Beahavá Ubeemuná
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Parashat Mishpatim     29 de Shvat 5770     Shabat Shkalim     No 755


¿El asno del que odias?
Rav Ioram Eliahu

“Cuando veas el asno del que odias caído bajo su carga, ¿te abstendrás de ayudarlo?; ciertamente, ayudarás junto con él” (Shmot 23:5). La Gmará (Psajim 113B) intenta aclarar: ¿Cómo puede ser que exista el odio dentro de Am Israel (el Pueblo de Israel)?. Es evidente que se trata de un judío, no de un gentil. Pregunta la Gmará, “¿quién le permitió odiar?” ¿Acaso está permitido odiar a un judío? La Gmará aclara que se trata de una persona que vio a su amigo haciendo un pecado, pero es el único testigo de ello. En ese caso no puede atestiguar frente a un jurado – porque de momento que hay sólo un testigo, no habrá ningún provecho de ello – pero puede odiarlo. La pregunta misma de la Gmará y toda la aclaración del tema nos enseña hasta qué punto no es nada sencilla una situación de odio. Es necesario buscar algún tipo de justificación especial para semejante situación. Y la pregunta que resuena en nuestros oídos, es ¿acaso está permitido odiar a un judío?
Tosafot allí cita otro lugar (Baba Metzia), donde se habla de una persona que se dirige por su camino y se encuentra con dos mitzvot: Ayudar a su prójimo a descargar la carga de su asno que cayó bajo el peso de ella, y ayudar a otra persona a volver a cargar su asno. La Gmará aclara que ayudar a descargar al asno del primero es una mitzva mayor, porque de esa forma se evita que el animal siga sufriendo. Entonces, pregunta la Gmará: Y si el primero es un amigo querido que necesita ayuda para descargar su asno, mientras que el segundo es una persona odiada que necesita ayuda para cargar, ¿a quién se debe ayudar primero?. Contesta la Gmará: “Es una mitzva mayor ayudar al que es odiado, para vencer su mal instinto”. Pregunta Tosafot: Estamos hablando de una persona que está permitido odiar como aclaramos anteriormente. Si así es, ¿por qué debe obligarse a sí mismo a ayudarlo? Contesta él: Se trata de una situación psicológica nada sencilla. De momento que tú lo odias, él también te odia a ti. Como dice el versículo, “como en el agua el rostro contesta al rostro, así el corazón del hombre al hombre” (Mishlei 27:19), y de esa forma se puede llegar a un odio total. Por ello, debes obligarte a ti mismo a ayudarlo, para vences tu mal instinto del odio.
Es decir: Es cierto que fue permitido odiar al que cometió un pecado, pero semejante situación puede llegar a un odio total, un odio ciego, y por ello si tiene la oportunidad de ayudarle, tiene la mitzva de hacerlo, para cuidar ese odio dentro de los límites permitidos, que no deben ser traspasados.
Nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk citaba a menudo esa Gmará, y la “traducía” a los conceptos de nuestros días: “En el hebreo moderno, él es llamado ‘no-religioso’, mientras que en la Torá es llamado ‘el que odias’. Y la persona se encuentra con una situación en la que dos judíos tienen problemas con su carga sobre el asno – o con el automóvil. Uno de ellos es ‘el que odias’, estás enojado con él, porque no es suficiente kasher para ti. Y el otro, es un judío kasher, bueno y lindo. Pregunta la Gmará: ¿Quién tiene prioridad? ¿El querido ‘religioso’, o el ‘no-religioso’?. Y la Gmará decreta en forma clara: Es una gran mitzva ayudar justamente al ‘no-religioso’ y dejar de lado al ‘religioso’. Porque tratándose del ‘religioso’, te es claro que es un judío kasher, mientras que para con el ‘no-religioso’ no sientes tanto cariño, tienes un instinto que te induce a estar ‘enojado’ con él. Y por ello tienes la mitzva de ayudarle justamente a él, para vencer ese mal instinto”. Y agregaba el Rav Tzvi Iehudá: “Hay que lamentarse mucho por el estilo que se escucha en ciertas ieshivot (centros de estudio de la Torá), como si hubiese necesidad de odiar, como si el Temor a D’s estuviese asociado con el odio, todo tipo de planteamientos poco claros y distorsionados como esos, como si hubiese alguna mitzva de odiar a los malvados, y de esa forma se puede llegar al asesinato, como ocurrió en la época del segundo Beit HaMikdash (El Templo), por el odio gratuito” (Sijot HaRav Tzvi Iehudá Kuk, Bereshit, Pág. 340).
En nuestra marcha en dirección a la edificación del tercer Beit HaMikdash debemos gravar esas palabras en nuestros corazones, encontrar senderos de amor y no de odio para con todos nuestros hermanos, toda la Casa de Israel, como dijo el Rav Kuk: “Y debemos esforzarnos en esta generación en la virtud del Shalom y añadir amor y hermandad en Israel… y estoy seguro que si nos encaminaremos por ese sagrado sendero, D’s quitará toda dolencia de Su pueblo y de Su tierra, y enviará Su bendición en toda obra de nuestras manos” (Igueret 311). 

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner ¿Cuánta bondad?
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: ¿Cuántas bondades hay que hacer por el prójimo? Desde que tengo memoria, siento un gran deseo de entregar al prójimo – pero eso cobra su precio para conmigo, mi esposa y mis hijos.
Respuesta: Bienaventurado eres. Ese es un gran deseo kadosh (santo), que proviene del cielo. “La Torá comienza con bondad, en el medio se trata de la bondad, y termina con la bondad” (Tanjuma, Vaiera 4). “Un mundo de bondad será construido” (Tehilim 89:3).
Junto con ello, tú dices con razón que “los pobres de tu ciudad tienen prioridad”. Por supuesto, entregarle a tu esposa tiene prioridad frente a las demás personas, y también tus hijos.
Entonces, la pauta es: Según la necesidad, y según las posibilidades. Cuanto más necesario es para el prójimo, nos esforzaremos más. Y cuantas más posibilidades tendremos, haremos más. De esa forma se logra cierto equilibrio entre las posibilidades y las necesidades. Y también hay un coeficiente personal, por supuesto. No se trata de una definición cuantitativa sino que cualitativa, pero también ayuda.
Pero debemos recordar que hay una bondad que es gratis, que no cuesta nada: Sonrisa. Shamai dijo: "Recibe toda persona con un buen semblante" (Avot 1:14). Sonreírle al prójimo es hacerle un bien. "Blanco de dientes por leche" (Bereshit 49:12) – "es mejor el que le muestra sus blancos dientes a su amigo, que el que le da de beber leche" (Ktuvot 111B).
Y en realidad, hay una bondad más profunda: La bondad en el corazón. Si tú amas realmente a alguien, dentro de ti, en forma natural él también lo siente. Hay quienes enseñan a odiar a los malvados – ellos cometen un grave error. Véase al final del libro "Ahavat Jesed" de Rabí Israel Meir de Radin, y también "Marganita Taba" de Rabí Ionatan Vilnaer citando a Mahara"m de Dublín, que explican que no hay ningún permiso para odiar.
Hay quienes odian todo el que no piensa como ellos, como si él fuese de otro pueblo o profesase otra religión. Ese no es el camino de D's. Los grandes eruditos de la Torá de nuestra generación escribieron que casi no hay quien pueda ser catalogado como apikores (hereje) en nuestros días, sólo son personas que su educación se estropeó, o no tuvieron la oportunidad de estudiar. Incluso quien estudió y abandonó todo, no puede ser llamado apikores con tanta facilidad (carta del Rav Kuk al Rav Milshtein). No odiamos ni criticamos, sólo agregamos amor y fe. Esa es la regla, si tú amas en lo profundo, eso irradia también afuera. Y el amor – es como un sol de caridad y cura.
También en forma práctica, podrás organizar caridad sin invertir mucho dinero o tiempo: Puedes prestar chupetes, vino para kidush y habdala, remedios, pañales descartables, etc. No hay que burlarse de ese tipo de cosas: Son nimiedades, pero para el que las necesita, es una gran cosa.
Por supuesto, una persona particular no puede crear una gran organización de caridad – pero puede ser socio de una organización de ese tipo. La organización de caridad más grande en el país, es el país mismo, que invierte presupuestos enormes en bienestar social y educación, que gran parte llega a los pobres. El que paga impuestos, se hace socio de esa gran caridad.
Y hay una organización de caridad más grande aún: El ejército. Es un lugar donde se brinda la vida, para salvar a los demás. Y todo el que salva alguna persona de Am Israel (el Pueblo de Israel) es como si salvase todo un mundo (Sanhedrin 4:5). Todo soldado – que presta servicio obligatorio o reservista – es el rey de la caridad.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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