Beahavá Ubeemuná
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Parashat Toldot     4 de Kislev 5767     No 592


Rav Iaacov Filver Lo que le ocurrió a los patriarcas
Rav Iaacov Filver

La regla “lo que le ocurrió a los patriarcas, insinúa lo que le ocurrirá a sus descendientes” se refiere al plano individual, y también al plano nacional. En cuanto al plano individual dijeron nuestros sabios: “Cada uno debe decirse; cuándo llegarán mis acciones a compararse a las de Avraham, Itzjak e Iaacov?. Porque ellos se hicieron acreedores de vivir en este mundo, en el mundo venidero y también en la época del Meshiaj (Redentor) a través de sus buenas acciones y su estudio de la Torá” (Ialkut Shimoni, Vaetjanan 830). La forma en que ellos vivieron constituye un modelo para ser imitado, para cada uno de nosotros. Pero también constituye un modelo de nuestra vida nacional, como escribió el Ramba”n: “Te diré una regla que debes tomar en cuenta en todas las próximas Parashot que cuentan de Avraham, Itzjak e Iaacov. Y es algo muy importante, que fue mencionado por nuestros sabios brevemente cuando dijeron que ‘lo que le ocurrió a los patriarcas, es una señal de lo que le ocurrirá a sus descendientes’ (Tanjuma 9). Y por ello los versículos cuentan con detalle sus viajes y los pozos que cavaron y todo lo que les pasó, cuando alguien podría pensar que todo eso está de más, no tiene ningún provecho. Pero todo eso nos enseña lo que ocurrirá en el futuro, y cuando algún profeta de la descendencia de los patriarcas analice los versículos, comprenderá de ellos lo que le sucederá a sus sucesores” (Bereshit 12:6, Ramba”n).
Nuestro patriarca Itzjak fue el primer “Tzavar” (nacido en Israel), el primer judío que nació en Eretz Israel
(la Tierra de Israel). A primera vista su situación era más fácil que la de Avraham, quien tuvo que pasar muchas pruebas. Pero por otro lado, la prueba de Itzjak es más difícil que la de Avraham: Este último fue probado por D’s de vez en cuando, mientras que Itzjak vive una prueba continua toda su vida.
Avraham - que tuvo que hacerse su propio camino, un camino nuevo - es semejante al que “quién subirá al monte del Eterno?” (Tehilim 24:3), que es una meta muy difícil: Elevarse marchando por senderos que nunca nadie surcó, hacerle frente a dificultades que nunca antes tuvo que salvar, edificar un modelo de vida que no tenía nada parecido desde la creación del hombre!. La subida al monte de D’s está colmada de dificultades, pero con esfuerzo, con convicción y sacrificio, finalmente se logra tener éxito. Por ello, toda la vida de Avraham fue una vida ambulante: Él marcha de Jaran a Eretz Israel, y también allí no se asienta en un lugar fijo, sino que deambula por la tierra hasta el lugar de Shjem, hasta Elon Moré. Y de allí se traslada a Beit-El, y luego marcha al Neguev, y entonces viaja hasta Egipto, y nuevamente regresa a Eretz Israel… Hasta tal punto, que fue dicho respecto a él: “Y anduvo por sus jornadas” (Bereshit 13:3). Y todo eso, para hacer conocer el Nombre de D’s en todo lugar donde llegó. Y por ello, Avraham era pastor y sus pertenencias eran “ganado menor y mayor, y asnos, y siervos, y siervas, y asnas, y camellos” (Bereshit 12:16) - pertenencias que pueden ser trasladadas con él cuando viaja. Avraham no siembra, porque no t
iene tiempo para esperar hasta la cosecha.
Mientras que Itzjak, que tuvo una vida más estática, cuya misión era cuidar el patrimonio que recibió de Avraham, fue dicho respecto a él: “Y sembró Itzjak en aquella tierra, y recogió aquel año cien veces más, pues lo bendijo el Eterno” (Bereshit 26:12). Avraham, con sus viajes, creó el todo de la nada – pero nuestro patriarca Itzjak llegó cuando ya todo estaba preparado: Recibió un hogar donde abundaba la fe y las buenas acciones, un patrimonio que Avraham le heredó, como dice el versículo “porque Yo lo he conocido, a fin de que mande a sus hijos y a su casa después de él, que guarden el camino del Eterno, haciendo rectitud y justicia” (Ber
eshit 18:19). Y a pesar de ello, la tarea de Itzjak en cierto aspecto es más difícil: Su labor es semejante al que “y quién podrá estar en Su lugar santo?” (Tehilim 24:3). No es fácil permanecer en un mismo lugar, cuidar lo que fue logrado, cuando se lleva una vida rutinaria, que aburre y es falta de heroísmo, una situación que desanima y hace descender la tensión – lo que finalmente tiene por consecuencia la inoperancia y la abdicación.
El peligro del hundimiento en la rutina es descrito
así por el Rav Kuk: “El sosiego material que alcanzará parte de la nación – que se imaginará que ha llegado a su meta – empequeñecerá el alma, y llegarán días en los que dirás ‘no tengo deseos’. La aspiración a elevados y santos ideales cesará, y el espíritu descenderá y se hundirá…” (Orot, Pág. 84). Itzjak recibió de Avraham un patrimonio de fe, de justicia y entrega, un hogar de caridad y tolerancia para con los buenos y los malos. Y de momento que él recibió esa casa, debe mantenerla y continuarla en las generaciones a venir. Pero la prueba de la rutina no es una prueba única o de vez en cuando, sino que una prueba continua, que para hacerle frente son necesarios fortaleza y vigor espiritual.
“Lo que le ocurrió a los patriarcas insinúa lo que le ocurrirá a sus descendientes”, también en nuestra generación encontramos esas dos situaciones: La generación anterior, de nuestros padres, fue una generación de colonos. A semejanza de nuestro patriarca Avraham, también ellos abandonaron su tierra y la casa paterna en dirección a Eretz Israel. Ellos también lucharon contra la desolación – si bien no en el plano espiritual, pero en el plano físico: Colonizando la tierra, construyendo caminos nuevos, y asentando zonas en las que todavía no había huella humana. En el sentido del asentamiento de la tierra, fue una generación de “quién subirá al monte del Eterno?”. Pero en la prueba de Itzjak, fracasamos: La nueva generación no logró cumplir con “y quién permanecerá en Su monte sagrado?”. Se cumplió en nosotros el vaticinio del Rav Kuk respecto al sosiego material al que llegará parte de la nación. Y anhelamos la plasmación de la continuación de su vaticinio: “Hasta que llegue una tormenta que hará una revolución, y entonces se verá con claridad que la fortaleza de Israel es en el eterno kodesh (santidad), en el resplandor Divino y en Su Torá, en el anhelo de la luz espiritual” (Orot, Pág. 84). 

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner Ese judío – es tu hermano
Rav Shlomó Aviner

En efecto, la situación en la que se encuentra el pueblo que habita en Tzion nos da muchos dolores de cabeza – pero lo más tonto que se puede hacer, es cortar la cabeza!. Y qué es la cabeza? – que somos un mismo pueblo.
Ese judío con el que tú discrepas, con el que te enojas – es tu hermano. También él aporta a la nación – como tú. Él también es parte de la nación – como tú.
No grites con ardor: “Yo tengo toda la verdad!”. No digas: “Todo fue logrado por mi mérito!. Todo es gracias a mi grupo!”. No es así: Todo fue logrado gracias a todos, por mérito del pueblo.
No pienses que las diferencias de opinión son las que disgregan al pueblo: Las diferencias de opinión no son dañinas, a condición que se respetan unos a otros, a condición que no se niega la legitimidad de otros matices, a condición que se toma en cuenta el común denominador, a condición que se entiende que lo que nos une es mucho mayor de lo que nos separa, “amad, pues, la verdad y la paz” (Zjaria 8:19).
Ver lo negativo – es fácil. Por ello, en vez de criticar a tu prójimo, critícate a ti mismo y aprende a valorar a tu prójimo, aprende a juzgarlo para bien.
Lee lo que está escrito en el libro “HaEmuna VeHaHasgaja” de Rabí Shmuel de Altzan, en base a las enseñanzas del Gaón (genio del estudio de la Torá) de Vilna: “A primera vista cabe preguntar; por qué cuando se habla de la destrucción del segundo Beit HaMikdash (El Templo) sólo se menciona el pecado de Sinat Jinam (odio gratuito)?. Es sabido que también había asesinatos por doquier, quizás más aún que en la época del primer Beit HaMikdash, como está escrito en la Gmará y en el libro
Iosefun. Pero debemos aclarar… que por la pasión del celo y del odio que ardía en ellos, por cualquier falta que veían que cometía su amigo, decidían que era un Tzdoki (secta hereje) y un Min (hereje). Y cuando su amigo se daba cuenta de ello – porque ‘como en el agua, el reflejo de un rostro, así es el corazón de un hombre a otro’ (Mishlei 27:19), se decía que al que viene a matarme, debo madrugarlo. Y también sus parientes cercanos son los que tienen la obligación de vengar su sangre, y también los parientes de sus parientes. Y cada uno a sus ojos era muy tzadik (justo). Y de esa forma era vertida la sangre como el agua en las afueras de Ierushalaim. Y por ello los asesinatos que cometieron no les parecían un crimen, como los hermanos que vendieron a Iosef” (Cáp. 15).
Es muy fácil caer en el error de la venta de Iosef hablando palabras muy bellas respecto a la unión. Culpar – es muy fácil. Ver todo negro o blanco – es muy fácil. Pero saber
apreciar una situación compleja – es difícil. Esforzarse por la unión – es difícil. No una unidad para obtener algún provecho político o de otro tipo – sino que una unión por la unión en sí, la unión como ideal, unirnos porque así desea D’s – que estemos unidos. No que seamos uniformes - sino que estemos unidos!.
Cuánto sufrimos
en la esclavitud de Egipto, para salir de allí con una gran riqueza: La unión. Cuánto sufrimos en la galut (exilio) dos mil años – para poder ser capaces de unirnos en nuestra tierra. No pongamos en peligro lo principal, porque la unión – es realmente la gueulá (Redención). 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail:
espanol@machonmeir.org.il, editorial@alumbrar.org