Beahavá Ubeemuná
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Parashat Ki-Tavó     16 de Elul 5766     No 581


Las reprimendas
Rav Azriel Ariel

Hay dos Parashot en la Torá cuyo contenido principal es una severa reprimenda: Bejukotai y Ki-Tavó. Las bendiciones y maldiciones mencionadas en ambas son semejantes, pero también distintas. Intentaremos aclarar el contenido de esas bendiciones y maldiciones en cada Parashá, y de esa forma entender el sentido de cada una de ellas.
El que analice las bendiciones de ambas Parashot, notará inmediatamente la abundancia y prosperidad en el plano de la economía, la fecundidad y la seguridad: “Bendito será el fruto de tu seno, y el fruto de tu tierra, y el fruto de tus bestias y la cría de tus vacadas y el aumento de tus rebaños… hará el Eterno que tus enemigos, los que se levantan contra ti, sean heridos delante de ti… mandará el Eterno sobre ti la bendición en tus graneros y en toda empresa de tu mano” (Dvarim 28:4-8) – en Ki-Tavó. Y también en Bejukotai: “La tierra dará su producto, y el árbol del campo rendirá su fruto… y comeréis vuestro pan hasta la saciedad, y habitaréis seguros en vuestra tierra. Y Yo estableceré la paz en el país, y os acostaréis sin que nadie os espante… y perseguiréis a vuestros enemigos, los cuales caerán a filo de espada delante de vosotros… y volveré Mi rostro hacia vosotros, y os haré fecundos, y os multiplicaré…” (Vaikrá 26:4-9). Pero en un análisis más profundo, encontraremos diferencias. Hay dos bendiciones singulares en Bejukotai, que se ausentan en Ki-Tavó: El pacto y la manifestación de la Presencia Divina. Como dicen los versículos: “Y volveré Mi rostro hacia vosotros… y estableceré Mi pacto con vosotros… y colocaré Mi habitación en medio de vosotros… y Yo andaré en medio de vosotros” (Vaikrá 26:9-12). En otras palabras: La Presencia Divina se manifestará en forma clara y fija en la vida del pueblo. Su paralelo en Ki-Tavó es una bendición un poco pálida, que no habla de una manifestación clara de D’s sino que se limita al nivel espiritual del pueblo: “El Eterno te establecerá por pueblo santo Suyo, como te tiene jurado” (Dvarim 28:9). En contraste, hay una bendición que es repetida tres veces en Ki-Tavó, y no es mencionada en absoluto en Bejukotai. Ella se refiere a la posición de Am Israel (el Pueblo de Israel) en la familia de los pueblos: “Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre del Eterno es invocado sobre ti, y te temerán… prestarás a muchas naciones, mas tú no tomarás prestado. Y te pondrá el Eterno por cabeza, y no por cola” (Dvarim 28:10-13).
Para verificar si esas diferencias son casuales o esenciales, pasaremos ahora a analizar la larga y terrible lista de maldiciones. Y como hicimos anteriormente, comenzaremos por el denominador común: En ambos lados las maldiciones hablan de una pobreza que llega hasta el hambre, de desgracias en el plano de la seguridad, de duras epidemias y de disminución numérica. Pero justamente en ese contexto sobresaltan las diferencias en las características de la destrucción en el ámbito nacional. Las maldiciones de Bejukotai colocan en el centro la desolación de la tierra: “Reduciré la tierra también a la desolación, de modo que se pasmen de ella vuestros mismos enemigos que en ella habiten… y vuestra tierra quedará desolada, y vuestras ciudades serán desiertas. Entonces completará la tierra sus shabatot, todos los días de su desolación… la tierra descansará entonces, y completará sus shabatot.., todo el tiempo de su desolación descansará, lo que no descansó en vuestros shabatot cuando habitasteis en ella” (Vaikrá 26:32-35). Una desolación y destrucción cuya cima será la destrucción del Beit HaMikdash (El Templo): “Y arruinaré vuestros santuarios, y no aspiraré el grato olor de vuestros sacrificios” (Vaikrá 26:31). En paralelo, la devastación del pueblo se manifiesta a través de su exilio en una tierra ajena: “Y en cuanto a los que quedaren de vosotros… en la tierra de sus enemigos… y os consumirá la tierra de vuestros enemigos” (Vaikrá 26:36-38). En contraste, la descripción de la destrucción en Ki-Tavó recalca otros puntos. De la misma forma que la bendición subraya la encumbrada posición de Am Israel frente a los demás pueblos, también la maldición resalta su humillación a nivel nacional: “Y tú vendrás a ser un espanto y un proverbio y una burla entre todos los pueblos adonde te llevará el Eterno… el extranjero que habitare en medio de ti se elevará sobre ti más y más alto, en tanto que tú descenderás más y más abajo… él será cabeza, y tú serás cola” (Dvarim 28:37-44). La destrucción no se centra en la desolación de la tierra y la destrucción del Mikdash, sino también en el reinado mismo: “El Eterno te hará ir a ti y al rey que habrás puesto sobre ti a una nación que no has conocido, ni tú ni tus antepasados” (Dvarim 28:36). Y la galut (exilio) no encuentra su expresión a través de la desolación de la tierra y la ida a una tierra extranjera, sino que a través de la esclavitud a las demás naciones y la dispersión en ellas: “Servirás a tus enemigos que el Eterno enviará contra ti… y él cargará un yugo de hierro sobre tu cuello… y te esparcirá el Eterno entre todos los pueblos, de una punta de la tierra hasta la otra…” (Dvarim 28:48-64).
Luego de haber notado las diferencias sistemáticas entre ambas Parashot intentaremos comprender por qué es así, en base al comentario del Ramba”n, “el padre de Israel”. Él dice que Bejukotai insinúa lo que ocurrirá en la época del primer Beit HaMikdash, mientras que Ki-Tavó insinúa la época del segundo Beit HaMikdash. La época del primer Beit HaMikdash se caracterizó por la manifestación de la Presencia Divina dentro de Am Israel, que encontraba su principal expresión a través de la profecía. La espiritualidad fluía “del cielo a la tierra”. En esa época, Am Israel fue exigido sobre todo apartarse de la influencia de los demás pueblos y cuidar su singularidad, para que no se deje llevar por las abominaciones de los pueblos que lo rodeaban. En la época del segundo Beit HaMikdash hubo un cambio en la situación nacional. La edificación del nivel espiritual fluía “de la tierra al cielo”: No es notoria la manifestación de la Presencia Divina, no teníamos profetas, y nuestra singularidad como el Pueblo de D’s se expresaba sobre todo en nuestra conducta como “un pueblo kadosh (santo)”, que se ocupa del estudio de la Torá, del culto a D’s y de brindar a su prójimo. En base a la potencia espiritual que surgía del interior del pueblo, en esa época se posibilita el encuentro con las demás naciones, lo que tuvo su expresión en nuestra influencia sobre ellos y el significativo movimiento de conversión que hubo.
La notoria diferencia entre ambas situaciones, también acarreó una notable diferencia en el pecado que produjo la galut: El primer Beit HaMikdash fue destruido por los pecados que imposibilitan la manifestación de la Presencia Divina en el pueblo y la kdushá de la tierra que eso implica – culto a otros dioses, adulterio, asesinato y trasgresión de la Shmita (descanso de la tierra). La reacción que ello produjo fue que la Tierra de D’s vomitó a los que hi
rieron su kdushá, y ella - que fue impurificada - quedó desolada. En contraste, el segundo Beit HaMikdash se basa en la kdushá intrínseca del pueblo. Por ello, el pecado que lo destruye es el odio gratuito, síntoma de la corrupción de la unión nacional, y el punto central de la ruina es el desmantelamiento del marco nacional y todos sus componentes: El reinado y la vida común del pueblo.
Según ello, podemos comprender también los distintos procesos de la gueulá (Redención) descritos en cada Parashá. En Bejukotai se concluye el episodio mencionando que en ese entonces D’s recordará el pacto de los patriarcas y el pacto de la tierra: “Y Me acordaré de la tierra” (Vaikrá 26:42). Mientras que en Ki-Tavó se culmina mencionando la nueva consolidación del pueblo: “Estáis hoy todos vosotros en presencia del Eterno, vuestro D’s… todos los hombres de Israel” (Dvarim 29:9).
 

Midreshet Majón Orá

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Rav Shlomó Aviner Un ejército serio en nuestra tierra
Rav Shlomó Aviner

1. Quedarnos en la galut (exilio) e imaginarnos que la asimilación y los Pogromos no nos dañarán, es una irresponsabilidad y falta de seriedad – y nuestra intención no es culpar a nadie, sólo nos lamentamos.
Pero regresar a nuestra tierra y reconstruirla, edificar nuestro estado, su economía y su ejército – es enfrentar nuestra responsabilidad, y tomar una actitud seria.
2. Habitar despreocupadamente en nuestra tierra, e imaginarnos que no tenemos enemigos, que nos encontramos en un nuevo Medio Oriente en el que no habrá más guerras - sólo algunas tropas de guerrilleros - que si renunciamos a un tercio o dos tercios de nuestra tierra nuestros vecinos harán la paz con nosotros, que no hay casi necesidad de fuerzas de reservistas en el ejército, que no hay casi necesidad de almacenes de implementos militares – es una irresponsabilidad, y también algo peor que ello. Y no pretendemos culpar, sólo llamar la atención.
Pero hacer desvanecer las falsas ilusiones, evaluar la situación desde una perspectiva real con valentía, reconocer que aún tenemos enemigos obstinados, que la concepción apaciguante de Chamberlain que decía “paz, y no más guerras” es una equivocación que hizo estallar la Segunda Guerra Mundial, tener en cuenta que Churchill le contesto: “Después de tu paz hay una guerra, mientras que después de mi guerra habrá paz” – esa es una expresión seria del espíritu del género humano.

3. Idear una nueva doctrina según la cual contra los terroristas no se debe utilizar toda la potencia de nuestras armas – bombardeos y tanques – sino que debemos ser delicados, y por supuesto que no debemos herir a los que fueron definidos – arbitrariamente – como “población inocente” sino que preocuparnos por su bienestar, y pensar que no es correcto ni siquiera eliminar en forma puntual un terrorista porque no se debe castigar a una persona sin antes juzgarlo – y de esa forma provocar la muerte de nuestros fieles soldados que luchan como leones, y expulsar de sus casas a un millón y medio de fieles ciudadanos – eso es falta de seriedad, eso es irresponsabilidad, esa persona vive en otro planeta, en una torre de marfil académica. Y no pretendemos atacar, sólo acotar.
Pero tener un ejército fuerte, que está listo siempre para atacar a los lobos que pretenden exterminarnos, un ejército que lucha una “guerra total” para salvarnos y salvar a nuestras esposas e hijos – eso es ser serio, eso es ser responsable, eso es ser cuerdo.

4. Fomentar una fantasía nacional que pretende transformar a nuestro ejército en un ejército “mujeril”, un ejército “materno”, un ejército en el que no se arriesga la vida de los soldados, un ejército en el que no se mata ni se muere, un ejército flotando en el cielo, un ejército sólo representativo, un ejército de paz – es engañarnos a nosotros mismos, es falta de seriedad. Y no pretendemos criticar, sólo corregir.
Pero reconocer que salimos de la galut y su bajeza de espíritu, que nos liberamos de cierto extraño masoquismo que busca el sufrimiento – eso es ser moral, eso es ser natural, eso es ser sano!.
Valerse del espíritu de la universidad en el campo de la ciencia y tecnología, economía y organización – pero tomar nuestros valores y nuestra concepción de los profundos tesoros de la vida de nuestro pueblo que renace – esa es la forma correcta y seria de ver la realidad.
Saber – con dolor y con valentía – que ejército y guerra quiere decir matar y ser matado, que cuando no se esta dispuesto a morir en la lucha justamente por ello las víctimas son más numerosas – D’s no lo permita. Y que por el contrario, cuando se está dispuesto a morir, entonces se derrama menos sangre. Saber que no se puede remediar la situación a la ligera, diciendo “paz, paz” – eso es ser serio, ese es un liderazgo auténtico que tiene una meta clara, por la que se está dispuesto a pagar su precio.
Y el pueblo que habita en Tzion no se deja engañar por los que vaticinan que “todos los reservistas se escaparán del frente de batalla”: Por el contrario, todos llegaron juntos al frente en la operación “Joma Umaguen” y en esta Guerra del Líbano.
Y el pueblo dice – y la voz de la multitud es como la voz de D’s – que “D’s le dará vigor a Su pueblo, D’s bendecirá a Su pueblo con el Shalom”.

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
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