Beahavá Ubeemuná
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Parashat Ki Tavo     20 de Elul 5768     No 685


Escuchar la voz de D’s
Rav Azriel Ariel

En nuestros días, cuando decimos “escuchar la voz” de alguien nos referimos a obedecerle y cumplir lo que nos ordenó. Así se acostumbra a interpretar ese término en el episodio de las bendiciones y las maldiciones: “Escucharás la voz del Eterno, tu D’s, y cumplirás todos Sus mandamientos y Sus estatutos” (Dvarim 27:10). Y también “sucederá que si realmente escucharás la voz del Eterno, tu D’s, para cuidar y cumplir todos Sus mandamientos… sobre ti recaerán todas estas bendiciones, y te alcanzarán” (Dvarim 28:1-2). Y en contraste, las maldiciones llegan porque “sucederá que si no escucharás la voz del Eterno, tu D’s…” (Dvarim 28:15). Pero un análisis más profundo nos revelará que no es esa la intención.
Cuando toda persona de Am Israel (el Pueblo de Israel) confiesa haber entregado los diezmos como corresponde, dice: “He escuchado la voz del Eterno, mi D’s, he hecho conforme a todo lo que Me has ordenado” (Dvarim 26:14). Si la persona ha hecho conforme a todo lo que D’s ordenó – es decir, obedeció y cumplió – entonces, por qué hay que agregar algo más y decir que incluso ha escuchado Su voz?. Y es más notorio en los versículos siguientes: “Tú has distinguido hoy al Eterno para que Él sea tu D’s, y para andar en Sus caminos, guardar Sus estatutos, Sus mandamientos y Sus leyes, y para escuchar Su voz” (Dvarim 26:17). Si una persona ha andado por los caminos de D’s, guardó Sus estatutos, Sus mandamientos e incluso Sus leyes – por supuesto que ha escuchado Su voz!. Y así encontramos casi en todo lugar, que cuando es utilizada la expresión “escuchar la voz de D’s”, se debe agregar también el cumplimiento de los mandamientos en la práctica – porque no es lo mismo. Entonces, cuál es la interpretación correcta de la expresión “escuchar la voz de D’s”?.
El que lea el comentario del Netzi”v (Rav Naftali Tzvi Iehudá Berlín) de Voloshin en todo lugar donde aparece esa expresión en la Torá, se dará cuenta que no se debe interpretar como obediencia solamente. “La voz de D’s” es un concepto mucho más genérico que los mandamientos particulares. “Escuchar la voz” quiere decir prestar oídos al plano profundo de las cosas, que no es captado escuchando en forma simple. Puede que una persona marche en todos sus caminos según los senderos de D’s, que cumpla todas Sus mitzvot, todas Sus leyes y todos Sus estatutos – pero no ha escuchado la voz de D’s. Su cumplimiento de las mitzvot es sólo una obediencia superficial, como un seco “impuesto” que él le paga a D’s. Escuchar la voz de D’s quiere decir prestar oídos y asimilar el mensaje y el contenido que se esconden - algo que está por encima del cumplimiento técnico de las mitzvot. El que se hace merecedor de escuchar la voz de D’s, no se limitará con el cumplimiento formal y seco de las mitzvot. Él buscará encontrarse con D’s en toda mitzva y mitzva. D’s se encuentra frente a él en todo lo que estudia y en todo lo que hace. Él también se pregunta en toda situación: “Qué me está diciendo D’s con esta orden?. Qué contenido y qué mensaje asimilo yo a través de ella?”.
Hay un dicho de los jasidim (miembros de una corriente jasídica) de Kotzk que ejemplifica esa idea: “Cuál es la diferencia entre un jasid y un mitnagued (opositor del jasidismo)?. El jasid le tiene temor a D’s, mientras que el mitnagued le tiene temor al Shuljan Aruj (el libro de halajá por excelencia)…”.
Y así también es en el sentido contrario: Una persona que le reza a D’s, a veces piensa que D’s tiene la obligación de obedecerle y satisfacer sus pedidos. “D’s escucha mi voz, presten Tus oídos atención a mis súplicas” (Tehilim 130:2) – no quiere decir que aspiramos a que D’s obedezca a la persona, esa persona que pretende darle órdenes. Se trata de un anhelo: Deseamos que D’s “preste oídos”, que Su actitud sea de interés y amor. Y es en base a ese anhelo que la persona está dispuesta a aceptar la respuesta Divina – sea cual sea.
Ese es el profundo sentido de “escuchar la voz del Shofar (el cuerno)”. El Shofar no tiene palabras, ni un sentido evidente: Sólo un sonido. “Escuchar la voz del Shofar”, quiere decir prestar oídos a la palabra de D’s – incluso antes que esta se pormenorice en mitzvot prácticas. Y el que llega para escuchar la voz del Shofar, e intenta asimilar los mensajes ocultos en él – se hace merecedor gracias a ello de “escuchar la voz de D’s”. 

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Rav Shlomó Aviner “La caridad salvará de la muerte”
Rav Shlomó Aviner

“Cuídate, no sea que haya algo inicuo en tu corazón, para decir; se acerca el séptimo año, el año de Shmita, y tu ojo se vuelva mezquino contra tu hermano el necesitado y no le des, pues entonces él invocará al Eterno contra ti y habrá pecado en ti. Ciertamente le darás, y que tu corazón no sea mezquino cuando le des” (Dvarim 15:9-10). Quizás se diga la persona: Por qué perderé mi dinero cuando llegue la noche de Rosh HaShana (el comienzo del nuevo año)? [Al término del año de Shmita, todas las deudas son borradas. N. del T.]. Es mí dinero!.
Pero en realidad, no es tuyo: “Mía es la plata, y Mío es el oro, dice el Eterno de los Ejércitos” (Jagai 2:8). Todos los maestros del Musar (estudio del cultivo de las virtudes) dijeron: Tú eres solamente un tesorero. Bienaventurado eres, que has accedido a ese importante puesto. Pero por supuesto que no debes ni pensar en traicionar tu cometido, y tomar el dinero para ti mismo!.
Y ya le preguntaron en su momento al Rav Kuk la gente del movimiento “HaPoel HaMizraji” cuál es el régimen económico adecuado según la Torá?. Y les contesto que s
in entrar en la cuestión de qué es lo que la Torá desea, un régimen de propiedad privada no es conveniente si se cumple todo lo que la Torá estipula (Iguerot Gdolei Israel, de Rabí Shlomó Zalman Shargai). Porque la Torá nos ordena preocuparnos por nuestros hermanos necesitados, y entregarle al pobre “lo suficiente para sus necesidades, aquello de lo que él carezca” (Dvarim 15:8) – “según lo que le falta” (Ramba”m, Hiljot Matanot Aniim 7:3). Y cómo definiremos “lo que le falta”? – necesidades básicas, según el lugar y lo que se acostumbra en ese momento. La Torá no nos impone un régimen socialista, donde se reparte en forma igualitaria todas las ganancias, sino que un capitalismo social, que se preocupa por las necesidades de los limitados.
Por ello, es una importante y muy buena idea la iniciativa que tomaron las organizaciones “Nedivei Aretz”, “Majón HaTorá VeHaAretz” y “Paamonim”: Entregar un préstamo (hasta el 26 de Elul), y no incluirlo en el Prozbul, de forma que el dinero llegará a ser caridad. Se cumplen dos mitzvot al mismo tiempo: Shmitat Ksafim y caridad!.
La organización “Paamonim” es de confianza – lo que lamentablemente no se puede decir de toda organización de caridad, en las que a veces hay sueldos y gastos que llegan a ser un 80% del dinero que les es donado. Hay Rabanim (Rabinos) que exigen que esos gastos no lleguen al 49%. Dicho sea de paso, según la ley una organización de caridad tiene prohibido tener gastos por encima de un 20%, y por lo tanto lo correcto es que no lleguen al 10%.
Todo eso sin hablar de los necesitados fingidos: Según la estimación de los Rabanim, el 90% de los pobres que piden limosna son estafadores. Según lo estima la policía, cada mendigo en el Kotel (Muro de los Lamentos) llega a recaudar alrededor de 700 shekel por día – y hay algunos que llegan al Kotel con su lujoso auto!. Todos son bien conocidos por la policía. Pero gracias a D’s, en nuestro caso se trata de organizaciones correctas y de confianza.
Quizás se diga la persona: “De dónde sacaré dinero para prestarlo, y después renunciar a su devolución?. Yo no soy rico, y no tengo reservas!”. La respuesta es muy simple: Descuéntalo de tus lujos!. “Tu vida antecede a la vida de tu compañero” (Baba Metzia 62) – pero tus lujos no anteceden a la vida de tu compañero. Así determinó la halajá el autor del libro “Tania” (Iguerot Kodesh 16, al final del libro Tania), y también el autor del libro “Aruj HaShuljan” (Shuljan Aruj, Iore Dea 251:5), también el Jafetz Jaim (en su libro Ahavat Jesed), y también el Rav Kuk: “Se debe cuidar mucho con la mitzva de la caridad. Y hay que saber que lo que está relacionado con las necesidades existenciales del pobre, antecede a todos tus lujos, según nuestra Torá kdoshá (santa)” (Orej Mishpat 188:54).
Y todo eso se basa en una Gmará: Si hay un manantial en mi ciudad, yo tengo derecho a beber de él, y mi derecho antecede al derecho de personas de otra ciudad. Pero mi derecho a utilizar el agua para lavar mi ropa – no antecede al derecho de ellos de beber! (Nedarim 80B). No obstante, hay quien opina que se puede lavar la ropa, porque la falta de higiene puede causar enfermedades.
No nos molesta que hayan personas ricas, no nos molesta que haya quienes viven una vida lujosa, y nadie tiene la obligación de vivir como un asceta: Ese es un nivel que no corresponde a cualquiera (Mesilat Iesharim, Cáp. 13). Pero si hay personas que carecen de lo mínimo indispensable – eso es un escándalo!.
Las personas buscan todo el día y toda la noche algún amuleto, y se inventan todos los días amuletos nuevos, y también gastan sumas descomunales – y se olvidan de lo principal: Lo que la Torá nos ordenó, que es el mejor amuleto. Cuentan en la Gmará (Shabat 156B): Ocurrió una vez que le dijeron a la hija de Rabí Akiva que morirá el día que se case. A pesar de ello se casó - y no murió. Pero al otro día por la mañana, cuando sacó su broche del agujero en la pared donde lo había puesto por la noche, salió también una víbora muerta, que había sido pinchada por la aguja del broche. Le preguntó su padre: “Qué mitzva cumpliste [que por su mérito salvaste tu vida. N. del T.]?”. Le contestó: “En el festejo del casamiento había un mendigo en la puerta, y nadie se dio cuenta de ello. Yo me levanté, y le entregue mi porción de comida”. Le dijo Rabí Akiva: “Cumpliste una gran mitzva!”. Y citó el versículo “la caridad librará de la muerte” (Mishlei 11:4).
 

Departamento ibero-americano

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