Parashat Bereshit 24 de
Tishrei 5778
Rav Ziv
Rave
El pecado del comido del Árbol del
Conocimiento del Bien y el Mal cambió toda la realidad. Ese es
uno de los
acontecimientos más significativos en la historia, y sus
consecuencias son muy
bastas. En la práctica, toda la historia tendrá que
responder a ese pecado.
Toda la realidad es influida por las acciones del hombre, y por ello
toda la
realidad cayó junto con él en su caída. Pero
lentamente se va elevando, con la
elevación de la descendencia del hombre, hasta la
corrección total. Am
Israel (el Pueblo de Israel) tiene como misión entre otras
cosas devolver
el mundo a la elevada situación anterior a ese pecado, e incluso
más aún. Esa
obra Divina comenzó con los patriarcas de la nación, y
continúa hasta nuestros
días.
El comido del Árbol del Conocimiento
hizo que el hombre aspire a un bien imaginario, que finalmente es muy
malo
(según Malbi”m Bereshit 2). Antes del comido el mundo de
conceptos que manejaba
el hombre era limpio de influencias materiales, y del tentado del mal
instinto.
En su conciencia Divina profética sabía el hombre de
sí mismo qué es verdad y
qué es mentira, y comprendía todo el orden interno de la
realidad, y por ello
le era fácil elegir lo correcto, y asemejarse en su voluntad a
la voluntad
Divina. Por el pecado, los conceptos Divinos absolutos de verdad y
mentira
fueron cambiados por conceptos humanos, relativos, subjetivos y
pasajeros, de
bien y mal. El Ramba”m llama a eso: “Los populares conceptos” (More
Nebujim
1:2), es decir, formas de pensar y comportamiento que son
acostumbrados, que la
persona misma determinó si son morales o no. Por ejemplo, para
un caníbal le
resulta inmoral enterrar muertos como se acostumbra en el occidente, y
las
normas de recato y recreo de cierta sociedad son considerados
libertinaje en
otros lados. Así anda el hombre y desarrolla formas de
comportamiento y formas
de vida, sin un criterio Divino frente al cual puede enderezarse o
verificarse
a sí mismo. La escala de valores la construye a ciegas él
mismo, olvidando el
orden Divino deseado. Así se transforma el mundo en una mezcla
de bien y mal,
“el árbol del conocimiento del bien y el mal”.
A consecuencia del pecado hay un
descenso espiritual, y el raciocinio puro retrocede, y deja su lugar a
la
imaginación que limita. Cuando la imaginación se
transforma en la fuerza central,
sólo las cosas palpables reciben un valor elevado. En esa
situación degradada,
la humanidad comienza a buscar en el mundo lo que se “conecta”, las
vivencias,
lo cómodo - y no la verdad. Así nace la idolatría,
y todas las concepciones
superficiales que se desentienden de la voluntad Divina.
El comido hizo que el hombre salga
del “Gan Eden” (Paraíso), de la concepción de vida
que es capaz de
identificar en la existencia material la espiritualidad Divina. El
mundo Divino
unificado tal parece después del pecado como un mundo dividido.
Esa es la razón
por la cual fuera del Gan Eden comenzó la lucha entre el
alma y el
cuerpo, porque no son sus pensamientos como los de ella. Antes del
pecado el
alma podía elevarse por encima del aspecto material, mientras
que después del
pecado se conjugó con el cuerpo y fue apresada en su
materialismo, hasta tal
punto que no podrá extenderse por encima de él y volver a
su espiritualidad
hasta el día de la muerte (según Malbi”m Bereshit 2). De
esa forma el alma se
transformó en una especie de huésped del cuerpo, y fue
esclavizada por sus
decretos, y la vida en este mundo se transformó en una gran
dificultad y
sufrimiento para el alma. En el mundo dividido, donde el hombre ve
sólo lo
superficial, necesita de una gran superación para vivir una vida
de alma libre
en esencia, y no marchar tras su mal instinto.
A toda la gran complicación del
“Árbol del Conocimiento” D’s preparó un remedio, el
“Árbol de
La división aparente exige del
hombre reparar todo el tiempo su ecuanimidad, por las heridas del
superficialísimo.
Sólo a través de la retrospección fija puede la
persona hacer todas sus
acciones en base a la vinculación interna a D’s, ver en todo
momento la
expresión de Su voluntad, y reaccionar según la grandeza
afín a la santidad de
su alma. Cuando la persona se encuentra en ecuanimidad eso es un poco
como
degustar el antiguo Gan Eden, una unidad que expresa
vinculación, que
tanto necesita el mundo.
La situación corregida que antecedió
al pecado se encuentra escondida en lo interno de la realidad actual
con todo
su deterioro, y exige ser revelada. Y en base a ello la esperanza del
mundo de
volver al Gan Eden, e incluso más alto que ello, al Eden,
a la
resurrección de los muertos, cuando el aspecto físico
será huésped del alma, el
aspecto material frente al aspecto espiritual, hasta la
depuración más elevada,
“no obrarán mal ni dañaran en todo Mi santo monte, porque
estará la tierra
colmada del conocimiento del Eterno, como las aguas que cubren el mar”
(Ishaya
11:9).
Rav
Shlomo Aviner (reimpresión)
Pregunta:
Escucho a gente que deslegitimiza a los “jilonim”, los
judíos seculares,
a la izquierda y al gobierno en general. Ellos los acusan de asimilados
e
incluso a veces los llaman “helenizados”. ¿Cómo debo
reaccionar?
Respuesta:
¡Qué triste es que tras dos mil años de exilio y de
educación al amor de
Israel, hay aún personas que hablan así! ¡Esas
palabras son el reflejo de la
falsedad y de la arrogancia!
Hay que poner mucho cuidado y evitar
las generalizaciones. Vivimos en este mundo, donde nada es perfecto.
Debemos
distinguir entre quienes tienen pensamientos sólo negativos
durante todo el
día, acerca de cómo destruir al pueblo y a la tierra de
Israel, y quienes
tienen buenas intenciones y sólo desean salvar al país, a
pesar de que se
equivocan gravemente en el camino elegido. Existe una enorme
diferencia, como
entre el día y la noche, entre una persona malvada y helenizada
y una persona
buena que se equivocó en el cálculo, tal como lo
explicó nuestro maestro el Rav
Kuk: “Si le explicamos a esa persona que dos más dos son cuatro
y no cinco,
estará muy agradecido”. Cuando alguien hace un error en el
cálculo, el único
camino para corregir su error es a través de la
persuasión y no empleando
injurias e insultos.
El pueblo judío no está dividido de
modo que un grupo es perfecto y lleno de virtudes, mientras que el otro
sólo
tiene defectos. En otros tiempos, así era la realidad: Los
idólatras
extorsionaban a los pobres y denigraban a D’s. En cambio, en nuestra
época, los
méritos están distribuidos en toda la nación.
Podemos incluso brindarle a esos
mismos grupos el beneficio de la duda, diciendo que son idealistas que
hablan
sinceramente a partir de un corazón que sufre, acerca del
insulto de
¿Por qué esos idealistas llegan a un
error tan grave? La respuesta se encuentra en dos palabras en arameo: “Kima
kima” - en forma gradual. Es
decir, no son conscientes que la
redención deberá tener lugar en forma “gradual” (Talmud Ierushalmi, Brajot 4B).
El Rav Tzvi Iehudá Kuk escribió un artículo
básico y profundo (LeNetivot Israel, 192) llamado: “El estado
como el cumplimiento de la visión de los profetas”. En el
artículo, explicó de
qué modo en el exilio, fuera de la tierra de Israel, la
nación sufre un proceso
de desintegración; mientras que al retornar a su tierra, todo
vuelve a renacer.
¡Cómo pudo decir eso mientras nosotros vemos con nuestros
ojos que no todo
avanza de ese modo! La respuesta aquí también se
encuentra en la expresión “kima
kima”, en el hecho que la
redención es un proceso gradual. Efectivamente, la mayor parte
del artículo
explica este concepto, y la necesidad de ser pacientes frente al
proceso
histórico.
Es fácil demostrar que Israel es el
estado sobre el cual vaticinaron nuestros profetas: ¿Acaso no
vemos el retorno
a Tzion, la construcción de la tierra, el establecimiento del
estado y el
renacimiento espiritual? ¿Cuál es entonces el problema?
¿Acaso se debe a que
las cosas no avanzan lo suficientemente rápido? Vemos una
“pronta redención”,
tal como mencionamos diariamente en la plegaria de Shmoná
Esré, pero debemos también estar agradecidos por
aquellos
aspectos de la redención que tienen lugar también
lentamente. Debemos
alegrarnos ante cada migaja de redención. Una nación no
puede nacer en un día.
Tampoco todo el pueblo de Israel puede retornar en un día a su
tierra, ni
tampoco todos comenzarán a preservar el Shabat y a comer
alimentos Kasher
en un solo día…
La realidad no tiene alas. Debemos
ser pacientes. El Señor del Universo tiene mucha paciencia: D’s
esperó diez
generaciones desde Adam hasta Noaj, y otras diez desde Noaj hasta
Avraham
(Avot, 5:2). ¡D’s esperó casi dos mil años para la
aparición de Avraham!
Debemos, por lo tanto tener paciencia.
Sin embargo, paciencia no significa
apatía, sino que significa acciones que tienen en cuenta el
ritmo propio de la
realidad. ¿Acaso no hemos hecho nada? ¿Acaso todo lo que
hay en el estado de
Israel no es nada? Debemos hacer todo lo posible, pero sin perder
nuestra
felicidad, nuestro optimismo. Debemos estar “felices con nuestra
parcela” (Avot, 4:1), con todo lo que tenemos.
“Puesto que nuestras bocas estaban llenas de canción como el
mar…. Aún no
seremos suficientemente capaces de agradecer a D’s” por lo que tenemos
en todos
los campos, incluso en el campo de
Es cierto que hay muchas
complicaciones, aún no hemos alcanzado la redención
completa; pero quien ve
sólo la oscuridad y no ve la luz es ingrato hacia D’s. La
persona que está
feliz con lo que posee no es haragán sino que se esfuerza. Por
el contrario, su
felicidad con lo que tiene es la que lo impulsa a aspirar a alcanzar
más
logros. Está escrito: “La senda de los justos es como la luz de
la aurora, que
se va aumentando en resplandor hasta que el día es perfecto”
(Mishlei 4:18).
¡Aumentemos el amor de Israel!
Aumentemos la comprensión que somos una nación, que lo
que es común a nosotros
supera enormemente lo que no separa, que todos nos encontramos en el
mismo
barco, somos todos una misma Neshamá,
una sola alma.
Diferencias de opinión - sí -
corazones divididos - no.
Si bien no es fácil, este debe ser
nuestro desafío.
Meorot
HaShabat
El cometido de esta sección es
familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat.
Cada uno
debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en
cuanto a los
detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat,
y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Kidush
Es una mitzva bendecir sobre
el vino por la mañana del Shabat antes de la segunda
comida, y ese Kidush
es llamado “Kidusha Raba”[1].
Ese Kidush fue instituido por
nuestros sabios en honor del Shabat, y lo apuntalaron con el
versículo
“recuerda el día del Shabat para santificarlo”
(Shmot 20:7) [2].
Se acostumbra a recitar antes de la
bendición del vino versículos relacionados con el Shabat,
hay quienes
acostumbran a decir “y cuidarán los Hijos de Israel…” (Shmot
31:16), y hay
quienes acostumbran a recitar “recuerda el día de Shabat”
hasta “y lo
santificarán” (Shmot 20:7-10). Pero no se debe comenzar por la
mitad del
versículo, como por ejemplo comenzar diciendo “por ello
bendijo”, porque todo
versículo que no fue dividido por Moshé, no lo dividimos[3].
Y véase acotación[4].
También las mujeres tienen
obligación de recitar ese Kidush, porque en todas las
obligaciones de Shabat
hombre y mujer son idénticos[5].
El Kidush del día debe ser
donde se come, como el de la noche. También está
prohibido probar algo antes
del Kidush del día, como antes del Kidush de la
noche[6].
Una persona que se encuentra en un
lugar donde no tiene vino para hacer Kidush del día,
puede hacer el Kidush
sobre el pan, es decir, que bendiga la bendición “hamotzi”
del pan, y
antes de hacer Kidush sobre el pan tiene prohibido comer o beber[7].
Si no tiene ni vino ni pan para
hacer Kidush, no debe anular la mitzva de deleitarse en
Shabat
por ello, y comerá sin hacer Kidush[8].
[1]Es decir, “gran Kidush” justo al revés,
de
momento que su obligación no es de
[2](Psajim 106A, Ramba”m capítulo 29 de
Hiljot
Shabat, halajá 10. Shuljan Aruj 289 inciso 1, Mishná
Brurá inciso 3). Y el Ra”n
escribió que de momento que el honor del día es
preferible al honor de la noche,
nuestros sabios instituyeron que haga Kidush también por la
mañana.
En Iom Tov se hace
“Kidusha Raba” como en Shabat (Ramba”m, Hiljot Shabat, halajá
21), y antes de
la bendición del vino hay quienes acostumbran a recitar el
versículo “y les
dijo Moshé a los Hijos de Israel los festejos del Eterno”
(Vaikra 23:44). Y
cuando Iom Tov cae en Shabat dicen “y cuidarán…” (Mate Efraim
5097 inciso 3). Y
en Rosh HaShana hay quienes acostumbran a recitar el versículo
“tocaran en el
mes el Shofar…” (Tehilim 81:4). Y véase en Mate Efraim (allí) y
Elef HaMaguen (inciso 3) que hay quienes acostumbran a recitar en Rosh
HaShana
“y dijo Moshé…” porque Rosh HaShana es también
considerada una festividad, y
hay quienes acostumbran a recitar ambos versículos, y cada lugar
debe respetar
sus costumbres.
[3](289, Mishná Brurá inciso 2).
[4]Y hay quienes acostumbran a comenzar el Kidush
“por ello bendijo…”. Y véase Shu”t Rab Pealim (Orej Jaim 1,
inciso 11) que
explica la costumbre según lo que dijo el Jatam Sofer citando a
Maguen Givorim
que cita al libro Iajin UBoaz, que toda palabra donde hay atnajta o
zakef katan
puede dividir el versículo. Y de momento que en el
versículo antes de esas
palabras hay atnajta, es considerado que el versículo fue
cortado por Moshé. Y
véase más adelante.
[5](allí, Mishná Brurá inciso
10).
[6](allí inciso 1).
[7]Y si no tiene dos panes enteros, puede bendecir
incluso sobre una rebanada, y no se necesita justamente un pan entero
(allí, Mishná
Brurá inciso 10).
[8](allí inciso 2, Mishná
Brurá inciso 10).
Si le trajeron vino en
medio de su comida, hará Kidush sobre el vino (allí, Biur
Halajá comienza ojel
belo Kidush).
Si no tenía vino para
hacer Kidush por la mañana, debe esforzarse por hacer Kidush
antes de la
tercera comida, como respecto al Kidush de la noche, que si no hizo por
la
noche debe hacer todo el día (291, Shaar HaTziun inciso 9).