Edición semanal
Basada en materiales de Majón Meir

Anterior | Posterior | Archivo | Imprimir | Página inicial


Parashat Bereshit     24 de Tishrei 5774


Rav Eial Vered

Comenzar desde el principio
Rav Eial Vered

Un mundo entero de comienzo se abrirá delante de nosotros este Shabat. Una Parashá cuya interpretación sencilla casi no existe de por sí sola, y necesita e invita los mundos del Midrash, del Remez y del Sod (distintos niveles profundos de interpretación de los versículos) para socorrerla, y explicar un poco ese mundo misterioso que es llamado “Maase Bereshit” (la Creación) en el que no tenemos ni un poco de entendimiento.
Y a pesar de ello, se puede contemplar cómo fue que comenzaron las cosas, o por lo menos cómo fue expresado en la Torá ese comienzo. Esa es una regla del estudio de la Torá, la esencia de algún concepto o palabra se esconde por lo general en el sentido básico de él o ella cuando figura por primera vez en la Torá.
Intentaremos prestar atención al primer mandamiento que D’s le ordenó al hombre. ¿Qué comprende ese mandamiento? ¿Cuál es su contenido? ¿Por qué justamente con ese mandamiento eligió D’s dirigirse al hombre por primera vez? ¿Cuál es el principio de la dirección que el D’s en el Cielo le entrega al hombre que creó en la tierra?
La respuesta acostumbrada es que el primer mandamiento es “multiplicaos y sed fecundos”. Pero esa es una respuesta correcta sólo parcialmente. Es cierto que eso le fue dicho al principio al hombre, pero no fue dicho como un mandamiento sino que como una bendición, parte de la bendición genérica que el Creador bendice a Su creación cuando surgió. Así le fue dicho al hombre: “Los bendijo D’s, y les dijo fructifiquen y multiplíquense, llene la tierra y sométanla, y dominen sobre los peces del mar y sobre las aves de los cielos y sobre todo animal que se mueve sobre la tierra” (Bereshit 1:28). Pero antes de ese versículo, en una formulación semejante, le fue dicho a todos los animales que fueron creados en el quinto día: “Y D's los bendijo, diciendo fructifiquen y multiplíquense, y llenen las aguas de los mares, y las aves se multipliquen en la tierra” (Bereshit 1:22). No es eso lo que estamos buscando, porque buscamos el mandamiento especial que se dirige al hombre como diadema de toda la creación, como la criatura que fue creada por las manos del D’s y cuenta con imagen y semejanzas Divinos. Semejante mandamiento debe ser formulado como tal, y en forma singular para el hombre.
El primer mandamiento que figura es: “El Eterno D’s tomó al hombre y lo puso en el jardín de Eden para que lo trabajase y lo cuidase. Y el Eterno D's ordenó al hombre, diciendo: De todo árbol del jardín ciertamente comerás, pero del Árbol del Conocimiento de lo Bueno y lo Malo no comerás, pues el día en que comas de él ciertamente morirás” (Bereshit 2:15)

¡Comer! Ese es el primer mandamiento que D’s le ordena al hombre. Y si tomamos en cuenta el entorno genérico que antecede a ese versículo, nos daremos cuenta que hay aquí cuatro verbos: Trabajar, cuidar, comer y no-comer. Cuando el verbo dominante y más significativo de todos es “comer”, y sobre él habla en forma directa y explícita el mandamiento – ese es el principio.
Y eso es muy interesante. Debemos prestar atención al hecho que de entre los cuatro verbos, tres son positivos: Le hablan al hombre y le dicen qué debe hacer, y también lo que debe evitar hacer. Sólo el último verbo es expresado en forma negativa. El orden y también la actitud son significativos. La palabra de D’s nos llega no para restringir o limitar, sino que por el contrario, para fortalecer las fuerzas de acción y orientarlas en la dirección que les corresponde exactamente. Por supuesto, hay cosas que debemos evitar hacer porque pueden producir daño, pero no son ellas las que se encuentran en la fachada de la palabra Divina. Al principio, se encuentran tres verbos positivos que le deberían decir al hombre lo que debe hacer, y no lo que tiene prohibido hacer. Y ese fue justamente el mal consejo de la víbora, que lo dio vuelta todo, que pintó todo el mundo con el color “prohibido”, “no toques”, y entonces comienza todo el cuestionamiento: ¿Qué es lo que está prohibido exactamente, y hasta qué punto? ¿Sólo está prohibido comer, o también tocarlo? Y sólo con eso ya salió ganando la víbora, porque cuando el tema pasa a ser en vez de “
¿qué debe ser hecho?” el “¿qué está prohibido?”, cuando la intención original fue pervertida, ya logró su propósito. E incluso la mujer lo reconoce diciendo “la serpiente me incitó y comí” (Bereshit 3:13) – la víbora me despistó y me hizo hablar del tema de lo que está prohibido, y el comer es sólo una consecuencia de ello.
Esas son las palabras de la víbora y la persona que marcha por su camino, que elige presentar las mitzvot como un conjunto de prohibiciones y limitaciones, cuando en realidad lo principal es lo que la persona hará, y no lo que no hará. Lo que tiene que hacerse aplazará lo que no tiene que hacerse.
Ese es el principio que yo recuerdo al comienzo del año, cuando comenzamos la Parashá Bereshit.
El que me creó, y me dio mis fuerzas y mi alma, es el que espera que yo trabaje, y cuide, y coma - y también no arruine. Sobre esa tarea yo pienso, ese principio me alumbra desde los versículos: ¿Qué harás este año? ¿Qué tarea D’s te hará descubrir este año? ¿Cómo abrirás el jardín que debes cuidar, cómo lo trabajarás? Y dentro de esa labor, el comer tiene un papel central.
El comer es la unión del hombre y las distintas partes de la creación y su elevación, transformándolas en parte de sí mismo – ese es el profundo sentido del comer. Y respecto a ello llega la orden Divina: ¡Come! Une más y más partes de la creación a ti, transfórmalas en parte tuya, elévalas del mundo del caos y adhiérelas al mundo de la corrección. En base a la humildad y la responsabilidad, como la diadema de la creación, como el rey en el mundo material, respecto al cual fue dicho “lo has hecho apenas un poco más pequeño que los ángeles, y lo coronaste con gloria y honores” (Tehilim 8:6). ¡Cuánta confianza deposita D's en nosotros, cuanto respeto por el hombre, cuántas fuerzas nos da semejante actitud!
Este Shabat la Parashá es Bereshit, y nuevamente leeremos los versículos y las letras de las que todo empezó. Con ellas fue creado el mundo. Todo se basa en ellas. El lector leerá, y nuevamente se presentará ante nuestros ojos la intención inicial, antes que el mundo cayese en la red de la víbora. Nuevamente recordaremos cuánta confianza deposito D’s en nosotros, cuánto quiere que hagamos lo correcto, el principio nuevamente aflorará, pleno y alegre, y nos exigirá ocuparnos de lo positivo, crear y hacer, liberarnos de la mentira de la víbora que presenta todo en forma negativa y limitada. El mundo despierta de su letargo. Las fuerzas de vida brotan, los manantiales del conocimiento se abren, y un jardín de árboles de vida se presenta delante nuestro listo para ser comido, para unirse y vincularse. Y el principio retumba nuevamente: Levántate, trabaja, cuida y come. Y esta vez no arruines, en esta vuelta no le permitas a la voz cortada de la víbora confundirte nuevamente, sino que abre tus oídos a la voz agradable del D’s que se pasea también Él por el jardín, y se complace viendo Su criatura siendo partícipe también él de la continuación de la creación del mundo.

Midreshet Majón Orá

Centro de estudios de Torá para chicas en
español y portugués.
¡¡Están todas invitadas!!
Para más detalles llamar al 052-4621830
o escribir a anachman2@walla.com, editorial@alumbrar.org
Para las interesadas, hay dormitorios en el lugar.


Rav Shlomó Aviner

No comas veneno
Rav Shlomó Aviner

No comas veneno, no comas azúcar o sal, grasas o harina blanca. Por supuesto, no estoy hablando de una cucharita, sino que de cantidades que se van acumulando.
D’s, que es bueno para todo y Su Misericordia para con todas Sus obras, que alimenta Su mundo en Su bondad, creó alimentos sanos y también sabrosos. “Crea muchas almas y sus faltas” (Bendición Bore Nefashot Rabot) – “como el pan y el agua, que no se puede sin ellos”. “Y para todo lo que has creado, para darle vida a toda anima viva” – “es decir, todo  lo que fue creado en el mundo que incluso si no hubiese sido creado se puede vivir sin ello, que fue creado sólo para deleitarnos, como las manzanas y similares” (Brajot 37A, Tosafot comienza “Bore”).
¡Todo es tan sabroso, tan dulce es el mundo de D’s!
¿Qué hace el hombre? Extrae la dulzura, y la vende por separado. Extrae el azúcar de la caña de azúcar, y la introduce en una bebida gaseosa, que tiene 7 cucharitas de azúcar por vaso – y de esa forma arruina su salud. Y no sólo la salud de su cuerpo arruina, sino que la salud de su alma, porque el alma no ama la comida ordinaria. Eso la entristece, la hace sufrir. ¿Qué es comida ordinaria? Una comida por encima de la necesidad auténtica de salud de la persona, según su pasión. Hay personas que están tan esclavizadas a la pasión de comer, que su actitud para la comida es como la plasmación de un instinto, comen por pasión, sin aclarar si lo que come le es saludable o lo daña.
Escribe el Rav Kuk: “Cuando se come por la pasión material, se fortalece la depresión según es insinuado por ‘los que comen el pan de la tristeza’” (Orot HaKodesh Guimel 292). Y también en su libro “Orot HaTshuva” hay tres párrafos donde habla de la comida que no es adecuada (Orot HaTshuva 14:8-10), entre los párrafos que hablan de la depresión. Hay personas que comen no porque tengan una necesidad auténtica, sino que para apaciguar su tristeza y frustración. Y por el contrario, logran el efecto opuesto.
Hay cuatro niveles en cuanto a la comida, según el Ramba”m (Hiljot Deot, Cáp. 3):
1. Pasión por la comida.
2. Más elevado: Comer para cuidar la salud.
3. Más elevado: Comer para tener fuerzas para rendirle culto a D’s.
Hay un cuarto nivel, secreto y elevado más aún que el Ramba”m no menciona, sólo en forma genérica al final de su libro “More Nebujim”: Rescatado de los destellos, es decir, el nivel de la kdushá (santidad) que es mencionado al final del libro “Mesilat Iesharim” (Cáp. 26). Como los Cohanim (Sacerdotes) que comen de los sacrificios, y eso mismo es parte del culto a D’s. Por supuesto, no es nuestro nivel.
Pero también el tercer nivel - comer únicamente por la elevada causa - no es nuestro nivel. El Ramba”m mismo escribe que es cercano al nivel de la profecía (Shmoná Prakim, Cáp. 5). E incluso el segundo nivel - comer sólo para cuidar la salud - nos es difícil. Hay en el mundo 1.6 millares de personas con sobrepeso, y 520 millones de obesos.
Cada día, en EE.UU. se gasta en el tratamiento de enfermedades que están relacionadas con la obesidad 140 millones de dólares, y en programas de bajado de peso 55 millones de dólares.
Por ello, mi amigo, no comas veneno, aspira llegar al tercer nivel, o por lo menos el segundo.
Es cierto que eso no es popular en nuestro mundo – que es un mundo de placer inmediato. Y en general, en la cultura occidental el mundo es conceptuado como un mundo para satisfacer el placer, y esa es la meta de la vida – a continuación de la cultura griega, que ella misma fue la continuación de la antigua cultura pagana. En contraste, nuestro patriarca Avraham enseñó que el mundo es un mundo de deber, como es aclarado en el libro “Mesilat Iesharim” (Cáp. 1), y el placer no es una meta de por sí sino que un medio para que la persona pueda cumplir su papel.
Por supuesto, está permitido de vez en cuando comer en pequeñas dosis confituras y caramelos y golosinas y tortas – como por ejemplo en Shabat o Iom Tov (festividades). Pero no como “las personas que comen y beben todos sus días como si fuesen días de fiesta” (Shabat 151, Ramba”m Hiljot Deot 5:1). ¡Y ahora hay personas que hacen todos sus días fiesta, cuatro o cinco veces por día, con golosinas y un sinfín de manjares!
Esa es la regla, “el tzadik come para saciarse, pero la barriga del malvado siempre le falta” (Mishlei 13:25). Porque el aparato de saciado del cerebro no es apto para las golosinas.
Por ello, deja de comer azúcar y sal, margarina y harina blanca. Ten misericordia de tu cuerpo, que debe trabajar muy duro para evacuar todos esos venenos. Ten misericordia de tu alma, que siente el descenso y llora dentro de ti.
Quizás tú digas: ¿Entonces, de ahora en más deberé comportarme como un asceta, y ayunaré toda mi vida comiendo sólo la comida que tiene gusto a cartón? No, lentamente te volverá el sentido del gusto natural que has perdido.
Vuelve a la comida natural, limpia y sana. “Este es el alimento que el Eterno les da para comer... que cada uno recoja de él según lo que come... al que recogió mucho no le sobró, ni al que recogió poco le faltó, cada uno recogió según lo que come... y algunos hombres dejaron sobrante de ello hasta la mañana y se infestó de gusanos y hedió... lo recogían temprano cada mañana, cada uno según lo que comía” (Shmot 16:15-21).
En Shabat se puede deleitar, también en Iom Tov. Pero sin exagerar. El Shabat es santo, es para D’s.
 

Departamento ibero-americano

Majón Meir abrió sus puertas para alumnos ibero-americanos de habla hispana y portugués, y te invita a tener esta experiencia única de estudiar Torá en su ambiente tan especial en la ciudad de Ierushalaim.
El programa - dirigido por el Rav Rafael Spangenthal - está destinado para jóvenes de diecisiete años en adelante que desean reforzar su identidad judía por medio del estudio de la Torá en un marco agradable, que enfatiza el valor de nuestros lazos con el pueblo, la Torá y la Tierra de Israel.
Para aquellos que lo deseen, existe también en el Majón un ulpán de hebreo bajo la órbita del Ministerio de Educación.
Para más información los invitamos a llamarnos o escribirnos:
Director del Departamento ibero-americano
Rav Rafael Spangenthal
Tel.: 972-8-9285216
Cel: 972-52-4501467
E-mail:
sfaradit@emeir.org.il, editorial@alumbrar.org