Beahavá Ubeemuná
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Parashat Mishpatim     27 de Shvat 5769     Shabat Shkalim     No 706


El juicio Divino
Rav Eran Tamir

A primera vista, la razón por la cual está prohibido apelar a un jurado de gentiles es porque sus veredictos no serán auténticos como corresponde según la Torá. Pero para nuestra sorpresa, respecto al primer versículo de nuestra Parashá, “y estas son las leyes que pondrás delante de ellos” (Shmot 21:1) dicen nuestros sabios en la Gmará (es citado por Rashi) que incluso si el veredicto del jurado de los gentiles será como el de un jurado de Am Israel (el Pueblo de Israel), está prohibido ser juzgado por ellos. Es extraño: Por qué no?. Si el fallo será el mismo, qué importa si es emitido por un jurado de gentiles o de Am Israel?.
Rashi lo explica con dos argumentos: “E incluso si tú sabes que en determinado caso ellos juzgan como determinan las leyes de Am Israel, no lleves tu pleito a un jurado de gentiles. Porque el que lleva su pleito frente a los gentiles profana el Nombre de D’s, y honra el nombre de otros dioses” (Rashi, Torat Jaim del Mosad HaRav Kuk). Podemos entender en forma sencilla el segundo argumento: De momento que un judío se dirige a un jurado de gentiles eso hace que a los ojos de la sociedad ese jurado sea más valorado, y al mismo tiempo desvalora los tribunales de Am Israel. Pero el primer argumento – profanación del Nombre de D’s - a primera vista no es comprensible en absoluto. Qué profanación del Nombre de D’s hay aquí?!. Explica el Rav Jarla”p (Sijot LeSefer Shmot, Pág. 165) que hay una diferencia muy básica entre el objetivo del sistema judicial en Am Israel y en los demás pueblos. La concepción de los demás pueblos es que el hecho que los tribunales tengan que ocuparse de demandas y pleitos es una realidad que sería preferible que no fuese necesaria: Es preferible que la vida “fluya” en su cause fijo, sin desvíos o giros imprevistos – los que hacen necesarios la intervención de los tribunales de justicia. Y por eso, según esa concepción, son los hechos los que hacen necesarios los fallos, ya que sin discusiones y peleas entre las personas no habría jurados en absoluto. El juicio es algo que surge porque no hay más remedio, por los percances de la realidad.
En contraste, la concepción de la Torá es justamente opuesta. No son los accidentes que ocurren en la vida los que hacen necesarios la intervención de los tribunales, sino que todo lo contrario: Cuando D’s quiere que descienda al mundo un nuevo veredicto - una nueva verdad auténtica, algo bueno que es necesario en este momento en el mundo para hacerlo avanzar en dirección de su gueulá (Redención) – se encarga que las condiciones sean tales que sea necesaria la intervención del jurado. Y por ello, no son los hechos los que hacen necesario el fallo, sino que por el contrario, la justicia Divina que es necesaria en este momento en el mundo es la que genera las condiciones en la práctica para que se revele. Y según sus palabras: “La diferencia entre el juicio de los demás pueblos y el juicio de Israel es que en los demás pueblos, el juicio surge según los acontecimientos. Ellos son los que determinan la ley, y según ellos todo es fijado. No es así el juicio en Israel, en el que los acontecimientos surgen según la ley – la elevada ley que fue grabada desde tiempos inmemoriales por la voluntad Divina, y de ella surgen los acontecimientos para que sea descubierta en este mundo, en la práctica”. “Si no fuese por los juicios, no habría en Am Israel ningún pleito, y sólo para que el resplandor de la ley Divina sea expresado, surgen las peleas. Y cuando el veredicto es emitido, enseguida ellos se amigan”.
La meta del fallo en las demás naciones es devolver la situación a lo que era antes - antes de la pelea o del perjuicio. Cuando hay dos autos que chocaron – lo que exige que sean reparados en el taller – la meta del jurado de los gentiles es determinar quién debe pagar las indemnizaciones para reparar el daño producido y devolver los autos a su situación anterior, antes del accidente. Pero en Am Israel es diferente. La meta del fallo no es devolver la situación a un principio, sino que por el contrario, de momento que el percance en la realidad es solamente una consecuencia - cuando la causa auténtica es la nueva verdad Divina que deberá revelarse en este mundo a través de él - el juicio deberá elevar a la persona y al mundo a una nueva realidad, que antes no existía en el mundo. Eso es cierto ya sea tratándose de incidentes entre la persona y su prójimo, o ya sea incidentes que influyen en todo Am Israel – incidentes históricos complejos, de pueblo y sociedad que toda su orientación es hacer llegar a Am Israel y al mundo a un nuevo nivel más elevado.
De esa forma, es comprensible el primer argumento que cita Rashi, que se trata de una profanación del Nombre de D’s: Toda la meta de los tribunales de los gentiles es devolver al mundo a su situación inicial, y no elevarlo a un nivel más elevado. Cuando se dirige a un jurado de ese tipo, se crea un vacío en el mundo, cuando los incidentes no cumplen su objetivo.
Que todos seamos merecedores de cumplir en la práctica lo que nos enseñó el rey David (Tehilim 147:19-20): “Él ha manifestado Su palabra a Iaacov, Sus estatutos y Sus juicios a Israel. No ha hecho así con ninguna otra de las naciones, y en cuanto a juicios, ellas no lo conocen”. A través de todos los incidentes que nos ocurren – para bien o no – nos esforzaremos no por devolver las cosas a su situación inicial, sino que descubrir justamente a través de ellos la nueva verdad Divina que tiene que surgir en el mundo, y de esa forma seremos merecedores de la gueulá plena, pronto.

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Rav Shlomó Aviner Venceremos con el entendimiento
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: Todo tipo de malvados están tramando distintos planes malignos contra los asentamientos de Iehudá y Shomrón. Yo no veo que logremos detenerlos. Ellos arruinaron a Gush Katif (los asentamientos judíos de la Franja de Gaza) y cientos de familias, y continúan con su labor de destrucción. Qué haremos?. Todo se está perdiendo!. Yo se y tengo fe que al final todo estará bien: No pregunto respecto al final, pregunto respecto al ahora. Qué debemos hacer?. Quizás ha llegado el momento de utilizar la fuerza?.
Respuesta: Para curar una enfermedad, hay que diagnosticarla. Para solucionar un problema, primero debemos saber cuál es su razón. Quién es inteligente? – dice el Ramba"m en su libro "More Nebujim", citando a Aristóteles – el que sabe las cosas y sus causas. Por supuesto, eso es lo mismo que dijeron nuestros sabios: "Quién es inteligente?. El que sabe ver lo que ocurrirá". El que sabe la causa, también sabe lo que ocurrirá.
Nuestro problema es la falta de entendimiento: No la maldad, sino que la ignorancia. Sócrates dijo que no hay personas malas, sólo hay personas tontas. Y nosotros decimos: De momento que son tontas, se hacen malos. El término "sajal" en hebreo, denota una persona tonta y mala. Nuestros sabios dijeron: "La persona sólo comete un pecado si se le ocurrió una tontería" (Sota 3A).
Por supuesto, el desmantelado de asentamientos en Iehudá y Shomrón no es el único problema que se encuentra delante de nosotros. Hay enemigos por fuera y por dentro, y se necesita firmeza. Hay problemas económicos, y se necesita vigor e ingenio para terminar con la incertidumbre, como dice el Ramba"m (Hiljot Deot, Cáp. 5). Hay mucha delincuencia juvenil. Hay duras crisis en el plano del Shabat, la kashrut y la pureza familiar. Hay cuerpos nacionales muy problemáticos: El sistema judicial y el sistema de enseñanza. También el gobierno no siempre se encuentra en su mejor aspecto. Cuánto trabajo nos espera!. Cuántos desafíos!. Y todo lo solucionaremos de la misma forma: Añadiendo conocimiento y razón.
El origen de los problemas es que dentro de la nación surcan malos pensamientos. Por ejemplo: "No ayudará nada cambiar el Primer Ministro, porque vendrá otro más como él, más o menos". Por supuesto, debemos tratar de elegir el mejor, pero la solución de raíz no se encuentra allí.
El Rav Kuk escribe: "No sólo las personas deben corregirse, sino que también las ideas en sí. Porque los pensamientos que surcan en el mundo son ellos los que influyen en las personas y las hacen comportarse de esa forma en su vida" (Maamarei HaReaya Pág. 85). Las concepciones malvadas que se encuentran en el mundo son las que hacen surgir malas acciones - y los buenos pensamientos generan buenas acciones.
Por ello, es una equivocación pensar que por la fuerza se podrá cambiar la realidad. Esa es la equivocación de los pensadores políticos materialistas, que piensan que las condiciones materiales son las que determinan la política. Se puede persuadir a un niño pequeño dándole una cachetada, pero no a un joven. Nuestros sabios determinaron que el padre tiene prohibido castigar a su hijo grande, porque quizás este le devuelva el golpe [lo cual es una severa prohibición. N. del T.]. Y si lo castiga, el padre transgrede la prohibición de "no pondrás un obstáculo delante de un ciego" (Vaikra 19:14). Y en el libro "Pele Ioetz" está escrito que al respecto la definición de "hijo grande" cambia con el tiempo, y en nuestros días es menor aún (Pele Ioetz, Hanaga). No hay otra forma, sólo colmar el mundo con la razón y el conocimiento.
Quizás tú digas: "Pero ese camino es muy largo!. Ese es un punto de vista pesimista". Por el contrario, ese es un punto de vista optimista, que cree que la solución está en nuestras manos.
Es más: En una época, las personas detestaban escuchar buenas ideas. Ahora, lo desean. Hay una gran sed de buenas y auténticas ideas en la nación. Por supuesto, no estamos hablando en añadir conocimientos en el sentido de pasatiempos intelectuales, sino que pensamientos con los que la persona se vincula hasta lo profundo del alma. Un conocimiento auténtico, y no sólo alguna vivencia de la boca para afuera. Cuando estudiamos que "Adam conoció a su esposa Java" (Bereshit 4:1), entendemos que no se trata de un conocimiento seco, sino que un profundo conocimiento, que cambia toda la vida.
Esa es la regla: El Ietzer HaRrá (el mal instinto) gobierna porque no hay conocimiento. El Ramja"l escribe: "No hay nada que debilite el alma frente al Ietzer HaRrá como la falta de conocimiento. Y si las personas gozasen de un amplio conocimiento en sus corazones, nunca pecarían, y por demás, el Ietzer no se podría ni acercárseles, de la misma forma que no puede influir sobre los ángeles" (Derej Eretz Jaim, prólogo a 138 Pitjei Jojma, comienza "hine"). El Ramja"l amplió mucho ese punto.
Entonces, esa es nuestra labor: Colmar todo Am Israel con razón y conocimiento, con Torá y fe. Es cierto que es un largo camino, pero los primeros frutos surgirán prontamente.
Al principio, "el que aumenta su conocimiento, aumenta su dolor" (Kohelet 1:18), pero después aumenta su felicidad y vigor, su kdushá (santidad) y su alegría.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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