Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

Anterior | Posterior | Archivo | Imprimir | Página inicial


Parashat Pinjas     24 de Tamuz 5778     1176 


De la estrechez a la anchura
Rav Elishá Vishlitzki
(reimpresión)

De momento que el segundo Beit HaMikdash (El Templo) fue destruido por Sinat Jinam (odio gratuito), y el tercero será construido a través de Ahavat Jinam (amor gratuito) tenemos la obligación de aclarar esos temas, sobre todo en la época de Bein HaMetzarim (los días entre el ayuno del 17 de Tamuz y el ayuno del 9 de Av). Sobre todo cuando el amor gratuito es una de las bases fundamentales de todo el desarrollo de la personalidad, y por ello es adecuado que nos ocupemos más de ello, y ese tema sea estudiado en forma consistente y sistemática. Y también debemos incluir en nuestro estudio el campo de la corrección del odio y la edificación del amor, y no debemos tratar esos temas como algo de segunda importancia.
No es necesario hablar del amor propio de la persona; parece ser tan esencial y necesario para la existencia misma, hasta que no podemos vivir sin él. Por ello, hay que aclarar y purificar ese concepto, y no debemos equivocarnos y pensar que el amor propio se limita a lo que recibiré, lo que ganaré, lo que disfrutaré, etc. El precio de ese error, es la cárcel. No una cárcel externa, en nombre de la Corte Suprema de Justicia – que tanto se “preocupa” de los derechos de la persona particular, y en nombre de ellos puede encarcelar a padres por dedicarse con sacrificio al cuidado y educación de sus hijos – sino que una cárcel interior, la cárcel del egoísmo. El aspecto interno de la persona es diferente de su semblante. En lo profundo del alma, ella está unida a la vida de la nación, porque de allí fuimos esculpidos. “Israel – un solo alma en cuerpos distintos”. Por ello, si me desentenderé de todo y me preocuparé sólo de mí, y me separaré del público, entonces mi alma será el testigo, y también las vigas de mi casa, que estoy pecando para con mi propio auténtico ser, y semejante pecado no tiene perdón.
Por ello, la sensibilidad y la entrega para el prójimo expresan no sólo un interés social moral, sino que principalmente son fieles y exactas expresiones de la libertad y dignidad humanas – “respetar a las criaturas”. Quizás por ello dijo la Torá “amarás a tu prójimo como a ti mismo, Yo soy el Eterno” (Vaikra 19:18): Porque el sello Divino auténtico en el alma israelí, hace que justamente la exigencia de “como a ti mismo” es la que hará nacer el “amarás a tu prójimo”. Y quizás las personas en la época del segundo Beit HaMikdash – que se ocupaban del estudio de la Torá y el cumplimiento de las mitzvot – se quedaron presos en una concepción egoísta superficial: Amarás sólo al prójimo que sea como tú mismo. Porque de lo contrario, él es un apikores (hereje). De esa forma ellos mismos distorsionaban las cosas, y no eran rectos en cuestiones mundanas.
En base a la sinceridad y la rectitud que se encuentran dentro nuestro, entenderemos a través de “ustedes son hijos del Eterno, vuestro Señor” (Dvarim 14:1) que “somos personas hermanas” (Bereshit 12:8). El común denominador entre la persona y su prójimo en Am Israel (el Pueblo de Israel) no está relacionado con la pertenencia a tal o cual congregación, su forma de pensar o estilo de vida, sino que es de alma, Divino, y no cambia en ninguna situación. Nuestras misiones que expresan hermandad son aclaradas a través de la ayuda de las mitzvot, como la mitzva de devolver lo que fue perdido al prójimo, cuando la Torá nos aclara y recalca una y otra vez “tu hermano” (Dvarim 22:1, etc.), en contraste a lo que es descrito en otra situación, como “el que odias” (Shmot 23:5). Pero es esa justamente la razón. Tenemos la mitzva de recordar la hermandad, expresarla, fortalecerla, aclararla, colocarla en el centro de nuestra vida particular y pública. Mientras que lo que nos diferencia y nos separa hay que olvidarlo, hay que quitarlo, tirarlo a un lado del camino y desentendernos de él.
Si realmente el centro de nuestra vida y nuestros conceptos son determinados de acuerdo a ese punto clave interno del alma, y no pensamos en las controversias superficiales ni las sentimos, entonces se abre el camino para descubrir la valentía y el sacrificio de Am Israel en épocas de paz y en épocas de guerra. La persistencia, la hermandad, el espíritu de lucha no son sólo temas relacionados con el profesionalismo en el combate, sino que algo crítico que depende de nuestra alma. Porque ser nosotros mismos es el principal motor de la persona en su vida en la época de Jevelei Meshiaj (los suplicios del Mesías), y justamente el individualismo se transforma en una herramienta para la revelación de la pureza de nuestro ser y su misión en el mundo. El odio de los demás pueblos – que va aumentando sin límites ni vergüenza – sólo nos hace despertar y ser más nosotros mismos realmente, “realmente una nación solitaria, y entre los pueblos no será contada” (Bamidvar 23:9).
El amor propio tiene su origen en la base auténtica del ser, allí se revelan naturalmente el amor por el prójimo y por la nación. Por ello, en la contradicción imaginaria entre la verdad y la paz existe un arbitrador, que es el amor. Como Beit Hilel (los discípulos de Hilel) y Beit Shamai (los discípulos de Shamai), que no escondieron su singularidad, sus ideas y sus diferencias de opinión – incluso en temas de relaciones prohibidas y familiares – pero no por ello dejaron de casarse entre ellos. Es decir, no mezclaron intereses personales en el contenido de su doctrina, y no convirtieron a los que no piensan como ellos en enemigos en el aspecto personal.
Cuando el amor es limpio y auténtico, entonces la aclaración de la verdad es parte de él, sin tapujos. Y a través de un amor como ese no se le da importancia a nimiedades, no se llega a puntos de vista pequeños, a malas virtudes, a la falta de paciencia, al enojo y la pérdida de estribos.
Según la forma en que el Beit HaMikdash fue destruido podemos imaginarnos su reconstrucción. Titus trituró harina molida – quemó y destruyó, porque la corrupción dentro de Am Israel son en realidad los que destruyen, y tienen su fuente en la soberbia y en el egoísmo. Ellos son los opresores que nos van estrechando en su pequeñez, hasta que acogotan al alma. Y nosotros debemos esculpir en nuestra alma y quitar de ella las cáscaras y los impedimentos, y liberarla de su ahogo.
Si andaremos dando vueltas y no entraremos en los portones del corazón y corregiremos el odio gratuito, las críticas y las divisiones artificiales, el Beit HaMikdash no será reconstruido. Porque después del tercero no habrá otro, y no habrá otra galut (exilio) después de la tercera gueulá (Redención).
Tenemos que comprender las consecuencias de las destrucciones, para que nuestra siembra y preparación  para el tercer Beit HaMikdash den el fruto adecuado. Y cuando D’s degüella al Ietzer HaRrá (mal instinto) en la época de Jevelei Meshiaj (Suca 52), es cierto que se parece a una montaña, pero en realidad es como un pelo. Porque como hemos visto, el amor gratuito puede empezar con el amor propio, y justamente partiendo de allí puede ser puro e idealista, pero así también las malas tendencias en forma genérica.
El horno de fundición de Israel no sólo salva las distancias entre los grupos y las corrientes, las fracciones y las ideas, sino que también es un camino complejo de edificación de una personalidad que ama, limpia, que lucha por su verdad con humildad y pureza, y no con agresividad y crueldad. Fuimos vendidos gratis porque nos despreciamos a nosotros mismos, y no nos redimiremos cambiando sólo aspectos superficiales, sino que elaborando nuestro ser y purificándolo, hasta que reconstruyamos nuestra tierra, nuestra patria que vive una vida esplendorosa, una vida de libertad auténtica para hacer nacer un amor auténtico en la persona individual y en el público general, y esas son las anchuras de las que D’s nos concederá abrirnos a ellas auténticamente. 


Rav Shlomó Aviner

¿Mi casa o mi esposa?
Rav Shlomó Aviner

Una charla:
- Tienes una casa con 12 cuartos. Tu vecino irrumpe en tu casa cuando tú no te encuentras, y tú tienes que expulsarlo cada vez. Dale 3 cuartos, y él te dejará en paz.
- Pero es mi casa.
- No busques tener razón, debes ser inteligente. Dale 3 cuartos, y te quedarán otros 9 para ti. ¿Qué prefieres? ¿12 cuartos con una molestia continua, o 9 cuartos en paz?
- Bueno, 9 cuartos en paz. 

Otra charla:
- Tu vecino molesta todo el tiempo a tu esposa. Cuando tú no estás en casa él la ataca, entra en tu casa, la mortifica. Entonces, un día de esos en los que no estás en tu casa, dale tu esposa. Sólo un día por semana.
- Pero es mi esposa.
- No busques tener razón, debes ser inteligente. Dale un día a la semana tu esposa, y te quedaran otros seis días. ¿Qué prefieres? ¿7 días con una molestia continua, o 6 días en paz?
- ¡Otra palabra más y te escupo! ¡Estás totalmente loco! ¡Es mi esposa! ¡Es mi vida! 

Pregunta: ¿Eretz Israel (la Tierra de Israel) es nuestra casa o nuestra esposa?
Respuesta: Es un versículo explícito (Ishaya 62:4-5), “no te llamarán más abandonada, y a tu tierra no la considerarán más desolada, sin que te llamarán mi deleite en ella y a tu tierra poseída, porque el Eterno se deleita en ti y tu tierra será poseída. Porque así como un mancebo posee una doncella, así te poseerán tus hijos, y como el novio se regocija con su novia así se regocijará tu D’s en ti”. El judío se casa con Eretz Israel. ¡Es su esposa!
Siempre hay quienes preguntan: ¿Por qué está prohibido viajar al exterior a pasear, por poco tiempo, para ver la belleza de la creación? La respuesta: De la misma forma que el esposo tiene prohibido viajar con otra mujer, sólo un paseo, por poco tiempo, para ver su belleza…
En uno de los intentos de asentamiento en Elon More llegó el Rav HaRashi (Supremo Rabino) de Israel de aquel entonces, el Rav Meir Lau, y junto con él el Rav Shlomó Karlibaj. Llegaron al control militar que bloqueaba el camino. Les preguntó el soldado: ¿Para qué van ustedes allí? Dijo el Rav Lau: Yo soy un Rav, vengo a realizar un casamiento. Y él es mi cantor. El soldado les permitió pasar.
Le preguntó el Rav Karlibaj al Rav Lau: ¿Pero no es cierto? Tú no llegas a realizar un casamiento. Le dijo el Rav Lau: ¡Es cierto! Colgaron una jupa, e hicieron un casamiento entre Am Israel (el Pueblo de Israel) y Eretz Israel. ¡Ella es mi esposa! ¡Ella es mi vida!
Escribió el Rav Tzadok HaCohen de Lublin en su libro Pri Tzadik (Kdushat HaShabat 3): “Todo el tema es aclarado en Guitin, capítulo HaNezikin. Y es sabido que nuestros sabios determinaron cada tema en el Talmud en el lugar adecuado. Porque la destrucción es como el divorcio, como dice el versículo ‘he aquí que divorciará un hombre su mujer…’. Y de momento que nuestros sabios lo compararon al divorcio, por ello su lugar es en Guitin. Y por ello el versículo dice ‘¿dónde está el libro de divorcio de vuestra madre?…’. Por ello, en el capítulo donde fueron escritos esos relatos, no es un capítulo que habla de divorcio, sino que de daños, porque la destrucción es un daño. Y como escribieron (Baba Kama 60B) que el fuego de D’s que quemó en Tzion pagará los daños, como corresponde según las leyes de la Torá”.
Según ello, se puede entender por qué se habla de la mitzva del asentamiento de Eretz Israel en Ktuvot, porque Am Israel y Eretz Israel son como un esposo y una esposa.
Por ello, si hay personas que nos ofrecen entregar parte de Eretz Israel a los árabes, hay que contestarles sencillamente: ¡No, es mi esposa!


Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
La salida del Shabat
La mejor forma de cumplir la mitzva es bendecir sobre una antorcha y no sobre una vela, porque la luz de la antorcha es mayor[1]. Y además en la formulación de la bendición decimos “bore meorei haesh”, cuando meorei es en plural, lo que indica muchas luces, como las hay en la antorcha[2].
La vela de Habdala que utilizamos hoy en día, compuesta por varias velas trenzadas, es considerada una antorcha[3]. También cuando acerca dos velas juntas hasta que las llamas se tocan, es considerado una antorcha[4]
.
Si no tiene una antorcha, bendecirá sobre una vela sola. Y también en ese caso debe formular la bendición “bore meorei haesh” en plural, porque también en una sola vela hay muchas luces, cuando la llama tiene distintos matices y colores, como rojo, blanco y verde
[5].
Se equivocó y dijo en la bendición “bore meor haesh”, en singular, no cumplió con su obligación, y debe volver a bendecir
[6].
Es bueno que la vela de la Habdala sea de cera
[7].
Se bendice sólo sobre una vela que fue encendida para alumbrar
[8]. Por ello, si una vela fue encendida en señal de honor, por ejemplo las velas que se encienden en el Beit HaKneset (Sinagoga) en el lugar del oficiante, no se debe bendecir sobre ellas[9]. También una vela conmemorativa del alma de un difunto en la fecha de su defunción no se puede bendecir sobre ella, ya que no es para alumbrar sino que para recordar[10].


[1](Psajim 103B, Tur y Shuljan Aruj, Orej Jaim 298 inciso 2. Lebush allí, Mishná Brurá inciso 5. Kaf HaJaim inciso 11).
El Beit Iosef (allí) cito al Rav HaMaguid que explicó que antorcha es algo que tiene muchas ramas y muchas luces.

[2](Shuljan Aruj HaRav allí, inciso 4. Kaf HaJaim allí).
[3](Allí, Mishná Brurá inciso 8). El que enciende una vela que tiene varias mechas, si está hecha de forma que la cera separa cada mecha es considerada una antorcha, pero si no, no (allí).
[4](Allí, Mishná Brurá y Kaf HaJaim inciso 16).
[5](Allí, inciso 1. Mishná Brurá inciso 2. Shuljan Aruj HaRav 4. Kaf HaJaim inciso 11). Y es una mitzva encender la vela para cumplir con la mitzva de la bendición, pero también si la encendieron para alumbrar en la casa está bien, y puede bendecir sobre ella (allí, Shuljan Aruj inciso 2, Mishná Brurá inciso 7). Y véase Kaf HaJaim (allí, inciso 12) que el Ar”i no bendecía sobre una vela que estaba ya encendida en la casa, sino que encendía una vela de cera en forma de antorcha y bendecía sobre ella.
[6](Allí, Mishná Brurá inciso 2. Kaf HaJaim inciso 3, citando al Ba”j). Y en Maguen Avraham (allí, inciso 3) escribió al respecto que no está tan claro, y agregó que por lo visto la razón es que Beit Shamai y Beit Hilel discreparon al respecto (Brajot 51B), y por ello el que bendice en singular cumplió con la obligación en opinión de Beit Shamai y no en opinión de Beit Hilel, que determinan que debe bendecir en plural, y por ello no cumplió con su obligación.
Si se equivocó y bendijo “bara” (es decir, “creó” en el pasado), cumplió con su obligación (allí).

[7](Maguen Avraham allí, inciso 3 citando a Shaar HaKavanot, y Mishná Brurá inciso 5. Pri Etz Jaim, Shaar Shabat cap. 24 escribió cuál es la razón según lo esotérico. Kaf HaJaim allí, inciso 12).
[8](Allí, incisos 9, 10, 11 y 12). Fuego o una vela para calentar que fueron encendidos para cocinar o calentar comida, no se debe bendecir sobre ellos, y puede encender de ellos otra vela y bendecir sobre ella (véase allí, Mishná Brurá inciso 27, Kaf HaJaim inciso 49).
Y no se debe preguntar que según ello, ¿cómo es que bendecimos sobre la vela en la Habdala y enseguida la apagamos, y entonces no es para alumbrar sino que solamente para cumplir la mitzva? Por el contrario, de momento que la encendemos para cumplir la mitzva de la Habdala entonces es seguro que es para alumbrar, porque de otra forma no podría cumplir la obligación. Y realmente, la intención es alumbrar durante la Habdala, y esa es la mitzva (Aruj HaShuljan allí, inciso 14).

[9](Allí, inciso 11. Mishná Brurá inciso 30. Shuljan Aruj HaRav allí inciso 17. Kaf HaJaim inciso 60). Y quizás cuando su intención es juntar la vela del Beit HaKneset con otra vela más para que sea como una antorcha, está bien (allí, Mishná Brurá).
[10](Allí, Mishná Brurá, Kaf HaJaim inciso 61 y 62).