Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Vaieshev     23 de Kislev 5779     1196 


Rav Lior Engelmann

Atrevimiento
Rav Lior Engelmann

Janucá es el cuento del atrevimiento. Atrevimiento es cuando la persona se niega a reconocer sus defectos, a saber su lugar, y desafía al que se encuentra por encima de él. El atrevido se considera grande a sus ojos, y ve pequeño al que se encuentra frente a él - incluso si en realidad es diez veces más grande que él. En Janucá se enfrentan dos tipos de atrevimientos: El atrevimiento griego frente al atrevimiento israelí, un atrevimiento vil frente a un atrevimiento de kdushá (santidad).
El reinado griego fue comparado con el tigre, “un tigre sobre sus ciudades – esa es Grecia” (Vaikra Rabah 13). El tigre es el símbolo del atrevimiento, “atrevido como un tigre”. Una lucha cara a cara estalla en la época de los Makabim entre el atrevimiento sobre el que fue dicho “el atrevido, al infierno” y el atrevimiento respecto al cual fue dicho “sé atrevido como un tigre para hacer la voluntad de Tu Padre en el Cielo”.
El atrevimiento griego infla a la persona por encima de su medida autentica, le confiere a su raciocinio y entendimiento el monopolio de la comprensión del mundo y la dirección del hombre. En su herejía para con el Creador del Mundo, pretende liberar a la persona de las ataduras de la fe en lo que se encuentra por encima de él y aumentar su fuerza. A través de la negación de la existencia de D’s o su convertido en una estatua, la sabiduría griega pretende coronar al hombre como el dueño de la gran fuerza de vida sobre la tierra, como gobernador y señor.
En la práctica, ese atrevimiento para con lo alto anula totalmente el encumbrado nivel del hombre. De momento que el mundo falta de sentido, de momento que no hay un alma Divina en el hombre, cada uno se convierte en un pequeño granito sin valor que se pasea sin ningún sentido en un universo infinito. El atrevimiento que pretendió anular la existencia de D’s, él mismo anula el valor del hombre en la práctica. El hombre se hace pequeño, y sus acciones en el mundo no valen nada. “Es valorado el hombre que fue creado a imagen y semejanza”, y cuando se convierte al D’s mismo en una estatua, se le quita al hombre su valor.
Frente a ese atrevimiento se encuentra el atrevimiento de Israel, que también él es capaz de atreverse como un tigre viéndose más poderoso de lo que es, y todo eso para cumplir con la voluntad de Su Padre en el Cielo.
Frente al atrevimiento griego que pretende impurificar al mundo y convertirlo en algo humano y pequeño, se encuentra el atrevimiento de la pequeña vasija de aceite que a primera vista no es capaz de alumbrar más que un solo día, pero se atreve mucho, tiene fe en que dentro de ella se esconde mucho más de lo que se ve a primera vista, y es aclarado que su atrevimiento lo ayuda cuando es necesario. Frente al atrevimiento griego que decreta mancillar la novia en su noche de nupcias, se encuentra el atrevimiento de Iehudit, que es capaz de decapitar al gobernador griego. La pequeña vasija, como el pequeño número de soldados de los Jashmonaim frente a la sofisticada máquina de guerra de los griegos, simboliza el atrevimiento de Israel. Los Jashmonaim son el símbolo de las personas que se atreven a pensar en grande, a soñar sueños en el cielo y no se adhieren al pensamiento realista falto de vuelo.
Justamente la gran fe en D’s revela que el hombre es realmente grande, ya que D’s le entregó en sus manos al mundo y le dio un alma infinita del Cielo. Justamente es la fe la que abre los portones frente al atrevimiento más sencillo y dulce, el atrevimiento de la fe.

Janucá es el gran cuento de la pequeña vasija que es aclarado que en realidad no es pequeña para nada, de “mi delgada velita” que en su empeño por alumbrar se revela como una gran antorcha. Es el cuento de la luz que se encuentra en la puerta de todo hogar judío, es el cuento del pequeño hombre que en su vinculación auténtica con D’s se hace muy grande. Es el cuento del atrevimiento más bueno que hay, el atrevimiento de la valentía judía.
“En la época de los talones del Meshiaj (El Redentor) el atrevimiento se elevará”, y quizás se está hablando de un atrevimiento del tipo que aprendimos de los Makabim – el atrevimiento de tener fe en grande, de soñar en grande, de mirar al mundo desde un punto de vista de fe, saber que somos enormes, mucho más de lo que nos pensamos, y convertirnos en atrevidos como tigres para hacer la voluntad de nuestro Padre en el Cielo. 


Rav Shlomó Aviner

¡¿Cese de fuego?!
Rav Shlomó Aviner

Pregunta: ¿Por qué el país consintió con el alto de fuego en Aza? ¿Acaso es una decisión correcta? Ellos nos lanzaron 500 misiles, asesinaron tres personas, hirieron una centena, generaron mucho daño. ¿Por qué nos rendimos?
Respuesta:
Primera respuesta: ¿Acaso tú estás seguro que conoces todos los aspectos?
En este país hay un problema - cada uno es un general, cada uno lo sabe todo. Hay un chiste relacionado con la crítica continua de los representantes públicos: Cuentan que una vez, en un encuentro de los grandes dirigentes del mundo, dijo Stalin: Yo soy el presidente del país más extenso. Le contestó Roosevelt: Yo soy el presidente del país con más dinero. Agrego nuestro presidente Waisman: Yo soy el presidente del país con más presidentes. En efecto, en nuestro país cada uno piensa que él es el presidente, dirigente del gobierno y Ramatka”l (Comandante en Jefe).
Segunda respuesta: Los hemos desarticulado.
No se puede matar a todas las personas en Aza. No todos allí son malvados, también allí hay desdichados. Es cierto que “en la guerra, como la guerra”, pero Shaul le dijo al Keini (Shmuel Alef 15:6): “Apartaos de entre los Amalekitas, para que no os destruya con ellos”. Es decir, a pesar que tú eres mi amigo, si te encuentras allí puedo llegar a herirte. Te conviene marcharte. Se necesita también moralidad y apiadarse de los que no son culpables.
Quizás tú digas: Ellos nos dispararon y nos produjeron tremendos daños, y nosotros no les devolvimos. No es cierto. Les desmantelamos los centros de fuerza, todas las centrales, todos los edificios de inteligencia. No les quedó nada. ¿Pero ellos continuarán molestando? Si. Así se comportan los árabes desde el comienzo del regreso a Tzion. Ellos mienten mucho y tienen mucha imaginación, hasta tal punto que muchos de ellos se creen las mentiras. Como la Secta de los Hablantes en el libro “Shmoná Prakim” y “Moré Nebujim”.
Tercera respuesta: Consentimiento del pueblo que habita en Tzion.
Nosotros salimos a una contienda sólo si no hay más remedio. Salimos al combate sólo si el pueblo que habita en Tzion consiente. El pueblo no es sólo los habitantes del Sur, sino que también del Norte, los que viven al Norte de Tel Aviv, porque también ellos luchan. Los soldados son los civiles, y no podemos luchar cuando hay soldados que no están convencidos que se debe luchar. En el país lo llaman: “Guerra sin otra posibilidad”. Cuando hay una guerra sin otra posibilidad todos salen al combate, derecha, izquierda, centro y laterales, y luchan con sacrificio. No sólo el gobierno piensa que no se sale a luchar por cualquier cosa, sino que también el pueblo que habita en Tzion piensa así. De otra forma, si alguien cae en la lucha, estos culparán a aquellos de su muerte.
Cuarta respuesta: Consentimiento de las naciones.
En general, no podemos confiar en los gentiles. Debemos confiar sólo en nosotros mismos, o para ser más exacto, confiar en D’s, del que somos sus emisarios. Pero en la política debemos tomar en cuenta también a los demás. No estamos solos en el mundo, no somos un país sólo en el mundo. No hay ningún país en el mundo que no dependa de los demás. También EE.UU., también los rusos, también los ingleses. Ellos no hacen nada sin tomar en cuenta a los otros. Tampoco ellos están solos en el mundo. No se puede hacer algo que los países normales lo negarán. Necesitamos su ayuda en la economía, el ejército y la política.
Una vez me contó el Rav Moshé Levinguer, que como es sabido no era de los que temen o son débiles, que cuando Moshé Dayan, Ministro del Exterior, volvió de una visita en EE.UU. el Rav Levinguer y otros lo criticaron porque se rindió frente a la presión de ellos. Le dijo nuestro Rav, el Rav Tzvi Iehudá: “¿Y no se debe tomar en cuenta nunca la opinión de EE.UU.?...”. Eso fue lo que dijo el valiente Rav Levinguer.
Quinta respuesta: Comprensión de los malvados.
El Jamás debe hacer algo de vez en cuando. Si no es algo liviano, será algo severo. Por supuesto, no los justificamos, pero debemos comprender que a veces una trasgresión liviana nos salva de una trasgresión severa. Muchos países tienen “conflictos de baja intensidad”, lucha a baja potencia, en vez de hacer “conflictos de alta intensidad”, lucha a alta potencia. A veces la lucha a baja potencia nos salva de la lucha a alta potencia. El Jamás son super malvados, también para con los árabes. Por ello, de vez en cuando la presión debe ser liberada. Por supuesto, cada judío que es herido es un dolor tremendo, y debemos esforzarnos para que ellos no toquen ni la uña de nadie, y no justificamos. Pero la realidad es esa, y a veces es preferible cuidar la lucha a fuego bajo. Ellos buscan un pretexto para luchar. Nosotros debemos estar preparados anímicamente para ello.
En resumen: Debemos fortalecer a los habitantes del Sur, y en general, fortalecer a la nación y confiar en el país, el gobierno y el ejército. Si decimos y repetimos que el ejército es débil y el gobierno es débil, los debilitamos. “Lo que temía, me ha sobrevenido” (Iyov 3:25). Lo que es llamado profecías que se plasman a sí mismas. Por ello no debemos hablar de esa forma, sino que debemos decir que somos fuertes y valientes. Muy bien por Tzaha”l (el Ejército de Defensa de Israel), muy bien por la contención, que a veces es una gran valentía de esperar el momento oportuno para atacar.
Cumpliremos: Fortalezcámonos y nos reforzaremos.


Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
Bishul
Los alimentos son preparados para ser comidos de distintas formas: Cocinado, horneado, tostado. El cocinado es con agua o jugo, mientras que el horneado y el tostado se hacen con calor y sin líquidos, frente al fuego u otra fuente de calor.
Un alimento que fue horneado o tostado, cuando lo introducen dentro de algo cocinado como sopa caliente, pasa por un proceso de cocción. Los Rishonim discrepan si está prohibido cocinar algo que fue horneado o tostado previamente
[1].
El Shuljan Aruj escribe que hay quienes opinan que está prohibido, y hay quienes lo permiten[2]. Muchos poskim (sabios que determinan la halajá) escribieron que la resolución es que no se debe prohibir cocinado luego de horneado o tostado[3], pero en un principio hay que tomar en cuenta la opinión de los que lo prohíben y no hacerlo[4].
El Ram”a escribió que acostumbraron a cuidarse en un principio de no poner pan dentro de Kli Sheni mientras que el alimento en él está tan caliente que la mano se aparta, como los que opinan que hay cocinado luego de horneado o tostado[5].
Según esa opinión, no se debe poner trozos de pan dentro de la sopa caliente[6] [incluso si pasó la sopa del recipiente donde fue cocinada a otro[7]]. Tampoco se debe verter jugo caliente de la olla sobre burekas o similar, o sobre hígado tostado[8], mientras la sopa o el jugo están tan calientes que la mano se aparta de ellos[9].
Los que se cuidan del cocinado luego del horneado o tostado se cuidan también de tostado u horneado luego del cocinado, y por ello en su opinión no se debe colocar un trozo de carne o pollo cocinado frente al fuego [u otra fuente de calor] en un lugar donde puede llegar a ser tostado[10].


[1]Parte de los Rishonim opinan que hay cocción luego del horneado o el tostado, como Rabí Eliezer de Mintz y el Sma”g que fueron citados en Tur y Beit Iosef inciso 318, y escribió que el cocinado anula al horneado anterior. Y escribió el Ta”z (allí, inciso 6) para explicarlo que el sabor del alimento cambió cuando fue horneado y ahora es cocinado. Y hay Rishonim que opinan que de la misma forma que no hay cocinado luego del cocinado, tampoco hay cocinado luego del horneado o el tostado (Mordeji citando a Rabi”a, como está escrito en Beit Iosef allí).
[2](318 inciso 5). Y en Kaf HaJaim (allí, inciso 84) se esforzó por demostrar que lo que escribió el Shuljan Aruj que hay quienes lo permiten, es incluso en Kli Rishón, y no como explicó el Ram”a que habla sólo de Kli Sheni.
[3](Kaf HaJaim allí, inciso 84 citando Kneset HaGdolá y Mat”i). Y véase allí inciso 65 que es aclarado que esa es la opinión de Mahara”m Ben Jabib y Mahar”a Itzjak y otros. Pero Kneset HaGdolá (allí) es citado por Sefer HaZijronot, y escribió que de momento que el Shuljan Aruj citó primero la opinión que prohíbe, esa es su resolución [y negó sus palabras]. Y así también Pri Megadim (allí, Eshel Avraham inciso 21) opina que la opinión del Shuljan Aruj es prohibir. Y así también Tal Orot (pág. 195).
[4](Mara”m Ben Jabib y Mahar”a Itzjak, citado en Kaf HaJaim allí inciso 65). Y es aclarado en sus palabras que es correcto cuidarse de ello en Kli Sheni. Y en Kaf HaJaim (allí, inciso 84) citó a Kneset HaGdolá que el que es más estricto y no introduce algo horneado en Kli Rishón, será bendecido.
[5](Allí, Ram”a. Y así escribió Ben Ish Jai, segundo año, Bo inciso 6). Porque tratándose de ciertos alimentos, también tememos que sean cocinados en Kli Sheni. Pero en Kli Shlishi el Pri Megadim dice que no hay que ser estrictos (allí, Mishná Brurá inciso 47. Y véase Jazon Ish inciso 52).
[6]Así también no se debe poner galletitas o similares dentro del té o café cuando estos están tan calientes que la mano se aparta [incluso en un vaso que es Kli Sheni].
[7]Si pasó la sopa al plato utilizando un cucharón, véase más adelante.
[8]Porque el vertido de Kli Rishón es capaz de cocinar, y hay cocinado luego del horneado y el tostado.
[9](Allí, Mishná Brurá inciso 45). Debes saber que hay muchos alimentos y condimentos secos que se acostumbra en días corrientes a introducirlos dentro de la sopa o alimentos calientes, como sopas instantáneas, edulcorantes, cacao en polvo y otros, y para permitirlo en Shabat hay que aclarar si en su proceso de fabricación pasaron por un cocinado o horneado, o quizás nunca fueron cocinados de ninguna forma [como sopas en polvo que sólo son trituradas].
[10](Allí, Mishná Brurá inciso 41. 15 Biur Halajá, comienza vehu iavesh). Pero está permitido colocar un trozo de carne cocinado sobre una olla que se encuentra sobre el fuego para calentarlo (Shuljan Aruj allí, inciso 8, 15).