Beahavá Ubeemuná
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Parashat Emor     5 de Iyar 5768     No 666


El hijo de la israelita
Rav Azriel Ariel

Dos personas se pelean en el campamento de Israel. Uno de ellos – es un “hombre de Israel”, un israelita, judío en todos sus 248 miembros y 665 tendones. Y frente a él – el “hijo de una mujer israelita” (Vaikra 24:10). También él es judío según la halajá, pero su padre es egipcio. A primera vista, deberíamos atribuir el hecho que él blasfemó el Nombre de D’s a su ascendencia biológica: Él es “hijo de un egipcio” (Vaikra 24:10). Pero no es así: La Torá lo apoda una y otra vez como “el hijo de la israelita”. No es su padre egipcio el origen de su problema. Justamente muchos de los grandes sabios de nuestra nación fueron descendientes de conversos: “De los descendientes de Sisra estudiaron Torá en Ierushalaim. De los descendientes de Haman estudiaron Torá en Bnei Brak”. Y quién puede compararse con el pilar de toda la Torá oral, el Padre de todo Israel – Rabí Akiva, que era descendiente de conversos?. Y hay quienes dicen que es él el descendiente de Haman del que estudiaron Torá en Bnei Brak. La persona que blasfema en nuestra Parashá no es presentada como el “hijo de un egipcio”, sino que como el “hijo de la israelita”, el hijo de una madre judía desde su vientre, cuyo nombre completo fue publicado: “Shlomit hija de Divri” (Vaikra 24:11).
El Rav Kuk (Shmona Kvatzim 5:238) entiende que ese episodio encierra la clave para entender un combate titánico que habrá cientos de años después que los Hijos de Israel salgan de Egipto y concluya su peregrinaje en el desierto. El “hombre de Israel” – insinúa a Rabí Akiva. Y el “hijo de la israelita” – insinúa a “esa persona”, el fundador del cristianismo.
Él identifica de esa forma a ese personaje en base a dos cualidades que son insinuadas en el nombre de la madre del “hijo de la israelita”: En primer lugar, el don de la palabra y la propaganda – “hija de Divri” [en hebreo, hablar es ledaver. El nombre de la mujer está insinuando que el don de la palabra es su “padre”. N. del T.]. La segunda cualidad, es el contenido de su propaganda: Habla de paz, para todos los seres humanos y todos los pueblos, los justos como los perversos, los derechos como los malvados, hasta tal punto que ofrece la otra mejilla. Su nombre, es “Shlomit” [en hebreo, paz es shalom. N. del T.]. Según nuestra tradición, “esa persona” era un mamzer (hijo de relaciones adúlteras de una mujer casada con un extraño). Él pretende secar las lágrimas de los “oprimidos” – los mamzerim, que sufren por el pecado de sus padres. Pretende permitirles casarse con judíos de buen linaje - en contra de la halajá - y de esa forma crea una nueva religión, que pregonará por el amor y la bondad para con todos, anulando el compromiso de las leyes de la halajá (Midrash Rabah, al final de nuestra Parashá). Esa propaganda – que se desentiende de la singularidad del Pueblo Judío y pretende hacer las paces con todo malvado, provoca la asimilación entre los demás pueblos y de esa forma hace nacer un “hijo de un egipcio” – es la propaganda de “esa persona”, que es él mismo el “hijo de la israelita”. Su origen es de Israel, pero su identidad es otra. Y en base a ello, él es capaz de blasfemar en contra del cielo, “el hijo de la israelita pronunció y blasfemó el Nombre de D’s, y prorrumpió en maldiciones” (Vaikra 24:11).
Frente al “hijo de la israelita” – el mamzer que blasfema – se encuentra una personalidad diametralmente opuesta: Rabí Akiva. Lo que lo caracteriza no es la misericordia hipócrita ni la debilidad interna, sino que el vigor y la valentía. “Como es el hombre, así es su valentía” (Shoftim 8:21). Él es un valiente combatiente – es el escudero de Bar Kojva. Y su vigor también es en el campo espiritual: Es el pilar de la halajá y de toda la Torá oral, hasta tal punto que es capaz de sacrificar su vida cumpliendo la halajá más sencilla, del lavado de las manos antes de comer el pan. “Y todo, lo aprendimos de Rabí Akiva”. Y en base a ello, él no borronea la identidad judía que es pisoteada bajo las botas del gobierno de Roma. Pleno de orgullo nacional y disposición a combatir por la gueulá (Redención) del pueblo, se une al ejército de Bar Kojva. Es apodado “el hombre de Israel”. Ese es Rabí Akiva. Él fue quien fortaleció y fundamentó el anhelo de la gueulá, él fue quien edificó toda la Torá oral, él fue quien entregó en manos de la Nación de Israel las armas espirituales para hacerle frente a la propaganda del cristianismo.
“En lo más profundo, él es ‘el hombre de Israel’, a pesar que por fuera se presenta como descendiente de conversos, y él es el escudo que protege de la blasfema del Nombre de D’s del hijo de la israelita... la que habla de paz para todos, y parlotea con todos... ‘Shlomit hija de Divri’... hasta que finalmente fue dictaminado su veredicto. ‘Y todo el falso orgullo de los impíos derrocaré, pero la honra de los justos será enaltecida’ (Tehilim 75:11)” (Shmona Kvatzim 5:238). 

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Rav Zeev Karov Contar los días
Rav Zeev Karov

En nuestra Parashá figura la mitzva  de Sfirat HaOmer (contar los días, a partir del sacrificio de la cebada que se ofrenda en el segundo día de Pesaj, hasta la fiesta de Shavuot). Pero no está claro cuál es el objetivo de ello. Por lo general, cuando una persona anhela algo especial que ocurrirá, cuenta los días que van pasando: Lo importante no son los días que se cuentan, sino que su finalización. Pero la Torá no especifica cuál es la meta de contar los días. Sabemos que al final de la cuenta debemos ofrendar un sacrificio del trigo de la cosecha nueva. También sabemos que al final llegará la festividad de Shavuot, la Fiesta de la Entrega de la Torá. Pero la Torá no lo menciona en forma explícita, y por supuesto que no está escrito que ese sea el objetivo de la cuenta de los días.
Es más, el nombre que le da la Torá al día en el que culmina la cuenta es "Shavuot" (semanas, en hebreo). A primera vista, es muy extraño llamar a una festividad con el nombre de "Shavuot": Es cierto que contamos 7 semanas, pero por qué llamar a la festividad con un nombre que recalca las semanas que han pasado y fueron contadas?!.
Por lo visto, los días de la cuenta son la meta en sí. La importancia de esos días, se debe al proceso por el que pasa Am Israel (el Pueblo de Israel) en ellos. Am Israel sale de Egipto – no por su propio merito, sino que por la Voluntad del Creador del Mundo. Ese pueblo también recibirá la Torá, ya que el Creador determinó desde un principio su afinidad con ella. Todavía falta algo muy importante en todo eso, y es que Am Israel sea partícipe: Deberá pasar todo un proceso de purificación y acercamiento a D's. Las palabras claves son: "Contarán para ustedes" (Vaikra 23:15) – un proceso en el que se cuentan los  días.
Cuando la nación o una persona todavía no han llegado a su meta, cuando se encuentran en medio de un proceso – están expuestos a muchos peligros. De la misma forma que en los días que cuenta la mujer para purificarse puede ocurrir algo que la impurifique, y tendrá que volver a contar desde un principio, así también en Sfirat HaOmer por un lado son días de kdushá (santidad) y elevación, y por otro lado son días en los que hay peligro de "tropezar". "Proceso", quiere decir una situación en la que hay subidas y bajadas. El camino está lleno de aclaraciones, que llegan acompañadas de equivocaciones y caídas. Pero un proceso es una situación en la que la persona o la nación construyen su propio camino, y sacan a flote su propia esencia.
Se puede comparar esos días con la juventud. D's apodó la época en que Am Israel marchaba por el desierto con el nombre de "juventud": "Me acuerdo a favor tuyo de la ternura de tu juventud… cuando fuiste tras Mí en el desierto, en una tierra que no fue sembrada" (Irmya 2:2). Vemos al adolescente falto de estabilidad en su comportamiento: A veces es un "niño bueno", y a veces se rebela, y hace justo lo contrario de lo que le dicen. El adolescente busca su camino, y va construyendo su propia vida como adulto. Esa rebelión tiene cierto encanto y belleza por un lado, acompañado de dificultad y complicación por otro lado. El padre que pretenda que su hijo saltee esa etapa, debe saber que le está robando su vida propia. Esos son los días en los que el joven aprende a vincularse con la vida según su propia fuerza en toda su pureza, y no como un robot.
Puede ser que por ello nuestros sabios formularon la bendición antes de la cuenta de los días de esa forma: "Bendito eres… que nos ordenó contar…". No es el final lo principal, sino que el proceso en sí. Nuestra atención debe enfocarse en el proceso en sí, y no en su finalización. La Torá recalca la obligación de encontrarse en un proceso de edificación, de contar, de hacerle frente a las dificultades y avanzar. Pero en la práctica, un proceso como ese nos expone a muchas caídas, ya que es una etapa en la que la persona se construye a sí misma y actúa con sus propias fuerzas. Y así escribió Rav Iosef Sofer: "Los días de Sfirat HaOmer son días muy aptos para elevarse en el plano de la kdushá – pero en contraste, son días muy sensibles, en los que se puede vincular con la impureza". Y en efecto, justamente cercanos a la fiesta de la Entrega de la Torá – fracasaron los discípulos de Rabí Akiva, estudiosos de la Torá. Es importante llegar a la meta, al final del camino, pero también es importante el camino en sí y los procesos por los que se pasa en él.
También en la gueulá (Redención) de Am Israel existen esas dos dimensiones: Se aspira llegar al final, al término de la gueulá plena. Pero también es importante el proceso que nos lleva a ella, un proceso con "Dolores del Meshiaj (Mesías)", un proceso que es doloroso pero que construye y purifica.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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