Beahavá Ubeemuná
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Parashat Beshalaj     15 de Shvat 5770     Shabat Shirá     No 753


La abundancia
Rav Elior Engelmann

“¿Qué nos pasó?”, pregunta el israelí común hablando de la situación. En el mejor de los casos pondrá cara de circunstancias, como diciendo “problemas, problemas”… En el peor de los casos, abrirá su boca en grande, y de ella brotará un río de críticas y protestas. “Los territorios ocupados” – dirá – “cuántos problemas nos trajeron esos territorios. Atentados, terror… y ese es sólo el problema más chico” – agregará, con un suspiro – “la corrupción. Mira alrededor, la corrupción nos devora, todos son ladrones allí arriba”. Después de una breve cavilación, agregará: “Y no sólo arriba, también en la calle ya no se puede ir en paz. Maltratan a los ancianos, abusan de las mujeres… cuando mis hijos salen por la noche me vuelvo loco de preocupación. En las discotecas – que D’s nos libre lo que pasa. En los caminos, conducen borrachos. Antes, sabíamos que por lo menos cuando los niños están en la escuela se encuentran en un lugar seguro, y no hay de que preocuparse. Pero hoy en día… no sólo sándwiches sacan de las carteras en el recreo…”. De vez en cuando hará una pausa, recobrará el aliento y preguntará una pregunta retórica, que no espera respuesta alguna: “¿Qué nos pasó?”.
La Mishná nos enseña cómo debemos hacerle frente a las dificultades: “Por toda desgracia – que no recaiga sobre el público – se hace atronar” (Taanit 3:8). La regla es que cuando nos encontramos con dificultades y desgracias, le rezamos a D’s, ayunamos y tocamos el Shofar (cuerno). Pero hay una excepción: “Excepto copiosas lluvias” (Taanit 3:8). Una abundancia exagerada de lluvias – también eso se transforma en un problema nada sencillo, pero a pesar de ello no se reza para que cesen. La raíz de eso, lo aclara el cuento de Joni HaMeaguel. Después de haber jurado que no saldrá del círculo que trazó en el suelo hasta que comience a llover y cese la sequía – y D’s escuchó su rezo, y comenzó a llover – el público le pide que implore para que cesen las lluvias, por las inundaciones: “Le dijeron, Rabí, de la misma forma que rezaste para que llueva, reza ahora para que las nubes se vayan”. Les contestó: “Así he recibido de mis maestros, no se reza por la abundancia…” (Taanit 23A).
La Mishná nos enseña un principio muy importante en nuestra vida: No se reza para que cese la abundancia. Cuando D’s nos entrega en gran abundancia, es porque espera que nosotros nos preparemos para poder recibirla. Mucha lluvia se transforma en una calamidad porque las personas no se prepararon como es debido, no construyeron depósitos que reciban el agua que les es entregada en abundancia de lo alto. Cuando la abundancia es el problema, la solución no es pedir que cese, sino que esforzarnos para recibirla como corresponde. La persona debe interpretar esa abundancia que le es entregada en la confianza que depositan en ella, que será capaz de encausarla en forma correcta. Y de ahora en más, debe esforzarse para elevarse al nuevo nivel, en el que su contacto con esa abundancia demostrará que realmente es meritorio del gran regalo que le fue entregado.
Incluso Joni HaMeaguel finalmente le reza a D’s para que cesen las lluvias, pero en su rezo esgrime un índice acusador contra Am Israel (el Pueblo de Israel) que no encontró dentro de él suficiente fuerzas para recibir correctamente la abundancia: “Le trajeron un buey de agradecimiento, apoyó ambas manos sobre su cabeza y dijo, D’s, Tu pueblo Israel que sacaste de Egipto no es capaz de soportar la extrema abundancia ni las desgracias extremas. Te enojaste con ellos, no son capaces de soportarlo. Los bendijiste con mucha abundancia, no son capaces de soportarlo. Que sea Tu voluntad que cesen las lluvias, y hayan vientos en el mundo”.
Es interesante que esa regla - no se reza para que cese la abundancia - es aplicable sólo para los que habitan en Eretz Israel (la Tierra de Israel), pero en la galut (el exilio) se puede rezar: “Dijo Rav Iehudá, en nombre de Rav; en la galut se hace atronar enseguida” (Taanit 22B). Es decir, la capacidad de recibir la abundancia es propia de Eretz Israel, y llegará a su cima en la época de la gueulá (Redención).
El que analiza las desgracias que recaen sobre nosotros en esta época, notará con facilidad que se trata de problemas de abundancia. Al término de la Guerra de los Seis Días fuimos merecedores – por la gracia Divina – de zonas nuevas-viejas de nuestra tierra, un gran regalo. De momento que no supimos preparar dentro nuestro las herramientas para recibir ese regalo, para valorarlo, se transformó a nuestros ojos en una trampa. Muchos pretenden revertir la historia y devolver ese regalo – pero la Mishná ya nos dijo que en Eretz Israel no se hace atronar por la abundancia exagerada, sino que se edifican las herramientas para poder aprovecharla. Así también tratándose de todos los otros problemas. La corrupción es generada por códigos morales débiles, con los que se debe hacer frente a una abundancia material poderosa. Los accidentes de tráfico son el fruto de la enorme abundancia de poder que se encuentra en manos del conductor – que faltándole virtudes apropiadas transforma ese regalo en un arma mortífera. El desarrollo de la tecnología trajo aparejado una abundancia de tiempo libre, que sin una preparación adecuada transforma la riqueza en un problema para su dueño. Nuestros sabios dijeron “da el diezmo para que te enriquezcas”: La persona que encausa la abundancia de la que fue merecedor con las herramientas correctas, la persona que elige hacer partícipes también a otros del regalo que recibió y añadir bondad y caridad, se hace merecedor que esa riqueza no se transforme en un arma en contra de él, y también del Cielo le agregan más abundancia aún.
El Rav Kuk escribe que el hecho que nuestra tierra fue bendecida como “tierra que mana leche y miel” (Shmot 13:5) – es decir, una tierra de abundancia – insinúa que Am Israel tiene la capacidad de encausar esa abundancia sin que ello lo haga descender de su nivel espiritual. Justamente Am Israel – que es portador del mensaje de la moralidad y el espíritu para la humanidad – tiene que vivir sosegado, y para ello nuestra tierra fue bendecida: “Un pueblo elevado y una nación santa, le es apropiado que viva una vida sosegada, y disfrute no sólo del pan sino que de toda la abundancia de D’s. Esa vida agradable cuando es utilizada para alcanzar la elevación del espíritu, eleva a todo el pueblo. Por ello, como señal de la elevada situación que alcanzará finalmente Israel, es entregada la promesa que su tierra será bendita, una tierra que mana leche y miel” (Ein Aya, Maaser Sheni 5:13).

Tu BiShvat (el día 15 del mes de Shvat) es el día en el que tomamos en nuestras manos la abundancia de frutos de los que fue bendecida nuestra tierra, y le rezamos a D’s que nos entregue la sabiduría y el conocimiento para prepararnos en la forma más adecuada para que esa abundancia sea una bendición, y no una maldición. 

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner Me estremezco
Rav Shlomó Aviner


Sin ser un gran tzadik (justo), soy una persona bastante tranquila. No soy un genio, pero tampoco soy un tonto. No cambio mi opinión con facilidad, y soy bastante celoso de mi opinión. Pero no excomulgo todo el que piensa distinto. No me enojo con ellos, sino que los trato con paciencia, y eso compensa bastante mis defectos.
Cuando veo un judío que transgrede el shabat no le tiro piedras, sino que me duele y me digo: Es una persona que no fue merecedora de una buena educación.
Cuando veo un judío que come algo que no es kasher siento pena, pero me digo: Él no estudió.
Cuando encuentro personas que quieren entregar trozos de nuestra tierra a nuestros enemigos yo me estremezco, pero me digo: Ellos están confundidos.
Cuando escucho de un joven delincuente que comete crímenes y hace tonterías mi corazón se atenaza, mi corazón se quiebra – y yo me colmo de misericordia por él.
Frente a todo tipo de cosas que no son kasher, incorrectas, impúdicas, torcidas – mi reacción es paciente. Yo me digo: Yo tengo fe en D’s, Él no abandonará a Su pueblo, todo será corregido.
Pero hay extremistas que cuando los veo, me estremezco.
Cuando escucho alguien que dice: “¡Muerte a los árabes!”, yo me horrorizo. También si él envuelve esa idea con todo tipo de palabras hermosas, que son tomadas de nuestros tesoros espirituales y nacionales. Y yo me recuerdo que la violencia que termina atacando a las personas y se olvida qué es “ser humano” – empieza con las palabras.
Cuando yo escucho a algún extremista que le dice a su hermano judío: “Traidor, antisemita, Nazi” – me estremezco y me da mucha pena.
Recuerdo de mi juventud la obra “Los Rinocerontes”, que describe cómo las personas moderadas, agradables, racionales, sociales, inteligentes, se transforman sin darse cuenta en monstruos animales, y tratan de convencer a su prójimo con todo tipo de argumentos que tienen razón. Y esas personas violentas que se encuentran encerradas en su mundo congelado, que se “enderezan” según líneas torcidas, y nunca escuchan a su prójimo, ni siquiera se dan cuenta que se convirtieron en salvajes anormales, que todo el tiempo aplastan a los otros.
Si, tengan cuidado. No se si el hombre desciende del animal, pero lo que es seguro es que todavía tiene cierto espíritu animal, y nos podemos convertir en animales. No nos durmamos en la guardia.
Por supuesto, en situación de guerra debemos defendernos. Pero no nos confundamos entre personas y enemigos. Recordemos que nuestro patriarca Iaacov cuando se disponía a la guerra “‘Iaacov temió mucho, y se angustió’ (Bereshit 32:8) – temió que lo maten, y se angustió porque quizás tendrá que matar” (Rashi, Bereshit 32:8). Recordaremos a nuestro patriarca Avraham que volvió de la guerra, y temió porque tuvo que matar (Rashi, Bereshit 15:1).
Si, en la guerra matamos porque “el que viene a matarte, madrúgalo” – no hay remedio. Pero no debemos crear una cultura que habla de asesinato – incluso en forma insinuada. No debemos fomentar el odio por los gentiles o los árabes, debemos recordar que somos los hijos de nuestro patriarca Avraham, el “padre de muchas naciones”, al que D’s le prometió que “serán bendecidas en ti todas las familias de la tierra” (Bereshit 12:3).
Nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk escribe que todo judío sano en su judaísmo, incluso todo niño sano en su judaísmo, sabe que a pesar de todas las cosas espantosas que nos hicieron, nunca fomentamos el odio a los gentiles (LeNetivot Israel Alef 17).
También en nombre de la Torá, no hablen de odio por los gentiles, y por supuesto que no de otros judíos. La Torá fue asemejada al agua, e Israel fue asemejado a las estrellas – cuando se encuentran en su cima – y al polvo – cuando se encuentran en su bajeza. Y el polvo con el agua, se transforma en barro…
Por ello, nos estremecemos y nos duele cuando escuchamos expresiones extremistas de ese tipo. Esas expresiones son peligrosas, y pueden transformar al globo terráqueo en un barril de pólvora.
Por ello, mis amigos, cuidémonos - y será bueno para todos.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
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