Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

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Parashat Emor     13 de Iyar 5778     1166


A la luz de la fogata
Rav Azriel Ariel
(reimpresión)

En la noche de Lag VaOmer (el día 33 de la Cuenta del Omer) cuando nos sentamos frente a la fogata, intentaremos entrar junto con Rabí Shimón Bar Iojai a la cueva. Y con la ayuda del gran pastor - el Rav Kuk - y su libro “Ein Aya”, intentaremos comprender la singular concepción de Rabí Shimón - que le hizo esconderse en la cueva y luego salir de ella.
En la Gmará (Shabat 33B) relatan una discusión que hubo entre dos de los más grandes sabios de todas las épocas: “Comenzó Rabí Iehudá y dijo; ¡cuán bellas son las acciones de esa nación! [refiriéndose al Imperio Romano. N. del T.]. Construyeron mercados, puentes, y casas de baño. Rabí Iosi calló. Rabí Shimón Bar Iojai replicó; todo lo que hicieron, lo hicieron para su provecho. Construyeron mercados – para poner en ellos prostitutas. Construyeron casas de baño – para satisfacer sus bajas necesidades. Construyeron puentes – para cobrar impuestos”.
Ellos se encontraban en una época muy difícil, cuando Am Israel (el Pueblo de Israel) todavía lame las terribles heridas producidas por el fracaso de la revolución de Bar Kojva. Y la pregunta, es: ¿Qué hacemos ahora? ¿Qué actitud debemos tomar frente al malvado gobierno de Roma? Rabí Iehudá hace notar lo positivo de ese gobierno: Otra revolución ya no es relevante, y para subsistir debemos utilizar todos los recursos a nuestro alcance. La exacerbación de los sentimientos de ira no tendrá ningún provecho. Por el contrario, lo correcto en este momento es aprender cómo mejorar nuestro nivel de vida bajo el gobierno Romano - con su potencia económica y tecnológica – hasta que pase el mal momento.
Pero Rabí Shimón Bar Iojai discrepa. Si bien es cierto que a corto plazo esa posición es más conveniente, a largo plazo es nociva. Debemos tener claro que “de los malvados sale la maldad” (Shmuel Alef 24:13). También las acciones del imperio malvado que aparentan ser buenas – provienen del egoísmo y de la maldad, y están colmadas por dentro de inmundicia e impureza. La actitud correcta frente a las obras de Roma es la deslegitimación total, “ni de tu miel ni de tu aguijón” (Tanjuma, Balak 6). Esa es la única forma de hacerle frente a la potencia y la influencia cultural y espiritual de ella.

La Providencia Divina hizo que los romanos nombren a Rabí Iehudá como el Primer Orador en todo lugar. Desde el punto de vista práctico, “ese es el camino correcto, llegar a una conciliación con la vida práctica y la realidad, y tomar de ellas sólo lo mejor y lo bueno”. Pero frente a Rabí Iehudá – que hace el cálculo práctico y justo del presente – se encuentra Rabí Shimón, que mira las cosas desde un punto de vista de eternidad, un punto de vista que exige la negación total de Roma y todo lo que ella representa.
El sendero de Rabí Shimón no es adecuado para el público general - sólo lo es para unos pocos elegidos, que se encuentran dentro del Beit HaMidrash (centro de estudio de la Torá). Por ello, la Providencia Divina hizo que él tenga que esconderse por un tiempo en el Beit HaMidrash. Allí podrá enseñar su punto de vista a sus camaradas, y a través de ellos esas ideas llegarán también al público general.
Pero la brecha entre el mundo real y la concepción ideal es demasiado grande. Eso es expresado por el peligro que llegue el Servicio de Inteligencia de los romanos al Beit HaMidrash a matar a Rabí Shimón. No hay más remedio, él debe esconderse en la cueva - alejado y desconectado totalmente de la vida natural y social, con todas sus obligaciones. El aislamiento, la desconexión de toda la civilización y el sustento que le era procurado en forma milagrosa – todo eso es acorde a la situación en la que se encuentra Rabí Shimón en ese momento, cuando él vive el anhelo ideal con todo su vigor.
Y finalmente, llega el momento de salir de la cueva. La brecha entre los grandes anhelos de Rabí Shimón y la realidad es tan grande, hasta que “todo lugar que miraba, era quemado inmediatamente”. Y una voz se escuchó del cielo, que los amonestó diciendo: “¡¿Han salido de la cueva para destruir Mi mundo?!”. El mundo – con toda su complejidad, con todo el mal y el bien que se encuentran mezclados en él insoportablemente – no es el Mundo del Diablo, sino que “Mi mundo”, el mundo de D’s. La deslegitimación absoluta de todo lo que no es consonante con las aspiraciones más elevadas - si bien es necesaria para que no nos contentemos con el mal y no seamos "aplastados" por él – no es una actitud acorde con la emuná (fe) en el Creador y Director del mundo, responsable de todo lo que ocurre en él. La forma de corregir no es construir un mundo correcto sobre las ruinas del mundo existente, sino que “descender hasta las profundidades de las bajezas de la vida, como ellas son, y purificarlas lentamente, hasta que suban al lugar donde deben encontrarse, según la sabiduría del Creador de todo”. Para ello, Rabí Shimón vuelve a la cueva por otro año más, en el que adquirirá un punto de vista más elevado aún, desde el que podrá ver cómo se puede hacer crecer el bien partiendo del mal, la felicidad partiendo del sufrimiento, la dulzura partiendo de la amargura – la luz, partiendo de la oscuridad.
Cuando sale de la cueva por segunda vez, es justo vísperas de Shabat, entre la puesta de Sol y la salida de las estrellas. En ese momento, Rabí Shimón encuentra un anciano que corre velozmente con dos ramas de mirto aromático. Ese es el momento y ese es el lugar en el que se encuentran el kodesh (lo santo) y lo secular, lo eterno y lo fugaz, lo espiritual y lo material. Es en ese momento cuando es notorio cómo la kdushá (santidad) del Shabat influye sobre el día secular - que es la preparación del kodesh - y cómo influye lo eterno sobre lo fugaz. El Shabat le otorga al anciano las fuerzas para correr a su encuentro, y lleva dos ramas de mirto en su mano: Una que insinúa “cuidarás el día de Shabat” (Dvarim 5:11) – cuida a lo santo de todo contacto contaminador con lo laico y la maldad. Y la otra rama, insinuando “recordarás el día de Shabat” (Shmot 20:7) – actúa dentro de la realidad actual, con toda su maldad e impureza, para hacernos llegar a “un día que todo él es Shabat y descanso, para toda la eternidad” (Birkat HaMazon de Shabat). Ambos aspectos son necesarios: El anhelo ideal - que no se doblega ante nada - y la capacidad de avanzar poco a poco, para plasmar ese anhelo en la compleja realidad, utilizando para ello todos los medios y oportunidades que se nos presentan, a través de la identificación de todos los destellos de luz que se encuentran diseminados en las profundidades de las tinieblas.
Eso es un poco del resplandor de Rabí Shimón Bar Iojai, que nos llega a través de los destellos de las llamas de la fogata de Lag VaOmer.


Rav Shlomó Aviner

Canto de alabanza al Rav del ejército
Rav Shlomó Aviner

Ya hace 15 años que prestamos servicio juntos, entonces te quiero decir algo.
Como tú sabes, no soy una persona religiosa, sólo tradicionalista, pero siento que tú estás allí para mí, para todos. Te mereces entonces que te abra mi corazón.
Gracias que tú me llamas por las mañanas para despertarme para el minian, porque me es difícil levantarme, pero quiero mucho llegar al Beit Kneset (Sinagoga).
Gracias por la clase de Torá, entre minja y arvit, día tras día.
Gracias que me casaste, a pesar que fue en viernes, a cuenta de tu tiempo con tu familia.
Gracias por haber tratado nuestros caídos, cuando nadie tenía idea de qué hacer.
Gracias por haber acompañado las familias que perdieron parientes cercanos de la unidad, siempre supiste cómo consolarlos.
Gracias porque se te puede preguntar algún consejo para la paz del hogar y la educación de los niños.
Gracias por haber enseñado a mi hijo para su Bar Mitzva.
Gracias por haberlo llevado al Sofer Sta”m (Escriba), el mucho quería saber cómo se preparan los tfilin (filactelias).
Gracias porque tú te preocupas por la kashrut de la base, y te sacrificas por ello.
Gracias porque tú me fortaleces cuando yo me debilito espiritualmente, gracias por escucharme.
Gracias por las palabras de aliento, fortalecimiento y motivación, porque tú siempre nos explicas la importancia del ejército y el papel de cada soldado.
Gracias porque tú siempre llegas al campamento a verificar que todo está bien.
Gracias porque tú respondes a mis preguntas de la halajá, también cuando a veces son extrañas.
Gracias porque tú te preocupas del cuidado de nuestro Shabat, que haya Kidush y dos panes y mashgiaj para el Shabat.
Gracias por la enseñanza de las halajot antes de cada festividad, y que tú siempre te preocupas que tengamos Lulav, Suca, matzot y Shofar.
El Rav, no siempre te lo digo, pero yo valoro mucho lo que tú haces, a pesar que soy tradicionalista y no religioso.
Nos ayudaste mucho a mí y al regimiento en todo lo que pedimos, también más allá de lo que es tu obligación.
Gracias.
El Rav, que hayan muchos como tú en Israel.
Otros muchos Rabanim (Rabinos) del ejército.
Gracias.                                                                    


Meorot HaShabat

El cometido de esta sección es familiarizar a los lectores con las pautas básicas del Shabat. Cada uno debe aconsejarse con la autoridad rabínica en su comunidad en cuanto a los detalles de las numerosas y a veces complejas halajot del Shabat, y no limitarse a lo escrito en esta sección.
La salida del Shabat
En el rezo de Arvit a la salida de Shabat se comienza la bendición “ata jonen” como en un día común, y antes de decir “vejonenu meitja” se menciona la Habdala, y se dice “ata jonantanu[1], y luego se continúa con “jonenu meitja…”. Y no se comienza la bendición diciendo “ata jonantanu[2], porque el que cambia la formulación que instituyeron nuestros sabios en las bendiciones, se equivoca[3]. Pero si comenzó por error diciendo “ata jonantanu”, cumplió con su obligación[4].
La razón por la que instituyeron recitar la Habdala en la bendición “ata jonen” es porque para saber diferenciar entre kodesh (santo) y laico se necesita sabiduría, y por ello lo instituyeron en la bendición de la sabiduría[5].
Y también porque la persona no tiene permitido rogar por sus necesidades antes de la Habdala, de la misma forma que está prohibido en Shabat, y por ello instituyeron recitar la Habdala en la primera bendición de los ruegos por las necesidades, para que recite la Habdala y luego pida sus necesidades[6].
También cuando cae Iom Tov en domingo, se hace Habdala en el rezo y sobre la copa. Y se agrega “vetodienu” en el rezo en la bendición “ata bejartanu”, que es como un compendio del “ata jonantanu” que se agrega en toda salida del Shabat[7]. Y luego, cuando hace Kidush antes de la cena de Iom Tov agrega la bendición de la Habdala sobre la copa de vino[8].


[1](Shuljan Aruj, Orej Jaim 294, Mishná Brurá inciso 2). Y véase Beit Iosef (allí) citando a Orjot Jaim que comienza “ata jonen” y continúa “ata hibdalta bein kodesh lejol”, y así también el Ramba”m en la formulación del rezo y en el Sidur de Rav Amram Gaon. Y véase Shtilei Zeitim (allí, inciso 1) que así es la formulación, y esa también es la formulación en el Sidur del Iabet”z [Tijlael].
[2](Allí, Mishná Brurá inciso 2). Y en Beit Iosef cito así en nombre de Rishonim, y a continuación escribió que todos acostumbran a comenzar la bendición “ata jonantanu” en vez de “ata jonen”, y no es considerado cambiar la formulación de nuestros sabios, porque todo es lo mismo. Y en Kaf HaJaim (inciso 2) cito en nombre de Ajaronim que la costumbre es comenzar “ata jonen” como en los días comunes, y antes de decir “vejonenu meitja” agrega “ata jonantanu”.
[3](Orjot Jaim, citado por Beit Iosef). Y el Ba”j (allí) dijo que hay quienes cuestionan, que de momento que comienza “ata jonen”, ¿por qué vuelve a decir “ata jonantanu”, cuando ambas formulaciones tienen el mismo sentido? Y contesta que “ata jonen laadam…” incluye todo el género humano, también los gentiles, y se continúa diciendo “ata jonantanu” para la descendencia de Israel, que nos has enseñado Tu Torá, y así enséñanos a hacer las leyes de Tu voluntad, lo que no has hecho con los gentiles, como dice el versículo “dice Sus palabras a Iaacov y Sus leyes a Israel, no así ha hecho con ningún pueblo…”. Y de esa forma nos has diferenciado del resto de los pueblos, y por lo tanto diferencia entre el kodesh y lo laico, entre la luz y la oscuridad, entre Israel y los demás pueblos.
[4](Allí, Mishná Brurá inciso 2. Shaar HaTziun inciso 3) si ya lo hizo, según todas las opiniones cumplió con su obligación, porque también “ata jonantanu” es afín con la bendición.
[5](Brajot 33A, Shaar HaTziun allí, inciso 2. Kaf HaJaim allí, inciso 1).
[6](Allí, Maguen Avraham inciso 1 citando al Ierushalmi. Mishná Brurá y Kaf HaJaim allí).
[7](491 inciso 2, Mishná Brurá inciso 4).
[8]Según el orden Iaknea”z: Vino, Kidush, vela, Habdala y zman.