Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Tazria     1 de Nisan 5782     Shabat HaJodesh     Rosh Jodesh     1353 


Rav Lior Engelmann

Amando las preparaciones de Pesaj
Rav Lior Engelmann

Una vez me preguntó el padre de un adolescente en cuanto a la educación a los rezos: “Yo estoy frustrado”, me dijo. “Desde que era un niño pequeño no pasé por alto ni un solo rezo. Siempre llegué a tiempo a los rezos, no era de los que enrollan sus filactelias antes del término del rezo y se apuran a irse, incluso cuando estuve enfermo no renuncié al rezo. Y mi hijo… mi hijo siempre llega tarde, siempre sale antes del término del rezo, aquí o allí se pierde algún rezo, y en los rezos largos entra y sale varias veces. ¿Qué debo hacer?”.
“Antes de que pensemos qué hacer, tengo una pregunta para ti”, le dije. “No debes contestarme, pero vale la pena que te contestes a tú mismo – con sinceridad, ¿tú amas rezar?”.
Él se ofendió, “te he dicho, yo no paso por alto ni una sola palabra del rezo, desde que era un niño, tres rezos al día…”.
“Yo entiendo”, le dije, “bienaventurado eres. Pero esa no fue mi pregunta, yo no te pregunto si tú rezas, yo te pregunto si tú amas rezar”.
Pensó un momento, y nuevamente pensó, y finalmente dijo: “No siempre. Es decir, no tanto”.
“Quizás ese es el punto”, le dije, “tu hijo aprendió de ti todos los años a levantarse a tiempo, salir a tiempo al rezo. Pero a tu hijo no le alcanza con rezar, él quiere amar el rezo”.
Más tarde pensé que no es sólo su hijo, y no es sólo en cuanto al rezo. Toda la educación de los hijos en el culto a D’s, aparte de la ayuda Divina, depende de dos bases: La primera base es que en esta generación los niños tienen grandes almas, ellos ya no se conforman con un culto a D’s por temor del castigo. Ellos no pueden sentirse plenos con la costumbre sola. Ellos exigen llenarse del culto a D’s, ellos exigen rendirle culto por amor. Y la segunda base es que no lograremos educar a nuestros hijos a lo que nosotros mismos no logramos ser, lo que no vive dentro nuestro.
En estos días, antes de Pesaj, yo vuelvo a pensar en ello. Todos deseamos ver a nuestros hijos siendo partícipes de la limpieza general anterior a Pesaj, pero en la práctica los preparativos para Pesaj muchas veces vienen acompañados de tensiones, de pedidos y más pedidos de ayuda de los niños que no siempre son respondidos con buena voluntad, y ya es más fácil limpiar nosotros mismos en vez de pedir y exigir ayuda, una y otra vez.
Yo propongo hacerlo exactamente como en la educación al rezo, preguntarnos a nosotros mismos si amamos los preparativos de Pesaj o se trata de tareas que realizamos porque no hay más remedio, y nos resultan una molestia. ¿Acaso esa limpieza es vista por nosotros como una oportunidad de renovarnos y salir a la libertad? ¿O sólo como una tarea de limpieza técnica, a la que estaríamos dispuestos a renunciar con alegría? Si nosotros no amamos esos días, la cuestión no comienza en los niños, sino que en nosotros mismos. Si amamos los preparativos, conviene expresarlo. Demasiadas veces escuchamos a los niños hablar de los preparativos de Pesaj como algo estresante y suspirando. Les es difícil amar algo que es acompañado de una música estridente. Ellos desean tomar parte del éxito y la alegría, no de la amarga esclavitud. Un idioma distinto en la casa y emoción con la llegada de la renovación pueden irradiar en los niños alegría con la llegada de Pesaj, en vez de tensión y miedo.
Nuestros hijos no quieren rezar, ellos quieren amar el rezo. Ellos no quieren estudiar Torá, ellos quieren amar el estudio de ella. Ellos no desean limpiar y extinguir el jametz, ellos quieren amar la labor. Cuando nosotros amamos, eso se hace posible – amor genera amor.
¿Y qué pasa cuando nos es difícil a nosotros mismos amar la tarea? Es conveniente plantear las cosas con claridad, y decirles a los niños: Yo amo la fiesta de Pesaj, me gusta la noche del Seder, y me resulta difícil la limpieza. Pero también lo que me es menos agradable intento hacerlo con seriedad. También eso es importante que escuchen.


Rav Shlomó Aviner

Un genio de la Torá y un genio de las buenas virtudes
Rav Shlomó Aviner

Se elevó al Cielo un Gaón (genio del estudio de la Torá) auténtico, el Gaón, el Rav Jaim Kanievsky zt”l. En el libro Sdei Jemed (segunda parte, Maaraja 8, Klal 140) escribe que el título “Gaón” es más y más común, cuando su significado es menos y menos auténtico. Pero el Gaón, el Rav Jaim Kanievsky era un Gaón auténtico.
Seguramente habrá muchos que hablarán de su maravilloso conocimiento de toda la Torá. Cada año, estudiaba toda la Torá: El Talmud Babli, Ierushalmi, todos los Midrashim, todo el Ramba”m, el Tur, Shuljan Aruj y más, y hacía una fiesta del término en vísperas de Pesaj. Cuando se trataba de un año bisiesto, que tiene otro mes, escribía en ese mes otro libro. Fijó horarios de estudio para cada tema, y los llamaba “mis deberes”. Era muy puntilloso con sus deberes, y si no podía completarlos, entonces dormía menos para cumplirlos. Él se iba temprano de los casamientos a los que era invitado, incluso de su familia, para estudiar y cumplir con sus deberes (hay un libro entero sobre ello, que se llama HaJovot). Él sabía las fuentes de todo.
¿Cómo llegó a ese elevado nivel? En primer lugar, él era el ayudante de su padre, el Gaón, el Rav Iaacov Israel Kanievsky apodado Staipler, autor del libro Kehilot Iaacov, y de su tío, el Jazon Ish. Ambos estudiaban con aplicación en forma extraordinaria, y él también estudió con aplicación.
El Gaón, el Rav Tzvi Shijter, uno de los directores de la ieshiva Rabeinu Itzjak Eljanan en New York contó que después de haberse casado, él y su esposa no tenían hijos, y decidieron visitar a Eretz Israel (la Tierra de Israel, que está escrito en la Gmará Ktuvot 64A que su mérito puede ayudar a la fertilidad). Y le dijeron que conviene recibir una bendición del Staipler, el padre del Gaón, el Rav Jaim Kanievsky, y para ello deben comprar un libro de él, y en ese momento pedir que los bendiga. El Staipler casi no podía escuchar, y se debía comunicar con él escribiendo en una libreta. El Staipler les gritó en idish: ¿En qué
puedo ayudarles? El Gaón, el Rav Tzvi Shijter le escribió que desea comprar uno de los tomos de Kehilot Iaacov que habla del tratado Kidushin, porque ese era el tratado que era estudiado en ese momento en la ieshiva. Compró el libro, recibió el cambio, y dijo que quiere entregar el cambio como donación. El Staipler dijo que no necesita donaciones, y negocios son negocios. Luego, el Gaón, el Rav Tzvi Shijter pidió que lo bendiga que tenga hijos. Los bendijo. Preguntó el Staipler: ¿Qué más puedo hacer por usted? El Gaón, el Rav Tzvi Shijter le dijo que él estudia en el kolel, ¿acaso lo puede bendecir que tenga éxito en los estudios? Le dijo el Staipler: Todas las bendiciones del mundo no ayudarán, sólo sentarse a estudiar, y entonces tendrá éxito.
Y en el libro Orjot Iosher (pág. 90) escribe el Gaón, el Rav Jaim Kanievsky: “Y es sabido en las ieshivot que no es el prodigioso el que tiene éxito por lo general, sino el que estudia con perseverancia… e incluso quien no tiene gran aptitud, si perseverará ya le prometieron nuestros sabios que tendrá éxito, si tiene temor a D’s”. Según esa directiva creció el Gaón, el Rav Jaim Kanievsky, y así fue elevándose hasta ser un gran sabio de la Torá.
Pero hay un nivel más alto que debemos mencionar, y es que no sólo era un Gaón en el conocimiento de la Torá, sino que también era un Gaón en buenas virtudes. Y escribió en el libro Orjot Iosher: “Toda persona temerosa de D’s cuyas virtudes son buenas y se comporta correctamente, santificó el Nombre de D’s con ello”. Hay muchos cuentos al respecto, mencionaremos sólo unos pocos.
Antes que nada, el Gaón fue toda su vida sólo un estudioso de la Torá, sin ningún título formal. Él recibía decenas de cartas por día con preguntas, y les dedicaba dos horas por día para contestarlas. Dijo: De momento que estudia Torá todo el día, así hará una bondad para con Am Israel (el Pueblo de Israel). Y fuimos merecedores de recibir varias centenas de respuestas de él, que fueron impresas en el libro Piskei Shlomó, Shu”t HaShoel y Eretz Jaim.
Una vez llegó a él en vísperas de Pesaj una persona, y le dijo que es primogénito, pero se olvidó de participar en un festejo de término de algún tratado, ¿acaso debe ayunar? El Gaón dijo que debe entrar en su cuarto a pensar en la pregunta y la respuesta, y salió después de unos quince o veinte minutos. Le dijo: ¡Hay un festejo! Él estudió todo el tratado Horaiot en esos minutos. Y por supuesto, eso fue después de haber terminado todo su estudio anual de la Torá.
Y una vez, un judío que había comenzado a fortalecerse en el cumplimiento del judaísmo y vivía fuera de Bney Brak, llegó a la ciudad a rezar con el Gaón en Rosh HaShaná y el Shabat contiguo. Alquiló un cuarto en un hotel. Luego del rezo de arvit en la noche del Shabat, se dirigió al Gaón y le preguntó: Me quedó sólo un pan, ¿qué debo hacer en cuanto a lejem mishne [en las tres comidas del Shabat se acostumbra a bendecir sobre dos panes enteros. N. del T.]? ¿Acaso debo traer pan de algún lado? No quiero traerlo de un lugar a otro en Shabat. ¿O quizás hay otra solución? El Gaón le dijo: ¡Tú serás mi invitado en todas las comidas del Shabat! Y en efecto, esa persona comió todas las tres comidas del Shabat con él.
Un judío mayor de edad acostumbraba a traerle al Gaón cada mañana el tratado que estudiaba en sus deberes, y por equivocación le entregó otro tratado, porque pensó que ese era el que estaba estudiando. Y de momento que el Gaón no quería molestarlo, comenzó a estudiar ese tratado, y después completó el tratado anterior.
Cuando el Gaón estudiaba en el kolel Jazon Ish, tenía un fondo de ayuda para los necesitados del público. Cuando veía que las deudas no serán pagadas, devolvía al fondo de su dinero propio, diciendo: Ese dinero es limosna, no tengo autorización para renunciar a ello.
Su esposa contó que en un Shabat el gas se apagó temprano en la noche del Shabat, y por la mañana el tshulent del almuerzo estaba casi frío del todo. El Gaón, al revés de lo que se pensaba, comió mucho más de lo que acostumbraba todas las semanas. Ella dijo: Yo se que él lo hizo para que yo no me apene que el gas se apagó y la comida no fue tan exitosa.
¿Y de dónde adoptó el Gaón, el Rav Jaim Kanievsky sus buenas virtudes?
Ocurrió una vez que un Rav vino a visitar a su padre, el Staipler, y le dijo que está buscando un esposo para su nieta. El visitante preguntó, ¿qué virtudes se debe buscar en el muchacho? Le contestó el Staipler: Que estudie la Torá con aplicación, razonamiento recto y buenas virtudes. El visitante se sorprendió: Si estudia con aplicación la Torá, y es un gran estudiante de ella, seguramente tendrá buenas virtudes. Le contestó: No precisamente. Un aplicado estudiante de la Torá, estudia muchos años en la ieshiva frente a su stender. El stender es muy cómodo, nunca pedirá ayuda en nada, como tirar la basura, comprar en el almacén. Nunca tendrá mala cara. Nunca ocurrió que el stender tenga mal humor, que pretende que le hablen al corazón, lo reconforten y lo alienten. Nunca se enfermó, y fue necesario ayudarle. Y de pronto, ese estudiante debe comenzar a vivir con otra persona, con su cónyuge, y todo eso puede ocurrir. Por ello, es necesario que tenga buenas virtudes.
Volvió a preguntar el visitante: ¿Acaso la Torá no hace a la persona más delicada?. Por supuesto, le contestó, hay quienes si no hubiesen estudiado Torá serían bestias salvajes, y gracias al estudio con aplicación se salvaron de la maldad. Pero no alcanza con ello para que tengan buenas virtudes, sólo quien hace una gran labor, que estudia esos temas, que se fija su situación siempre, que quiebra sus malas virtudes y sus pasiones, y entonces tiene buenas virtudes (Mebakshei Torá, cap. 5, Kovetz 23). De su estudio de los libros de Musar (cultivo de las virtudes) el Gaón auténtico, el Rav Jaim Kanievsky se hizo merecedor de ser un Gaón de las buenas virtudes.
Que su alma se encuentre unida con la fuente de la vida, junto con todos los Geonim de la Torá y las buenas virtudes. 


Shabat

Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Muktze
Para utilizarlo
Un Kli SheMelajto LeIsur está permitido moverlo para utilizarlo de alguna forma permitida en Shabat[1].
Por ejemplo: Un martillo que por lo general lo utilizan para edificar o hacer reparaciones, a pesar que es un Kli SheMelajto LeIsur estará permitido moverlo en Shabat para cascar nueces o similar.

Aguja para quitar una espina
Así también, una aguja o alfiler que son destinadas a coser, a pesar que son Kli SheMelajto LeIsur estará permitido moverlas en Shabat para quitar una espina clavada en el cuerpo de una persona. Esa acción está permitida en Shabat, y por ello está permitido incluso mover un Kli SheMelajto LeIsur para hacerlo
[2].
Cuando quita la espina con una aguja o alfiler, debe cuidarse de no sacar sangre
[3].
Tiene otro utensilio permitido
Escribió Mishná Brurá que está permitido mover un Kli SheMelajto LeIsur para utilizarlo de alguna forma permitida, sólo cuando no tiene un utensilio que no es Muktze para utilizar en su lugar. Pero si tiene otro utensilio que no es Muktze, y puede realizar la misma acción con él, no se debe utilizar el Kli SheMelajto LeIsur para ello. Por lo tanto, no se debe utilizar un martillo para cascar nueces cuando puede hacerlo con un utensilio permitido [y por supuesto que si puede hacerlo utilizando un cascanueces, no debe utilizar el martillo para ello]
[4].


[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 308 inciso 3).
[2](Allí, inciso 11).
Así también, una aguja o alfiler que puede que causen daño, está permitido moverlas para ponerlas en otro lugar. E incluso si la punta de la aguja se rompió, y ya no es considerada un utensilio, si puede que cause algún daño está permitido moverla (allí, Mishná Brurá inciso 47. Kaf HaJaim inciso 94).

[3](308, Mishná Brurá inciso 88. Kaf HaJaim inciso 164. Y véase también 308 allí, Biur Halajá comienza hakotz. Kaf HaJaim inciso 96).
[4](308, Mishná Brurá inciso 12 Kaf HaJaim inciso 22. Y véase Ktzot HaShuljan 108 inciso 14).
Está permitido en Shabat cascar nueces o almendras cuando se dispone a comerlas, e incluso está permitido utilizar un cascanueces a esos efectos.