Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Pekudei     6 de Adar Bet 5784     No 1451


“Y los bendijo Moshé”
Rav Azriel Ariel
(reimpresión)

El término de la construcción del Mishkan (Tabernáculo) es descrito en detalle. “Así fue acabada toda la obra del Mishkan de la Tienda de Reunión… Entonces trajeron a Moshé el Mishkan…” (Shmot 39:32-33). Y la reacción de Moshé es “Y vio Moshé toda la obra y he aquí que la habían acabado de hacer, como había mandado el Eterno, así la habían hecho, y los bendijo Moshé” (Shmot 39:43).
Un gran momento, de suprema elevación espiritual. Dos meses y medio de dura labor han terminado. Llega el momento en que se puede plasmar la meta de la salida de Egipto: “Que los saqué de la tierra de Egipto para habitar en medio de ellos” (Shmot 29:46). Los Hijos de Israel han superado el reto. No hacen otro Becerro de Oro, sino que construyen el Mishkan y sus utensilios tal cual “como había mandado el Eterno, así lo habían hecho” – y por ello, Moshé los bendice. ¿Cuál es la bendición más adecuada en esas circunstancias, cuando se siente todo eso?
Los Midrashim – y Rashi en pos de ellos – citan la bendición de nuestro Rav Moshé: “Que sea la voluntad del Eterno que se revele la Shjina (manifestación de la presencia Divina) en las obras de vuestras manos”.
Esa bendición tiene dos aspectos: El primero, es que el Mishkan cumpla su cometido. Respecto a él fue dicho: “Me harán un Mishkan, y Yo habitaré en medio de ellos” (Shmot 25:8).
Pero en la bendición de Moshé hay otro aspecto: Él no se limita a bendecir que la Shjina se manifieste en el Mishkan, también agrega “en las obras de vuestras manos”. El Mishkan tiene valor justamente por ser obra de las manos de Am Israel (el Pueblo de Israel). Y así dijeron nuestros sabios (Ktuvot 5A):
“Enseñó Bar Kapara: Las obras de los tzadikim (justos) son más elevadas que la creación del cielo y la tierra. Respecto a la creación del cielo y la tierra está escrito ‘Mi mano fundó la tierra, y Mi diestra extendió los cielos’ (Ishaya 48:13). Mientras que en cuanto a las obras de los tzadikim está escrito ‘lugar que preparaste para Tu misma habitación, oh Señor, en el Mikdash que establecieron Tus manos’ (Shmot 15:17)”.
En la creación del mundo participó sólo “una mano”, la Mano Divina. Mientras que en la construcción del Mishkan participan “dos manos”: La Mano Divina, y la mano humana – que actúan en cooperación. Y para ser más exactos, hay “dos manos” Divinas: La Mano Divina que actúa en forma directa, a través de milagros, y la Mano Divina que actúa a través de las personas, en forma natural. El sentido de la bendición de Moshé es muy profundo: Que la Shjina – Divina, celestial – se manifieste en las obras de los constructores del Mishkan – terrenales, humanos. Justamente por tratarse de una obra terrenal, humana, se merece que la Shjina se manifieste en ella – cuando toda su meta es la plasmación de la Palabra de D’s en la tierra.
De acuerdo con ello podremos entender la continuación del comentario de Rashi, valiéndonos de las insinuaciones del Rav Kuk (Shmona Kvatzim Guimel, 348). La bendición de Moshé no termina allí, él agrega el último versículo del capítulo “Rezo de Moshé”: “Y sea la gracia del Eterno, nuestro D’s, sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros, sí, confirma Tú la obra de nuestras manos” (Tehilim 90:17). Ese es el tema del versículo: El vínculo entre las obras del hombre (“la obra de nuestras manos”) y la manifestación de D’s en el mundo (“la gracia del Eterno”). Ese vínculo es la base de la construcción del Mishkan. La creación del mundo es llamada “Melaja” (obra): “Y el día séptimo acabó el Señor Su Melaja que había hecho, y descansó en el día séptimo de toda Su Melaja que había efectuado” (Bereshit 2:2). Y también la construcción del Mishkan es llamada Melaja: “Y vio Moshé toda la Melaja y he aquí que la habían acabado de hacer”. Pero el pecado del Primer Hombre en el Gan Edén (paraíso) hizo recaer la maldición sobre las obras humanas: “Maldita sea la tierra por tu causa” (Bereshit 3:17). El hombre fue expulsado del Gan Edén Divino, después de haber comido del árbol del conocimiento del bien y el mal – hizo que su egoísmo se adueñe de su misión. Cuando la obra humana no es orientada según la buena causa – de acuerdo con el versículo “que creó el Señor, para hacer” (Bereshit 2:3), a través del hombre – recae sobre ella la maldición. La obra del Mishkan nos devuelve al Gan Edén perdido, a lo que nos fue encomendado cuando D’s dijo “para que lo labrara y lo guardase” (Bereshit 2:15), antes que el hombre fuese expulsado. El corregimiento se logra cuando todo lo que se hace, se hace exactamente como D’s le encomendó a Moshé – por la buena causa, sin intenciones o aspiraciones humanas, egoístas. Entonces, cuando Moshé vio la obra, “y he aquí que la habían acabado de hacer, como había mandado el Eterno, así la habían hecho” – enseguida los bendice diciendo “sea la gracia del Eterno, nuestro D’s, sobre nosotros”.
La “gracia”, es el regreso al Gan Edén. Cuando se obra por la buena causa, se siente satisfacción. “El placer y la satisfacción Divinos son el contenido más elevado, que se manifiesta a través del resplandor Divino, que se plasma en todos los aspectos de la vida y toda la existencia” (Olat Reaya Bet, 74). En esa situación se elevan y se fortalecen – y se transforman en recipiente – las obras humanas, cuando son orientadas al corregimiento del mundo con el Reinado de D’s. Su corregimiento es en dos aspectos: “la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros” – a través nuestro, de nuestro esfuerzo. “Sí, confirma Tú la obra de nuestras manos” – a través del contenido Divino que se esconde en ellas.
De esa forma corrige la obra del Mishkan las obras humanas en todo lugar y en todo momento, y los devuelve al Gan Edén. Y por ello, cuando termina el Shabat y volvemos a los días en los que obramos, rogamos: “Sea la gracia del Eterno, nuestro D’s, sobre nosotros, y la obra de nuestras manos confirma sobre nosotros, sí, confirma Tú la obra de nuestras manos”. 


Rav Shlomó Aviner

No odies árabes
Rav Shlomó Aviner

 

No odies árabes, porque no se debe odiar ninguna persona. Es cierto que está escrito “amaras a tu prójimo como a ti mismo”, y de momento que él no es tu prójimo no hay una mitzva de amarlo, pero no se debe concluir de ello que es una mitzva odiarlo. No los odies arguyendo que todos son nazis y asesinos, porque no es cierto, y está prohibido mentir también en cuanto a los gentiles. Sufrimos del odio dos mil años, y entendemos lo que siente el odiado.

No odies a los árabes, a pesar de que nos hacen muchos problemas, demonización en sus escuelas, adoptan estereotipos antisemitas, hay entre ellos quienes niegan el Holocausto y alaban a Alemania nazi, hay quienes incitan a la violencia, al terror, al asesinato. Pero no todos los árabes son así. No digas ni cuelgues carteles: ¡Muerte a los árabes! Si hay que hablar de muerte, quizás se debería decir: ¡Muerte a los terroristas! Y por supuesto, todos los terroristas del mundo, de todo pueblo o nación o religión.

No odies árabes, porque de esa forma justificas el argumento que el sometido de otro pueblo corrompe, pero no conquistamos una tierra ajena, sino que volvimos a nuestra tierra. Esta es nuestra tierra, este es nuestro país, según la moral, según la historia, según el Tana”j (La Biblia). No los odies, sino que diles: Ustedes pueden quedarse dentro nuestro como una minoría, si no rinden culto a otros dioses ni se ocupan de asesinarnos (Sijot HaRav Tzvi Iehudá, Eretz Israel, pág. 112, El Gentil Dentro de Vosotros).

No odies árabes, y en base a ello no desprecies, no ofendas, no abuses, no discrimines, no mortifiques, no hagas apartheid.

No odies árabes, a pesar de que no es fácil, porque nos hicieron una guerra tras otra cuando nuestros brazos estaban extendidos a la paz y no cesaron con el terror, porque nos asesinaron más de veinte mil judíos en nuestra tierra, dejando viudas y huérfanos, y todo eso sin contar a los asesinados durante el exilio.

No odies árabes, a pesar de los duros datos de la Liga Anti Difamatoria en cuanto a los países donde hay más antisemitismo: Iehudá y Shomrón - 93% del público adulto. Irak – 92%. Yemen – 88%. Argelia – 87%. Libia – 87%. Túnez – 86%. Kuwait – 82%. Bahrein – 81%. Jordania – 81%. Marruecos – 80%. Y en comparación, los países con menos antisemitismo: Dinamarca – 9%. EE. UU. 9%. Inglaterra – 8%. Vietnam – 6%. Hollandia – 5%. Suecia – 4%. Filipinas – 3%. Laos – 0.2%. O en relación con los musulmanes del mundo: 49% antisemitas. Y en EE.UU. y medio oriente – 75%. Y a pesar de ello, no los odies.

No odies árabes, ya sea que eres derechista y te parecen un enemigo político, y a sea que eres izquierdista y deseas apartarlos porque sencillamente sientes aversión. ¡No odies! Pero yo se que ya seas religioso o no, los ideales de la Torá de generosidad para con toda criatura colman tu alma, y por ello no en vano te digo: No odies, porque tu naturaleza es no odiar, no te descuides en la guardia.

Y de momento que no odias árabes, seguramente te alegrarás de leer dos cosas que escribió nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá Kuk al respecto (Sijot HaRav Tzvi Iehudá, allí, pág. 13):

Una vez vio niños que cuando salieron de la escuela ofendieron dos vendedores árabes en la calle. Intentó atraparlos y amonestarlos, pero ellos corrieron rápidamente y se escaparon. Entones le escribió una carta al director y los maestros de la escuela: “Ese hecho, que me dolió y ofendió, como he dicho, me exige hacerles saber en cuanto a la necesidad de prestar mucha y singular atención en la educación para evitar algo así, ya sea por parte del judaísmo y su moral, ya sea por parte del valor práctico del asentamiento y político del cuidado de los caminos de paz y relaciones correctas entre vecinos”.

Y también cuando unos muchachos escondieron los zapatos de un árabe que se durmió en el ómnibus, y lo publicaron en el diario como una buena broma. Nuestro Rav escribió: “Si lamentablemente ocurrió un vergonzoso incidente como ese, de ofensa y sufrimiento, una broma salvaje y corrupta como esa, por parte de personas dentro nuestro para con una persona de nuestros vecinos que viven y habitan dentro nuestro, se debe repudiar y avergonzarse de ello, y buscar alguna forma de hacer las paces realmente con el ofendido, que se encuentra entre nosotros, y reponer ese tropiezo, no sea que ocurra otra vez algo terrible como eso, D’s no lo permita, y quitar la profanación del Nombre de D’s de nosotros – y no publicarlo como si fuese una buena broma”.

Esa es la regla, no odies árabes, respeta árabes, no te dejes llevar, son personas.

No odiaremos árabes, pero lucharemos sin cuartel contra los que vienen a exterminarnos. 


Shabat

Meorot HaShabat

 

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.

Asuntos laicos en Shabat

Medido en Shabat

Nuestros sabios prohibieron medir o pesar objetos en Shabat, porque esa acción es una acción de días laicos y es considerada un desprecio del Shabat[1].

Esa prohibición cabe ya sea que mide con un instrumento especial, como metro o recipiente de medida, o ya sea cuando mide con algo que no es un instrumento especial, como medir con una cuerda que tiene en su casa y sabe su largo, o un recipiente que tiene en su casa y sabe su volumen. E incluso medir sin un instrumento está prohibido, como por ejemplo medir un objeto con su mano[2].

Así también está prohibido en Shabat medir la altura de una persona, o el peso de su cuerpo.

El que toma en préstamo de su compañero alimentos en Shabat [de la forma permitida, como fue aclarado anteriormente] tiene prohibido medir o pesar en Shabat los alimentos para saber cuánto tiene que devolver, ya que el pesado o medido están prohibidos en Shabat[3].

Alimentos que en días comunes acostumbran a condimentarlos midiendo en forma exacta los condimentos, cuando los prepara en Shabat y desea condimentarlos tiene prohibido medir los condimentos, porque el medido en Shabat está prohibido. Pero si el medido no se hace en forma exacta, sino que agrega o disminuye un poco, está permitido[4]. Por lo tanto, cuando dese condimentar el alimento en Shabat [de una forma que no trasgrede la prohibición de cocinado] puede medir los condimentos no en forma exacta, sino que agregando o quitando un poco.

El pesado está prohibido en Shabat, también si no lo hace en forma exacta, sino que agrega o disminuye un poco, porque de todas formas se lo ve pesando[5].



[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 306 inciso 7. Shuljan Aruj HaRav allí, inciso 18. Mishná Brurá inciso 34. Kaf HaJaim inciso 61).
[2](Shuljan Aruj HaRav, allí).
[3](Véase 323, Shuljan Aruj y comentaristas).
[4](323 inciso 1, Ram”a). Y véase Ram”a (allí) que permite medir no en forma exacta también cuando toma algo del dueño del almacén. Pero en opinión del Shuljan Aruj en ese caso está prohibido incluso si no mide en forma exacta.
[5](500, Mishná Brurá inciso 8. Kaf HaJaim inciso 16).
La persona puede pesar con su mano, es decir, tomar el objeto en su mano y evaluar cuanto pesa. Pero eso es justamente cuando se trata de una persona que no acostumbra a pesar con la mano, pero un artesano cuando vende un trozo de carne en Iom Tov [de la forma permitida] tiene prohibido pesarlo incluso con la mano (allí, Shuljan Aruj inciso 2. Mishná Brurá inciso 12 13).

Toda persona tiene prohibido [incluso si no es un artesano] pesar un objeto o alimento cuando lo sostiene en una mano y en la otra sostiene una pesa (allí, Mishná Brurá inciso 12. Kaf HaJaim inciso 25. Y véase más en Kaf HaJaim allí).