Vida. Vemos con nuestros propios ojos que ha llegado el momento del consuelo de la tierra, la tierra desolada que se va reconstruyendo, la ciudad kdoshá -Ierushalaim - se va glorificando, con agradables edificios que nuestros hermanos, los Hijos de Israel construyen, que llegan para recibirla y buscar su plenitud y gloria, los brotes comienzan a verse en la tierra” (Iguerot HaReaya Alef, Pág. 74). Y si con la poca edificación que vio el Rav Kuk se consuela, ¿qué podemos decir nosotros, que en nuestra generación fuimos merecedores de la unificación de Ierushalaim y su expansión en magníficos barrios, a todo lo largo y lo ancho?
Así nos enseñó el Rav Tzvi Iehudá Kuk zt”l. En el primer ayuno de
Tisha VeAv después del la Guerra de los Seis Días en la ieshiva (centro de estudio de la Torá) de Merkaz HaRav recitaron los lamentos como se acostumbra, sentados en el suelo y llorando. Y cuando se levantaron, el Rav Tzvi Iehudá les dijo a los alumnos: “No debemos ser ingratos, este año Tisha VeAv fue endulzado un poco” (así contó el Rav Binyamin Aizner).
El año pasado fui merecedor de estar presente en el acto de Entrega de Boinas de soldados de la división de infantería
Guivati. Cuando llegamos al campamento, escuchamos en los parlantes que dicen: “A diferencia de lo acostumbrado, esta vez en el acto no serán escuchados cantos por estar en los días de Bein HaMetzarim (días de duelo, desde el ayuno del 17 de Tamuz hasta el ayuno del 9 de Av)”. Así se habla en el Ejército de Defensa de Israel, en el Israel del 5769. Y también para nosotros, fue endulzado un poco el ayuno de Tisha VeAv... 

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Rav Lior Engelmann El respeto por los padres y el amor por la vida
Rav Lior Engelmann

El respeto por los padres es una mitzva difícil y maravillosa. Es difícil porque somos ordenados dar respeto sin límite a una persona que no elegimos como padre o madre, y a veces no coincidimos con ella. Como los que deben educarnos, las palabras de nuestros padres a veces no nos son agradables, y no coincidimos con sus exigencias - y a pesar de ello, la Torá nos plantea una mitzva en cuanto a la actitud que debemos tener frente a ellos: Debemos respetarlos. En forma natural la persona respeta al que valora mucho – por sus logros en distintos campos, y por sus virtudes – pero tratándose de la mitzva del respeto por los padres nos es exigido un respeto que no depende del status auténtico de los padres y de su valor. El hijo debe respetar a su padre, incluso si desde el punto de vista objetivo el hijo se encuentra en  un nivel diez veces superior al padre - ya sea en el plano de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot, ya sea en su posición social o riqueza. El hijo debe respetar a su padre incluso si según su entendimiento su padre no se comportó para con él como se debe, en el correr de la vida.
Es una mitzva difícil, el respeto por los padres… Entre otras cosas es difícil porque exige todo el tiempo un sentimiento de agradecimiento para con los padres. Y a la persona – con su orgullo – no le gusta estar siempre en una posición de ese tipo. Le es más cómodo pensar que él – con sus propias manos – llegó a todos sus logros en este mundo, y no está dispuesto a vivir según una concepción en la que su vida y todo lo que tiene le fueron entregados gracias al esfuerzo y las acciones de otro. Cuando se desentiende del respeto por ellos, eso le permite sentir que “mi fuerza y el poder de mi mano me hizo esta riqueza” (Dvarim 8:17) y se exime de la necesidad de agradecerle al que le entregó.
Esa mitzva es difícil sobre todo en esta generación, en la que los padres mismos no exigen su respeto. Les parece que de esa forma ellos edifican vínculos de cercanía y amor – y no entienden qué gran tesoro le es negado al niño que no se le exige respetar a los padres. El padre que entiende que su principal meta es lograr un vínculo de amistad mutua con sus hijos, no les abre una puerta al mundo de la exigencia del respeto por los padres. Sobre todo esa mitzva es difícil porque no la miramos en forma correcta, y no comprendemos qué tesoro se esconde en su cumplimiento.
Otra dificultad más del respeto por los padres está relacionada con la actitud frente a la vida misma. Los padres son los que trajeron al hijo al mundo, y cuando la actitud de la persona frente a la vida es de amargura - y en el fondo preferiría no haber nacido - esa actitud será traducida como un desentendimiento frente a sus padres. Esa es la razón que en la etapa llamada “adolescencia” en la que a menudo surgen duras preguntas existenciales en el adolescente, en cuanto al valor de la vida y su meta, surge en paralelo cierta dificultad en su relación con los padres. El respeto de los padres es expresión de la alegría de la vida misma, de la que fuimos merecedores gracias a sus esfuerzos. La falta de respeto expresa que no hay de qué agradecer, es como decir: “Sería mejor que no me hubiesen traído al mundo…”. Según ello, a veces la dificultad del cumplimiento del respeto no está relacionada con la actitud del niño frente a sus padres y hasta qué punto los valora, sino que algo mucho más básico:
La actitud frente a la vida misma.
Hasta ahora hemos aclarado la dificultad del respeto de los padres como una dificultad en cuanto a la vida misma sobre la faz de la tierra – pero quizás eso mismo es el secreto de ese respeto. Cuanto más se acostumbra la persona a respetar a la fuente de su vida, eso lo hace conciente que la vida tiene valor y sentido, no es algo sin importancia. Gracias a una relación sana con sus padres él construye un punto de vista positivo de todo lo que existe, y eso es capaz de cambiar toda la concepción de la vida, de un extremo al otro. Los padres que aceptan una realidad en la que el niño no los respeta, lo hacen porque no les importa de su respeto - pero lamentablemente ellos le quitan al niño la esperanza de hacerse merecedor de una concepción alegre de su vida.
En esa dirección comenta el Malbi”m los Diez Mandamientos: “Y en las últimas tablas agregó ‘para que te sea bueno’ (Dvarim 5:15) porque hay personas que piensan que las maldades en el mundo son más que las bondades, y se asquean de su vida, y maldicen a sus padres que los trajeron a una realidad de ese tipo, para su mal. Por ello, dice el versículo ‘para que te sea bueno’, cuando respetes a tu padre y a tu madre, y pienses que la vida es buena, así te será realmente bueno” (HaTora VeHaMitzva, Shmot 20:12).
El Malbi”m coloca la promesa de la Torá “para que te sea bueno” como una gran bendición, que se plasma en este mundo gracias al respeto por los padres: El mundo le será bueno a los ojos de la persona, la vida se transformará a sus ojos en buena, él vivirá su vida con alegría. Entonces, el respeto por los padres edifica la actitud correcta frente a la vida del que los respeta en sí. Dicho sea de paso, el Malbi”m utilizó un ejemplo extremo del que se asquea de la vida, pero la idea es válida también para toda persona sobre la faz de la tierra: Cuanto más sienta el respeto para con los que lo trajeron al mundo, así también mirará a ese mundo con ojos buenos y de fe. Para el Malbi”m el cumplimiento de la mitzva del respeto por los padres en forma plena, es acompañada por un cambio en la forma de pensar en cuanto a la vida a la que nos trajeron los padres: “A través del respeto por el padre y la madre, y si pensarás que la vida es buena, así también te será bueno realmente”. Una persona puede respetar en forma extrema a sus padres, según todas las reglas, pero si el respeto no es acompañado por una revolución de pensamiento en cuanto a la vida de la que fue merecedor, no le será abierta frente a él la puerta para una observación nueva, y no le será bueno en el mundo.
El respeto por los padres es una mitzva que es como un espejo de la actitud del niño frente a la vida, y al mismo tiempo tiene una fuerza enorme, que puede volcar para bien esa actitud. Es un gran obsequio que nos fue entregado por el Creador del Mundo, cuando más que ser una forma de recompensar a los padres por todo lo que se esforzaron y se sacrificaron, tiene por objetivo permitirle al hijo que respeta ser merecedor de una vida plena de bendición.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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