Beahavá Ubeemuná
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Parashat Nitzavim-Vaielej     23 de Elul 5766     No 582


La recompensa por traer a los niños
Rav Itiel Ariel

Esta vez quiero hablar de un tema delicado que surge en nuestra Parashá: Cuál es la forma correcta de integrar a los niños en el Beit HaKneset (sinagoga)?. Debo confesar que me ocupo mucho de ese tema en la dirección de mi comunidad, y según lo que tengo entendido también inquieta a casi todas las comunidades existentes.
Aprendemos y volvemos a repetir una y otra vez en las Parashot semanales que la consolidación del público de Clal Israel (la totalidad genérica del Pueblo de Israel) exige incluir dentro de él también a los niños. El pacto entre D’s y Am Israel
(el Pueblo de Israel) incluye también a los niños pequeños – “estáis hoy todos vosotros en presencia del Eterno... vuestras cabezas de vuestras tribus, vuestros ancianos, y vuestros magistrados, con todos los hombres de Israel, vuestros niños…” (Dvarim 29:9-10) – y también ellos son partícipes de la responsabilidad mutua dentro del pueblo. También nos es prometido al final de la Parashá que “no será olvidado de la boca de su descendencia” (Dvarim 31:21): La Torá permanecerá enraizada en Am Israel para la eternidad, y son recalcadas las generaciones futuras que adquieren esa pertenencia desde su pequeñez.
Y en el medio, se encuentra la mitzva de reunión del pueblo al término del año de Shmita – “congregarás el pueblo, los hombres y las mujeres y los niños” (Dvarim 31:12). Y ya comentó Rashi basándose en la Gmará: “Para qué llegan los niños?. Para que sus padres sean recompensados por el merito de haberlos traído”. Y su comentario exige una explicación: Acaso son recompensados por el provecho que obtienen los niños de la participación misma de ese elevada ceremonia?. O quizás es el público el que tiene algún provecho de ello?.
Y no es por azar que el Ramba”n determinó según la interpretación sencilla que se trata de niños que han llegado a una edad en la que sus padres ya tienen la obligación de educarlos [6 o 7 años de edad. N. del T.], porque sólo en ese momento hacerlos participar de esa ceremonia en la que se vuelve a aceptar la Torá en público y se la estudia puede tener algún valor educativo. Y también
el niño que todavía no logra comprender plenamente lo que es dicho, puede obtener un gran provecho educativo de ello. Porque eso hará despertar su curiosidad, y con los años podrá aclarar y formular sus preguntas en forma definida, e incluso será merecedor de recibir respuestas (ver Sforno).
Pero tal parece que el principal provecho no se limita al plano intelectual solamente, sino que principalmente al plano de la vivencia – que existe en el niño también antes de la edad en la que comienza la obligación de educarlo. El Temor a D’s no se adquiere solamente a través de una investigación abstracta, y no cabe dudas que los niños necesitan de una vivencia educativa, y no un sermón común. Y por ello fuimos ordenados traerlo con nosotros a la más elevada ceremonia pública de aceptación del Yugo Divino, porque esa vivencia se grabará profundamente en él, y no hay un estudio más importante.
Es más, también el público obtiene un gran provecho del acompañamiento de los niños en esa ocasión, también en el plano de la vivencia. La presencia de los niños dentro del público es una profunda expresión del anhelo de todo padre y madre del éxito de la educación de sus hijos, de su Temor a D’s y de su culto, y no hay una dicha mayor para los padres que aceptar juntos el Yugo Divino, una generación acompañada de la otra. Y el autor del libro “Sfat Emet” agrega que esa misma es la recompensa: D’s los ayudará a concretar ese anhelo educativo por el que los padres tanto se sacrifican, y arraigará en el corazón de los hijos Su Temor.
Y si ese es el objetivo de la participación de los niños en la Tfilá (rezo) pública – conformar una vivencia conjunta de aceptación del Yugo Divino – debemos apegarnos a ella, y no apartarnos en lo más mínimo. Si traemos
el niño al Beit HaKneset por un lapso de tiempo corto, adecuado a su capacidad de concentración – es muy bueno, y muy provechoso. En un marco de tiempo corto como ese, se puede conservar el respeto y la emoción del niño pequeño por la presencia misma en un lugar kadosh (sagrado), y nosotros también nos sentiremos obligados a proporcionarle un ejemplo de comportamiento digno en la Tfilá. La vivencia que se gravará en el niño será una vivencia de kdushá (santidad), que será acompañada de sentimientos de respeto para con la Tfilá y el lugar donde se reza. Y como se acostumbra en todas las comunidades – seguramente le dejará en su boca un gusto dulce, y los lectores comprenden qué estoy insinuando…
Pero para cuidar esa vivencia en su pureza, debemos cuidarnos mucho del error tan común, cuando el Beit HaKneset se transforma en el lugar de los niños a lo largo de toda la Tfilá, ya sea cuando el niño está sentado concentrado, como cuando se distrae y distrae también a la gente que intenta rezar en su vecindad. Los padres deben saber que de la misma forma que una vivencia positiva se grava en el niño, también así las vivencias negativas. Y no hay una vivencia más negativa que molestar en la Tfilá y mancillar la kdushá del Beit Kneset, cuando los niños corren de un lado para el otro y enojan – con toda la razón! – a los que han llegado para rezar. Y este no es el lugar adecuado para continuar el tema… 

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Rav Shlomó Aviner El Beit HaKneset no es una feria
Rav Shlomó Aviner
(reimpresión)

“Que sea Tu voluntad que sea construido el Beit HaMikdash (El Templo) pronto, en nuestros días...”. Cómo sabrás comportarte allí, si no sabes cómo comportarte en el Beit HaKneset (sinagoga), que es un poco como el Beit HaMikdash (Meguila 29A)?. De la misma forma que en el Beit HaMikdash hay una mitzva de respetar el  lugar, en el Beit HaKneset existe esa mitzva, ya sea instituida por la Torá o nuestros sabios (Shuljan Aruj, Orej Jaim 151:1. Mishná Brurá allí, inciso 1).
De momento que tú entras al Beit HaKneset, debes colmarte de temor santo, respeto y temblor por la Shjina (Presencia Divina) que allí se manifiesta, hasta que salgas, y por supuesto cuando rezas allí. “A la casa de D’s iremos con sentimiento” (Tehilim 55:15). Si tú charlas con tu amigo vanidades, por lo visto no crees que la Shjina se encuentra allí.
Así está escrito en el Zohar: “El que habla en el Beit HaKneset temas
seculares, pobre de él, que demuestra como si hubiese desunión, pobre de él que daña la fe, pobre de él... que demuestra que no tiene D’s y que Él no está allí, y no cree en Él, y no teme de Él, y se comporta en forma vergonzosa para con el elevado enmiendo” (Zohar, Truma. Es citado por Jafetz Jaim, prólogo, preceptos positivos 7, acotaciones).
A veces cuando se amonesta un judío por sus malas acciones, se disculpa diciendo: “También los gentiles hacen así”. Por supuesto que es una excusa sin sentido!: Acaso si otros cometen malas acciones eso justifica que tú lo hagas?. De todas formas, en lo que al tema respecta, esa excusa ni siquiera es válida
, porque los gentiles, que rinden culto a ídolos de piedra y madera - madera, es la cruz de los Cristianos, y piedra, es la piedra negra en La Meca - se comportan como es debido en su templo.
Por lo tanto, recuerda que estás en un lugar kadosh (santo), y no en una pasarela. No grites ni cuentes chistes. Nosotros somos partidarios del humor y dar palmadas en la espalda a los amigos, pero en el Beit HaKneset no seas “canchero”, sino que compórtate como un niño pequeño, que se encuentra con temor y respeto frente al kodesh.
Y a tus niños, no los traigas al Beit HaKneset: No es un jardín de infantes o Kindergarten. El niño no se comportará juiciosamente allí, y se acostumbrará a hacer exactamente como tú. Si se trata de un niño que se sienta en silencio, entonces es bueno que venga a respirar aire kadosh. Pero en cuanto comience a molestar haciendo ruido, sácalo instantáneamente - incluso si te encuentras en la mitad de Shmoná Esré - ya que no te encuentras sólo en el Beit HaKneset, y estorbas a los demás.
Tampoco debes importunar a tus niños o a los de tu prójimo, haciéndoles muecas o pellizcándoles la mejilla: Tampoco a los niños se los debe fastidiar!.
Sabemos que tú eres un poco hiperactivo, y es una buena cualidad que es posible encausar en direcciones positivas, para llevar a cabo acciones, tomar iniciativas y dar discursos. Pero por favor, en el Beit HaKneset contrólate, o no vengas: Nadie te sigue la pista. Pero si vienes, es para rezar.
Y el que habla en voz alta y molesta - afuera!. Sí, afuera!. Con delicadeza y humildad, con amistad y compañerismo, pero con determinación: Afuera!. Allá podrá discutir con sus amigos la política de nuestro Primer Ministro - que tiene la difícil tarea de gobernar sobre 5 millones de Primeros Ministros - allá podrá hacerle saber al Ramatkal (Comandante en Jefe) dónde debe colocar sus fuerzas, y distribuir el dinero de Rotschild.
Pero por favor, en el Beit HaKneset, un poco de humildad y autocontrol no te hará ningún daño. Un poco de recato y modestia.
Acaso no sabes cuán difícil se ha
vuelto educar niños en el tema de la Tfilá (oración), tanto niños como niñas, en la escuela y en el liceo, en el Talmud Torá (centros de estudio religiosos para niños) y en Bney Akiva?. Adivina: Por qué?. Has adivinado?.
Si tú pecas para con D’s, pídele perdón. Si en vez de rezar tú lees las hojas con comentarios de la Parashá de la semana, pídele perdón a D’s y arrepiéntete. Pero si tú pecas para con las personas, entristeces al que viene a rezar y lo fastidias – ya es otro asunto.
Hablar de grandes valores, de moral y justicia, sermonear a los demás, y al mismo tiempo cada shabat, y cada día molestar a tu prójimo!. Estamos seguros que no lo haces por maldad, sino que por falta de atención.
Quizás tú digas: “Tú conviertes
al Beit HaKneset - que es un lugar lleno de vida - en un lugar muerto!. Qué haremos en él?”. Respuesta: Rezaremos!. Qué placer, rezar con sentimiento. Qué maravillosa pureza!. Qué alegría kdoshá (santa)!. Por supuesto, no llegarás de un salto: También esa gueulá (redención) es paulatina. Mañana, dirás un párrafo con sentimiento. La próxima semana, agregarás otro. Tú puedes!. Ten fe en ti mismo.
Todo lo que fue escrito anteriormente, no es algo sólo para piadosos, sino que es la severa obligación sencilla y genérica, para todos!. Existe incluso la excomulgación que instituyó Rabeinu Tam y otros Rabanim (rabinos) que no se hable en el Beit HaKneset, sólo se sienten con temor y respeto (Shuljan Aruj, Iore Dea, 334 al final del inciso 10, Beer HaGola)!.
Otra acotación: El artículo es escrito en masculino, pero todo lo
mencionado anteriormente también es válido para las mujeres.
Que seamos merecedores de cumplir: “Cuan bellas son tus tiendas, Iaacov – esos son los Batei Knesiot y Batei Midrashot (centros de estudio de la Torá)” (Sanhedrin 105B).
Cuentan que “cuando enfermó Rabí Elazar Ben Azaria le
preguntaron sus discípulos; cómo seremos merecedores del Olam HaBa (mundo venidero)?. Les dijo: Salgan y cuídense de respetar a sus amigos, y cuando se dispongan a rezar tengan presente frente a quién están rezando, y seréis merecedores de la vida en el Olam HaBa” (Derej Eretz Raba, Cáp. 3). Cuál es la relación entre esas dos enseñanzas?. Y porqué les dijo: “Salgan”?. Comenta el autor de “Javot Iair”: En el Beit HaKneset, la persona tiene que vertir su rezo frente a Su Creador, y no hablar con su prójimo; el amor por el prójimo debe expresarlo fuera de él. Pero el mal instinto lo seduce a hacer al revés: En el Beit HaKneset, expresa su amistad y amor por el prójimo, y conversa todo tipo de vanidades, y fuera de él, cuando sale; envidia, odio y competencia. Por ello, nos enseñó Rabí Elazar Ben Azaria: “Salgan y cuídense”. Cuando salgáis, cuidaos de respetar a sus amigos, pero cuando os disponéis a rezar, tengáis presente frente a quién se presentan a rezar: Sólo frente a Él. 

Departamento ibero-americano

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Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
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